Las historias desconocidas detrás de los futbolistas y la Semana Santa de Sevilla: "El jeque no lo entendía; hice locuras por la Virgen de los Dolores" | Relevo
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Las historias desconocidas detrás de los futbolistas y la Semana Santa de Sevilla: "El jeque no lo entendía; hice locuras por la Virgen de los Dolores"

Muchos de los jugadores que han vestido la camiseta del Betis y del Sevilla cuentan a Relevo su devoción y sus dificultades para vivir su otra gran pasión.

Manolo Jiménez de costalero en Arahal./EFE
Manolo Jiménez de costalero en Arahal. EFE
Alonso Rivero
Samuel Silva

Alonso Rivero y Samuel Silva

En una ciudad tan dual como Sevilla, es imposible la disociación entre el deporte y el mundo cofrade. La Semana Santa sevillana ha dejado múltiples imágenes para el recuerdo, como el famoso balcón de Manuel Ruiz de Lopera en la céntrica calle Sierpes, en el cual, no sólo agasajaba a jugadores y entrenadores que estaban en el Betis, sino que llegaba a aprovechar la ocasión para incluso negociar.

Los clubes sevillanos están involucrados en la vida de las hermandades de sus respectivos barrios. San Bernardo, La Sed, San Benito o San Pablo, reciben cada año la visita sevillista en la habitual ofrenda floral a sus titulares. La Hermandad de la Misión, muy cerquita del Benito Villamarín, también recibe cada año a los dirigentes del Betis que además, incluyen cada Semana Santa a diferentes hermandades con algún motivo especial.

En la actual plantilla del Sevilla, Kike Salas sigue manteniendo sus vínculos con la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura, que hace su estación de penitencia el Martes Santo en el colegio Salesiano San Juan Bosco en Morón de la Frontera. Su padre, al igual que el resto de sus tíos, estudió allí y ha llevado siempre esa tradición. Kike ha salido junto a su hermana desde pequeño y actualmente es su padre el que mantiene junto a Blanca esta costumbre. Su padre ha sido además costalero durante diez años y ha estado en casi todos los sitios de estación de penitencia.

Ya cuando Kike fue avanzando en el mundo del fútbol la cosa se fue complicando. El año pasado, por ejemplo, estuvo cedido en el Tenerife, lo que le privó de acompañar a su familia en ese día tan especial. Como cada martes, la misa que se celebra una hora antes de la salida de las imágenes y la procesión posterior forma parte de sus costumbres familiares que aún hoy mantiene.

Pero el fútbol no siempre logra privar a los deportistas de este gran acto de devoción. Un caso muy palmario es el de Manolo Jiménez. "Bueno, yo soy costalero de mi hermandad, la Virgen de los Dolores de Arahal, desde los 16 años -dije que tenía 18-. Antes de ser futbolista del Sevilla fui costalero. He crecido debajo de las trabajadoras de la Virgen de los Dolores de Jesús Nazareno. He salido siempre, siendo futbolista o siendo entrenador", confiesa a Relevo. Este año, su reciente fichaje por el Cerro Porteño paraguayo le impedirá por primera vez estar debajo de su Virgen en su madrugá.

"He tenido que hacer verdaderas locuras para poder estar cada año. Jugábamos un Miércoles Santo una semifinal de Copa en Grecia. Terminamos el partido a las once de la noche. Con dos escalas pude llegar de madrugada para dar la última chicotá. No es cuestión sólo de ser costalero, es lo que significa eso para mí. Es fe y tradición. Me encanta además todo lo que rodea a la Semana Santa: las marchas, los adornos o cómo engalanan los pasos. Pero para mí lo principal es la fe y algo muy importante, las bolsas de caridad que existen en las hermandades. Quizás el que es de fuera no logra entenderlo. Piensa que todo es ostentación y lujo pero para nada", confiesa el exentrenador del Sevilla.

Manolo recuerda algunas anécdotas que demuestran esa fe que profesa: "En Emiratos teníamos partidos de Champions. Si me iba a Arahal, sólo podía estar el día antes del partido. Pedí permiso al jeque para irme y perderme un entrenamiento. Al principio no lo entendió pero le dije que para mí aquello era tan importante como para ellos el Ramadán. Lo entendió. Era un hombre muy creyente. Siempre he buscado la fórmula para estar".

