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El Barça de los milagros: Catela, del paro a ganar la Copa, y la irrupción de Touré

El Barça conquista su séptima Copa de España sobreponiéndose a una plaga de lesiones y a la equivocada expulsión de Pito. “Es más que un título”, asegura Velasco.

CartagenaActualizado a
El Barça celebra su título de Copa de España en Cartagena.
El Barça celebra su título de Copa de España en Cartagena.RFEF/Edu Candel

Una plaga de lesiones desde el comienzo de curso, que impidió contar con figuras tan importantes como Sergio Lozano, Ferrao, Álex Yepes y Sergio González; un contratiempo de última hora que dejó fuera a Erick de los cuartos de final por culpa de una gastroenteritis… El Barça tuvo que lidiar contra viento y marea en el Palacio de los Deportes de Cartagena, pero superó todas y cada una de las adversidades que se pusieron en su camino para levantar su séptimo título de Copa de España ante ElPozo Murcia, que venía de una racha de ocho partidos sin perder con Dani Martínez al mando. Ni siquiera la errónea expulsión de Pito, por una mano que no existió y que les hizo encajar el 2-3 en inferioridad numérica a 17 segundos del final, frenó a los culés.

Una final épica, que tuvo de todo y que será eternamente recordada en el club blaugrana por las circunstancias. “Hemos vivido un partido memorable. Es mucho más que un título. Esto era impensable antes de empezar la Copa. Es muy difícil explicar todo lo que hemos vivido”, explicó Jesús Velasco sobre lo que supone este éxito, más trascendente en lo emocional que en lo deportivo: “De todo el currículum que tengo, quizás sea el título más especial. Durante el partido hemos perdido a Dyego, a Pito, que ha jugado lesionado todo el torneo… Ha sido una adversidad detrás de otra. El sabor de boca es muy dulce, porque cuando ganas así es para disfrutarlo durante mucho tiempo”.

Los jugadores del Barça muestran el trofeo de Copa a su afición.
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Los jugadores del Barça muestran el trofeo de Copa a su afición.

Héroes de presente y futuro

Para siempre, esta edición será recordada como la ‘Copa de Catela’. El gaditano dio un paso al frente en los momentos clave y fue absolutamente decisivo: doblete para remontar a Osasuna en cuartos, gol en la tanda de penaltis frente al Palma y otros dos tantos en la final (incluido el que forzó la prórroga desde los diez metros a 4 segundos de la conclusión), además del definitivo lanzamiento en la tanda que selló el título. “Sólo me quedaba ganar la Copa con el Barça. Estoy muy feliz y ahora toca pensar en la Liga y la Champions”, confesó el máximo goleador y premio ‘MVP’. Inmejorable.

“Hay que aprovechar las oportunidades. Juanjo (Catela) ni preguntó, fue directamente a por el balón. Hubo mil giros, mil situaciones polémicas. Seguramente ha faltado un poco de juego. Todo ha sido un añadido a la espectacularidad”, comentó Velasco sobre la confianza de su jugador. Quién lo iba a decir cuando hace apenas dos años se veía sin equipo tras dejar el Viña Albali Valdepeñas por el Dinamo de Samara, en el que ni siquiera debutó por la detención del presidente (acusado de sobornos) y la posterior disolución del club ruso. Fue entonces cuando el Barça salió a su rescate. Renovado recientemente hasta 2026, ahora Catela devuelve el favor.

Más allá de la heroicidad del gaditano, la actual situación del Barça (con el título de Copa bajo el brazo, la Final Four de Champions y el liderato de Liga) no se podría explicar sin el fantástico rendimiento que están aportando sus canteranos ante la multitud de lesionados. “Esto sabe a mucho, verdaderamente, estamos mal. Los jugadores van a entrenar machacados”, confiesa Velasco, que no duda en ensalzar la figura de un Mamadou Touré que a sus 22 años se ha convertido en una pieza indispensable: “Igual son entre 8 o 10 chicos del filial con los que hemos contado. Nos estamos apoyando muchísimo en ellos y ellos a la vez luchan por no descender (sólo un punto por encima del descenso de Segunda). Algunos lo aprovechan más que otros y Touré es ahora mismo un jugador importante en el primer equipo. Hay que tratarle como un señor, de don”.

Y Velasco sabe bien de lo que habla. Ya dirigió a Touré durante su periplo por Francia en las filas del ACCS París, aquel rocambolesco proyecto liderado por Ricardinho en el que también estuvieron Carlos Ortiz y Humberto. “En Francia estaba jugando en un barrio y le he visto crecer, mejorar y ahora marcar diferencias”, cuenta el técnico azulgrana, consciente del enorme potencial que atesora el francés. De jugar por necesidad a convertirse en un imprescindible. Pase lo que pase en lo que resta de competiciones, la temporada del Barça será para ponerla en valor.

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