No hay manera de contar la historia del éxito de Red Bull Racing en la Fórmula 1 sin mencionar a Adrian Newey. El ingeniero británico, uno de los mejores diseñadores del Mundial, se unió a la escudería austriaca hace 15 años para iniciar una colaboración que ha dado como resultado cuatro títulos de pilotos y cuatro de constructores.
La pasión de Newey por el automovilismo se remonta a cuando se graduó con honores en aeronáutica y astronáutica en la Universidad de Southampton en 1980. Desde entonces, el hijo del veterinario Richard y de la conductora de ambulancias Edwina ha apostado por una carrera en el automovilismo.
Su primera experiencia fue en la escuadra de Fittipaldi de F1, con un papel secundario en el equipo de ingeniería. A partir de 1981, Newey pasó al equipo March como ingeniero de pista en F2; pero sobre todo en la IMSA, donde diseñó su primer coche y ganó dos títulos en la categoría americana de carreras de resistencia.
Un hecho que es bastante común con los pilotos también ocurrió con el ingeniero. Destacó en la IMSA y, por tanto, le dieron una oportunidad en la IndyCar Series. El chasis March 85C fue campeón en 1985 con Al Unser, y también ganó las 500 Millas de Indianápolis con Danny Sullivan. En 1986 se llevó la Indy 500 con Bobby Rahal, con quien entabló una gran amistad.
La Indy ya estaba conquistada y Adrian quería triunfar en la F1. El primer coche diseñado por el británico salió de su mesa de dibujo en 1988. El resultado fue estupendo para un equipo modesto, un sexto puesto en el Campeonato Mundial de Constructores y séptimo en el Campeonato de Pilotos, el italiano Ivan Capelli incluso logró dos podios. Adrian permaneció allí hasta 1990, cuando el equipo cambió su nombre por el de Leyton House, pero el paso histórico se produjo en 1991, cuando fichó por Williams.
"Si me preguntas hoy si imaginé dónde iba a llegar ese coche, desde luego diría que no, que no pude imaginarlo", dice Newey sobre el monoplaza que Ayrton Senna afirmó en 1992 que estaba "en otro planeta".
Fue en Williams, con su histórica y controvertida suspensión activa, donde Newey se colocó entre los grandes de la F1. Por supuesto, todavía no era tan grande como lo es hoy, pero fue un período absolutamente victorioso, con cinco títulos de constructores y cuatro pilotos diferentes que ganaron para el equipo: Nigel Mansell, Alain Prost, Damon Hill y Jacques Villeneuve. En esa época la escudería británica dominó a placer.
El siguiente destino de Adrian fue McLaren, donde pasó casi una década. El éxito alcanzado con Williams no se repitió, es cierto, pero simplemente porque estaban Ferrari y Michael Schumacher, una de las combinaciones más exitosas que ha visto la F1. Aun así, Newey consiguió que sus coches ganaran títulos: Mika Hakkinen fue bicampeón y, en 1998, el equipo se hizo con el Campeonato del Mundo de Constructores.
Y entonces llegó Red Bull Racing. Contratado a finales de 2005, Newey emprendió otra época de gran éxito en su carrera profesional. Se propuso hacer avanzar al equipo en muy poco tiempo y lo consiguió. Adrian dejó su impronta en el proyecto de 2007 y los frutos no tardaron en aparecer.
"Era un equipo que empezaba y eso fue lo que realmente me atrajo. El primer objetivo era ganar carreras y luego veríamos hasta dónde podían llegar las cosas", dice Newey. "Evidentemente, hemos superado el primer objetivo con creces, lo cual es muy gratificante", afirma.
En 2009 se consiguió la primera victoria y un subcampeonato en una temporada en la que Sebastian Vettel y Red Bull Racing casi superan a Brawn GP, que empezó el año ganándolo todo. El título se escapó, pero estaba muy claro quiénes eran los favoritos para el año siguiente.
En 2010 Red Bull Racing no solo se proclamó campeón, sino que inició una de las mayores dinastías de la historia, empalmando cuatro títulos consecutivos de constructores, un tetracampeonato para Vettel y un dominio que solo se acabó con el nuevo reglamento, la llegada de la era híbrida de la F1, que supuso el ascenso de Mercedes.
El equipo nunca dejó de ser competitivo y ahora vuelve a tener un coche con potencial para el título. Newey tiene la difícil misión de diseñar un gran monoplaza que además se adapte a la perfección al estilo peculiar y extremadamente agresivo de Max Verstappen, la gran apuesta de la escudería.
"Si me pidieran que eligiera en cualquier momento entre Adrian Newey y Michael Schumacher, siempre elegiría a Adrian. Es un tipo que siempre sabe adónde ir y cómo ir", dice el jefe de Red Bull Racing, Christian Horner.
Newey cambió la suerte del equipo desde su llegada. A los 62 años, es el único ingeniero que ha ganado con tres escuadras diferentes que sigue en activo.