Semanas atrás nos hacíamos eco de que una de las principales razones por las que la Real Sociedad había bajado su rendimiento era que no había podido contar con su tridente mágico. Esta fórmula era la que había ideado Imanol para paliar el flagrante déficit de los delanteros centros y consistía en adelantar y centrar la posición de Mikel Oyarzabal para que actuase de 9, con sus lugartenientes, Barrenetxea y Kubo, los dos elementos más desequilibrantes del plantel, en las bandas.

Lo cierto es que, llega un punto, en el que nos acostumbramos al continuo trajín de lesionados, pero hay una circunstancia que ha mermado especialmente y es que Imanol no pudo contar durante 27 encuentros seguidos con el tridente con el que había suplido gran parte de las carencias que le había generado los evidentes errores de planificación deportiva para la campaña de Champions. El último encuentro que en el que habían coincidido los tres magníficos en el once fue la inolvidable paliza al Benfica en Anoeta, en la que a la media hora los realistas ya habían anotado cinco goles, dos de ellos anulados, y Brais había fallado un penalti. Se celebró el pasado 8 de noviembre, es decir más de cuatro meses sin que el trío más fiable y con el que mejor fútbol ha firmado la Real haya podido actuar.

27 partidos después

Hubo que esperar hasta la visita a Mendizorrotza, en la jornada 29, para volver a ver formar el tridente mágico, pero el tema parecía estar definitivamente gafado cuando Kubo, que no había sufrido una lesión muscular desde su llegada, tuvo que pedir el cambio al sentir un tirón. El nipón se quedó luego sin ser titular ante el Almería y el Getafe. Por fin regresaron en el encuentro ante el Madrid, pero, desgraciadamente, como sucedió ante el Barcelona y a pesar de que, como aquella noche con ese tanto en el descuento de Araujo, la Real hizo muchos más merecimientos para llevarse el triunfo pero se quedó desencantado al acumular otra derrota.

El que más encuentros se ha perdido ha sido Ander Barrenetxea, con 17, seguido de Mikel Oyarzabal con trece y Take Kubo con 14. El primero ha vuelto a sufrir sus continuos problemas físicos que le han impedido encontrar su tan ansiada regularidad, el japonés se marchó un mes a la Copa de Asia y lleva unas semanas complicadas con el cuerpo lanzándole avisos de que debe andar con cuidado y el capitán se ha visto lastrado por el golpe que sufrió en el duelo ante el Girona.

Sus estadísticas son desiguales. El capitán sigue siendo el galáctico que siempre está de guardia, con sus 14 goles y sus dos asistencias en toda la temporada. Kubo se encuentra por debajo de sus números del curso pasado, con 7 dianas y 7 pases decisivos (el año pasado alcanzó los 9 y 9). Y Barrenetxea, que está en cinco dianas y dos asistencias, cifras que puede y debe mejorar si tenemos en cuenta su calidad.

Los números no engañan

Las estadísticas no engañan y la realidad es que los números cuando han jugado tampoco han sido inmaculados, pero sí la brillantez y la perfección en el desarrollo de la idea de Imanol. En total solo han disputado diez encuentros juntos, con un saldo de cinco victorias, dos empates y tres derrotas. Pero, claro, entre sus actuaciones se incluyen la derrota del Bernabéu con una primera parte impresionante, la exhibición frente al Inter en casa que acabó en empate 1-1, las victorias en Salzburgo y Lisboa, el inexplicable 0-1 contra el Barcelona en Anoeta, y la última derrota ante el Madrid en Anoeta.

Por el contrario, de los 27 partidos consecutivos que se perdieron seguidos, la Real venció once, empató diez y perdió seis. Como es lógico, en estos registros se incluyen las tres competiciones y la crisis tanto en casa, donde se pasó una crisis de más de tres meses sin conocer la victoria hasta el duelo del Cádiz y donde solo se han sacado adelante siete encuentros en lo que llevamos de curso en un dato incomprensible, como durante las últimas semanas antes, con cuatro éxitos en los últimos 16 encuentros (tres de ellos consecutivos ante Granada y Cádiz, en descenso, y el 0-1 de Mendizorrotza). Este intervalo de tiempo incluye además las dolorosas eliminaciones de Copa y de Champions que llegaron en uno de los meses más ilusionantes del siglo en el club.

La realidad es que, como hemos venido comentado, resulta desesperante y frustrante, porque el tridente era la fórmula que encontró el entrenador a un grave error de planificación en un puesto clave como el del delantero centro apenas ha podido tener una mínima continuidad que garantizase una fiabilidad que el equipo ha ido perdiendo paulatinamente en las últimas semanas. Hasta en las derrotas ante los grandes la afición estaba encantada con las prestaciones del entramado ofensivo txuri-urdin. Ya menos, obviamente. Porque la película a la que asistieron ante el Madrid ya la han visto muchas veces por mucho que la categoría del adversario a pesar de presentarse con muchas bajas no mitiga la impotencia de acumular otra jornada en casa donde los blanquiazules solo han sacado adelante uno de sus últimos once partidos.

Puntos y goles

Eso sí, los 51 puntos actuales a falta de cinco etapas para el final no son el peor registro desde que Imanol asumió la dirección del equipo en 2019. En su primer año, el del confinamiento, se encontraban en 50. La media para acabar en la sexta posición en este último lustro ha estado en 59 puntos, es decir, la Real tendría que sumar ocho puntos en cinco partidos para alcanzar dicho valor. Si lo consigue, hay pocas dudas de que volverá a conseguir su objetivo de viajar al viejo continente. El curso anterior llevaba 61, en el 2021-22, estaba en 55, y en el 200-21, 53

Hay otro registro que llama la poderosamente atención y es que los donostiarras han marcado 46 goles y esta es la mejor marca en la jornada 33 desde que está Imanol (43, 32, 42 y 42 son los registros anteriores). Y eso sin la aportación apenas de los tres delanteros centros que acumulan tres goles cada uno.