Segundo puerto militar de Francia, Brest, protegido por una rada, se encuentra en el norte du Finisterre.
Toda su arquitectura hace referencia a hechos históricos, desde el castillo medieval del siglo XI ( remodelado por Vauban y que en la actualidad alberga el museo de la Marina) a la torre de la Motte-Tanguy y el museo dedicado al antiguo Brest.
La Segunda Guerra Mundial dejó su huella: intensamente bombardeado, el centro urbano fue reconstruido en los años cincuenta.
En Brest, es posible bañarse en las playas de la rada, practicar actividades náuticas, pasear por el puerto de recreo u optar por un crucero por el mar hasta las islas de Molène u Ouessant.
En Brest, cada 4 años se reúne una multitud de veleros procedentes de todo el mundo durante la tradicional gran fiesta internacional del mar y de los marinos. Este espectáculo llena de colorido la rada y reúne a miles de visitantes.
La ciudad cuenta con muchos espacios verdes, ideales para pasear a pie o en bicicleta.
Para ver: el puente del Iroise, un puente con tirantes construido en 1994 sobre el Élorn, una verdadera proeza técnica; el museo de Bellas Artes, etc.
Los aficionados a las plantas, tienen una cita con el Conservatorio botánico nacional, uno de los mayores de Europa, que vela por la protección de las especies en vías de desaparición.
Los apasionados del océano deben visitar Océanopolis. Este gigantesco espacio museográfico dedicado al mundo del mar, donde viven más de 10 000 animales marinos de cerca de 1000 especies, está dividido en tres pabellones que representan a los diferentes medios marinos del mundo. Se trata de uno de los mayores acuarios de Europa, e incluso posee una clínica para focas.