Favorito como Mejor Actor para la 94ª edición de los Oscars 2022, Benedict Cumberbatch, que se celebrará en marzo, por su impactante interpretación en la película El poder del perro –que ya puedes ver en Netflix– habrá quien lo conozca más por sus papeles menos complejos, como el inquietante Dr. Strange en Spiderman: No way home o el mítico Sherlock.
Pero lo cierto es que el poder camaleónico de Cumberbatch está siendo alabado desde una punta a otra del planeta tras meterse en la piel del irracional vaquero Phil Burbank, para cuya interpretación estuvo durante los tres meses del rodaje en Nueva Zelanda totalmente poseído por el personaje. “No se trata de fundir tu personalidad con la del protagonista al que interpretas, sino de perderte a ti mismo y transformarte en otra persona”, explicaba.
Hijo de actores ya retirados: Timothy Carlton y Wanda Ventham, Cumberbatch tuvo desde niño varios espejos donde mirarse. Su infancia fue a todas luces una infancia feliz al oeste de Londres. Buen estudiante, divertido, amigo de sus amigos… no era tampoco ningún ratón de biblioteca y después de su año sabático como voluntario en un monasterio budista del Tíbet, se trasladó a Manchester donde además de cerrar todos los clubes de música tecno cada fin de semana, comenzaría a formarse como actor. Ingresó más tarde en la London Academy of Music and Dramatic Art, y el teatro londinense se puso a sus pies: son inolvidables sus papeles como Frankestein o Hamlet. De hecho, su actual pareja es hoy directora de ópera de vanguardia, y con ella compartió algunos de estos escenarios.
La serie de entrada a la pequeña pantalla fue Sherlock y significó la primera proyección internacional de su carrera y de su enorme talento. Pero fue con The Imitation Game, con la que recibió varias nominaciones a los Globo de Oro y al Oscar como mejor actor protagonista. Y todo esto lo ha ido convirtiendo en uno de los actores mejores pagados del mundo. Aunque no tiene redes sociales, algunos datos, pocos, de su vida, han transcendido. Por ejemplo, los 40 millones de dólares que ronda su patrimonio. Conozcamos en qué invierte su dinero.
MANSIONES VICTORIANAS EN EL CORAZÓN DE LA CITY
Que Benedict Cumberbatch es un tipo cool… en eso coinciden todos. Pero ¿podríamos añadir que un tanto… clásico? Valga el ejemplo de cómo pidió la mano de su mujer, Sophie Hunter: a la antigua, desplazándose hasta el domicilio familiar de los suegros, en Edimburgo, para solemnemente anunciarles que deseaba casarse con su hija. Detesta las redes sociales (ni él ni ella las frecuentan) y sus casas tienen ese punto de lujo british muy Savile Row… por lo que no es de extrañar que sus casas sigan también estos patrones.
No hace tanto que se marchó de una de las áreas más exclusivas de Londres, la deseada Hampstead Heath, un pulmón verde a solo 6 km del centro. Su mansión era la envidia de este barrio donde otras celebrities como Russell Crowe o George Michael ya pusieron sus ojos y en el que se encuentra Witanhurst, la casa más grande de Londres después de Buckingham, cuyo precio asciende a 325 millones de euros. Edificios georgianos, callejuelas, boutiques, restaurantes… El entonces nido del protagonista de El poder del perro tenía una terraza en la azotea con vistas a la ciudad que hoy se alquila por 3.358 libras o 775 libras por semana.
Después se trasladó a Camdem. Allí compró la enorme villa victoriana de cinco habitaciones por 2,7 millones de libras, donde vive con su mujer y sus dos hijos.
ADICTO A LA ADRENALINA
Practica surf, bailaba hasta el amanecer, le encanta tirarse en paracaídas, hacer viajes en moto… Bucea cuando puede y medita a diario. Sus aventuras, al menos hasta donde sabemos, le han llevado por medio mundo y en más de una ocasión se ha ganado un susto, como aquella vez en Sudáfrica, cuando la llanta de su 4x4 se reventó y tuvo que meter su vehículo en una cajuela donde se supone que le arreglarían el coche. Allí lo secuestraron durante unos minutos unos tipos armados que le dejaron vivo de milagro.
TODO POR “EL MÉTODO”
Y como, claro, después de ser padre, la vida adrenalítica de Benedicte no da para tanto, lo mejor, fue llevar estas experiencias extremas al trabajo – ¡sí, Benedicte, tú que puedes!– y por eso, para preparar este papel que dicen le va a dar el Oscar, el del rudo vaquero de El Poder del perro, durante los tres meses que duró el rodaje Cumberbatch hizo de todo para meterse en el personaje.
Aprendió a tocar el banjo, fumó hasta enfermar, probó a no ducharse durante más de siete días, se daba baños de agua helada y pagó a una coaching de sus sueños, Kim Gillingham, para profundizar en el subconsciente del personaje. No hemos podido conocer la inversión del actor en estos preparativos, pero el coaching varias semanas, 7 días, 24 horas…. no debe ser ninguna broma.
RELOJES Y MARCAS AMIGAS
Como buen fashionista la alta relojería le fascina, y en su colección personal abundan sobre todo aquellos modelos de los que es embajador: la Grande Maison suiza Jaeger-LeCoultre es su debilidad. De hecho, incluso ha asistido a clases magistrales de la legendaria firma suiza en su boutique de Londres y ha visitado el museo y la casa madre de dicha relojería en el Valle del Jura.
Y si alguno de sus modelos usa más, es el Jaeger‑LeCoultre Polaris Memovox, un reloj inspirado originalmente en su icónico predecesor de 1968 del que posee uno de la edición limitada de 1.000 piezas. De este modelo decía: “Es delgado para un reloj de buceo, lo que realmente me gusta, y es algo muy elegante: puedo usarlo en casa con un jersey y con un traje de neopreno. Como es sobrio y elegante, también lo puedo llevar en bicicleta, en una sesión de fotos o simplemente para relajarme”.
Para promocionar El poder del perro lo hemos visto lucir otro de sus modelos favoritos, el Jaeger-LeCoultre Master Ultra Thin Perpetual o el Reverso Classic Large Duoface Small Seconds con el que complementó su esmoquin por la noche.
UN INCANSABLE FILÁNTROPO Y AMIGO DE SUS AMIGOS
Nombrado comandante de la orden del imperio británico por la Reina Isabel II por sus servicios a las artes escénicas y por sus muestras de caridad hacia los que menos tienen, la parte más filantrópica del actor lo ha llevado a luchar a favor de muchas causas.
Es embajador de la Prince’s Trust, de la Asociación MDA, también rostro visible de la carta de Amnistía Internacional sobre los derechos de las mujeres en Afganistán, dirigida al primer ministro David Cameron y recauda fondos para la lucha contra el cáncer.
Y aún le queda tiempo para compaginar su agenda con una de sus pasiones, la música. Es habitual verlo en conciertos de amigos músicos, entre ellos el guitarrista de Radiohead, Jonny Greenwood, quien compuso la BSO de The Power Of The Dog. O con David Gilmour, el guitarrista de Pink Floyd, cantando en algún concierto.
También lo hemos visto en el video musical de otra de sus bandas favoritas, y buenos amigos, Elbow –hablamos del video de Gentlestorm– y tampoco se pierde el directo de sus conocidos y queridos alt-J.
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