Situado en el corazón de Europa, Alemania es el motor de la economía y la industria del viejo continente. Tierra de fronteras durante el imperio romano, la historia le ha conferido desde entonces un lugar destacado para entender la evolución de la construcción del proyecto europeo. Algunos de los músicos más reconocidos del mundo nacieron en Alemania, así como científicos y filósofos.
El viajero que recorra el país se encandilará con los pueblecitos alemanes y los castillos que encuentre a su paso. De sus ciudades destacan los museos y locales de una sociedad bien organizada con una idea clara de progreso e innovación. Sin embargo, no todo es seriedad y trabajo. Alemania es también famosa por la cerveza y el carácter que sus habitantes le dan a esta bebida milenaria de la que fabrican más de 5.000 tipos. Ir a una cervecería alemana es casi un ritual que ningún viajero en el país germano puede dejar escapar. Y para los más fanáticos, la Oktoberfest, la mayor fiesta de la cerveza del mundo es una cita imprescindible.
Berlín, llena de cicatrices, es una ciudad que se ha apoyado en la transformación y la historia para dar una nueva y mejorada versión de sí misma. El río Spree cruza por Mitte, el corazón de la capital, punto de partida de otras muchas sorpresas y lugares fascinantes, como la cúpula de Reichstag, la iglesia del Káiser Guillermo o el famoso Monumento al Holocausto. Pero no todo es pasado: en la ciudad alemana se encuentra también el Jardín Botánico, con más de 20.000 especies vegetales de alrededor del mundo, y en cuanto a espectáculos, el Festival de las Luces que se celebra en octubre es un gran reclamo para los visitantes.
Por supuesto, la Navidad trae consigo otro de los más brillantes acontecimientos del año en la capital, pues en ella se reúnen hasta 60 mercados de Navidad diferentes. El resto de las ciudades alemanas no abarcan tanto, pero su encanto es famoso en toda Europa. Desde Múnich hasta Augsburgo, con su archiconocida representación del ángel, pasando por la ciudad medieval de Ulm o la de Rothenburg ob der Tauber, el país mantiene vivas las tradiciones durante las semanas previas a las celebraciones con un conjunto de dulces, olores, y luces de colores.
Sin embargo, más allá del encanto navideño, de la fuerza de atracción de Berlín, de sus numerosos castillos y de su larga tradición cervecera, se encuentra una joya natural: la Selva Negra. La ciudad de Friburgo es la entrada a este universo de bosques misteriosos y pueblos de cuento. Desde el lago Titisee hasta el monte Feldberg, pasando por la cascada de Triberg y su bella localidad o Gengenbach, donde se rodaron algunas escenas de Charlie y la fábrica de chocolate, los encantos son innumerables. Gastronomía, arte, arquitectura y naturaleza son la base del disfrute de todos aquellos que se acerquen a la región.
Idioma oficial
Alemán
Visado
No