Crítica serie: Boiling Point - Cineuropa

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Crítica serie: Boiling Point

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- La premiada película narrada en una sola secuencia llega a la televisión en una secuela repleta de desafíos y adversidades culinarias, con la dirección de Mounia Akl y Philip Barantini

Crítica serie: Boiling Point
Vinette Robinson en Boiling Point

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(rodado en una sola toma y basado en un cortometraje nominado a los BIFA) cosechó numerosos elogios en el circuito internacional de festivales. La película fue adquirida por multitud de territorios, entre ellos Australia, Estados Unidos y Japón, y recibió más de 20 premios internacionales. A raíz de su gran éxito, el largometraje cuenta ahora con una secuela homónima producida para la pequeña pantalla, Boiling Point. Esta secuela comienza varios meses después de los acontecimientos narrados en la película. El jefe de cocina Andy (Stephen Graham) ha perdido su restaurante, su reputación y a su equipo, por lo que la serie sigue a su ayudante de cocina, Carly (Vinette Robinson), que ahora dirige un nuevo local, el Point North, enfrentándose a presiones que recuerdan a las que vivió el propio Andy, aunque sus desafíos oscilan entre el ámbito personal y el laboral en esta apasionante miniserie dividida en cuatro capítulos.

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La serie es un proyecto colaborativo entre Philip Barantini, coguionista y director del largometraje, y Mounia Akl (Costa Brava, Líbano [+lee también:
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), donde cada uno dirige dos episodios. La miniserie logra mantener una continuidad narrativa gracias al trabajo del guionista de la película, James Cummings, reconocido como creador del spin-off. La historia capta los esfuerzos de Carly por dominar el delicado arte de la alta cocina (reinventando la comida clásica del norte para ofrecer una experiencia gastronómica de cinco estrellas), mientras intenta que su vida privada y la de su personal no interfieran en sus labores profesionales. Aunque la serie rinde homenaje al plano secuencia de la película en su escena inicial, opta por no seguir el mismo estilo formal a lo largo de toda la trama. La miniserie ofrece un retrato coral de personajes que ocupan distintos niveles en la jerarquía, tanto en el restaurante como en la cocina, extendiéndose a sus vidas personales y a sus hogares más allá de los límites del restaurante.

Aunque la historia de Carly es el núcleo de la serie, la escritura conjunta de James Cummings, Nathaniel Stevens, Alex Tenenbaum, Philip Barantini, Dan Cadan y Stephen Graham deja espacio para todo el reparto, la mayoría de los cuales proceden de la película original. Como espectadores, nos adentramos en el rápido y exigente mundo de la alta cocina a través de los ojos de un recién llegado, Johnny (Stephen Odubola), que busca en Google la receta de la salsa holandesa y consigue prender fuego a una sartén. Aunque la serie se aleja de la configuración de plano único de la película, la cámara se mantiene inquieta, saltando de un personaje a otro y ofreciendo una visión trepidante de lo que ocurre entre bastidores en un oficio de alta intensidad al borde de la ebullición.

El intenso ambiente de la serie no es solo el resultado de presiones financieras, inversores indecisos o la tensión inherente a una cocina bulliciosa. Los guionistas han aprovechado hábilmente el marco de cuatro episodios para profundizar en cuestiones sociales más amplias que afectan a un equipo con orígenes diversos. El jefe de pastelería, Jamie (Stephen McMillan), tiene tendencia a autolesionarse, lo que culmina en un momento crítico en medio de una velada exigente; Emily (Hannah Walters), la figura materna del restaurante, lucha contra sus demonios personales; el segundo de cocina Freeman (Ray Panthaki) se esfuerza por refrenar su temperamento volátil, mientras que Camille (Izuka Hoyle) debe hacer frente al acoso laboral derivado de afectos no correspondidos. Por su parte, Carly tiene el deber de mantener la excelencia culinaria, trabajar en la relación tóxica que mantiene con su madre y navegar por su vida amorosa, que no encaja con la visión conservadora del mundo que tiene su madre. En contraste, el gerente Dean (Gary Lamont) parece no estar agobiado por dilemas personales, mostrándose siempre alegre y actuando como una red de seguridad para los demás.

La miniserie se sostiene por derecho propio, entretejiendo una trama compleja con un reparto dinámico a lo largo de varias desafiantes veladas. Sin embargo, también funciona perfectamente como secuela, arrojando luz sobre las consecuencias de la historia de Andy y el destino del restaurante Jones & Sons, así como de los personajes que no están bajo la tutela de Carly. La tensión no se limita al horario de cocina. De hecho, el sentimiento de intranquilidad permanece mucho después de que se marchen el último cliente o inversor. Boiling Point ofrece una visión panorámica, donde la habilidosa fotografía y el montaje demuestran que la serie no necesita apoyarse únicamente en un plano secuencia frenético para captar la abrumadora intensidad del lugar y mantener el interés de los espectadores, anticipando la próxima oleada de retos y la creciente presión que amenaza con superar otro punto de ebullición.

Boiling Point es una producción británica, coproducida por Ascendant Fox, Matriarch Productions, Made Up Productions y la BBC. BBC Studios se encarga de la distribución internacional.

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(Traducción del inglés)

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