Danger Close: La batalla de Long Tan (2019), de Kriv Stenders

Película sobre la guerra del Vietnam que tiene la particularidad de que los estadounidenses están prácticamente ausentes, algo desde luego bastante inusual. Y es que sigue los pasos de la presencia australiana y neozelandesa en el conflicto, que tuvo uno de sus puntos álgidos en la conocida como Batalla de Long Tan, acontecida el 18 de agosto de 1966. Allí cuatro pelotones quedaron dispersos y a merced de todo un batallón de soldados del Vietcong, especialmente expuesto quedó el pelotón número 11. Desde la base no tenían fácil proporcionar ayuda, por las dudas acerca de si se trataba de una trampa para ocuparla mientras enviaban los deseados blindados. Por lo que, de entrada, estamos ante una desigual batalla de resultado incierto.

El desconocido cineasta australiano Kriv Stenders dirige una trama bien armada firmada por cinco guionistas, el más avezado de ellos Stuart Beattie, autor del libreto de Collateral. Tiene el mérito de hacer bastante inteligibles las decisiones tácticas en el campo de batalla, y de insuflar al conjunto un indudable aire épico. Visualmente la película está muy conseguida, con su paleta cromática en la que dominan los colores caqui, y se juega con el cambio de luz y la climatología, incluida la presencia de la lluvia y los botes de humo para despistar al enemigo. La acción es vibrante, ya se la acción en tierra de la infantería, los disparos de la artillería, o el apoyo de los blindados o aéreo. Hay además una voluntad de evitar recrearse en la violencia gráfica.

Asombra lo fidedigna que es la película a la realidad histórica, hay un esfuerzo claro por honrar la memoria de los combatientes. Incluso es cierto que la cantante adolescente Little Pattie estaba cantando para la tropa cuando ocurrió el ataque. Aunque no hay un gran espacio para profundizar en los personajes, compuestos por un amplio reparto, se ha procurado dar unos pocos rasgos a muchos de ellos. Se presta especial atención al mayor Harry Smith, interpretado por Travis Fimmel, que guarda inicialmente en exceso la distancia con los soldados, no le hace mucha ilusión tener tropa que ha sido llamada obligatoriamente a filas, no son profesionales voluntarios; pero acaba mostrando su humanidad y liderazgo cuando las cosas se ponen feas. Los vietnamitas son, simplemente, el enemigo, están lejos de ser demonizados, pero son apenas figuras que hay que abatir en el juego de la supervivencia.