Catorce años ya de la muerte del ídolo Antonio Puerta
Sevilla FC | Reportaje

Catorce años ya de la muerte del ídolo Antonio Puerta

  • La memoria del autor del gol que cambió la vida al sevillismo sigue muy presente por su ejemplo para las nuevas generaciones

  • Pablo Blanco: "La estatua de Antonio le recuerda a los chicos que entrenan cada día lo que significó su ejemplo"

Detalle de la estatua a la memoria de Antonio Puerta en la ciudad deportiva del Sevilla.

Detalle de la estatua a la memoria de Antonio Puerta en la ciudad deportiva del Sevilla. / Antonio Pizarro

"La figura de Antonio está muy, muy presente en los chicos que se entrenan cada día. Su estatua les recuerda cada día lo que significó su ejemplo. Un chaval sevillista, que se crió cerca del estadio y que cumplió su sueño y, a su vez, el de todos". Las palabras de Pablo Blanco testimonian el legado eterno del ídolo Puerta, de cuyo fallecimiento se cumplen hoy 14 años. No parece que fue ayer por toda el agua que ha pasado desde entonces bajo los puentes sevillistas, mucha de gozo y alguna de tragedia. Pero casi que lo parece, de lo fresca que está en la memoria la caída del héroe sobre la hierba aquella infausta noche ante el Getafe, los días de plomo posteriores. Y la noticia que nadie quería oír, aquel 28 de agosto de 2007.

Frédéric Kanouté jamás olvidará esos días entre el desvanecimiento de su compañero aquella templada noche en el Ramón Sánchez-Pizjuán y su fallecimiento: "Los días siguientes fueron interminables, no podíamos abstraernos de su situación, y aunque no habláramos de ello, flotaba ahí esa pesada nube que nos ahogaba. El lunes partimos el hacia Atenas para jugar la vuelta de la previa de Champions y nuestra mentalización no era la más idónea para un partido de ese calado (2-0 había ganado el Sevilla en la ida)".

Monchi fue quien tuvo que comunicarle a la plantilla la trágica noticia, aunque muchos ya la sabían. Como para que el actual director general deportivo olvide ese momento: "Hablo con Juande, llamamos a todo el mundo a las habitaciones y en un salón del hotel les comunico la noticia, aunque algunos como Maresca, Cheva (Chevantón) o Martí ya la conocían. Ellos, junto con Javi Navarro, David o Aitor Ocio eran muy amigos de Antonio. Jugábamos un martes 28, y ese mismo día fue cuando fallece".

El día siguiente se celebró el funeral a las dos de una calurosa tarde. Ese día la ciudad toda, sin distinción de colores, estuvo de duelo. Y nació un espíritu que vino a sofocar un fuego ominoso, el de la violencia, que había llevado a demasiados derbis a los telediarios de difusión nacional e internacional. Ese mensaje de concordia fue el otro legado que dejó la tragedia de Antonio Puerta. 

Tres días de la muerte del autor del gol que cambió la vida al sevillismo aquel Jueves de Feria ante el Schalke, el equipo todavía de Juande Ramos, roto por el dolor, tuvo que jugar su segunda final de la Supercopa de Europa, que lógicamente acabó perdiendo 3-1 ante el Milan en el estadio Louis II de Mónaco. "Si un año antes el ambiente festivo nos hizo volar ante el Barcelona (0-3 para los blancos con exhibición de Puerta en la segunda parte), esta vez las botas nos parecían de acero. Queríamos dedicarle la victoria a la memoria de nuestro compañero y nos pusimos 0-1, jamás olvidaré la celebración de ese gol de Renato. El tiempo pareció pararse en esos segundos", recordó Kanouté.

Andrés Palop también habló en su día de aquel mayúsculo trance de tratar de retomar la rutina y afrontar la temporada 2007-08, que los sevillistas habían empezado con una plantilla aún más potente que la de la campaña anterior: "En aquel vestuario la gente miraba al rincón del vestuario donde se sentaba Antonio y quedaba como hipnotizada, con la mirada perdida. Ahí entrabábamos en juego los mayores". Dos temporadas después, el gran portero valenciano, enfundado con una camiseta blanca y el nombre de Puerta a la espalda, alzaba al cielo de Barcelona la quinta Copa del Rey del Sevilla. 

También entonces pareció pararse el tiempo. Pero el tiempo no se paró. Siguió su curso con muchas alegrías y alguna tragedia más. Catorce años ya.

Kanouté sentencia: "Todos sabíamos que Antonio iba a ser el relevo de toda esa gente principal del vestuario, y todo eso que se ganó cuando él ya no estaba forma parte de él, es una parte suya". Nos lo recuerda cada mañana la efigie de la leyenda sevillista que preside la entrada a la ciudad deportiva. Como apunta Pablo Blanco, será un ejemplo eterno para los que sueñan con hacerse futbolistas.

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