'Bret Easton Ellis': cuando los lectores le sacaron las tripas a la crítica
'Bret Easton Ellis': cuando los lectores le sacaron las tripas a la crítica
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'Bret Easton Ellis': cuando los lectores le sacaron las tripas a la crítica

'American Psycho' sigue siendo la novela más impresionante jamás escrita sobre el consumismo y el ansia de estatus

Foto: El escritor Bret Easton Ellis, protagonista del nuevo documental de Filmin.
El escritor Bret Easton Ellis, protagonista del nuevo documental de Filmin.

Aprovechando el pasado día del libro, Filmin se flipó y empezó a subir documentales humildes sobre escritores creyendo que interesarían a alguien. Hay piezas dedicadas a Tolstoi y a su mujer, a Camus y a Sartre, a Baudelaire y a Stephen King. Luego está el documental Bret Easton Ellis, que es mayormente una carnicería contra la crítica literaria.

Con apenas una hora de duración, la cinta aborda la génesis de American Pyscho (1991), la novela norteamericana más importante de los años 90 (ya ven qué fácil es decir cualquier cosa) y uno de los pocos libros en la historia de la literatura que aceptan la definición de terminales. La estación término a la que llegó Ellis es la que imaginamos para la violencia escrita, la psicopatía y la sociedad de consumo. No hay más raíles que recorrer después de ese punto, “abandonen toda esperanza”.

El documental está hecho entreverando una entrevista actual (2021) con el autor y opiniones también recientes de expertos en literatura y críticos literarios. Se leen numerosos pasajes del libro mientras vemos la figura musculada de un hombre joven con el rostro en penumbra. También se utilizan imágenes de películas de serie B y de anuncios y programas de televisión de la época. Finalmente, se engorda el metraje con recreativos planos del libro de Ellis siendo triturado, cortado, machacado o salpicado de sangre, lo cual es muy grato de ver. La destrucción de libros no es como nos la han contado.

Todo este mosaico de imágenes y declaraciones disfruta de una orquestación manifiestamente inspirada. El libro, American Psycho, es desmenuzado en numerosos aspectos, defendido y atacado, pero el resultado final es que, quien no lo haya leído, podrá acercarse a él con una beatífica sensación desprejuiciada, como ilustrado mágicamente en su ignorancia.

placeholder Un ejemplar de 'American Psycho', salpicado de sangre. (Filmin)
Un ejemplar de 'American Psycho', salpicado de sangre. (Filmin)

El que sí sale enaltecido y mitificable es Bret Easton Ellis. Escuchándole, viéndole en su silla de hotel, nadie diría que puede idear y escribir escenas horribles y asesinatos de niños, lo cual sólo significa que es un gran escritor. La literatura es una exploración, y esa exploración puede inclinarse en ciertos autores por los rincones oscuros, y el fruto de esa bajada a los infiernos no es una degradación moral de los lectores, sino un ensanchamiento de su concepción del mundo. La literatura, y el arte en general, permiten vivir sin culpa, experimentar sin connivencia, probar la vida que nos queda más lejos de todas, sea la vida del futuro, la vida prehistórica o la vida del asesino. Hay quien escribe sobre el siglo XII y hay quien escribe sobre degollar mendigos.

Cualquier artista, por tanto, puede notar el mármol con el que van apareciendo revestidas estas palabras de Bret Easton Ellis: “Me gusta explorar áreas que otros escritores descuidan. Simplemente porque me gusta. No es algo que me imponga a mí mismo. Es difícil explicar por qué escribes los libros que escribes. Sólo los escribes porque quieres. Escribir es un acto muy personal, es algo muy íntimo. No tiene nada que ver con los demás, con tu público, con tus lectores. Estás trabajando en algo muy personal, a menudo doloroso, algo de lo que intentas deshacerte”.

Es lo mismo que dice el productor musical, y gurú sobrevenido, Rick Rubin: “El público viene después. Lo estás haciendo por ti”.

Sin embargo, la crítica del momento (y, por desgracia, buena parte de la crítica actual), fue incapaz de entender la cuadrícula de realidad que iluminaba American Psycho. Preguntado si volvería a leerlo, después de ponerlo a parir en su momento en el New York Times, el crítico entonces de guardia declara: “Si tuviera que volver a leerlo, antes me ahorcaría.”

26 rechazos

El documental tiene tiempo para describirnos la vida de Bret Easton Ellis en Nueva York a sus veintipocos años, después del éxito de sus dos primeras novelas, Menos que cero y Las leyes de la atracción. Era una vida tan estúpida como la de cualquier jugador de fútbol con la misma edad y diez veces más dinero. Coca, chicas/chicos, fiestas, extravagancias y dispendio. Enternece que una de las grandes motivaciones de Bret Easton Ellis para irse a vivir a Nueva York fuera la huella que en él dejaron las películas de Woody Allen, y que, en un primer momento, su tercera novela tuviera toda la pinta de acabar siendo El lobo de Wall Street (Scorsese, 2013). Sin embargo, el autor salió de copas con traders reales, y eso lo cambió todo.

Foto: Bret Easton Ellis (EFE)

Su editorial en activo, Simon&Schuster, rechazó el libro; los 26 editores de sus libros en el extranjero rechazaron publicar el libro cuando finalmente Random House se hizo con sus derechos. Hubo manifestaciones de feministas tratando de sabotear la obra, debates en la tele contra la obra, sugerencias del editor de Random por cambiarla de arriba abajo, acusaciones de misoginia, cancelación primitiva. Pero Bret Easton Ellis, ya ven, no convocó una rueda de prensa para decir que necesitaba pensar si le valía la pena ser escritor. Si algo transmite este documental, es lo netamente escritor que era Bret Easton Ellis, defendiendo sus libros contra, literalmente, el mundo entero.

Salvo contra los lectores. El libro vendió estupendamente durante diez años y, con la llegada de la adaptación cinematográfica (2000), volvió a vender como si acabara de salir. La película, protagonizada por Christian Bale, fue dirigida por una mujer (Mary Harron) y escrita por otra mujer (Guinevere Turner), en lo que deseaban que fuera “una sátira feminista” del mundo masculino. Les quedó tan feminista que Patrick Bateman es ahora modelo de ferocidad para todos esos chiquillos que sueñan con hacerse millonarios emprendiendo.

Uno nunca sabe qué serán los hijos de mayores.

Aprovechando el pasado día del libro, Filmin se flipó y empezó a subir documentales humildes sobre escritores creyendo que interesarían a alguien. Hay piezas dedicadas a Tolstoi y a su mujer, a Camus y a Sartre, a Baudelaire y a Stephen King. Luego está el documental Bret Easton Ellis, que es mayormente una carnicería contra la crítica literaria.

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