La revuelta campesina, obrera, y mapuche de 1934 en Lonquimay y la Masacre de Ranquil del 6 de Julio – Revista De Frente
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La revuelta campesina, obrera, y mapuche de 1934 en Lonquimay y la Masacre de Ranquil del 6 de Julio

Corría el año 1934, hace sólo 2 años las derechas y la oligarquía chilena habían derrocado a la República Socialista, y gobernaba el país el Presidente Arturo Alessandri Palma. Fue uno de los inviernos más duros de esa época, y en Lonquimay, zona precordillerana y cordillerana de la actual Región de la Araucanía, por entonces Provincia de Malleco, un levantamiento popular integrado por comunidades Mapuche, trabajadores de lavaderos de oro y de la contrucción de un túnel, se desató con particular fuerza llegando a «liberar» territorios y marchar hacia Temuco. El levantamiento popular fue cruentamente reprimido por Carabineros de Chile, cuerpo fundado hace sólo 5 años atrás, y por efectivos militares enviados por el Gobierno de Alessandri. Aquí una reseña de esa historia.

El contexto previo. La colonización de la Araucanía y la «reducción» de las tierras Mapuche

Desde antes pero con particular intensidad desde 1881, y principalmente con tropas venidas desde la Guerra del Pacífico (1879-1882), el Estado de Chile ejecuta una ofensiva militar contra territorios que anteriormente se habían reconocido al Pueblo y comunidades Mapuche, bajo el eufemístico nombre de «Pacificación de la Araucanía». Al otro lado de la cordillera, algo similar realiza el Estado argentino, en lo que se conoce, con un nombre igual de distorsionado que en el caso chileno, «Conquista del Desierto».

Se acentúa un plan de colonización que fue reduciendo cada vez más las posesiones de las comunidades Mapuche, entregándose esas tierras a colonos europeos y grandes terratenientes de la oligarquía chilena, que recibieron tierras usurpadas bajo protección policial y militar del Estado. En la dimensión legal de este proceso, el Código Civil elaborado por Andrés Bello y entrado en vigencia en 1857 había permitido inscribir tierras sin necesidad de acreditar posesión material previa, y la legislación posterior sobre colonización complementó esto permitiendo una dinámica de desposesión y usurpación que reestructurará el mapa del Sur de Chile. En 1874, una ley había establecido una limitación a la compra de tierras indígenas ubicadas entre el Río Malleco y el límite norte de la Provincia de Valdivia, pero legitimó las inscritas anteriormente. Eso, más otras argücias legales y extralegales, fueron reduciendo cada vez más las tierras indígenas, abriéndose paso la colonización y privatización de ellas, incluso en aquellas más recónditas, como las de la alejada zona de Lonquimay.

El escenario específico de Lonquimay y el levantamiento de 1934

En el caso de Lonquimay, localizado en la precordillera y Cordillera de los Andes, una gran extensión de tierras habían sido adjudicadas a la empresa «Sociedad Puelma Tupper». Pero entre 1929 y 1930, en el contexto del inicio de la crisis económica capitalista mundial que tuvo a Chile como uno de sus más graves perjudicados, el Gobierno de Carlos Ibáñez del Campo había emitido tres decretos que permitía la reubicación de centenares de familias de colonos chilenos y campesinos pobres en la zona. Pero luego, con su caída en 1931, y tras un período de alta inestabilidad que incluyó incluso una breve «Repúblic Socialista» en 1932, el segundo Gobierno de Arturo Alessandri Palma (1932-1938) deroga esos decretos, y consolida la propiedad de nada menos que casi 139 mil hectáreas en manos de la Sociedad Puelma Tupper.

Ya en 1934, la decisión de esta empresa de desalojar a los «ocupantes» o «usurpadores» de las tierras que el Estado le había cedido, produce la expulsión de cerca de 64 familias a un lugar aún más alejado que ellos bautizaron como «El Matadero» por su ubicación aislada y de pocos recursos disponibles. Como cuestión adicional, un crudo invierno agravaba la situación en el escarpado escenario cordillerano de Lonquimay.

