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Este sí fue un papel para lucirse. Garfield interpretaba a Desmond T. Doss, el objetor de conciencia que en la Batalla de Okinawa recibió la Medalla de Honor por su increíble valentía y respeto por sus compañeros soldados. De corte muy moralista, este biopic nos enseñaba la formación religiosa y de la postura ética del soldado, su alistamiento en el ejército y la prueba humanista que fue Hacksaw Ridge. Sin embargo, el actor no ha vuelto a tener un papel tan grave desde entonces.

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Cofundador de Facebook, nada mal. Eduardo Saverin tenía la cara de Andrew Garfield en la película de Fincher, que no se cortaba un pelo a la hora de retratar el mal trato que recibió de parte de su colega Zuckerberg (Jesse Eisenberg). ¿Recordáis la escena a tres con Sean Parker (Justin Timberlake) en la que finalmente lo coartan para que abandone la empresa? Garfield se moderó, en uno de sus mejores papeles secundarios.

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Garfield despegaba con un primer papel protagonista en un dramón sobre un joven que intenta comenzar una nueva vida después de pasar su adolescencia en un centro de detención por un crimen atroz que cometió cuando era niño. En la película, lo vemos totalmente vulnerable: cuando lo conocemos por primera vez, es tímido, modesto, lleno de una inocencia y alegría que se sienten incongruentes con lo que sabemos sobre él. La sinceridad innata de Andrew Garfield encaja perfectamente con el personaje de Jack, y le valió su primer premio importante, un BAFTA.

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El público tenía dudas: el actor carece de experiencia en el mundo de los musicales y tuvo que ensayar exhaustivamente durante un año antes de poder ponerse al frente de la producción de Lin-Manuel Miranda, por la que ganó un Globo de Oro. Explicamos en este reportaje sobre el musical que un amigo en común de ambos, Greg Miele, le aseguró a Miranda que tenía "la voz de un ángel", pero confesó en la CBS: "Y nunca había oído cantar a Andrew. Tan pronto como Lin se fue, llamé a Andrew y le dije: '¿Puedes cantar? Porque acabo de mentirle a Lin-Manuel Miranda'". Al final, Garfield acabó cantando, ¡y qué voz!

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'Silencio' es un drama ambientado en el Japón del siglo XVII que presenta a dos jesuitas, Andrew Garfield y Adam Driver, que viajan buscando a un misionero que ha perdido la fe, Liam Neeson. También es una de las películas más austeras, formal y narrativamente, un ejercicio de depuración absoluto. Por ello, el reparto debía estar conformado de gente que, sin imposturas ni afectaciones, parecieran mártires... Y Garfield se demostró ideal. Escribían en Film Occasionaly, de ella: "'Silencio' muestra a Andrew Garfield en su mejor momento". Estamos casi de acuerdo, aunque esperamos más como esa.

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Una película que ha quedado injustamente olvidada, con guion de Alex Garland ('Men'), basada en la novela de Kazuo Ishiguro, y con dirección de Mark Romanek, responsable de la gran vanguardia videoclipera actual. Kathy (Carey Mulligan), Tommy (Andrew Garfield) y Ruth (Keira Knightley) eran tres jóvenes a quién se educó como piezas prescindibles en un sistema oscuro. El papel de Garfield es pura contención y sus escenas con Mulligan son desgarradoramente conmovedoras.

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Andy Serkis se propuso hacernos llorar en su debut como director, con Andrew Garfield y Claire Foy protagonizando esta historia de superación, muy dada a la emoción y, cómo no, basada en hechos reales. Cavendish fue diagnosticado de polio a los 28 años y solo le dieron tres meses de vida. Pero él continuó recaudando fondos para la caridad, todo con el cuerpo paralizado de cuello hacia abajo. La película puede convencer más o menos, pero hay que reconocer el trabajo de Andrew Garfield para sostener el personaje en toda su decadencia física y sin caer en la pantomima.

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Coproducida por Garfield, la película de Ramin Bahrani fue bastante bien acogida por la crítica y, por ella, su compañero de reparto, Michael Shannon, obtuvo una nominación en los Globos de Oro. En ella, Garfield daba vida a un padre que se esfuerza por recuperar la casa donde vivía con su familia, tras ser desahuciado. Para ello se pone a trabajar para un avaricioso hombre de negocios (Shannon), quien se encuentra detrás de su propia miseria. '99 Homes' quizás no sea recordada como la gran película de la crisis de 2008, pero sí como uno de los trabajos interpretativos más sólidos del actor.

