Adriano y Mercedes, un matrimonio con alzh�imer: �Estamos m�s enamorados que nunca�

Adriano y Mercedes, un matrimonio con alzh�imer: �Estamos m�s enamorados que nunca�

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Luc�a Cancela LA VOZ DE LA SALUD

ENFERMEDADES

Adriano y Mercedes en su casa de A Coru�a.
Adriano y Mercedes en su casa de A Coru�a. CESAR QUIAN

En el D�a Mundial del Alzh�imer, marido y mujer reconocen que llevan �60 a�os de casados como si fueran 60 d�as�

04 ene 2023 . Actualizado a las 14:09 h.

— Abuela, el abuelo acaba de decir que te quiere m�s que nunca.�

—Ya vi.�

— Parec�is�dos adolescentes.�

— Es que somos dos adolescentes.�

Adriano y Mercedes, de 85 y 82 a�os, llevan toda una vida juntos. Son una pareja longeva, de hecho, este a�o celebran seis d�cadas de matrimonio. Viven en A Coru�a, queda claro que siguen enamorados y, por desgracia, comparten un diagn�stico: el alzh�imer. �Aunque �l tiene demencia mixta, con componente vascular y de deterioro cognitivo. Todav�a no le han puesto el apellido de alzh�imer�, explica su hija, Asun. En el D�a Mundial del Alzh�imer, la familia cuenta su historia.

La primera fue ella, Mercedes, que lo padece desde hace 6 a�os. Adriano, al igual que su mujer hab�a hecho durante toda su vida, se volc� en su cuidado. �Estoy contento de lo que hice�, comenta. �No me costaba prestarle m�s atenci�n. Lo hice y punto�. No�tuvo que�aprender a limpiar, porque �l, en la medida de lo posible, ayudaba siempre que pod�a. �Desde que me retir�, me encargu� de hacer los desayunos�, cuenta al otro lado del tel�fono.�

El deterioro�tambi�n pic� en su puerta en el 2020, despu�s de tener un ictus. �Al principio, pensamos que ten�a el s�ndrome del cuidador por hacerse cargo de mi abuela�, dice Laura, su nieta. �Estaba nervioso, y era dif�cil distinguir los s�ntomas de esta enfermedad del propio estr�s�, a�ade. Cuatro a�os entre un diagn�stico y otro durante los cuales Adriano trat� de volcarse en su mujer costase lo que costase: ��l se sinti� desbordado. Dec�a muchas veces: "Mi mujer me cuid� durante toda la vida y lleg� el momento en el que yo se lo devuelva"�.

La realidad era diferente. Como es habitual en estos casos, le pudo la presi�n. �Yo le dec�a que mi madre pod�a seguir haciendo cosas pero se obsesion� con que la enfermedad era inmediata�, detalla Asun. Su caso no es el primero ni el �ltimo. Tal y como explica la hija de este matrimonio, �la neur�loga me dijo que es relativamente frecuente que la pareja, el cuidador mayor, tambi�n enferme y acabe con un trastorno de este tipo�.

Primero, Adriano tuvo despistes anecd�ticos. Despu�s, se desorient� con las fechas y los lugares: �Ah� ya saltaron todas las alarmas�, cuenta la familia. Eso s�, su estado actual le permite tener autonom�a. Al menos, de momento.�

En palabras del doctor Jos� Manuel Aldrey, neur�logo especializado en demencia del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (Chus), el alzh�imer es una enfermedad �degenerativa-cerebral� que durante su evoluci�n produce algunos s�ntomas derivados del deterioro: �El m�s caracter�stico es la p�rdida de memoria, que sucede a medida que se desarrollan otras carencias o dificultades para que la persona pueda ejercer su capacidad cognitiva, y acaba produciendo incapacidad, discapacidad y dependencia�, precisa.

