Pablo, «más que una canción»

Por Daniel E. Burgos, estudiante de Periodismo

La muerte, casi siempre, trae consigo un silencio frío y demoledor; deja una calma lúgubre a su paso. Pero, solo en contadas ocasiones, el alma que se va es tan grande que no cabe en ese silencio. Eso es Pablo: una voz que, lejos de callar, se transformó en muchas otras; una vida que, lejos de extinguirse, se multiplica a cada segundo de esta hora triste.

Los textos de despedida, las canciones, los abrazos, hacen que las lágrimas sean más cálidas. Y no es que no duela, pero la pena es más sencilla cuando se comparte entre muchos. Como pequeño homenaje, aquí reunimos algunos mensajes que demuestran que Pablo seguirá entre nosotros, «eternamente».

El colega de profesión

Querido Pablo, dejarás de estar físicamente pero tu legado será eterno por los siglos de los siglos, igual que Benny, Bola, Lecuona, Sindo, Matamoros, Arsenio, Mario Bauzá, Machito, Chano, Bebo y otros que son parte de la historia. ¡Nunca te olvidaremos! Tus canciones permanecerán más allá de todo. ¡Hoy es un día muy triste! Descansa en paz, mi hermano.

Chucho Valdés

La amiga en la distancia

Ha sido un privilegio conocerte. Hasta siempre. Nos quedó pendiente otra «descarga en tu casa».

Ana Belén

El conocedor

Ha muerto Pablo Milanés.
Cuba lo llora, como se llora a un grande. Como se llora a uno de los principales referentes de la cultura. Como se llora a un símbolo. Porque es un grande, porque es un referente, porque es un símbolo.
Ha muerto Pablo Milanés, cantautor inmenso, poeta que encarnó como pocos el espíritu de su pueblo. Generaciones completas de cubanos hicieron suyas sus canciones. Esos temas integraron (integran) la banda sonora esencial de una nación.
Pablo cantaba con Cuba. Cuba cantaba con Pablo. Su voz era un torrente de matices, un ámbito de múltiples resonancias, melodiosa concreción de un impulso raigal. Le cantó al amor, le cantó a la Patria, le cantó a la gesta de un pueblo, su pueblo.
Cuba llora a un imprescindible.
Tenía la capacidad de resumir aspiraciones, sentimientos, homenajes colectivos.
Los valores formales de sus creaciones están fuera de discusión, tienen incluso una densidad y un vuelo sinfónicos, aunque fueran concebidas para una guitarra sola.
Lejos del país que amó y encumbró con su obra, a los 79 años ha muerto Pablo Milanés. Pero él siempre fue presencia permanente. Fue y será, porque hace mucho garantizó la sobrevida.
Pablo es Cuba, como lo son los más grandes artistas nacidos en esta tierra: supo aprehender el ángel indómito de estas islas, recrear su vuelo maravilloso, volverlo poesía y música para todos los tiempos.
Pablo querido, emblemático más allá de las polémicas, ejemplar en su entrega a su arte, fiel a un acervo compartido. Pablo de todos. Pablo eterno.

Yuris Nórido

La joven enamorada de sus canciones

El 21 de junio de este año fue uno de esos días de gloria para mí, porque Pablo estuvo en casa. Hay sensaciones que solo han de ser vividas una vez y esa fue una de ellas. Aquel concierto se convierte hoy en el último para muchos que encontramos en Pablo nuestra verdad.
Compartí ese momento con personas que ya no están cerca, y con otras que pronto se irán buscando días de gloria para ellos. Hay una extraña magia en este 21 de noviembre, hace exactamente cinco meses de aquel junio en que todos profesamos amor a «Yolanda» y dijimos a coro que no ha sido fácil. Pablo, nos diste todo de tu voz, de tus ojos y tus manos, gracias por tus verdades y tu afán de hacer poesía.
Gracias, mil veces gracias, por hacer de mi generación seres fieles a su forma de ser. Hoy te transformas en ave que retornará eternamente, en forma de canción.

Daniela Ariosa

Ella, que lo vivió

Pablo es el hombre infinito de «Yolanda», «Para vivir», «El tiempo, el implacable, el que pasó», «Yo me quedo», «No ha sido fácil», «Cuando te encontré», «Yo no te pido», «La vida no vale nada», Cuánto gané, cuánto perdí. Si las hizo para el amor o para una causa, qué bueno.
En lo particular, las asumo como el hacer de un trovador que dejó una huella indeleble en mi espíritu y todavía, ya casi septuagenaria, me hace revivir la juventud y dar alas al amor en una vejez que no teme a la irreverencia.

Iraida Calzadilla

Aquel que le admiró desde el sur

¡Hasta siempre Pablo Milanés! ❤️🇨🇺🎶

Fito Páez

Un amigo en el dolor

Se me ha muerto un amigo y no tengo palabras. Ni voz. Nunca voy a olvidar cómo me cambiaste la vida; todo lo que hiciste por mi. Me supera el dolor. Gracias Pablo, en mi nombre y en el de mi familia. Siempre te recordaré con este mismo amor. #PabloMilanes #Deppablomilanes

Andrés Suárez

El agradecido

Querido Pablo, me da coraje que te hayas ido pero tanta felicidad que hayas estado. Gracias por tu música #PabloMilanes

Alejandro Sanz

Quien creció con su música

He perdido un pedazo de Cuba con tu partida. Tus canciones cantadas a voz en cuello mientras veo la televisión o escucho la radio. Tus canciones cantadas junto a mi padre mientras mi madre sonríe, ese es el recuerdo de ti que me quedará siempre, Pablo querido. Tus canciones para cada momento de mi vida, como si las cantaras para mí…porque las cantabas para mí.

Tus canciones que me dan fuerzas para comenzar un día cuando todo va mal, cuando la tristeza y la soledad me ahogan. Tus canciones para ser feliz, para recordar, para conectarme con los míos, con mi casa y su lugar, con mis amigos de ayer.

Gracias Pablo, por todo y por tanto.

Daynet Castañeda Rodríguez

Poesía de libertad

Gracias #PabloMilanés, tu vida, tu música y tu poesía de libertad, nos acompañarán por siempre en nuestro caminar. La paz sin arte no es posible. Hoy honramos tu existencia y lamentamos tu partida. Vivirás por siempre en nuestras luchas y corazones.

Francia Márquez Mina

El hermano en hazaña

Te conocí rasgando
el pecho de la muerte un día.
Tú no sabías nada
y eras tú quien la llevaba
de la mano.
Y así tú seguirás,
sin reparar en tu ventaja:
que eres tú quien la lleva,
quien la doma y la amortaja,
caminando.
Eres un espacio que se vuelve
sin espina y que se pierde
en la alegría de volverse.
Pero ya tu voz se está quedando,
ya tu mano está grabando
todo un nombre con sus dientes.
Quién que no haya visto la tristeza
con sus cuatro mil cabezas
puede oírte con descanso.
Quién que no haya amado largamente
y convivido con lo extraño
de este tiempo sin remansos.
Te conocí pegado
a la pared del cielo un día.
Ibas llevando entonces
bajo el brazo una guajira
y caminando,
caminando.

Silvio Rodríguez

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