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Muere Amancio Amaro, presidente de honor y leyenda del Real Madrid

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El ex futbolista, que ha fallecido a los 83 a�os, gan� la Sexta Copa de Europa del club blanco en 1966.

Entre lo absoluto y lo relativo, cada vez que se suscita el tema acerca de qui�nes han sido los mejores jugadores espa�oles de la Historia, siempre figura Amancio en un lugar de honor. Entre lo objetivo y lo subjetivo, en cada ocasi�n que se plantea un debate referido a los mejores futbolistas del Real Madrid, nunca deja de aparecer Amancio en la relaci�n. Ente lo contingente y lo permanente, Amancio Amaro Varela puede ofrecer puntualizaciones, pero no negaciones. Matices, pero no dudas.

Amancio era vasco y gallego. Naci� en la calle Vizcaya de La Coru�a el 19 de octubre de 1939. Familia humilde, la inmediata posguerra... No hace falta a�adir nada para comenzar ciertas biograf�as en cierto pa�s. Y, en una �poca en la que la raza de los regateadores gozaba del predicamento general que el origen l�dico del juego les reconoc�a, destac� hasta la suma excelencia. Primero en el modesto equipo del Victoria. Luego, r�pidamente, en el Deportivo de la Coru�a, en Segunda, al que, a base de talento y goles, llev� a Primera y que constituy� su escaparate y su trampol�n.

Su gran historia est� ligada, desde luego, al Madrid. Pero pod�a haberlo estado al Barcelona, porque el Deportivo (entonces se dec�a El Coru�a), ten�a en �l la llave de un traspaso suculento y se lo ofreci� a los "cul�s". El Bar�a, sin embargo, en un error hist�rico, no mostr� inter�s. El Madrid s�. Y mucho, en una jugada al alim�n de Santiago Bernab�u y Antonio Gonz�lez, secretario del club coru��s. Y, en junio de 1962, en un envite econ�micamente arriesgado, lo fich� junto a Veloso, un delantero centro y la otra gran estrella del Deportivo. En su primer partido con el Madrid, en un amistoso en Ghana, observ� el nuevo que en su camiseta no figuraba el escudo. Extra�ado, pregunt� la raz�n. Le contest� Di St�fano: "Este escudo hay que gan�rselo".

Y a fe que lo hizo. Durante 14 temporadas en la Castellana, Amancio, peque�o, fuerte, r�pido, h�bil, p�caro, art�stico y eficiente, vistoso y pragm�tico, tambi�n goleador, sent� c�tedra como extremo derecho en el f�tbol espa�ol y el internacional. De blanco gan� nueve Ligas entre 1962 y 1976. Tres Copas (1970, 1974, 1975). Y, sobre todo, frente al Partiz�n, la Copa de Europa de 1966. La de los "ye-y�s".

Su contribuci�n al t�tulo, el que enlazaba con los logrados por el Real Madrid en la segunda mitad de la d�cada de los 50, registr� dos momentos capitales: la semifinal, en San Siro, en el encuentro de vuelta contra el lujoso Inter de Helenio Herrera, campe�n los dos a�os anteriores, que hab�a perdido 1-0 en el Bernab�u y estaba seguro de remontarlo. Y la final. En Mil�n recogi� Amancio un bal�n en el centro del campo. Eludi� con una finta el concienzudo marcaje de Bedin y, en l�nea recta, a una velocidad supers�nica, fue driblando con el pie a Fachetti y, con el cuerpo, a Guarnieri. A Picchi, el l�bero, lo despach� con un regate seco. Sarti, el portero, sali� a la desesperada y Amancio le cruz� por bajo el bal�n.

En la final, Serena marc� el gol del triunfo. Pero antes, Amancio, en otra jugada extraordinaria que volvi� a reunir, juntas y escalonadas, todas las virtudes del genio, hizo el del empate tras recibir el bal�n de Vel�zquez, regatear con limpieza a Vasovic, con suficiencia a Beceje y, ya en el �rea, solo ante Jusific, amagarle por un lado e irse por el opuesto. El guardameta, Soskic, indefenso, quiz�s incluso maravillado, no pudo tocar el bal�n m�s que para recogerlo desde el fondo de su territorio, hollado por la magia y por ella absuelto.

Amancio represent� m�s que ning�n otro jugador el nexo con el imperial Madrid de Di St�fano, Gento, etc. Fue el principal receptor del legado y el elegido para, primero, su custodia y, luego, su continuidad. La presidencia de honor del club, sucediendo a ambos, da fe institucional de la categor�a del jugador-hombre y el relieve del mito-s�mbolo. Y m�s tarde, como entrenador del Castilla, signific� el puente hacia el primer equipo de "La Quinta del Buitre". Sus logros en el filial lo ascendieron, de la mano de Luis de Carlos, al primer banquillo. No tuvo suerte, pero pese a ello, bajo su batuta, el Madrid, en una de sus inolvidables remontadas, le endos� 8-1 al Anderlecht.

En una �poca en la que se disputaban muchos menos partidos internacionales que ahora, visti� 42 veces la camiseta de Espa�a, con la que marc� 11 goles. Y, naturalmente, se coron�, ante la URSS, en la final de la Eurocopa de 1964. Y form� parte de la Selecci�n de la FIFA que, en 1968, se enfrent� a Brasil para conmemorar el d�cimo aniversario del primer t�tulo mundial de los sudamericanos.

Apodado "El Brujo" antes de que Quini heredase el alias, fue Bal�n de Bronce en 1964. "Pichichi" en Segunda, obtuvo dos veces ese galard�n en Primera. En el Madrid jug� 471 partidos y anot� 155 goles. Cuando se retir�, s�lo Di St�fano, Puskas y Gento hab�an marcado m�s. Sus dos �ltimas temporadas fueron declinantes. Ten�a 34 a�os. Pero sobre todo no pudo superar la lesi�n que le produjo, el 8 de junio de 1974, Pedro Fern�ndez, defensa paraguayo del Granada. Le rompi� el cu�driceps en lo que un m�dico defini� como "una cornada". La �ltima "cornada", la de la muerte, ha acabo con la existencia f�sica de Amancio, pero no con su recuerdo.

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