La memoria les falla. Reviven en el presente cosas del pasado y la intensidad de las emociones es la misma. O incluso mayor. Tanto que, sin �nimo de romantizar una enfermedad tan dura, como devastadora, �estamos m�s enamorados que nunca�, dice Adriano, �llevamos 60 a�os de casados como si fueran 60 d�as�. Ocurre que, a ra�z de esta patolog�a, la conexi�n tras seis d�cadas parece no pasar factura. El amor vuelve a lo que un d�a fue. �Mi abuela le llama cari�o. Y eso nunca lo hizo�, bromea su nieta.�

CESAR QUIAN

Viven solos. Aunque cuentan con la ayuda de una asistenta por horas, y de su hija, Asun. Pasan la ma�ana en Afaco, la Asociaci�n de Familiares de Enfermos de Alzh�imer de A Coru�a. Van encantados porque adem�s de tener una rutina, socializan. �Ir all� es lo mejor que les ha pasado�, explica Laura. Para ellos, es como el colegio. Adriano y Mercedes adoran a sus terapeutas, y esperan con ansias el d�a de sus cumplea�os para celebrarlo en la entidad. De hecho, es otra forma de resucitar�sus a�os j�venes: �Mi abuela habla mucho de su etapa en la escuela. Nos cuenta cosas de sus compa�eros de hace 75 a�os�, precisa.�

No empezaron a ir a la vez. �Primero fue Merchi, as� le llama Adriano, y le ayudaron a que el alzh�imer no avanzase mucho m�s. Aunque claro, no hacen milagros�, apunta. Despu�s se uni� �l. �Cuando vamos, hacemos gimnasia�, cuenta ella, a lo que Adriano a�ade: �Nos leen el peri�dico, nos ponen cuentas, nos hacen preguntas. Y si las sabemos, pues respondemos. Y si no, pues no�.�

�De d�nde viene el alzh�imer?

La primera causa no se conoce, �no solo la del alzh�imer, sino de todas las enfermedades degenerativas que causan demencia�, explica el doctor Aldrey. Este tipo de patolog�as con consecuencias del ac�mulo de una prote�na presente en el cerebro, la beta-amiloide, la cual en situaciones normales se elimina sin inconveniente. �En la enfermedad, se altera de forma que el cerebro no es capaz de eliminarla, se deposita, y a partir de ello, se desarrollan toda una serie de mecanismos que acaban da�ando el propio cerebro�, explica el doctor Aldrey.

Mercedes se dedic� a su familia durante toda su vida. Marido, hijos y nietos. Tambi�n a sus sobrinos, pues uno de sus hermanos falleci� de manera repentina. Fue la “ama de casa” en may�sculas. Pero con la enfermedad a la vuelta de la esquina, su humor cambi�. Se volvi� m�s triste. Tuvo m�s miedos y ansiedad. �Una noche que se hab�a quedado sola me llam� con un ataque de ansiedad. Ten�a taquicardias, no pod�a respirar. As� que fuimos a urgencias�, recuerda Asun, su hija.

A partir de entonces lleg� la falta de memoria. Los despistes. Los aparatos estropeados (que en realidad ella no sab�a utilizar) o los datos sin concretar: �Me dec�a aquella calle, pero no se sab�a el nombre�, cuenta Asun. Tambi�n las edades aleatorias: �Aseguraba que Laura (mi hija) ten�a 45 a�os y yo 22�. Una suma de factores que no hac�an m�s que llevar a un pron�stico.�

Adriano lo percibi�. Su mujer hab�a cambiado. �Le contaba algo, y a la media hora no se acordaba�, explica. As� que, ante la negativa de ir al m�dico, la enga�� para que acudiese al de cabecera. Este le diagnostic� deterioro cognitivo. Cinco meses despu�s y un TAC, la noticia estaba clara: era principio de alzh�imer. �Primero, la neur�loga dijo que lo ibamos a dejar sin apellido, y poco despu�s se lo puso: era alzh�imer�, detalla Asun. Y en contraposici�n a la imagen del comienzo, Mercedes tiene una nueva versi�n. �Est� m�s contenta�, dice Adriano, disfruta de la compa��a de otros, y hasta se pone m�sica. Escucha grupos como Mocedades y Amizades. Canta por casa y hasta le apetece pasar m�s tiempo en la calle. �Vamos al cine, al teatro�, explica �l.�

