Las aventuras de Buckaroo Banzai

Una película inolvidable sin duda alguna. No es que sea buena (que no lo es), ni tampoco tiene unos efectos especiales de última generación (ni siquiera en la época en que fue rodada), con lo que cuenta es con un argumento completamente subrrealista (quiero pensar que a propósito), y con un equipo de vestuario que bien hubiese merecido Diez Oscars (de hecho en la escena final con las letras de credito el cámara se recrea enfocando las estrafalarias ropas de los protagonistas de forma memorable).
Así aunque en conciencia no puedo recomendar la película a nadie (corro el riesgo de que se me odie a muerte). Si alguien quiere pasar un buen rato le merece la pena ponerse en situación (años 80), y verla, sin hacerse ilusiones de ver una obra maestra (repito), sino con la idea de divertirse. Sentémonos en el sillón y riámonos con las disparatadas aventuras del equipo Banzai, y a las malas, que no nos gusta, pues la quitamos y ya esta.
Personalmente he de decir que no pare de reírme durante toda la película, a ratos por la música, a ratos por la ropa, a ratos por las caras que ponían los actores, y en todo momento por lo disparatado y estereotipado del argumento.
¿Vivan los caballeros de Hong Kong, aúpa el equipo BANZAI!

Si dieran clase de historia en el futuro sobre el siglo XX, creo que se debería resumir la década de los 80 con esta película. Saber que "esto" fue rodado en esa época me basta para tener la absoluta certeza de que hay que huir de la década sin mirar atrás. De los 70 se pasó a los 90 y mataré al que diga lo contrario.

Buckaroo Banzai, adorado por todo el mundo, es un neurocirujano que toca en una banda de rock (la guitarra, la trompeta y el piano, hasta donde se llega a ver en la película), un reputadísimo físico de partículas y experto en artes marciales. Para introducir un personaje de tamaña complejidad sólo hace falta un desfile de letras de título en la pantalla, rollo "Star Wars". Ah, y protagoniza unos cómics... y su extraño nombre es porque su padre es japonés. Película comenzada.

La película comienza con Buckaroo Banzai soltando jerigonza médica mientras le opera el cerebro a un esquimal. Todos sus tecnicismos van dirigidos a (oh, sí) Jeff Goldblum, neurocirujano pero aún no miembro de su banda de rock. Pero Buckaroo debería estar en el desierto poniendo su furgo a 900 km/h, mazo de científicos le están esperando. Llega allí justo en el último momento, listo para ello y se salta todas las reglas y por algún extraño motivo decide utilizar un aparato que ha inventado y atraviesa una montaña. Pero para ello ha traspasado "la 8ª dimensión". La ha liado petardísima y los alienígenas (!?!?) que viven en el espacio que consideramos vacío de la materia se han colado en el planeta.

A pesar de que parece una película para niños, el argumento es de una complejidad atroz. Es imposible entender nada. Buckaroo y sus amigos van por ahí, dicen cosas técnicas con suma seriedad y sacan pistolas a la mínima que nadie les tosa, pues son físicos de partículas rockeros. Se toman la ley por su mano para regocijo de los presentes; en una escena Buckaroo (pronunciar Bakarú) roba una Harley a unos tipos que están cargando motos en un camión, hecho que al principio les cabrea sobremanera, hasta que comprenden de quién se trata y saludan con la mano agradecidos. No pensaba llegar hasta la escena de la moto, pero se supone que Buckaroo persigue a unos tipos y sin embargo va a 30 por hora, para lucimiento de Peter Weller y hay un momento en el que, sin motivo aparente, para aprovechar más el plano quizá, da un círculo completo.

Pero lo que importa es, pese a la ridiculez del asunto, tíos con caretas de alienígena incluídos, como venía diciendo, lo inmensamente compleja que es la película. Buckaroo por algún motivo es reclamado por el presidente pero en realidad son los alienígenas y entonces puede tirar rayos por la cara que...

