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Barbara Stanwyck: un marido maltratador, rumores de lesbianismo y ning�n Oscar

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B�rbara Stanwyck
B�rbara Stanwyck E.M.

Hollywood puede ser muy cruel. En una prueba de pantalla, un director le espet� a Barbara Stanwyck: "�Lo he intentado todo, pero mira c�mo te ves. Es in�til!". Su belleza era at�pica, como tambi�n lo fue la de Bette Davis, pero ambas consiguieron protagonizar algunos de los cl�sicos m�s importantes de la historia del cine. Como le dijo su mentor, el director Frank Capra, el poder est� en la mirada.

Adem�s de cruel, tambi�n puede ser injusto. Nunca le concedieron un Oscar a pesar de haber estado nominada en cuatro ocasiones por Stella Dallas (1937), Bola de fuego (1941), Perdici�n (1944) y Voces de muerte (1948). Se tuvo que conformar con la estatuilla honor�fica en 1982. Con un gran sentido del humor, confes�: "Intent� muchas veces obtenerlo, pero no lo logr�".

Hu�rfana y pobre, la peque�a Ruby Stevens tuvo que ganarse las habichuelas como telefonista o modelo en los a�os 20 en Nueva York. Pero su sue�o era pertenecer al mundo del espect�culo y no cej� de luchar hasta que consigui� ser corista. No le gustaba Hollywood, pero prob� fortuna en la incipiente meca dorada donde debut� en Broadway Nights (1927) y despu�s en su primer papel de la �poca sonora con La puerta cerrada (1929).

Al mismo tiempo que se creaban las estrellas, surg�an de entre las piedras periodistas del cotilleo tan maquiav�licas como Hedda Hopper, Louella Parsons o el m�s ben�volo Walter Winchell. Ante este aluvi�n de columnas de chismes, la Stanwyck se cerr� en banda. Jam�s habl� de su infancia. Protegi� su privacidad m�s de lo que estaba la caja fuerte del Banco de Inglaterra.

Entre 1928 y 1935 estuvo casada con el actor ca�do en desgracia Frank Fay, un mujeriego alcoh�lico que maltrat� a la actriz a pesar de haber adoptado conjuntamente a su hijo Dion, que se distanci� de su madre en las �ltimas d�cadas. "Algunos ni�os nacen con mala sangre, como los caballos. Cuando un padre ha hecho todo lo posible, la �nica soluci�n es salvarse uno mismo", confesar�a en alguna ocasi�n, quiz�s, refiri�ndose a ese hijo ausente a quien no nombraba en las entrevistas.

Fotograma de la pel�cula 'California'
Fotograma de la pel�cula 'California'

Tras ser descartada para interpretar a Scarlett O'Hara en Lo que el viento se llev�, en 1939 se cas� con el gal�n Robert Taylor. A quienes la criticaron por casarse con alguien cuatro a�os m�s joven que ella les dijo que "el chico tiene mucho que aprender y yo tengo mucho que ense�ar". Nunca le falt� el sentido del humor. En 1952 se divorciaron, pero conservaron su amistad. Y un a�o m�s tarde, durante el rodaje de El hundimiento del Titanic conoci� al guap�rrimo Robert Wagner, el mismo que se cas� dos veces con Nathalie Wood y sobre quien siempre ha planeado la sombra del asesinato de la actriz, con quien tuvo un romance de cuatro a�os. As� lo confes� el int�rprete en su biograf�a Pieces of my Heart: A Life (2008). Por aquel entonces �l ten�a 22 a�os y ella 45. "Me dio autoestima", confes� Wagner.

Rumores de lesbianismo

Sin embargo, los rumores sobre su supuesto lesbianismo o bisexualidad perduraron durante varias d�cadas y, seg�n se dice, su compa�ero de reparto en la primera versi�n del filme Titanic se refer�a a ella como "mi favorita lesbiana americana". La actriz jam�s lo confirm� y siempre se defendi� ante semejantes bulos que le atribu�an romances con Marlene Dietrich o Joan Crawford, su intim�sima amiga desde los tiempos del cine mudo que viv�a al lado de su casa. Por eso, cada vez que sufr�a en manos de su marido Frank Fay, la actriz se escapaba por la noche, saltaba la valla del jard�n y se refugiaba en el hogar de la protagonista de Johnny Guitar, en cuya pel�cula pod�a haber participado la Stanwyck, pero ped�a demasiado dinero. Curiosamente, el hogar de la Crawford fue algo as� como la casa del terror, a tenor de los malos tratos confesados por su hija adoptiva, Christina Crawford.

