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Dirección: Kimberly Peirce
Reparto: Peter Sarsgaard, Chloë Sevigny, Brendan Sexton III, Hilary Swank
Título en V.O: Boys don't cry
Nacionalidad: USA Año: 1999 Género: Drama Color o en B/N: Color Guión: Kimberly Peirce, Andy Blenen Fotografía: Jim Denault Música: Nathan Larson
Sinopsis: A finales de 1983, en el corazón del estado norteamericano de Nebraska dos ex presidiarios cometieron un asesinato múltiple que pronto acaparó una atención mediática sin precedentes. Entre los muertos se encontraba Brandon Teena (la oscarizada Hilary Swank), un joven cuyo magnetismo había encandilado a todos los habitantes, hombres y mujeres, de la pequeña localidad de Falls City, y que, para sorpresa de todos, resultó ser una mujer. La prensa sensacionalista se volcó en aquel suceso y poco después Brandon se convirtió en un símbolo para aquellos que luchan por mantener su dignidad por encima de cualquier convencionalismo.

Crítica

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No se trata aquí de desvelar ningún secreto: esta es una película protagonizada por una chica que se cree chico. No es lesbiana, aunque técnicamente lo sea; no es un chico, aunque lo parezca. El objetivo de la primeriza Kimberly Peirce -secundada por Christine Vachon, que a estas alturas ya es la David O'Selznick del cine indie- es desdramatizar, desde el principio, la condición homosexual de su personaje para que el espectador vea su actitud, a bote pronto chocante, como algo natural. No en vano, Boys Donit Cry está basada en un caso real, y la impresión de realidad de una historia tan improbable es mérito de la convicción de Peirce al dirigirla -salvo en contados momentos en los que la película parece un telefilme políticamente correcto- y, sobre todo, de la excepcional interpretación de Hilary Swank, sin lugar a dudas lo mejor del film. Gracias a ella nos identificamos con Brandon Teena, la chica-chico que acaba víctima de sus ansias de normalidad.El himno a la tolerancia que entona Peirce no es lo más satisfactorio de Boys Donit Cry. La hermosa historia de amor de Brandon y Lana (estupenda, como de costumbre, Chloë Sevigny), narrada con el afecto de quien comprende el amor más allá de las absurdas convenciones socio-sexuales, es el plato fuerte de la película. La ceguera de Lana no tiene nada que ver con el autoengaño de René Gallimard en la magnífica M. Butterfly: hay algo de absoluto en ese amor adolescente e incondicional. Que Peirce tarde demasiado en entrar en materia sentimental no es óbice para que la relación entre Brandon y Lana se clave directamente en la piel del espectador. El futuro de este Romeo y de esta Julieta, amantes y residentes en Nebraska, está marcado por la fatalidad. La habilidad de Boys Donit Cry está justamente en hacernos sentir esa fatalidad con la intensidad de las primeras veces.>>Lo mejor: la portentosa interpretación de Hilary Swank. >>Lo peor: aquellos momentos en los que la película parece un bienintencionado manifiesto pro-derechos gay.