Manolo Jiménez pudo salir durante unos minutos de costalero durante su etapa en el AEK. EFE
Manolo Jiménez pudo salir durante unos minutos de costalero durante su etapa en el AEK. EFE

"En mis inicios como profesional, mis entrenadores nunca me dijeron nada porque sabían que yo lo dejaba todo en el campo por muy cansado que estuviera. En juveniles recuerdo que jugábamos un partido ante el Betis Deportivo en Piscina Sevilla. Alguien de mi pueblo le dijo a mi entrenador, Antonio Valero, que yo salía de costalero el Viernes Santo. Jugábamos el sábado. Cuando llegué me miró el cuello y me dijo que qué eran esas heridas. Yo le dije que no lo sabía. Me dijo: 'Me han dicho que eres costalero en Arahal'. Le dije que no, pero insistió en que no le mintiera por lo que le dije la verdad. No sé si en broma o en serio pero me soltó: 'Si hoy perdemos serás el culpable y no te volverás a poner una camiseta del Sevilla mientras yo esté aquí'. Empatamos y fuimos campeones y no pasó nada", cuenta entre risas.

La devoción de Alejandro Pozuelo y Dani por San Gonzalo

La carrera futbolística de Alejandro Pozuelo le ha permitido experimentar y conocer una gran cantidad de culturas, idiomas e idiosincrasia. Obviamente, esos kilómetros de distancia que le han separado de su Triana le han impedido seguir saliendo en su hermandad de San Gonzalo.

En sus inicios, el sevillano comenzó en la Hermandad de la Estrella que hace su estación de penitencia el Domingo de Ramos. Su padre, siempre ha tenido vinculación con esta hermandad tan trianera. "Cuando fui creciendo, mi tía me fue inculcando esa devoción por San Gonzalo. Recuerdo que ella y yo salíamos los lunes, y mi padre y mi hermano, el domingo. Incluso ya como jugador del primer equipo del Betis lo mantuve", nos explica Pozuelo.

"Para mi familia, el Domingo de Ramos y el Lunes Santo eran días muy especiales. Mi madre es la que siempre nos ha inculcado esta tradición. También lo hace ahora con sus nietos. Ella incluso nos cosía los trajes. Mi padre y mi hermano siguen saliendo en la Estrella y mi tía también en San Gonzalo", comenta.

Del corazón de Triana también llegó Daniel Martín Alexandre, Dani. El autor de los goles para la historia. De la final de Copa en el Vicente Calderón al Chelsea. "Yo salía por tradición y por devoción. Desde chico lo hacía junto a mi hermano", recuerda el delantero sobre su vinculación con San Gonzalo. De El Tardón a Heliópolis, Dani continuó realizando su estación de penitencia incluso cuando ya despuntaba como futbolista. "Estuve muchos años, incluso jugando con el Betis B y en mi primer año con el primer equipo", relata. A él no lo apartaron las obligaciones futbolísticas sino los infortunios que fueron sucediendo en su carrera. "En mi primer año me lesioné el ligamento cruzado y ya dejé de salir", señala Dani, que continúa en su barrio cada Lunes Santo al son del Jesús del Soberano Poder.

"Tras recuperarme, me coincidía con los partidos que debía jugar con el Betis y no pude salir. Luego, aparte de la rodilla, me operé los dos tobillos. Salir era sufrir mucho", añade. "Dejé de hacerlo, pero sigo viéndolo y siendo hermano", cuenta el trianero, que ahora tiene el reto de continuar la tradición familiar. "Quiero meter a mi hijo. Es hermano, pero de momento no sale. A ver si le entra el gusanillo", dice otro futbolista vinculado a su hermandad, a su barrio de Triana.

Pablo Blanco, Scotta, Bertoni, La Macarena y el «Cristo de los futbolistas»

Pablo Blanco es leyenda del Sevilla. Llegó en la campaña 67/68 siendo juvenil. Ese fue el comienzo de una trayectoria ininterrumpida de cinco décadas, hasta 1984 como jugador, y más tarde como miembro de la secretaría técnica y director de los escalafones inferiores del Sevilla. Como sevillano, no se ha desmarcado del fervor de la Semana Santa. Fiel devoto de la Esperanza Macarena, este año ha recibido la distinción por su 50 años ininterrumpidos como hermano. "Mi vinculación con la Hermandad de la Macarena viene desde que era chico. Yo nací en la calle Arrayán, muy cerquita de la Basílica. Toda mi familia es muy devota", confiesa.

"Yo, siendo jugador de fútbol profesional he salido de nazareno dos veces. La primera de ellas cuando murió mi madre, en 1978. Y al siguiente año también, aunque no terminé todo el recorrido y me fui a casa en cuanto entramos en la Catedral", explica. Una devoción tan intensa, que como otros muchos compañeros de profesión, contagió a algunos de sus compañeros: "Cuando llegó Daniel Bertoni hicimos mucha amistad. Él me acompañaba. Él fue hermano de la Macarena durante mucho tiempo, hasta que posteriormente, tras años en Argentina, dejó de pagar la cuota. Fíjate cómo sería, que le puso a su hija el nombre de Macarena. También ocurrió lo mismo con Scotta".