Junto con ello, se suscita una asonada de trabajadores de lavaderos de oro localizados en la zona, que ante malos tratos y el régimen de explotación de la empresa minera, se levantan e incendian instalaciones de ella. Similar situación ocurre con los obreros que se encontraban trabajando en la construcción de un túnel. La confluencia de estos hechos producen un levantamiento general en la provincia precordillerana, donde, además, había cierta influencia de militantes sindicalistas y de izquierdas, de la entonces central Federación Obrera de Chile (FOCH), algunos de ellos, incluso, provenientes del norte de amplia tradición sindicalista en los centros mineros. El levantamiento ocurre entre los meses de abril y julio, e incluyó un control territorial que fue llamado incluso como «Soviet» en el lenguaje de la época (Ver «El levantamiento del a Alto Biobío y el Soviet y la República Araucana de 1934», Téllez y otros, y el «Levantamiento campesino de Lonquimay y la Internacional Comunista», Olga Uliánova). Por su parte, la composición más estrictamente Mapuche del levantamiento es difícil de cuantificar, tanto por la ausencia de fuentes directas como por la poca claridad sobre la identidad de las personas que participaron en la asonada.

El Gobierno de Arturo Alessandri Palma envía unidades de Carabineros de Chile (creados hae sólo 5 años atrás) y efectivos militares, pero la movilización y unidad de mapuches, campesinos y obreros se acrecenta y llega a conformar una marcha que pretende llegar a Temuco. Así, llega el día 6 de julio de 1934, en que las unidades policiales y militares ejecutan una verdadera masacre en el Fundo Ranquil. Por la inexistencia de registros claros de identificación en la época, y la poca confiabilidad de las cifras oficiales, se dice que entre 400 a 1500 personas murieron en la asonada y tras ella, entre campesinos y obreros pobres chilenos y campesinos mapuche.

El hecho fue, para variar, ocultado y silenciado por los medios de la época (Ver «1934: «El Mercurio» encubre el asesinato de centenares de detenidos desaparecidos», Felipe Portales), y hubo total impunidad sobre éste. En el Congreso Nacional, la airada protesta de los partidos Socialista y Comunista no tuvo repercusiones ni consecuencias institucionales mayores.

 

Fuentes:

Los que desaparecieron en el camino. La rebelión del Alto Biobío y la masacre de Ranquil (1934), Felipe Pezoa, Chile Libre.

Los sucesos de Ránquil en 1934. Aquella revuelta olvidada, Resumen.

«La tragedia de Ranquil», Archivo Nacional.

¿Hablemos de Violencia?: La Masacre de Ranquil, Red Digital.

 


 

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Equipo editorial Revista De Frente

Comentarios (2)

  • JORGE MORAN ARAYA

    La FFAA y la policía militar chilena siempre han sido usadas por la derecha fascista para cuidar sus intereses cochinos, por eso debemos siempre votar por representantes del pueblo y no por los vendidos al imperio, es ahora en este momento pensar en un candidato que represente los intereses del pueblo, adelante Daniel Jadue.

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  • Orlando Troncoso R.

    Desde sus inicios el conglomerado periodistico del mercurio actuando y ocultando informacion en contra de la clase campesina y obrera Chilena. Aconsejo leer el libro de Patricia Verdugo «LA CASA BLANCA CONTRA SALVADOR ALLENDE» Que contiene informacion reveladora del actuar de Edwards en el golpe de estado Chileno y los millones de dolares que recibio del gobierno de Estados Unidos por su ayuda. Todo ello registrado en «Los documentos desclasificados del Golpe de Estado en Chile». Muchos no querran leerlo ni menos comentarlo porque diran que Patricia Verdugo es mas Comunista que Periodista.

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