Agentes 355 (2022), de Simon Kinberg

Un sofisticado dispositivo electrónico es capaz de controlar cualquier tecnología. Su alcance es inmenso, desde derribar un avión hasta reventar las cuentas de cualquier empresa o país. Tras un ataque a su poseedor, un capo de la droga, el preciado tesoro –del tamaño de un disco duro– queda en manos de un intermediario que acude a la CIA para pasarle la mercancía. Los agentes Mace y Nick conciertan una cita en París. Pero hay otros jugadores en la partida: una tal Marie se hace con el cargamento, mientras que Nick muere en la operación...

Una trama de espías internacionales con acción a mansalva es lo que ofrece Agentes 355, una película –no nos engañemos– ideada para entretener a espectadores no demasiado exigentes. El director y coguionista Simon Kinberg (X-Men: Fénix oscura) entrega sólo un producto correcto y lleno de ritmo, pero que es a la vez bastante convencional y se tambalea ante el más mínimo análisis crítico. Quizá el gran problema de Agentes 355 es que se toma a sí misma demasiado en serio. Y eso en una película de este tipo –plagada de peleas inverosímiles, de trucos de prestidigitador (la cosa es de risa en el mercado), de palabrería irreal, etc.– es un error garrafal, justo lo que evitaba Alerta roja, por poner un ejemplo coetáneo. Además Jessica Chastain no da el nivel para dar mamporros tipo Bourne (ya le ocurría en la defectuosa Ava). Y no es una cuestión de entrenamiento.

Ideológicamente Agentes 355 supone chutarse una fuerte dosis de feminismo en vena, tanto en boca de las protagonistas –“los hombres no tienen que decirnos lo que hemos de hacer”– como en el propio desarrollo de los hechos. Muy claramente queda expuesto el sesgo genérico con el absoluto protagonismo de las cinco mujeres que harán causa común, pero donde la cosa se pone ya un poquito radical es que aquí todas las féminas son buenas y extraordinarias, mientras que todos los hombres son malos malísimos. Sin excepción. Ciertamente 007 empieza a ser cosa del pasado.

La mejor que se puede decir de la trama es que se sigue bien, con una producción vistosilla que nos lleva por diversos países y continentes: Colombia, Inglaterra, Francia, Marruecos, China. Incluye elementos que funcionan medianamente, como la rivalidad entre la yanqui Mace y la alemana Marie o la inclusión en la operación de la china Sheng. Otros, como la larga secuencia de la subasta, resulta chapucera en su concepción, cuando a priori tenía empaque para responder a sus altas expectativas. Y, en fin, después de perseguir el pequeño MacGuffin por medio mundo, huyendo y esquivando peligros, es un tanto decepcionante que la trama se resuelva con una ensalada de tiros digna de cualquier producción de Steven Seagal.

La película cuenta con el reclamo de varias estrellas de postín y éstas cumplen en líneas generales. La siempre intensa Jessica Chastain resulta poco verosímil como justiciera corporal, como ya se ha dicho, y en cualquier caso queda por debajo del trabajo de Diane Kruger en su papel de agente alemana. También funciona bien Lupita Nyong’o como experta del MI6 en sistemas informáticos, mientras que no desentonan las más secundarias Penélope Cruz o Fan Bingbing en sus roles homólogos.