El 'Cristo de los futbolistas' se expone en Buenos Aires y Maradona fue un ferviente devoto

Pero esa vinculación fue más allá y gestó el Cristo del Gran Amor o "Cristo de los futbolistas", una imagen expuesta en Buenos Aires y que tiene en el Papa Francisco a uno de sus más fervientes devotos, como también lo fue Diego Armando Maradona: "Yo les presenté a ambos a Luis Álvarez Duarte (imaginero y escultor sevillano). Luis era hermano también de la Macarena y muy amigo mío. Después del Mundial que ganaron en 1978 le encargaron la imagen". En esta iniciativa colaboraron también otros campeones del mundo argentinos como el portero Ubaldo Matildo 'El Pato' Fillol, Olvaldo Ardiles, Alberto Tarantini o 'El Matador' Mario Alberto Kempes.

La imagen fue trasladada desde el Aeropuerto de San Pablo de Sevilla al de Buenos Aires por un avión de la Fuerza Aérea argentina y, desde 1981, se venera en la catedral bonaerense y procesiona los Viernes Santos por la capital de Argentina entre la devoción de fieles e hinchas del fútbol.

Otro de los que se enamoró de la imagen fue el segundo entrenador del Betis, Rubén Cousillas, el sempiterno ayudante de Manuel Pellegrini. "Yo soy muy católico. Cuando estaba en Argentina, visitaba a la Virgen de Luján antes de cada partido que jugábamos. Así durante 25 años. Aquí en la pandemia, hacía caminatas sin rumbo y un día entré en la Basílica. Me gustó la Virgen, me informé sobre lo que significa y me enamoré. Yo soy asiduo concurrente de La Macarena. Sigo viniendo sea cual sea el resultado, porque esto es la fe. Le pido para que el Betis pueda seguir dándole alegrías a esta hinchada tan maravillosa que tenemos", contó en los medios oficiales del club en la última visita institucional.

Rafael Gordillo, su Hermandad de los Gitanos y hermano de Los Negritos junto a Butragueño

La vinculación de Rafael Gordillo con la Semana Santa comenzó bien pronto. "Mi familia era muy capillita y mi tío Quintín nos hizo a mi hermano y a mí de la Hermandad de los Gitanos", recuerda, con esos inicios haciendo estación de penitencia con nueve o diez años. Pero la devoción quedaría aparcada durante muchos años. "En mi etapa como futbolista no podía salir. Cuando me retiré estuve saliendo dos años como nazareno junto a mi hermano, que era costalero también", asegura el '3' más icónico del Betis, que siempre había seguido con curiosidad esa afición de su hermano. Sí se escapaba horas antes para ver a la cofradía antes de acudir a los entrenamientos, a los que llegaba casi con el tiempo justo. "Mientras estuve en el Real Madrid no podía ni verla. Si hubiera habido AVE...", dice con nostalgia.

Rafael Gordillo, en la Hermandad del Polígono. ABC
Rafael Gordillo, en la Hermandad del Polígono. ABC

"No conocía ese mundo y pensaba que debía tener algo diferente. Eran una piña debajo del paso y fuera. Salían y se fundían en abrazos. Lo quise averiguar", rememora Gordillo, que hizo su estreno como costalero en la Beatificación del Padre Ceferino, el primer Beato gitano de la historia de la iglesia cuando el Señor de la Salud realizó una salida extraordinaria. "Me llamó Juanma, que era el capataz y recuerdo que estuve en la Catedral", cuenta sobre una vinculación que mantuvo durante 13 años. "Es un mundo diferente, muy bonito. Antes me preguntaba qué había ahí abajo que los hacía salir así. Quise probarlo y es algo que sólo sientes cuando estás ahí. Además, todos los compañeros de cuadrilla se portaron fenomenal".

Ese fervor de Gordillo por la Semana Santa lo unió a otras cofradías. De la Hermandad de los Negritos se hizo hermano junto a Emilio Butragueño, su compañero en el Real Madrid; con Sebastián Alabanda también se vinculó a San Gonzalo; y a la Hermandad del Polígono, su barrio, también le profesa su devoción. "Mi abuelo fue Capitán de los Armaos de La Macarena y salió en el Calvario, El Gran Poder…", dice Gordillo para explicar esa cercanía que siempre ha tenido con todas las cofradías.

