Sengun: el encanto de la vieja escuela - AS.com
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

NBA

Sengun: el encanto de la vieja escuela

El pívot turco de los Rockets se está destapando en su tercera temporada en la NBA. Roza el nivel all star y es el nuevo referente de unos Rockets en ascenso.

Actualizado a
Sengun: el encanto de la vieja escuela
CARMEN MANDATOAFP

En su partido 48 de la temporada, Houston Rockets sumó su victoria número 23 (23-25 que ahora es 23-26, después de perder en Minnesota). Simbólica porque superaba el total del curso pasado (22-60), el cierre de un nefasto trienio que se llevó por delante a Stephen Silas, con el que la franquicia texana puso en marcha la vida post James Harden, el futuro sin el jugador que había marcado casi una década en la que siempre se aspiró, sin suerte, a volver a las Finales. Las últimas siguen siendo las de 1995, las segundas del doblete de Hakeem Olajuwon.

Entre derrotas y un nulo tono competitivo (25% de triunfos en esas tres temporadas), los Rockets amasaron elecciones altas de draft y se pusieron en situación de empezar a construir algo: este es el año I de ese proceso, con Ime Udoka como entrenador y la llegada de veteranos como Fred VanVleet, Dillon Brooks y Jeff Green. El ritmo de victorias se ha disparado (47%) y la franquicia ha regresado al nivel de la respetabilidad competitiva, sobre todo en casa (18-9 por un 5-17 a domicilio). Primer paso.

Pero la clave de estos Rockets, vinculados a un general manager (Rafael Stone) que se hizo con el cargo en pleno cambio de ciclo, en sustitución de un Daryl Morey con el que había trabajado, está en el crecimiento de su capital joven, el talento emergente amasado en esos drafts a los que se llevó desde las cloacas. Picks muy altos: Jalen Green (número 2 en 2021), Alperen Sengun (16 en 2021), Jabari Smith Jr (3 en 2022), Tari Eason (17 en 2022), Amen Thompson (4 en 2023) y Cam Withmore (20 en 2023). Seis jugadores de entre 19 y 22 años, un lote del que se cayeron dos jugadores elegidos también en 2021 (el primer draft de Stone se saldó con cuatro picks de primera ronda) y que nunca encajaron: Usman Garuba (número 23) y Joel Cristopher (24). Los dos buscan ahora hacer un camino nuevo desde la G League.

Jalen Green y Jabari Smith, sobre todo, deberían ser las piedras angulares de los nuevos Rockets, el eje para muchos años del equipo. Sin embargo, el primero está siendo por ahora una decepción, un escolta con aires de estrella que no rinde como tal y que ya ronda el mercado de traspasos. La franquicia echa cuentas y sabe que no habrá dinero para ir firmando, verano a verano, las extensiones rookie de todos. Jabari sí está dejando buenas sensaciones pero de forma inconstante, despacio y por ahora sin vuelo de gran referente o súper estrella. Con los recién llegados (Thompson y Withmore) entrando en dinámica y rotación a medida que avanza la temporada, es otro jugador el que se ha puesto al frente del movimiento joven, el que parece ahora mismo el nuevo jugador franquicia y el que tendrá prioridad para firmar una extensión de contrato que empieza a oler a máximo. Es Alperen Sengun.

Turco, 2,11, 21 años. Número 16 del draft al que los ojeadores que tenían más rastrillado el mercado europeo situaban más arriba, en un top 10 del que se decolgó. Pescado junto a Garuba, los dos con 19 años y haciendo ruido en Europa. Los dos jugadores interiores, muy distintos. Uno con mucho talento ofensivo, el otro con muchas posibilidades defensivas. Fue Sengun el que se ganó desde el principio más minutos y un rol claro. Y fue Garuba el que perdió el paso, por mucho que ni siquiera parecieran jugadores incompatibles.

La llegada después de Jabari Smith y Tari Eason sentenció a Garuba en unos Rockets que empezaron a frotarse las manos con un Sengun que este año, en un equipo mucho más ordenado y lógico con Udoka al frente, ha dado un salto adelante gigantesco, uno que le ha hecho rondar el nivel all star: promedia 21,7 puntos, 9,3 rebotes, 5,1 asistencias y un 54,4% en tiros. Si sube unas décimas la anotación hasta 22 alcanzaría una combinación que solo han promediado en la NBA Giannis Antetokounmpo, Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar y un Nikola Jokic con el que Sengun es comparado casi desde que puso un pie en la NBA. Le llaman, de hecho, Baby Jokic. Y él lo acepta, por ahora: “Soy joven, así que va bien. Dentro de unos años, que no se le ocurra a nadie llamarme así”.

Sengun, que empezó a jugar al baloncesto a los ocho años por influencia de su hermano mayor pese a que sus padres querían que compitiera en natación, fue MVP de la Liga turca con el Besiktas antes de presentarse al draft. Con 18 años promedió más de 19 puntos y 9 rebotes por partido. No jugó Euroliga, pero no era precisamente un secreto para los captadores de talento de la NBA.

Sengun, que también fue el mejor de Turquía (más de 16 puntos y 8 rebotes de media) en el Eurobasket de 2022, es desde luego un jugador especial. Es alto pero no tiene una gran envergadura ni un físico explosivo. No juega como la mayoría de interiores actuales, mirando al aro de cara y bombardeando desde la línea de tres. Tira, amenaza por todo el ataque y genera de cara, pero su fuerte es producir desde el poste, como los pívots de siempre. Tiene un juego de pies exquisito, manipula a las defensas con sus movimientos de hombros y caderas; fintas, reversos por la línea de fondo, finalizaciones en fade away sobre una pierna… Un cinco que tiene también cosas de cuatro y que está empezando a rascar su verdadero potencial. Y los Rockets están empezando a aprender a jugar a través de él, a usarlo como punto de partida de casi todos sus planes de ataque. Si se dice todo eso de Nikola Jokic es porque la comparación, salvando todavía una gran distancia, es plausible.

Desde que llegó a la NBA, ha ganado músculo y ha mejorado mucho su manejo del balón. Siempre ha tenido un gran instinto para pasar, y desde luego posee toque, finura para acabar las jugadas. En los Rockets trabaja con Tiago Splitter, que asegura que le recuerda a los mejores pívots de su época. Y tiene feedback con Hakeem Olajuwon, con el que también ha entrenado, el maestro del juego al poste que es mucho más que una leyenda en Houston. Mientras deciden qué hacer con Jalen Green y comprueban cómo de bueno va a ser Jabari Smith Jr, Sengun ha dado el paso necesario para ser imprescindible, esencial en la nueva etapa de un equipo que va regresando, poco a poco, desde las tinieblas. En gran parte, gracias a él.