Durante toda su carrera fue percibido como un actor tan atractivo como bobalic�n en pantalla, incluso en los momentos de m�s popularidad de su carrera. Un tipo poco serio e incapaz de registros interpretativos de mayor calado. Eso, al menos por el momento, se ha acabado. El Oscar de Brendan Fraser como mejor actor por su trabajo en La ballena le sit�a en otra categor�a, una historia notable de superaci�n cuando ya parec�a condenado al ostracismo permanente, al cl�sico olvido de la industria de Hollywood.
Muy nervioso y al borde de las l�grimas, Fraser le dio las gracias a su director, Darren Aronofsky, por haberle dado una nueva oportunidad en el cine. "Empec� hace 30 a�os en esta industria y las cosas no me llegaron de forma f�cil", dijo, sin dejar de agradecer del todo las oportunidades que le llegaron "hasta que dejaron de llegar".
Es evidente que la mano de Aronofsky ha sido clave en la vuelta a la vida cinematogr�fica de Fraser. Ya logr� algo parecido con otro actor desterrado de la gran pantalla. Sac� petr�leo de un acabado Mickey Rourke en El luchador en 2008, devolvi�ndolo a las alfombra rojas, con un Bafta y un Globo de Oro, adem�s de una nominaci�n al Oscar que se acab� llevando Sean Penn por Mi nombre es Harvey Milk
Como Rourke, Fraser tuvo su punto �lgido hace d�cadas. El hijo de canadienses nacido en Indianapolis hace 54 a�os, debut� en 1991 y un a�o m�s tarde ya hab�a cosechado su primer �xito relativo de taquilla con El hombre de California, junto a Sean Astin. Llegar�an despu�s George de la jungla, Al diablo con el diablo y La momia, su mayor �xito comercial, con la secuela posterior.
Su halo de actor simp�tico y comercial se fue apagando con el paso de los a�os, sacudido adem�s por la escabrosa situaci�n personal de su divorcio de la actriz Afton Smith y un caso de asalto sexual que le llev� a alejarse de los focos. En 2018 decidi� dejar Los Angeles atr�s para instalarse en un peque�o pueblo al norte de Nueva York. Su vuelta no ha podido ser m�s contundente. Ha arrasado en la temporada de premios con m�s de una veintena de distinciones. Su Oscar como mejor actor estaba cantado, la guinda al pastel.
Aronofsky le vio en un viejo tr�iler y decidi� ofrecerle el papel protagonista de La ballena. Fraser hace de un profesor de literatura obeso, con casi 300 kilos de peso encima y el lastre a�n mayor de su conciencia por haber dejado de ver a su hija desde los ocho a�os. La comida es su �nico refugio, avergonzado de su aspecto. Ni siquiera conecta la c�mara de su ordenador en las clases que da por internet para que no le vean sus alumnos.
Para interpretar a Charlie, Fraser consult� con organizaciones expertas en obesidad y se enfund� una pr�tesis tan pesada que hubo que llenarla con tubos de agua fr�a para regular la temperatura de su cuerpo. "Fue una fusi�n de hombre y m�quina, en cierto modo", dijo el actor de Indiana.
Hac�a tiempo que Fraser hab�a dejado de reconocerse a s� mismo en Hollywood. Ahora ha vuelto a la ciudad en la que sol�a vivir y dice haber visto fantasmas de s� mismo, recuerdos que comenzaron a volver. Lo ha hecho por la puerta grande, con dos proyectos m�s en el disparadero que podr�an ayudar a prolongar el sue�o. En posproducci�n est� Killers of the Flower Moon, un western dirigido por Martin Scorsese, y una comedia, Brothers, con gui�n de Ethan Coen. Nunca es tarde para firmar una remontada de impresi�n.
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