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Cumple 60 a�os

Zubizarreta, el hombre educado, con un matrimonio estable, tres hijos y un nieto que no tiene enemigos

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El ex futbolista Andoni Zubizarreta.
El ex futbolista Andoni Zubizarreta.GTRES

Los �ltimos a�os profesionales de un deportista de �lite suelen transmitir una agridulce sensaci�n de declive, pues aquello que durante muchos a�os hab�a sido excelencia, termina traduci�ndose en imperfecci�n. Andoni Zubizarreta, que en sus a�os gloriosos tuvo el honor de ser considerado el mejor portero de f�tbol espa�ol de todos los tiempos hasta que lleg� Casillas -heredero de Ir�bar y Arconada en el Athletic y en la selecci�n nacional, grandes s�mbolos de esa idea incierta, pero durante muchos a�os dogm�tica, que sosten�a que los mejores cancerberos s�lo pod�an ser vascos-, termin� su carrera en el f�tbol de manera amarga, con la eliminaci�n de Espa�a en la primera fase del Mundial del 98 por culpa de aquella derrota contra Nigeria, en la que se meti� un gol involuntario al cortar mal un centro.

Zubizarreta es consciente de que esa jugada reaparece en su vida constantemente, como un fantasma -en el f�tbol hay tambi�n una dimensi�n hauntol�gica, si nos permiten tomarle prestado el t�rmino al pensador Mark Fisher, y que estar�a muy bien que alguien estudiara-, pero tambi�n ha sostenido que su carrera no puede medirse por ese error justo al final del camino. Y es que, salvando el otro momento realmente t�trico de su carrera como portero -los cuatro chicharros que le meti� el A.C. Mil�n en la final de la Copa de Europa de 1994-, Zubizarreta fue un profesional regular y sobresaliente desde que debut� en primera divisi�n con el Athletic en 1981 y hasta que se retir� al final del Mundial, tras haber pasado ocho temporadas en el Bar�a y cuatro en el Valencia.

En realidad, de Zubi lo que se recuerda m�s es lo buena gente que es. Responde a un perfil de futbolista cl�sico, de la vieja escuela -el arquetipo a�orado por quienes odian al f�tbol moderno y su grotesco desfile de cejas depiladas, tatuajes tribales y poca formaci�n human�stica-, de esos que al vestuario met�an antes un peri�dico que un paquete de Celtas, un hombre educado, caballeroso dentro y fuera del campo, de los que no dejan enemigos por el camino porque siempre jug� limpio, hizo su trabajo con eficacia estajanovista y amas� un palmar�s nada despreciable: seis ligas, tres Copas del Rey, una Copa de Europa, una Recopa...

Desde peque�o ya se le daba bien ser portero de f�tbol, y dadas sus condiciones -era un gigant�n adolescente que lleg� a alcanzar los 1,87 metros de estatura- r�pidamente se especializ� en parar goles, pero en el �nterin aprovech� para estudiar. Zubi pertenece a esa estirpe de futbolistas que, a diferencia de lo que hace creer el t�pico, saben hilar frases, articular discursos y agitar las neuronas. Tampoco es que sea como Miguel Pardeza, que se escribi� una tesis doctoral sobre C�sar Gonz�lez-Ruano, o como Emilio Butrague�o, del que se dice que a veces se deja caer por la casa del poeta Luis Alberto de Cuenca para hacer alguna incursi�n bibli�fila, pero si le preguntas por sus gustos, demostrar� conocimientos en cine cl�sico -le gusta Sydney Pollack-, en literatura centroeuropea -ha le�do a Heinrich B�ll, cosa que ya pr�cticamente no hace nadie- y en m�sica cl�sica. Ahora nos parecer� imposible, pero hubo una �poca en la que los futbolistas estaban m�s cerca de Brahms que de Andy & Lucas.

El ex guardameta, en una imagen de 1991.
El ex guardameta, en una imagen de 1991.GTRES

Cuando Zubizarreta colg� los guantes, su carrera profesional se mantuvo cerca del f�tbol, y lo ha sido hasta pr�cticamente hoy. En 2001 empez� a trabajar como director deportivo del Athletic Club, y 10 a�os despu�s ocup� el mismo cargo en el Barcelona, por encargo del entonces presidente Sandro Rosell. Dada su facilidad y cercan�a para la comunicaci�n, tambi�n se encargaba de atender a los medios de comunicaci�n, y todav�a hoy sigue trabajando de comentarista en retransmisiones televisivas. En la actualidad, sus intereses profesionales han derivado m�s hacia la iniciativa privada y las charlas motivacionales, aunque sin olvidar nunca el deporte: en 2015 empez� a colaborar con Agust� Gasol -padre de Pau y Marc Gasol- en Triada de Escuelas Deportivas Internacional, una empresa, hoy ya disuelta, que buscaba promover el deporte de base entre los j�venes. Zubizarreta abandon� su puesto porque recibi� una oferta para ser director deportivo del Olympique de Marsella a partir de 2016, etapa extensa que concluy� en mayo de 2020 sin haber conseguido �xitos deportivos para el club.

Ahora que cumple 60 a�os, quiz� ya piense en una jubilaci�n a corto plazo: han sido muchos a�os en activo, se ha ganado dignamente el sueldo, su familia ya est� formada, hace poco le vino el primer nieto y se otean en lontananza varios a�os buenos en los que quiz� le apetezca disfrutar de esos placeres sencillos -la cocina vasca, una sinfon�a del siglo XIX, una pel�cula de John Ford- que hacen que los d�as pasen con dulzura y placidez. De la misma manera en que su carrera deportiva y profesional se han desarrollado con regularidad, tambi�n la estabilidad y el orden envuelven la vida personal de Zubizarreta: casado con la paisajista Anne Miren desde 1986, tiene dos hijos, Markel y Luken, y una hija, Jone. Markel, el mayor, trabaja actualmente en el Bar�a como m�nager de f�tbol femenino, y ha renovado su contrato hasta 2024.

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