Yo nací en 1969. El cine de los 80 fue el cine de mi adolescencia. Las series y películas míticas de esta década las vi cuando se estrenaron.

Así que cuando me enteré de que una película con un planteamiento y un título tan descabellado se me había pasado totalmente desapercibida no me lo podía creer. Extraterrestres, viajes interdimensionales, villanos estrafalarios, héroes con todas las habilidades juntas... ¿Cómo podía ser que no conociera semejante despropósito? La vi con todos mis filtros puestos. "Si no la vi es porque no valdría la pena". Y casi acierto. Realmente no es cine de arte y ensayo, todo en ella es una pura exageración. Es como si hoy en día se hubieran planteado hacer una película de parodia del cine ochentero tras ver Regreso al Futuro, Las Aventuras de Enrique y Ana, Los Goonies, ET, Encuentros en la tercera fase, Los hombres de negro...

Pero no ¡es de 1984! Su planteamiento es tan hiperbólico, tan absurdo, pero a la vez tan verdadero, tan lleno de autenticidad, que a mí me ha conquistado totalmente. Viene a ser como Kung Fury, pero rodada en la misma época que se pretendía parodiar.

La he visto ya unas cuatro veces y siempre disfruto. No es que me ría muchísimo, pero sí que empiezo y termino con una sonrisa que no se me apea en todo el rato. Y tiene momentos realmente geniales que podríamos considerar guiños a otras películas... si no fuera porque "Buckaroo Banzai a través de la octava dimensión" es coetánea o incluso predecesora.

En fin. Reconozco que se le podría sacar más jugo a todo esto, pero el mundo presentado aquí no es una mera acumulación de absurdeces, sino que tiene una mitología rica y extrañamente coherente.

Estamos ante la mayor marcianada y una de las películas más inclasificables de la Historia del Cine. He tenido ocasión de visionar dos veces esta cinta. Una hará cosa de 10 años cuando mi padre me comentó que semejante despropósito existía y descargué una versión que parecía una copia de VHS con un audio doblado espantoso. Tras leer y ver Ready Player One y observar que citaban referencias de esta película decidí volverla a revisionar, pero ya en vose.

La película pues es un pastiche paródico y absurdo bastante lisérgico con un héroe que deja a Leonardo DaVinci como un vulgar empollón de instituto. Buckaroo es artista marcial, neurocirujano, estrella de rock, protagonista de cómics y físico de partículas y con gran maestría en todos esos campos. Buckaroo va siempre acompañado de un séquito que son sus fieles Hong Kong´s Cavaliers con los que realizan giras de rock y a la vez hacen avanzar el pensamiento científico, ahí es nada. En sus ratos libres, además, salvan el mundo.

Lo curioso de la película es ver a los intérpretes tomándose en serio el batiburrillo friki en el que andan metidos y sacando la película para adelante y resultando esta bastante divertida. No es una película recomendable para todos los gustos, pues tiene un exceso de frikismos que a más de uno se les atragantarán. Creo que esta cinta representa lo peor y lo mejor del cine de los años 80.

Un film de culto que sin embargo tiene su pequeño séquito de seguidores y que encima entretiene.

Paradigma de disociación entre reparto y resultado final; a priori uno ve la carátula y piensa "caramba, qué cantidad de buenos actores", y a posteriori, uno se pregunta por las facturas que debían pagar para firmar el contrato de esto. Esta pínicula de título inusualmente largo y absurdo, resume los peores vicios del cine comercial de los 80. Por tanto, no espere el talento visual o la chispa de los productos que surgieron al amparo de Spielberg; el tal Richter no es Joe Dante, y el guionista debió hacer una buena cata de cocaina. Básicamente es una trama absurda de ciencia ficción, con un protagonista de medio pelo (Ay Peter, que caro te salio tú Robocop), diseño de producción cutre y con el reparto previamente mentado pululando y diciendo cosas. Por tanto, si no la ha visto y no es historiador cinematográfico, no pierda su tiempo viéndola.