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En su momento, la versión de Peter Parker interpretada por Andrew Garfield no fue precisamente la preferida de los fans y tanto crítica como público se esforzaron a dilapidar la segunda entrega de la saga de Mark Webb. Hoy quizás nos preguntemos por qué la comparamos con tanto ahínco a la de Sam Raimi y si realmente la interpretación de Garfield era tan pésima como se dice que eran las dos películas que precedieron al siguiente spider-boom, el de Holland.

Decía Fausto Fernández en su crítica: "Es una superproducción intimista disfrazada de brillante pirotecnia tridimensional: pedirle una cita a la chica que te gusta se convierte aquí en algo más épico que destrozar un rascacielos mano a mano con El Lagarto, tampoco un villano al uso, casi ni villano. Todo porque Peter Parker es quien le interesa a Webb, y no su álter ego enmascarado que juguetea solo con el anonimato en contadas ocasiones". ¿Estáis de acuerdo?

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Puede que recordemos la película de Terry Gilliam por la muerte de Heath Ledger a medio rodaje, lo cual llevó a su sustitución "mágica" por parte de Johnny Depp, Colin Farrell y Jude Law, tres amigos del actor. O puede que la evoquemos como uno de los últimos trabajos de un añejo Christopher Plummer. Lo más seguro es que la presencia de Lily Cole y Andrew Garfield hayan quedado en segundo plano. Sin embargo, sería injusto desdeñar un trabajo expansivo como el que el actor realizó con su Anton, un personaje entre el interés y el altruismo, el pragmatismo y la ilusión.

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A Jessica Chastain y a Andrew Garfield costaba reconocerles en las primeras imágenes de 'Los ojos de Tammy Faye', biopic de la pareja de televangelistas Tammy Faye y Jim Bakker. Andrew Garfield vestía su traje de payaso oscuro y se ponía en las botas de un predicador con marcado acento y pintas dudosas, pero siempre dispuesto a pisar a quien fuera para conseguir sus propósitos.

Aunque, como afirma Carlos Loureda en la crítica de Fotogramas de 'Los ojos de Tammy Faye', "la película es Jessica Chastain. En perpetuo estado de gracia, su retrato de una mujer adulada e ingenua, al margen de todos los trapicheos fiscales, financieros y delictivos de su marido, es sencillamente espectacular".

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El director de la genial 'It Follows' (2014) se asociaba con Andrew Garfield para vampirizar la cultura pop hasta construir "un cautivador ejercicio de metalingüismo satíricomelancólico imposible de explicar sin recurrir a un alud de obras anteriores" (dice nuestra crítica de 'Lo que esconde Silver Lake'). El personaje de Andrew Garfield, protagonista letárgico-trapillo amoral, parece una versión millennial de El Nota de 'El gran Lebowski' (1998), arrastrándose por el suelo y por sus propios fluidos hasta llegar a la iluminación freak, la verdad que se esconde detrás de tantas conspiraciones indemostrables.

Seguíamos: "Andrew Garfield, que despertaba ciertos recelos entre algunos críticos, está perfecto en el papel del millennial aturdido, del fracasado que toca fondo cuando le confiscan el coche (¡en Los Ángeles!) al que imaginaríamos amorrado a una cachimba".

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Sí, ese alumno brillante a quien Robert Redford ponía contra las cuerdas con tal de desentrañar el sentido de su existencia, ese chaval con camisa hawaiiana y chanclas en un despache tan ilustre como su ocupante, ese, era Andrew Garfield. Aunque la película tenía atractivos interpretativos mucho mayores (Tom Cruise, Robert Redford, Meryl Streep, ¿sabes?), el debut de Garfield, con solo 24 años, es siempre merecedor de nuestra atención.

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"Un Andrew Garfield pasadísimo de vueltas que merodea por un Los Ángeles igual de desolado que el de 'Lo que esconde Silver Lake'", y eso es mucho decir, apuntaba Manu Yáñez en la crítica de 'Popular' desde el Festival de Venecia, donde la película de la Coppola tuvo su debut. Pese al escándalo de la película y a lo exacerbado de la interpretación de Garfield, su repercusión ha sido prácticamente nula. Pero ¿qué pasaría si Garfield siguiera con su particular exploración del método Cage? Solo el tiempo lo dirá.

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