Arturo Valls sabe que no es Javier C�mara ni Emilio Guti�rrez Caba ni nadie que pueda salir en Antidisturbios. �l es otro tipo de actor, otro tipo de estrella, otro concepto, otra cosa. Valls es un showman c�mico total y si protagoniza una serie, esa serie tiene que tener eso muy clarito. Dos a�os y un d�a, su proyecto para Atresplayer TV, es esa serie.
Hace unas semanas me cruc� con Valls por la calle. �l iba acompa�ado de alguien a quien conozco. Yo salud� a ese alguien, pero ese alguien estaba despistado y el que me devolvi� el saludo fue Arturo, a quien s�lo me han presentado una vez y de refil�n. Porque Arturo Valls es ese personaje hiperpopular acostumbrado a que todo el mundo sepa qui�n es y gran parte de ese mundo le salude. Y �l devuelve el saludo.
Los personajes de Dos a�os y un d�a tambi�n saben qui�n es Carlos Ferrer. Condenado a pena de c�rcel por ofensas religiosas, Ferrer (Valls) pasa de ser el presentador m�s famoso de Espa�a a un recluso m�s en una peculiar prisi�n con una aun m�s peculiar directora (Adriana Torrebejano). All� Ferrer tendr� que sobrevivir como pueda.
Sin negociar ni esconder en ning�n momento sus referencias a Oz y Orange is the New Black, Dos a�os y un d�a es una comedia divertidisima, la serie perfecta para Arturo Valls. Sus guionistas y creadores (Sergio Sarria, Luismi P�rez, Ra�l Navarro y Miguel Esteban) han puesto al servicio de su estrella todos los hallazgos de sus series anteriores. Hay en Dos a�os y un d�a cosas de La reina del pueblo, de El fin de la comedia, de Cap�tulo 0 o de El Vecino. Ese costumbrismo hiperespa�ol mezclado con el universo del Saturday Nigth Live americano y sus derivadas.
En su nueva serie, Arturo Valls se revela como una estrella tremendamente generosa... e inteligente. Sabe bien el showman que es imposible competir en delirio c�mico con Javier Botet (ese genio imposible) o en presencia con Moreno Borja. Ellos son tambi�n reclusos con mono rosa y, como en Oz y Orange is the New Black, conforman un reparto-escenario magn�fico con capacidad para absorber nombres nuevos constantemente.
El gran problema de Dos a�os y un d�a es el mismo que en su momento tuvo El Vecino: muchos de sus espectadores potenciales no distinguir�n a priori qu� tiene esta serie que no tengan las mil propuestas similares que se producen en Espa�a. Al tiempo, �no son esas mil propuestas similares las que tienen m�s opciones de �xito?
Como la serie de Quim Guti�rrez y Clara Lago para Netflix, Dos a�os y un d�a tiene una personalidad propia. Es bruta cuando tiene que ser bruta y sutil cuando tiene que ser sutil. Como mandan los c�nones de la comedia televisiva, sus cap�tulos son cortos, su premisa est� clar�sima y sus personajes lo son todo. Y su protagonista sabe que, si �l no funciona, nada lo har�. Pero Arturo Valls funciona. Que no salga de la c�rcel nunca.
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