Tras el inmenso éxito de crítica y público conseguido en 2010 con el drama romántico Blue Valentine (incluida una nominación al Oscar a mejor actriz protagónica para Michelle Williams), el guionista y director Derek Cianfrance filmó The Place Beyond the Pines, película que no se estrenó en los cines argentinos, pero que el sello TVE lanzó para el mercado hogareño con el título local de El lugar donde todo termina.

En verdad, los 140 minutos de El lugar donde todo termina ofrecen no una sino tres películas, ya que la propuesta está dividida en tres segmentos con diferentes protagonistas, aunque vinculadas entre sí desde lo dramático.

La primera parte tiene como eje la historia de Luke (Ryan Gosling, que ya había trabajado con Cianfrance en Blue Valentine), un hombre que se gana la vida como motociclista de acrobacias en una troupe ambulante. Sin embargo, cuando se entera de que tiene un hijo de apenas unos meses fruto de una efímera relación sentimental con Romina (Eva Mendes), decide renunciar a su profesión y dedicarse a otra mucho más redituable (y riesgosa): robar bancos. Su seguidilla de asaltos, claro, llama la atención de la policía y, más precisamente, del agente Avery (Bradley Cooper).

Precisamente, el actor de ¿Qué pasó ayer?, El lado luminoso de la vida y la reciente Escándalo americano es el protagonista del segundo episodio (ligado a su suerte personal, pero también a un caso de corrupción de múltiples implicancias dentro de la fuerza policial de Nueva York), mientras que el capítulo final -ambientado 15 años más tarde- confronta a los hijos de Luke y Avery, ambos ya adolescentes y marcados por las acciones (y omisiones) de sus respectivos padres.

Película de no pocas ambiciones en su mirada descarnada a la violencia, la corrupción y las miserias de la paternidad, El lugar donde todo termina resulta una apuesta bastante compleja y audaz que fue recibida con reseñas en su mayoría muy elogiosas y, gracias a la popularidad del trío protagónico (muy bien acompañado en papeles secundarios por Ray Liotta, Ben Mendelsohn, Mahershala Ali, Rose Byrne, Dane DeHaan, Emory Cohen y Harris Yulin), también funcionó en la taquilla de los Estados Unidos, donde recaudó más de 21 millones de dólares, una excelente cifra para una producción independiente de bajo presupuesto.