A Short Film About Killing sucede en Varsovia. Un taxista está lavando su coche. Jacek, un joven campesino de mirada turbia, vaga por la ciudad. Piotr, un estudiante de derecho, se prepara para hacer su último examen. Sus destinos se cruzan cuando Jacek toma un taxi para ir a los suburbios de la ciudad, donde asesina brutalmente al taxista golpeándolo con una piedra.

Premio del Jurado y Premio FIPRESCI en el Festival de Cannes 1988
Mejor Película en los Premios del Cine Europeo 1988
  • IMDb Rating: 8,1
  • RottenTomatoes: 90%

Película / Subtítulos (Calidad 720p)

 

«El caos y el desorden reinaban en Polonia a mediados de los años 80, en todos lados, prácticamente en la vida de todos y cada uno de nosotros. Un clima de tensión, un sentimiento de desesperanza y el miedo a que todo pudiera ser aún peor eran moneda corriente. Para esa época yo ya había empezado a viajar un poco al exterior y observaba una cierta incertidumbre en el mundo en general. No estoy hablando en términos políticos, sino sobre la vida común, de todos los días. Sentía una indiferencia mutua detrás de las sonrisas más atentas y tuve la agobiante impresión, cada vez más frecuente, de que estaba en presencia de gente que no sabía realmente porqué vivía.» Así describe Krzysztof Kieslowski el contexto donde empezó a pensar la obra Decálogo, una serie de diez trabajos para televisión de una hora de duración, basada en los diez mandamientos, de la cual No matarás es parte. No matarás transcurre en una Varsovia gris, vacía, pobre y triste. Allí, un joven de 19 o 20 años, sin perspectivas, sin futuro, arrastrando una condena familiar del pasado, actúa sin medir las consecuencias de sus actos. A Short Film About Killing cuenta una terrible y a la vez familiar situación: cómo este joven asesina a un taxista brutalmente, por lo que es encarcelado y se le da la condena máxima: la pena de muerte. Sin demasiadas señales que justifiquen o expliquen esta acción. La pelicula puede ser leída desde la irracionalidad de la violencia presente en nuestras sociedades, y a la vez desde la racional y violenta solución que algunas sociedades poseen para estos actos de violencia.

En nuestros días, en nuestras cotidianas vidas, los medios de comunicación nos enfrentan continuamente con hechos y situaciones violentas: asesinatos, violaciones, crímenes, situaciones que violentan nuestras condiciones de existencia. La posibilidad de individualizar a los responsables de esos hechos violentos nos permite «operar» sobre ellos, aislarlos. Sea con el propósito del castigo o de la reeducación, se despliega una serie de instituciones y controversias acerca de cuál es el mejor modo de lidiar con esos violentos. Son comunes las discusiones acerca de los mecanismos que debemos poseer como sociedad para penalizar esos hechos, y es común escuchar condenas más violentas que los hechos mismos. El debate sobre la pena de muerte participa de estas «soluciones» y constituye su límite: la solución del problema por la eliminación del violento promete la no reproducción de otro hecho violento, al menos de manos de ese sujeto, y se presenta como una «advertencia» con suficiente poder como para que otros violentos estén atentos a las posibles consecuencias de sus actos. En A Short Film About Killing nos enfrentamos a las paradojas de nuestro orden social, donde la violación de la premisa «no matarás» es castigada con otra muerte, más racional quizá pero tan inexplicable y brutal como la primera: la pena de muerte. En este punto cabría preguntarnos a quién va dirigido el título del film. Pero también nos enfrentamos a algo más que la pena de muerte. Nos enfrentamos a modos de vivir, de habitar la existencia, de otorgar sentidos, o de sostener la pregunta del sin sentido. Las palabras de su director ubican al film en una época, en un tiempo y espacio, pero a la vez nos enfrentan a preguntas existenciales que exceden respuestas coyunturales. «Durante la ley marcial me di cuenta de que la política no es importante realmente. De algún modo, por supuesto, define dónde estamos y qué podemos y qué no podemos hacer, pero no soluciona cuestiones humanas de fondo. La política no está en condiciones de responder a ninguna de las preguntas esenciales, fundamentales del ser humano. De hecho, no importa si uno vive en un país comunista o en uno capitalista cuando se trata de temas de fondo. ¿Cuál es el verdadero sentido de la vida? ¿Para qué levantarse por la mañana? La política no responde esas preguntas.» El mandamiento, mandato, o principio «no matarás» opera como límite sobre la acción de la violencia de un sujeto, es mandato al respeto del curso de la vida de otro. La violencia presente en la eliminación de otro sujeto puede pensarse más allá del dolor o del sufrimiento al que se lo somete para darle muerte. Es una especie de violencia presente en la decisión sobre la vida de otro. Dar la muerte -o quitar la vida- representa un acto de violencia donde se juega la negación de un futuro, chance, posibilidad o interrogación sobre lo que la vida de ese otro puede ser. Así como para un condenado a muerte no hay «lección» o «correctivo» posible, cuando se quita la vida del modo que sea se interrumpe de modo arbitrario un curso, se cierra un camino, se «fuerza» un destino. Pero, ¿qué es matar? Ambroise Bierce propone una sugestiva definición: «Crear una vacante sin designar un sucesor». Las «vacantes» se producen de algún modo en la vida, podríamos decir que son parte de la vida misma. Pero es la «designación de un sucesor» la que asegura la continuidad de la vida, de la especie. Sabemos que la «designación de un sucesor» no se agota en la opción de dejar vivir, sino, muy por el contrario, la posibilidad de la sucesión es más compleja aún, ya que necesita de la ligazón de ese sucesor con una cultura. Acerca de las vicisitudes de la transmisión necesaria para que la historia continúe, transmisión que en nuestra cultura posee el nombre de educación, ya nos hemos ocupado (consultar, por ejemplo, la ficha de la película Padre Padrone). Me interesa señalar, en todo caso, que si matar puede pensarse como la interrupción de una sucesión, deberíamos ampliar la idea de matar a todos aquellos procesos o actos que atentan contra la idea de devenir humano, contra el discurrir de una generación tras otra, contra la inscripción necesaria para que la historia continúe. A Short Film About Killing, en la serie de no interrumpirás, no cercenarás, no inhabilitarás funcionaría así como mandato que puede formularse como dejarás vivir, es una especie de llamado a la no intervención sobre la vida de tu semejante. (Silvia Serra – Archivo Fílmico Pedagógico)