Los directores se enamoraron de ella. Douglas Sirk coment� que "era m�s expresiva que cualquier actriz con la que hab�a trabajado"; Cecil B. DeMille confes� que "el nombre de Barbara es el primero en el que pienso como director cuando necesito a alguien de quien s� que har� su trabajo con toda su alma" y Frank Capra le dijo: "Las mejores herramientas para hacer el cine son los ojos, la mirada". Un consejo que sigui� a rajatabla.

Cay� brevemente en las redes de los contratos esclavistas ante los que se opuso ac�rrimamente Olivia de Havilland, pero Stanwyck los consider� una buena herramienta para tener un sueldo seguro y unos guiones escritos por los mejores. Pero en seguida se convirti� en aut�noma y entre 1930 y 1957 rod� un m�nimo de dos pel�culas al a�o y, en algunas ocasiones, hasta cuatro o cinco.

Fotograma de 'Perdici�n'
Fotograma de 'Perdici�n'

En 1944, el inteligente e intuitivo Billy Wilder la convenci� para hacer de perversa femme fatale en Perdici�n y, de esta manera, dejar de lado los melodramas y las comedias. Ese a�o el gobierno afirm� que hab�a sido la mujer mejor pagada del pa�s con unas ganancias de casi 360.000 euros de la �poca. Lewis Milestone le ofreci� otro rol de malvada en El extra�o amor de Martha Ivers (1946). Sin duda, a lo largo de su carrera demostr� su gran versatilidad para enfrentar cualquier tipo de papel.

Si en sus m�s de 80 pel�culas hay cl�sicos inmemorables, imaginen c�mo habr�a sido su carrera si hubiera aceptado los siguientes papeles: declin� participar en Los viajes de Sullivan (1941), por lo que fue sustituida por Veronica Lake, cuyo peinado ondulado que le tapaba media cara fue imitado por millones de mujeres americanas quienes, en algunos casos, sufrieron accidentes laborales mientras sus maridos combat�an en la II Guerra Mundial ya que no pod�an ver bien.

Tambi�n rechaz� el papel en Alma en suplicio (1945), donde fue sustituida por su gran amiga Joan Crawford, que gan� su �nico Oscar; desech� la idea de rodar El manantial (1949), que interpret� Patricia Neal, que tuvo un l�o con Gary Cooper y se vio obligada a abortar porque el actor estaba casado y rehus� rodarEva al desnudo (1950) cuyo papel recay� en Bette Davis, en cuyo rodaje se enemist� para siempre con Celeste Holm. �Lo que habr�a cambiado la historia del cine y la vida privada de estas estrellas!.

Generosa y fiel

Entre la profesi�n tuvo fama de ser una persona fiel, generosa y buena profesional. Cari�osamente le llamaban Missy, siempre estaba dispuesta a ayudar econ�micamente a cualquier miembro del equipo que tuviera problemas y gozaba de tener mucha bondad y paciencia con los actores j�venes que empezaban. De hecho, Marilyn Monroe, que trabaj� con ella en Encuentro en la noche (1952), declar� que "Barbara ha sido la �nica persona amable que encontr� entre los actores de la vieja escuela".

Su cara de porcelana producto de la cirug�a est�tica, su pelo plateado y una figura esbelta que conserv� desde los tiempos de la edad de oro del cine hicieron que Barbara Stanwyck fuera una figura codiciada para la televisi�n. Pero tambi�n, porque su carrera, al igual que la de otras grandes estrellas, decay� a finales de los sesenta.

Alcanz� un gran �xito con la serie Valle de pasiones (1965-1969), enamor� a la audiencia con El p�jaro espino (1983) y acept� a rega�adientes participar en Los Colby (1985-1987) porque le pagaban cerca de 60.000 euros semanales. Se escandalizaba de que los salarios de algunos actores llegaran a ser de cerca de un mill�n de euros y, cuando se enter� que por unos minutos a Marlon Brando le pagaron casi 3 millones de euros, coment� con sorna: "�Por qu� �l? �Por qu� no yo? �Podr�a usar mi propio color de pelo!" (lo dijo en alusi�n a la cabellera te�ida del int�rprete).

�se fue su �ltimo papel antes de fallecer en 1990 a los 82 a�os debido a una crisis cardiaca. Su fortuna ascend�a a 900.000 euros y a su hijo le dej� algo de dinero con la condici�n de que nunca hablara p�blicamente de ella. Dion falleci� en 2006. Para la industria cinematogr�fica, Barbara Stanwyck siempre ser� recordada como "la mejor actriz que nunca gan� un Oscar".

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