12 Hombres Sin piedad Análisis a una duda razonable | Pasión por el cine

Doce hombres Sin piedad Análisis y Conclusión final

Doce hombres sin piedad Crítica

“Ningún jurado puede declarar a un hombre culpable a menos que esté seguro”.

Jurado Nº 8 (Henry Fonda)
Título original: 12 Hombres sin piedad – 12 Hombres en pugna – 12 Angry Men
Año: 1957
País: Estados Unidos.
Director: Sidney Lumet
Música: Kenyon Hopkins
Reparto: Martin Balsam, John Fiedler, Lee J. Cobb, E. G. Marshall, Jack Klugman, Edward Binns, Jack Warden, Henry Fonda, Joseph Sweeney, Ed Begley, George Voskovek y Robert Webber.
Género: Drama, suspense, crimen.
Sinopsis: Un Jurado popular debe deliberar sobre la inocencia o la culpabilidad en un caso de asesinato y aunque todas las pruebas parezcan claras, poco a poco, el Jurado número 8 irá desmontando todos los argumentos hasta el veredicto final.

12 hombres sin piedad es una película que debería ser estudiada en las Facultades de Derecho.

Pero la película protagonizada por el oscarizado Henry Fonda, no es solo un film con un guion brillante, las actuaciones de todos y cada uno de los doce protagonistas es brutal.

Doce hombres sin piedad resumen

¿De qué trata doce hombres sin piedad?

Doce hombres sin piedad trata de como un jurado popular debe deliberar sobre la culpabilidad o inocencia de un acusado, la cosa se vuelve más peliaguda porque es por asesinato y porque el acusado se enfrenta a la pena de muerte en la silla eléctrica.

En este jurado, también nos encontramos nosotros, los espectadores, pues tenemos que deliberar con ellos el sobre el caso y hacer el juicio con ellos.

Eso sí, nosotros vamos sabiendo poco a poco sobre el caso según va pasando el metraje, nos van contando como el asesino utilizó una navaja para matar a su padre, como el vecino de abajo escuchó “Te voy a matar” y como una mujer vio el asesinato sobre el vagón de tren que pasaba por el lado de su edificio.

Las pruebas del caso 12 hombres en pugna
Cuando las pruebas no son tan irrefutables.

Al principio, todas las pruebas parecen irrefutables, el chico es culpable y asesinó a su padre.

Pero para emitir un veredicto, se necesita la unanimidad del jurado, en caso contrario, se repetiría el juicio.

El jurado Nº 8 (Henry Fonda) no está seguro de que el acusado sea culpable y poco a poco, va convenciendo al resto del jurado, no de que sea inocente, si no de que tiene dudas razonables de que pueda o no pueda ser culpable.

A partir de ese momento, no solo él, sino otros miembros de la mesa empiezan a juzgar el caso desde una perspectiva distinta y van apareciendo pruebas que antes les habían pasado por alto.

¿Cómo termina 12 hombres sin piedad?

Al final, los doce hombres sin piedad determinan que es inocente, aunque no están seguros de ello, tienen dudas razonables de que cometiese el crimen.

En el último momento, vemos como el Jurado Nº 3 (Lee J. Cobb) y el más beligerante de todos se derrumba al ver la foto de su hijo y la hace pedazos, dando a entender, que él quería la muerte del acusado como una venganza personal, ya que al parecer ha perdido la relación con su hijo (probablemente al ser mal padre porque anteriormente dijo que le golpeaba).

12 hombres sin piedad final

12 Hombres sin piedad Conclusiones y reflexión final

La película va mucho más allá de decidir entre la inocencia o culpabilidad del acusado.

Nos deja ver, que el jurado es de lo más variopinto y que cada uno valora los hechos no de una manera imparcial, si no juzgando las cosas desde su propia perspectiva y educación.

De ahí que veamos, como un hombre que ha salido de un suburbio empatiza más con el acusado o que un hombre mayor comprenda mejor el protagonismo que quiere uno de los testigos.

También vemos, como hay gente a la que no le importa estar ahí, que lo hacen como una obligación (el publicista o el que quería ir al partido de béisbol).

Y luego están, los que se llevan el juicio a su terreno personal, como el Jurado Nº 10 (Ed Begley) que decía que conocía a “los de esa calaña” y «que había que matarlos a todos».

O el Jurado Nº 3 (Lee J. Cobb), que estaba resentido con su hijo y pagaba sus frustraciones con el acusado.

Dicho esto, ¿Sirve de algo un jurado popular?

Como reflexión final voy a decir que NO.

Nunca he creído en este tipo de juicios y esta película me lo confirma.

12 hombres en pugna Prejuicios

Un jurado popular puede parecer una buena idea porque varias personas deliberan sobre un caso, en España, se necesitaría una mayoría simple para emitir un veredicto.

Pero, considero, que un juez por si solo está capacitado para juzgar un caso correctamente, es evidente, que un juez también tiene prejuicios e ideales, pero por lo general, tiene más capacidad para entender y juzgar un caso tanto por sus estudios como por su experiencia.

Y, si el caso es extremadamente complejo, como podría ser este, no vería mal que fueran varios jueces quienes determinarán la sentencia.

12 Hombres en pugna Reseña

Si antes he dicho que tenía que ser estudiada en la Facultad de Derecho, en la de Audiovisuales o en la de Artes Escénicas también debería hacerse.

