Bombshell: La historia de Hedy Lamarr (2017)

Interesante documental sobre Hedy Lamarr, una de las más fulgurantes y recordadas estrellas del cine clásico, muy célebre en el Hollywood de la década de los cuarenta. Hedy Kiesler, que era su verdadero nombre, nació en Viena en 1914 y con la llegada de los nazis marchó a Londres, donde contactó con el famoso productor norteamericano Louis B. Mayer, de la MGM. Ya en Hollywood se convirtió en estrella, aunque nunca pudo huir del todo de su fama de libertina, debido a la película Éxtasis rodada en 1933 en Austria, cuando la actriz tenía 18 años. Pero su vida estuvo llena de vaivenes complicados: la muerte de su padre, a quien adoraba, sus múltiples fracasos matrimoniales, sus desventuras como productora, etc.

La guionista y directora Alexandra Dean narra la complicada vida de Hedy Lamarr con atractivo, pero más allá de un recorrido vital este film pretende ser una reivindicación de una de las facetas de Hedy Lamarr en la que fue injustamente ninguneada durante años. Se trata de su talento como inventora. En concreto, en medio de su preocupación por el destino de Europa en la II Guerra Mundial, Hedy Lamarr inventó un increíble y original sistema para guiar los torpedos, basado en el cambio de frecuencia de radio. Este sistema, llamado "Salto de frecuencia" o "Multifrecuencia" acabó teniendo muchas aplicaciones tecnológicas y hoy en día el wifi o la telefonía móvil se basan en ella. Bombshell: La historia de Hedy Lamarr es por eso, sobre todo homenaje, a una mujer inteligente e inquieta, que era mucho más que la cara bonita y el cuerpo atractivo que la hicieron célebre.

El hilo narrativo del documental sigue una larga entrevista magnetofónica recientemente hallada que la actriz concedió a un periodista en sus últimos años. Se incluye mucho material fotográfico y cinematográfico de la actriz y también entrevistas a sus hijos y a sus conocidos, así como a cineastas como Mel Brooks, Peter Bogdanovich o Diane Kruger. Se revelan por lo demás facetas de su vida no del todo conocidas, como su enganche a las anfetaminas, su bancarrota en los últimos años, sus múltiples operaciones o su capacidad para pasar página y olvidar su pasado judío e incluso a uno de sus hijos, que era adoptivo.