¿Por qué Dani Alves está en prisión y Achraf Hakimi, no?: La clave está en la víctima

Abusos

¿Por qué Dani Alves está en prisión y Achraf Hakimi, no?: La clave está en la víctima

El riesgo de fuga ha sido determinante para mantener en prisión al brasileño pero también hay otra diferencia clave con el caso del jugador del PSG: la actitud de la agredida

Achraf Hakimi y Dani Alves
Achraf Hakimi y Dani AlvesTwitter

El año 2023 comenzó con la impactante acusación de agresión sexual sobre Dani Alves. El futbolista brasileño permanece ingresado en la prisión de Brians 2 desde el pasado 20 de enero por una presunta violación a una joven en el cuarto de baño de la discoteca Sutton. Pero no es el único que se enfrenta a estas graves acusaciones. El jugador del PSG, Achraf Hakimi, está siendo investigado por la policía francesa por cometer otra presunta agresión sexual a una joven que acudió a su domicilio mientras su esposa se encontraba en Emiratos Árabes.

Diferencias claras

Dos casos que guardan ciertos paralelismos y que han puesto en jaque al fútbol mundial. Sin embargo, mientras el brasileño juega partidillos en el patio de la prisión catalana, el futbolista hispano-marroquí​ se entrena en París junto a sus compañeros. Y hay dos razones de peso para que esto sea así: la primera el riesgo de fuga a una país como Brasil que no tiene tratado de extradición, la segunda, el diferente proceder de la víctima. Mientras la joven agredida por Alves siguió los pasos acertados desde el minuto uno, la denunciante de abusos en París ni siquiera presentó denuncia formal.

La versión de la joven presuntamente violada en París apunta a que llevaba tiempo hablando con Achraf Hakimi por la red social Instagram hasta que un día tomó de forma voluntaria un auto con conductor para ir hasta la casa del futbolista. "Tomé un auto que él mismo me pidió y una vez en su casa las cosas empezaron a salirse de control. A pesar de que le dije que no una y otra vez, consumó la violación", sostuvo su declaración. La presunta víctima, cuya identidad se ha mantenido en el anonimato, añadió que el jugador la besó, le quitó la ropa e incluso la penetró con los dedos sin su consentimiento.

Sin testigos ni ADN

A pesar de ello, la mujer no ha querido formalizar una denuncia contra el jugador, aunque sí ha compartido su testimonio con la policía francesa. Una declaración que en el país francófono es suficiente para que las autoritarias empiecen el proceso de investigación. A diferencia que en España, la gravedad de la acusación es suficiente para continuar con el proceso y que la Fiscalía actúe de oficio.

Al parecer, la supuesta víctima no quiso interponer una demanda por miedo a represalias, como una denuncia futura por parte del futbolista por un supuesto delito de falsa denuncia. La falta de testigos y de un informe médico que respalde la acusación hace que la joven lo tenga difícil a la hora de demostrar lo que cuenta. Tan solo cuenta con unos mensajes que envió a su amiga, en los que explica lo que ocurrió y le pide ayuda.

La abogada del futbolista, Me Fanny Colin, ha desmentido los hechos y asegura que las acusaciones "son totalmente falsas". Por medio de un comunicado ha hablado de un "intento de extorsión y trampa". En la misma línea se ha expresado su club, el Paris Saint-Germain, que ha tomado partido por jugador: "El club apoya al jugador, que ha negado con firmeza las acusaciones y confía en la justicia".

Una situación muy diferente a la de Dani Alves que fue despedido de inmediato por el Pumas, que además le reclama una indemnización millonaria de cinco millones de dólares. Pero la clave fundamental está en la victima, que siguió el protocolo, presentó denuncia e incluso renunció a una posible indemnización para reforzar su credibilidad.

Un aluvión de pruebas

La joven, que compareció antes que el jugador, aseguró que la abofeteó, la encerró en el baño de la zona VIP de la discoteca Sutton de Barcelona y la violó. El brasileño por su parte cambió tres veces su versión. Empezó asegurando que no conocía a la chica, luego reconoció que sí, y finalmente también dijo que mantuvieron relaciones sexuales de manera consentida. Sus contradicciones y el riesgo de fuga llevaron la jueza a decretar prisión provisional sin fianza.

La mujer informó de inmediato de lo sucedido al personal de seguridad de la discoteca, que activó el protocolo pertinente en estos casos y avisó a la policía catalana. Algo que marca la principal diferencia con otros casos de violación.

El rápido servicio nocturno de una unidad especializada en delitos sexuales permitió preservar las pruebas en el caso. “Por suerte salió de la discoteca en ambulancia y fue directo a la Unidad Central de Agresiones Sexuales (UCAS). Entonces, a diferencia de la mayoría de las víctimas de violencia sexual, quienes, por disgusto, lavan su ropa interior, ella no tuvo tiempo de pensar en eso. Rápidamente fue atendida y se recogieron las evidencias”, según la letrada de la joven. La abogada asegura que la joven, de 23 años, no bebió alcohol la noche del presunto ataque, lo que “facilitó los recuerdos del episodio”. Muchas víctimas debido a su estado de embriaguez tienen lagunas pero ella recordaba todo de principio a fin. No ha cambiado ni una coma de su declaración inicial.

Ese rápido trabajo de los agentes evitó que se eliminaran o contaminaran pruebas decisivas. Entre la violación y la denuncia pueden pasar meses por el estado mental o el miedo de la víctima y eso hace que a veces se pierdan pruebas. Por ese motivo, la UCAS comienza a investigar las agresiones sexuales en cuanto tiene conocimiento de estas, de oficio, sin esperar a que la víctima presenta una denuncia que sí será indispensable para perseguir judicialmente el delito.

Por eso, los agentes de la Policía científica comenzaron de inmediato a analizar el habitáculo donde se produjo la agresión. La misma noche de los hechos, los agentes hallaron hasta siete huellas dactilares de la víctima y restos de semen en el suelo. La víctima denunció el 2 de enero. Días después, se confirmaba que los restos de semen encontrados en el interior de la víctima tenían el mismo perfil genético que la muestra entregada por el futbolista brasileño. También los que se hallaron en el vestido de la víctima y en el suelo del baño de la discoteca donde en teoría se produjo la agresión.

Esos restos biológicos se habrían perdido si el baño no hubiera sido precintado: otras personas habrían entrado a usarlo y, sobre todo, trabajadores de mantenimiento lo habrían limpiado horas después.

Este cúmulo de circunstancias depara un camino judicial muy diferente a ambos futbolistas. Mientras el jugador del PSG puede desmentir la versión de la víctima al ex futbolista del Barcelona solo le quedan dos balas: "consentimiento" y "distorsión narrativa de los hechos" (algo que pretenden demostrar con una nueva prueba psicológica) por parte de la víctima.