La grandeza de 12 hombres sin piedad es doble, por una parte, imbuye al espectador en el caso y lo hace partícipe de él, por otra, el mismo jurado se juzga a sí mismo constantemente, al final, no solo se está juzgando el asesinato, sino la manera de pensar de cada uno y los errores que nuestro ego nos hace cometer.

Al margen del guion, a nivel técnico la dirección de Sidney Lumet se nota en los enfoques que le da a cada personaje, fijaros, que según lo que quiera decir cada actor lo enfoca por arriba o por abajo, dando más validez a lo que dicen unos que otros.

12 Angry Men Crítica película a doce hombres en pugna
Según la perspectiva, el contexto cambia.

A nivel de reparto, poco se puede decir, Henry Fonda y Lee J. Cobb son los más conocidos, pero es que todos hacen un papel espectacular, todos los miembros son necesarios con sus ideas y su manera de ser.

Pero también hay otros actores de renombre como Jack Warden o Robert Webber.

Si puedo destacar a alguien por encima de todos, lo haré a Lee Cobb, por el carácter que le imprime a su personaje, pero los 12 están geniales en cada uno de sus puestos.

Leo Joachim Jacoby IV
Lee J. Cobb un papel soberbio

La película también tiene su versión española grabada por Estudio 1 por si a alguno le interesa verla y también ha sido llevada al teatro en numerosas ocasiones.

Doce hombres sin piedad tiene una trama muy bien llevada y las lecciones de la vida que te da son brutales, si a eso le sumas todo lo dicho anteriormente, hace que le demos un 9/10 como nota final.

Nota, calificación de la película
Tienes que verla

Un clásico de cine que nunca muere y del que a día de hoy podemos aprender muchas cosas, visionado obligatorio para cualquier persona.

Y ahora danos tu opinión personal ¿Crees que el chico era culpable o inocente?

¿Qué te pareció el film de doce hombres en pugna?

Abajo, en los comentarios, tus impresiones.

5/5 - (8 votos)

6 comentarios en «Doce hombres Sin piedad Análisis y Conclusión final»

  1. Efectivamente, aquí se delibera si se está seguro al 100% de que el acusado es culpable y, por lo tanto, llevarlo a la silla eléctrica y en ese supuesto se cerraría el caso.
    A la mínima duda razonable que exista, el acusado debe ser absuelto y la investigación debería de continuar hasta que se consigan más pruebas y realizar otro juicio.
    No estoy de acuerdo con los tribunales populares al azar y menos con las normas españolas en la que una simple mayoría decida el caso. Considero, que es pasar el bulto, darle la responsabilidad de juzgar a otros, no sea que después se demuestre que me equivoqué (como juez).

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  2. Algo que ninguno en el jurado expuso fue: Si no fue el chico, entonces ¿Quién le mató y por qué?

    Haber partido de buscar al verdadero asesino (contando con que no haya sido el chico) le habría dado otro enfoque al juicio pues ¿Quién más tenía razones para matarle y que probabilidad existía de que esta persona hipotética usara una navaja igual?

    Para mí, hay muchos flecos que no se resuelven en el film.

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    • Al fin y al cabo, esa no es la tarea del jurado, lo que debían de hacer, era decidir sobre la inocencia o culpabilidad del acusado (del chico), ese trabajo no les correspondía, debería de encargarse la policía e investigadores una vez se determine que no es culpable.

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    • Eso es debido a que el trabajo del jurado, únicamente, era decidir si el chico era inocente o culpable, más no encontrar al verdadero culpable, eso ya es trabajo de la policía.

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  3. Al final, un jurado así, si sirve desde el punto de vista de más protección, una valla más, otro elemento a superar… la función extra que tiene, es la de aportar otros detalles, matices, elementos que se pasaron por alto, etc… Por esa regla de tres, uno siempre va a dudar, si partimos de que nadie tiene la verdad absoluta, y de fijarnos en memorias implantadas, y cosas así…

    Otra duda que me surge es ¿Cuándo alguien puede decir que otra persona es realmente culpable,? si ni siquiera alguien que se nombra culpable (según la película) cuenta, sólo cuentan los hechos… Y me parece, además, que si dudamos, podemos dudar hasta de el mismísimo jurado, si nos ceñimos a la película, al no concluirse o no revelarnos al espectador que el chico lo mató o no, mediante un flash back o algo parecido, se me puede ocurrir que alguien manipule al mismo jurado desde dentro (Henry Fonda), u otros detalles como desdoble de personalidad en el chico, cosas que se han tratado en el cine y usado como elemento narrativo, (ej: Múltiple, aquella película de Edward Norton, que tiene un alter ego..) otras como, un gemelo maligno un doppelganger [pues como comentas, al espectador no se le dan todos los elementos del caso desde el inicio, se nos va desvelando a medida que transcurre la peli].

    En definitiva, doce hombres sin piedad, es una película que me encanta y que me gusta rever de vez en cuando, pero también te pone en duda sobre la decisión final del jurado.

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  4. Los jurados no deliberan sobre la culpabilidad e inocencia del acusado, sino sobre la culpabilidad o no culpabilidad, «inocencia», no es sinónimo de no culpabilidad.
    Al final, la película (y el libro en el que se basa) no clarifican si el procesado mató o no a su padre, solo sobre la duda razonable, la cual, siempre le favorece, y sobre (y especialmente) la responsabilidad de tomar una decisión de este tipo.

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