Los hermanos Sister póster
Avalon

Dirección: Jacques Audiard
Reparto: Joaquin Phoenix, John C. Reilly, Jake Gyllenhaal, Riz Ahmed, Rebecca Root, Jóhannes Haukur Jóhannesson
Título en V.O: The Sisters Brothers
País: Francia Año: 2019 Fecha de estreno: 10-05-2019 Género: Western Color o en B/N: Color Guión: Jacques Audiard, Thomas Bidegain Fotografía: Benoît Debie Música: Alexandre Desplat
Sinopsis: 1850. Charlie y Eli Sisters viven en un mundo salvaje y hostil, en plena fiebre del oro. Tienen las manos manchadas de sangre: la sangre tanto de criminales como de personas inocentes. No tienen escrúpulos a la hora de matar. Es su trabajo. Charlie (Joaquin Phoenix), el hermano pequeño, nació para matar. Eli (John C. Reilly), sin embargo, sueña con llevar una vida normal. Ambos son contratados por el Comodoro para encontrar y matar a Hermann Kermit Warm (Riz Ahmed), un buscador de oro. De Oregón a California arranca una caza despiadada, un viaje iniciático que pondrá a prueba el demencial vínculo entre los dos hermanos

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Lo mejor: los cuatro protagonistas (con especial mención a John C. Reilly) y la sensibilidad con que están dirigidos.
Lo peor: que el mercado haya decidido que el western es un género menor para el gran público.

Hubo un tiempo en que uno de los grandes debates de la crítica se reducía a escoger entre papá o mamá, entre Chaplin o Keaton, entre Ford o Hawks. Es probable que Jacques Audiard se quedara con Hawks, aunque quién sabe si el plano largo de la conversación entre Richard Widmark y James Stewart en Dos cabalgan juntos no podría ser un modelo para su ejemplar primera incursión en el género. Audiard ha confesado que no le interesaba revisar la mitología del western, que en su mirada de extranjero el western no es más que un marco, unos arquetipos, un sombrero de ala ancha, una pistola.

No obstante, es innegable que Los hermanos Sisters parte de la oposición de dos mundos que están predestinados a chocar, y que forman parte del ADN de un género cuyo objetivo ha sido explicar la construcción de la identidad de un país tan contradictorio como Estados Unidos. Esos mundos al borde de la colisión son el de la violencia primitiva de la defensa del territorio y el de las nuevas alianzas civilizadas, que ven en la fiebre del oro una forma de institucionalizar la utopía del capitalismo.

La novedad que aporta esta excelente película –que, como es habitual en el cine de Audiard, sobre todo en De latir, mi corazón se ha parado y Un profeta, declina la rabia y la sensibilidad en un mismo, equilibrado tiempo verbal– es que ese choque encuentra un punto de fisión en los afectos masculinos, ya sean fraternales o amistosos, al margen de los códigos de verificación misógina que han iluminado muchos clásicos del género.

A Hawks –y, por qué no, al Peckinpah de Pat Garrett y Billy the Kid o al Penn de Missouri– le habría encantado esa escena en que Eli Sisters (portentoso John C. Reilly) aprende a lavarse los dientes. Le habría gustado, también, el modo en que cuatro hombres, dos implacables sicarios y sus dos presuntas piezas de caza, se alían a la vera de un fuego o un río cristalino, charlando y bebiendo y soñando con que un producto químico les salvará la vida y les procurará un futuro de merecida prosperidad. Audiard nunca sucumbe a la tentación de la postal, prefiere centrarse en sus personajes, y es capaz de que sintamos empatía incluso por el psicópata alcohólico que encarna Joaquin Phoenix solo por la ternura que emite la relación con su hermano.

La crudeza física con que castiga ese sueño de progreso es tanto más eficaz porque ilustra, literalmente, el fracaso descarnado de una utopía. Es un desenlace trágico, que se compensa con otro verdaderamente luminoso, uno de los más hermosos que ha visto este crítico en el cine reciente, tal vez porque se atreve a reformular el de un clásico tan incontestable como Centauros del desierto. Ahora que lo pienso, Audiard no necesita escoger entre papá o mamá.

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