La pasión cofradiera de Monchi

Otro de los actores del panorama deportivo que ha exportado la Semana Santa al exterior es el exdirector deportivo del Sevilla, Ramón Rodríguez Verdejo. Monchi siempre ha profesado una especial vinculación con algunas imágenes de su ciudad, San Fernando: "Es una ciudad muy cofradiera. Yo desde pequeño ya era hermano de la Hermandad de los Afligidos. Salí en ella cada Lunes Santo. Con el tiempo me hice hermano del Perdón que es a la que más devoción le tengo actualmente. Siendo futbolista seguía saliendo, obviamente sin hacer mucho ruido y sin utilizar la salida procesional como objeto de comentario, siendo lo más discreto posible. Si es verdad que cuando jugaba nunca salí de costalero y cargador, que es como se le dice en San Fernando", narra a Relevo.

Una pasión que tuvo su hueco en un barrio de la ciudad de Sevilla: "Cuando llegué a Sevilla ya traía esa tradición cofradiera y llegaba a una ciudad donde se vive intensamente la Semana Santa y evidentemente también me embriagué de ella. Me fuí a vivir a la calle Portaceli, en el barrio de San Bernardo, cuando jugaba en el filial del Sevilla. Allí conocí puerta por puerta a un sevillista, Pepe Sousa, que era miembro de la junta directiva de la Hermandad de San Bernardo. Él fue quién me inculcó ese amor por el barrio y por la cofradía. Soy hermano de San Bernardo desde hace 33 años, desde enero de 1991. Allí también he salido de nazarenos muchas veces".

Antoñito y su Hermandad de San Pablo

Durante toda su carrera futbolística, Antoñito ha dado a conocer al mundo del fútbol el Polígono San Pablo, barrio sevillano donde se crió. La devoción religiosa permitió que tras años de gestación, en el año 2005 la Hermandad de San Pablo se hiciera oficial. Tres años más tarde, estaría por primera vez en la carrera oficial. "Para mí es volver a mis raíces. No he salido nunca de nazareno ni de costalero pero siempre estoy presente cada Lunes Santo. Tuve el honor de poder contribuir económicamente en la creación de las imágenes titulares. El canasto del paso donde sale el Cristo. También tengo mucha devoción por la Macarena. Me la inculcó José Antonio Reyes con la ayuda de Cristóbal Soria".

Antoñito, durante la ofrenda floral del Sevilla a la Hermandad de San Pablo. SAN PABLO
Antoñito, durante la ofrenda floral del Sevilla a la Hermandad de San Pablo. SAN PABLO

La imagen del Cachorro que cautivó a Luis de la Fuente

El actual seleccionador nacional Luis de la Fuente, vivió ocho años intensos en la capital andaluza. Allí se impregnó de sus tradiciones y cómo no, de su Semana Santa. Muy cercano a la Hermandad de San Benito, hace unos años quedó cautivado por la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, conocido en Sevilla como El Cachorro. El primer acercamiento fue casual. En medio del revuelo por la lesión de Gayá y la posible convocatoria de Balde, Luis cogió junto a su cuerpo técnico, sin previo aviso y sin que nadie se percatara, y se marchó a visitar aquella imagen de la que tanto había escuchado hablar.

El segundo encuentro fue en una semana especial, durante el Viacrucis. En un acto íntimo y tras un rato de oración, el hermano mayor del Cachorro, José Luis Aldea, le regaló un cuadro y la medalla de hermano de la cofradía, y lo invitó a que firmase en el libro de honor de la Hermandad. "Hoy 26 de febrero, en un día señalado para la Hermandad, he tenido el honor de visitar al Cristo en un acto íntimo pero especialmente emocionante. Os deseo, desde lo más profundo de mi corazón, la oportunidad de haberlo disfrutado en vuestra compañía", escribió.

Luis de la Fuente, durante su visita a la Hermandad del Cachorro. RL
Luis de la Fuente, durante su visita a la Hermandad del Cachorro. RL

Poco después, tras el reportaje publicado en Relevo, se le cuestionó por ello en una rueda de prensa. "Me encanta esta pregunta. Soy un hombre de fe. ¿Qué pedí? Pues le pedí salud y trabajo. Que salgan bien las cosas. Me da mucha fortaleza a la hora de tomar decisiones saber que las tomo con el apoyo de Dios. Salud y trabajo para todos", respondió.

Dos pasiones muy impregnadas en una ciudad tan mariana y devota como Sevilla. En ella, cohabitan muchas formas de vivirla pero también en ella es casi imposible no contagiarse de ambas, el fútbol y la Semana Santa.