Parece que fuese ayer, cuando aquel mágico triángulo defensivo formado por Diego Carlos, Koundé y Fernando nos deslumbraba con su alarde de físico, su cobertura de campo y su alegre picardía ofensiva. El andamiaje de un Sevilla incapaz de ser noqueado hace no muchas temporadas atrás, y responsable de la consecución de la sexta vitola europea; acabó por realzar la función de una de sus piezas por encima de las demás, la del pivote; o mejor dicho la de Fernando Reges.

La figura del mediocentro defensivo, o pivote, cobró un significado diferente con la llegada del veterano futbolista brasileño en 2019. Un complemento perfecto a un esquema de juego caracterizado por su despliegue físico, en el que su impetuoso ataque, dejaba al descubierto, otras zonas que sin la ayuda de estos perfiles, hubiera cundido el pánico; y los goles. Desde entonces la misión para encontrar un digno reemplazo al ex del Galatasaray se ha mantenido como una de las tónicas en los dos últimos mercados de fichajes, con el propio Fernando aún dentro de la entidad.

Pape Gueye, el primer experimento fallido

La temporada pasada, este problema se intentó paliar, de manera provisional, con la llegada desde Marsella del joven Pape Gueye. Este centrocampista senegalés de 25 años aterrizó en la capital de Andalucía en la ventana invernal de la 2022/23 para arrojar algo de luz a la difícil tarea de sostener un centro del campo que hacía aguas.

El futbolista africano, cumplió con su rol de suplente de Fernando en su media temporada de cesión; 16 partidos fueron suficientes para regalar a los hinchas nervionenses, la nada desdeñable cifra, para un jugador de este perfil, de tres asistencias y un tanto, que reflejan la rápida adaptación de este internacional por Senegal, cuyas cualidades pudieron hacerle merecedor de un hueco en la planificación, a pesar de ser una cesión sin opción de compra; sin embargo, esa vaga posibilidad se esfumó al ser sancionado con cuatro meses fuera de las canchas por no cumplir su contrato con el Watford en verano de 2020.

Finalmente, parece que volveremos al bueno de Pape Gueye trotar de nuevo por los campos de La Liga, pero esta vez ataviado con la casaca del Villarreal, club que parece querer contar con sus servicios de cara a la próxima campaña.

Soumaré, una necesidad cubierta sobre la bocina

Este verano se recordará en Sevilla como uno de los más complicados dentro de la entidad. Las dificultades, causadas por contratos que no conseguían resolverse, retrasó gran cantidad de las incorporaciones al último día de mercado, día en el que llegó Boubakary Soumaré. El espigado medio francés, arribó directamente desde Leicester tras el descenso de los “foxes” la temporada anterior.

Soumaré durante un entrenamiento a pleno sol con el Sevilla FC / Foto: Sevilla FC
Soumaré durante un entrenamiento a pleno sol con el Sevilla FC / Foto: Sevilla FC

Las expectativas sin ser desbordantes, sí que contaban con que este jóven talentoso, con un bagaje notable en la élite debía ser el eje de una medular destartalada. La realidad ocho meses después, es que a pesar de dejar buenas sensaciones no ha conseguido enamorar a la afición hispalense. Entre sus mayores virtudes podemos destacar su gran capacidad para abarcar todo el mediocampo, sirviendo como apoyo en muchas ocasiones en construcción de balón, su aportación a la salida desde atrás, retrasando su posición para acercarse a los zagueros, su ímpetu y buena conducción de balón han supuesto excelentes argumentos para apostar por la continuidad del francés; sin embargo a pesar de su derroche físico, inteligencia y buen trato de balón al ex del Leicester, se le han visto algunas carencias que han hecho torcer el gesto a algunos seguidores del del heptacampeón de la Europa League. 

Si bien podemos destacar su fondo físico como un punto a favor del pivote, una de las facetas negativas de Boubakary Soumaré, aunque parezca paradójico, es la defensiva. Aunque es cierto que Soumaré no puede ser definido como un mediocentro defensivo puro, para un jugador de su corpulencia la capacidad para entrar con fuerza en interceptar balones no se ha visto demasiado por el césped de Nervión; y es que si nos ceñimos a los datos, apenas sale vencedor del 55% de los duelos que disputa, un registro algo corto para una posición tan sacrificada en ese sentido como la de Soumaré, ganando el balón en entrada tan solo una vez por partido de media, y interceptando menos de un pase por partido. 

Soumaré consigue zafarse de un jugador de Osasuna durante el encuentro de vuelta en casa / Foto: Sevilla FC
Soumaré consigue zafarse de un jugador de Osasuna durante el encuentro de vuelta en casa / Foto: La LIga EA Sports

La otra gran asignatura pendiente para el jugador de ascendencia senegalesa, es la retención de balón; si bien consigue una decente media de 6,15 balones recuperados por partido, la cifra en cuanto a pérdidas llega a superar a la primera, llegando hasta los 6,35 balones perdidos por encuentro.

En resumen una buena actuación en el cómputo global, pero que no parece merecedora de desembolsar los 15 millones de euros de su pase.

Agoumé, talento en la sombra

El otro futbolista capaz de ocupar esa vacante en el centro del campo, sí que cuenta con un perfil de pivote más natural que Soumaré, que sin embargo por culpa de una lesión en el fémur no ha podido demostrar la calidad que le hizo ser reclutado por el Inter de Milán en 2019. Desde su llegada sólo ha podido disputar cuatro encuentros, dos de ellos como titular, y lo cierto es que se le han visto cualidades muy interesantes al ex del Stade Brestois.

El presidente José María Del Nido Carrasco y Lucien Agoumé posan en la presentación del futbolista / Foto: Sevilla FC
El presidente José María Del Nido Carrasco y Lucien Agoumé posan en la presentación del futbolista / Foto: Sevilla FC

Si lo comparamos con Soumaré, este se ve más cómodo en la intercepción de balón que su homólogo en la medular, además la inteligencia que posee le permite también situarse sobre el campo en posiciones que permitan los apoyos de sus compañeros, sumado de a una gran capacidad para distribuir el balón situando al resto en escenarios ventajosos. A pesar de con una estatura algo menor que la de Soumaré, cuenta con un tren inferior muy potente que le permite una mejor retención de balón y sobre todo una mayor facilidad en las disputas; esa potencia le ha hecho ganar hasta un 61% de los duelos disputados.

Al contrario que en el caso anterior, Lucien Agoumé no ha podido contar para el Sevilla todo lo que se hubiese querido, aun así las sensaciones que ha dejado en sus efímeras actuaciones han demostrado la gran proyección de un jugador que se plantea importante hasta final de temporada, y que para sorpresa de muchos parece no estar muy lejos de quedarse con las llaves de ese importante puesto en el mediocampo sevillista, eso sí deberá convencer a la directiva en el tiempo que le queda para que su pase por 8 millones se haga efectivo.

Conclusión: Seguir buscando, una opción muy probable

La nueva situación económica del club hace poco viable fichajes que supongan cubrir una ficha alta de la plantilla, por lo que la opción de Soumaré parece más lejana que nunca, mientras que la de Agoumé siendo algo más realista, no ha contado con el rodaje esperado en Nervión lo que podría comprometer su continuidad. La última tentativa sería buscar de nuevo en un mercado cada vez más complicado, ya se hablaron de nombres como Wilfried Ndidi, Nemanja Maksimovic, o el propio Pape Gueye; sin embargo, estos ya han sido descartados de la lista de un Víctor Orta, al que de nuevo se le presenta un verano, más que complicado.