�Ella no tiene filtro�, describe Asun, �ahora es muy cari�osa, cuando antes nunca lo fue. Lo cuenta todo�. Tambi�n comienza la etapa en la que puede padecer alucinaciones: �El otro d�a le dol�a la barriga y ella dec�a que se hab�a ca�do. Era imposible porque estuvo acompa�ada en todo momento. Pienso que lo que ocurri� es que comi� demasiados flanes, se dio un atrac�n y de ah� el dolor. Se olvida de que los come, y su cabeza justifica la realidad con otra historia�, explica la hija.�

CESAR QUIAN

Se han vuelto m�s �rebeldes�. Durante la �ltima ola de covid, Laura tuvo que echarles una mano. Su madre y su cuidadora, se hab�an contagiado. �No me hac�an ning�n caso.�Por ejemplo, les dejaba una ropa preparada de verano, y al d�a siguiente aparec�an con un plum�fero�. Tampoco se fiaban de ella y de sus dotes a la hora de organizar el pastillero. Una vez m�s, nada nuevo en la cr�nica general del alzh�imer.�

No todo es de color rosa. La enfermedad les pone l�mites en muchos sentidos. No pueden cocinar por s� mismos, �de hacerlo, comer�an todos los d�as lo mismo sin saberlo�, cuenta Laura. Si sacan dinero, puede que lo guarden con tanto �mpetu que no se acuerden del lugar exacto. Despu�s, su hija ver� varias retiradas de la misma cantidad. Vuelven a la infancia: �Cuando vamos a verlos, mi abuela nos ense�a siempre las mismas fotos de su juventud�, comenta la nieta. Precisamente, los recuerdos atrapan a muchos mayores con alzh�imer, aunque ellos piensen que viven en un sue�o.�

�Perder la memoria siempre acompa�a al envejecimiento?

El cuerpo cumple a�os, y el cerebro lo hace con �l. Nadie se salva. �Fruto del envejecimiento se producen cambios respecto a la funci�n que cualquier �rgano desarrolla a lo largo de toda la vida. L�gicamente, el cerebro de un ni�o no es igual que el de una persona mayor. Pierde un poco de agilidad, la capacidad de recordar inmediatamente cosas deja de ser tan brillante y comparado con el de antes siempre hay una ligera p�rdida de rendimiento�, explica el doctor Aldrey. Dicho esto, una persona de edad avanzada sigue siendo, por definici�n, racional. Por ello,�padecer alzh�imer no es sin�nimo de envejecer: �Produce alteraciones que no tienen nada que ver con este proceso�, indica.��

Adriano y Mercedes perdieron a un hijo de 21 a�os, un golpe, con todas las letras, que ning�n padre quiere vivir. �No es casualidad que ambos est�n mal despu�s de haber perdido a su hijo�. Solo hubo una manera de devolverles la sonrisa: el cuidado de sus nietos. �Cuando mi hija Laura naci�, mi madre empez� a cantarle. Y el d�a que me llam� con la crisis de ansiedad fue poco despu�s de que dejaron de cuidarla. De alguna forma, hacerse cargo de ella puso un par�ntesis en su vida, y cuando terminaron, el dolor estuvo de vuelta�.��

A la espera de un diagn�stico de alzh�imer: �A veces esto se convierte en un sinvivir�

Mar�a Teresa es cuidadora de su madre y de su t�a, que ambas tienen deterioro cognitivo.
Mar�a Teresa es cuidadora de su madre y de su t�a, que ambas tienen deterioro cognitivo.

Mar�a Teresa Garc�a es hija y sobrina. Es madre y mujer. Pero tambi�n es cuidadora. Desde hace un a�o, aproximadamente, su vida est� un poco patas arriba. �Qu� le vamos a hacer�, dice al otro lado del tel�fono. Est� jubilada desde hace, m�s o menos, dos a�os. Y pese a disfrutar de su retiro tiene dos preocupaciones con nombre y apellido. Habla de su madre, Celia, y su t�a, Elena. Ambas de 95 a�os. Vive con ellas, y con mayor o menor esperanza, ven a lo lejos las palabras de un diagn�stico que no acaba de llegar: alzh�imer. �A mi madre todav�a no la han diagnosticado, pero yo creo que es alzh�imer. En los pr�ximos d�as tengo cita con su m�dico de cabecera, y a ver si podemos obtener cita con un neur�logo�, apunta Mar�a Teresa. A su t�a le diagnosticaron deterioro cognitivo hace unos cinco a�os. �Y desde aquella ha ido a peor�, explica.�

