Bisáu, la capital tranquila de África

Entre mercados y ferias de artesanías, descubrimos la colorida capital de Guinea-Bisáu.
Bissau Velho GuineaBisu
Alamy

Siempre que pensamos en África la primera imagen que nos viene a la cabeza es la inmensidad del continente, dominado por el Sahara en el norte, escoltado por las tierras altas de Kenia, nutrido por las selvas costeras atlánticas y bien poblado de vida salvaje en una sabana idealizada. Pero, si prestamos atención de manera más minuciosa a sus singularidades, no es difícil encontrar lugares tan auténticos y desconocidos como Bisáu, la capital de Guinea-Bisáu, uno de los países más pequeños y más pobres del mundo, que limita con Senegal al norte y Guinea-Conakri al sur.

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Pocos días serán necesarios para descubrir los atractivos de Bisáu, ciudad a la que seguramente llegarás de paso –cuando vayas de camino hacia las paradisiacas islas Bijagós– y, aun así, el impacto será superlativo. Su riqueza de colores, su vida en la calle, su pasado colonial… y esa sensación de que estás ante una de las capitales más tranquilas de África.

Mercado de Bandim.

M.S.

MERCADO DE BANDIM

No esperes encontrar souvenirs o recuerdos turísticos en el mercado de Bandim, ya que, al más puro estilo West African Market, se trata de un punto de encuentro y venta entre locales. En un mar de sombrillas de colores, agolpadas a un lado y al otro de la Avenida dos Combatentes da Liberdade da Pátria, deberás ir buceando de puesto en puesto sorprendiéndote a cada paso con la variedad de productos con los que –sin molestarte de manera intrusiva– intentarán tentarte, desde un par de zapatos hasta un kilo de cacahuetes recién tostados.

Solo al cruzar por encima del paso elevado serás consciente, desde las alturas, del incesante y ruidoso trajín de la vida africana en movimiento: por la acera, cientos de personas oteando la mercancía –algunos portándola en la cabeza– y, por la carretera, decenas de minibuses azules y amarillos transportando pasajeros. Son los famosos, y siempre a rebosar de gente subiendo y bajando, toca-toca.

Vestidos en el mercado.

M.S.

Sin duda, los tejidos ‘africanos’ –aquellos que lucen de manera cotidiana las mujeres bisauguineanas– serán los que más llamarán tu atención con sus grecas, motivos geométricos y colores estridentes. No obstante, si investigas un poco, descubrirás que en realidad son producidos en Europa con materiales sintéticos de no muy buena calidad. Lo que no disminuirá el deseo incontrolable de comparte un vestido manufacturado en el país, con sus cortes singulares y esos remates de fantasía logrados gracias a las puntillas rojas, naranjas y amarillas.

En realidad, la tela sagrada de las etnias de Guinea-Bisáu es la que se elabora de manera artesanal con telares (o peines) de madera y lleva por nombre panu di pinti. Símbolo de prosperidad y protección, se utiliza tanto como sudario en los funerales como de regalo en los matrimonios o nacimientos. Encontrar este tejido de algodón te será mucho más complicado, ya que en la actualidad son pocos los artesanos dedicados a esta profesión que requiere de gran habilidad motriz y ha sido recuperada gracias al trabajo de ONGs como Artissal.

Mujer bisauguineana.

M.S.

FERIA DE ARTESANÍA

También hay que estar muy atentos al visitar la feria de artesanía de Bisáu, una pequeña explanada compuesta de pequeños puestos construidos de manera precaria a la sombra de varios árboles autóctonos. La mayoría de máscaras y tallas de madera sí que son africanas y artesanales, pero provienen de la vecina Senegal. Si lo que deseas es un producto 100% bisauguineano mejor acudir al atelier del artista plástico Ismael Djata. A modo de galería de arte, en él vende sus propios cuadros conceptuales, pero también obras de otros pintores del país.

Galería de Ismael Djata.

M.S.

BISSAU VELHO

El pasado colonial de Guinea-Bisáu no solo pervive en su idioma oficial, el portugués (por más que casi el 50% de la población hable criole, una lengua criolla de base portuguesa), sino también en su decadente Bissau Velho, un barrio de edificios en ruinas, en la mayoría de los casos abandonados.

Balcones corridos y barandas recuerdan ese tipo de arquitectura que, desde Portugal, cruzó los océanos para dejar una huella patrimonial que, aunque a priori parece imborrable, en Bisáu está a punto de desaparecer si ningún agente gubernamental o internacional decide intervenir.

De hecho, entre las pocas construcciones rehabilitadas, tan solo encontrarás un descontextualizado concesionario de coches y la incomprendida Casa dos Direitos, un espacio de diálogo dirigido a la sociedad civil que ocupa la antigua prisión del barrio colonial.

Bissau Velho.

M.S.

LUGARES DE INTERÉS

Para llegar hasta el puerto Bisáu, has de dejar atrás la Fortaleza de São José da Amura, con sus enormes muros fortificados, custodiados por algún que otro cañón original del siglo XVIII que nos recuerda, con su presencia, la importancia militar de la construcción (que, por cierto, aún hoy, sigue manteniendo como cuartel general). En su interior descansa el mausoleo de Amílcar Cabral, padre de las independencias de Guinea-Bisáu y Cabo Verde.

Otros lugares interesantes que visitar –aunque solo sea por fuera– son el edificio Correios, el Palacio Presidencial, la Cámara de Comercio de Bissau (del perfeccionista arquitecto portugués Jorge Ferreira Chaves), la catedral de Nossa Senhora da Candelária y la mezquita Attadamun.

Catedral de Bisáu.

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En la zona portuaria de Pidjiguiti, allí donde en 1959 tuvo lugar la gran masacre que dio origen al conflicto armado y posterior independencia de Guinea-Bisáu, te toparás con el monumento en honor a las víctimas: Mão de Timba, la ‘mano muerta’ o ‘mano negra’, un puño en alto en contra de la deuda contraída por parte de los portugueses.

Este lugar cada vez es más popular en las redes sociales debido a que tanto las escaleras de acceso como los muros cercanos han sido pintados de colores llamativos. Porque otra cosa no, pero street art en la ciudad encontrarás en cada esquina, recordándote, con su mensaje llamativo y visual, que África aún tiene muchas cosas por decir, y no sólo en materia de arte.

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CUADERNO DE VIAJE

Cómo llegar: La compañía TAP ofrece tres vuelos semanales (el trayecto dura poco más de cuatro horas) de Lisboa a Bisáu, capital de Guinea-Bisáu. Desde España dispone de nueve rutas (con 130 vuelos semanales) que unen los aeropuertos de Madrid, Barcelona, Málaga, Sevilla, Valencia, Bilbao, Gran Canaria, Tenerife y Fuerteventura con Lisboa. Te recomendamos reservar un billete business, para así poder acceder a las zonas vip de los aeropuertos de Lisboa y Bisáu.

Dónde dormir: El hotel Royal Bissau es la mejor opción en la ciudad. Desde las habitaciones de sus pisos superiores, así como desde su azotea con piscina y bar, podrás ver el puerto y los tejados rojizos de las arquitectura local, que parecen ir a juego con el color arcilloso del suelo.

Dónde comer: En el restaurante Coqueiros, su dueña, Isabel, sirve petiscos portugueses a base de marisco y pescado local de la mejor calidad.

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