"Es verdad, gracias a todos por vuestros buenos deseos". Con este mensaje, la congresista dem�crata Alexandria Ocasio-Cortez confirmaba la noticia de su compromiso. A sus 32 a�os, la que en 2018 se convirti� en la diputada m�s joven del Congreso estadounidense anunciaba su boda con Riley Roberts, su novio desde hace una d�cada. Ante sus millones de seguidores, la influencer de la izquierda de Nueva York expresaba la felicidad de su futura uni�n con el discreto hombre pelirrojo que a menudo la acompa�aba a los actos de campa�a. Pero al que pocas personas asociaban como la pareja de la estrella roja de El Bronx.
Cuando se realiza un test de compatibilidad entre los prometidos, las variables parecen fluctuar. Ella, una de las voces m�s sonoras de los Socialistas Democr�ticos de Am�rica. �l, un silencioso hombre de negocios. Ella, una cat�lica de familia puertorrique�a humilde de barrio entre semana e iglesia los domingos. �l, un protestante originario de la Arizona del desierto rojo y el Gran Ca��n. En ese ecuador de la vida y el espacio llamado Universidad, Riley y Alexandria se enamoraron sin que nada importase.
Graduada con honores en la Universidad de Boston en 2011, Ocasio-Cortez posee una titulaci�n en relaciones internacionales y econom�a sobre la que ha sustentado su carrera pol�tica, pero no sus aspiraciones empresariales. Tras trabajar como camarera, Alexandria tratar� de montar una editorial sin �xito. Poco despu�s, descubrir� que lo suyo es la oratoria pol�tica. As�, empezar� a colaborar con diversas asociaciones y a dar charlas sobre liderazgo femenino y latino. En 2016, sin apenas recorrido pol�tico, organizar� la campa�a presidencial de Bernie Sanders. Consolidada la derrota del candidato dem�crata, la joven decidi� salir del microcosmos de Nueva York para darse a conocer a nivel nacional. En coche, recorri� estados rurales para entrevistar a los afectados por la contaminaci�n de los oleoductos.
Pero Alexandria Ocasio no es una Erin Brockovich de la edad moderna, sino una activista de teclado. Bajo el poder del hashtag defiende cuestiones como el aborto, la sanidad p�blica o el lenguaje inclusivo. Fue as� como la joven bebi� de distintas corrientes para mojar su sello: AOC. Una marca pol�tica que planta su estampa en las redes sociales, mientras repele a los dem�cratas de toda la vida.
En todo el proceso de dise�o de su imagen, Ocasio ha contado con el apoyo en las sombras de Riley Roberts. A ambos, les une su pasi�n por el emprendimiento. Lo cual refleja el car�cter de salom�nica socialdemocracia que ofrece su figura dentro de su marketing de extrema izquierda Desde que se conocieron, los j�venes han tratado de llegar a la cima en sus carreras ayud�ndose mutuamente. A sus 33 a�os de edad, posee un patrimonio considerable. Mientras, AOC sigue endeudada con un pr�stamo estudiantil a pesar de cobrar 100.000 d�lares anuales.
Licenciado en sociolog�a y administraci�n de empresas en 2012, Roberts tiene una amplia experiencia en marketing. Como consultor digital, ha creado potentes im�genes de marca. Aunque se desconoce si AOC se encuentra entre sus proyectos, lo cierto es que su prometida es uno de los mejores productos pol�ticos de internet. Con 8, 5 millones de seguidores en Instagram y 13 millones en Twitter, su juventud y popularidad contrastan con la madurez y el deterioro de Sanders.
En el ocaso de Bernie, Ocasio brilla como un temido amancer socialista en la cuna del capitalismo. En el que la joven no parece vivir inc�moda. Apasionada de la moda, ha sido criticada por posar con un modelo de 14.000 d�lares para Vanity FairAunque asegura que su ropa es de segunda mano y aquel modelo prestado, acude bien vestida tanto a reuniones de sindicatos como a pasarelas de moda.
AOC protagoniz� en 2019 una discusi�n con Mark Zuckerberg en el Congreso sobre el uso de datos personales por parte de Facebook. Entre sus propios esca�os, tambi�n ha batallado. Acusada de simpatizar con el gobierno de Cuba, critic� el embargo hacia este pa�s por parte de Biden. Su voz radical a�n salpica al otro lado del charco. En Espa�a, Irene Montero trata de seguir su senda. Tanto es as�, que cuando la Ministra pos� para Vanity Fair, la influencia del estilo de la americana parec�a evidente. En postura corporal y pol�tica. Ay, esa musa de Pablo...
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