Todo cambia cuando parece que la enfermedad del nombre alem�n pica en la puerta de un hogar.��Mi madre estaba de maravilla, tanto f�sica como cognitivamente. Desde hace un a�o, empez� a recordar y revivir cosas que pasaron hace 20, 30 o 40 a�os como si ocurriesen la semana pasada�, cuenta Teresa. Al principio, con buena intenci�n, ella trataba de hacerle entrar en raz�n, hasta que entendi� que no era posible. �Se pon�a muy furiosa. Incluso, ahora, que anda con bast�n, da golpes en el suelo y me llama mentirosa o embustera�, lamenta. �A veces esto se convierte en un sinvivir�. Le cuesta encontrar palabras para describirlo.�

Celia siempre�fue una mujer de armas tomar. En su casa se hac�a lo que ella dec�a. As� que este deterioro no ha hecho m�s que intensificar ese car�cter. �Es un culo inquieto. Siempre quiere estar haciendo cosas y movi�ndose�, explica. Que si ordena, que si le quita �unas hojitas pochas a las plantas�. Su t�a, por el contrario, �es m�s pac�fica�. �Ella es muy religiosa. En su mesilla de noche tiene sus cositas. Entre ellas unos rosarios, un espejo o una cartera. As� que cuando le apetece, se levanta por las ma�anas, se viste y se sienta un rato mientras le cuenta los abalorios al rosario, reza o me lo ense�a�, explica Teresa. Esto forma parte, tambi�n, de su deterioro. �Muchas veces pierde el hilo y no sabe seguir una conversaci�n, alguna vez ha utilizado el tenedor como cuchara o se olvida de lo que est� haciendo�, detalla la sobrina. Los familiares que recuerda de tiempo atr�s, ya fallecidos, vuelven a su memoria. Su madre, su abuela o su t�o.��

El paso de la pandemia se llev� por delante el buen estado de Celia, la madre de Teresa. �Fue muy repentino. Creo que en ella tuvo mucho impacto el covid, y el hecho de que no la dej� salir. Cambi� su ritmo diario�, precisa. Antes ten�a una rutina. Su d�a comenzaba yendo a la compra, y despu�s, no pudo hacer m�s que quedarse en casa.�

Mar�a Teresa y su madre Celia, en 1985.
Mar�a Teresa y su madre Celia, en 1985.

Pese al problema que trae consigo la demencia, todav�a se valen por s� solas. Se levantan o se visten sin ayuda. Tampoco necesitan demasiada asistencia en las duchas. Aunque su madre s� tiene miedo de caerse. Algunas tardes las pasan en la sede de Agadea (Asociaci�n Galega de Axuda aos Enfermos con Demencia tipo Alzh�imer ). Mientras ellas reciben sesiones de estimulaci�n, Teresa tiene tiempo para relajarse. �Hacen terapia para la memoria, pintan, hacen ejercicios, les ponen m�sica. Mi madre, por ejemplo, el lunes estuvo tocando la pandereta�, precisa. Al principio, Celia se negaba a ir: �Comenz� en junio, y me hac�a chantaje. Me dec�a: "A tus hijas nos las llevas, pero a m� s�, porque soy mayor y estorbo"�. Despu�s, acept� y ahora, lo disfruta.�

M�s all� de la enfermedad, son familiares. �Tengo a mi marido, y a mi hija peque�a que tambi�n vive en casa, y me echan un cable. En los momentos complicados me disgusto bastante, pero como tengo un car�cter muy alegre, me recupero�. Es optimista. Y eso le ayuda. Aunque el d�a a d�a cada vez pesa m�s. �Es como la gota que cae en la piedra, y al final se acaba gastando�, concluye.�

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Graduada en Periodismo y CAV. Me especialic� en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pas� por Sociedad y despu�s, por la delegaci�n de A Coru�a de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialic� en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pas� por Sociedad y despu�s, por la delegaci�n de A Coru�a de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.