Perfil de Óscar Washington Tabárez, el legendario entrenador de Uruguay, que visita a Colombia

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Fútbol Internacional

La historia de Óscar Tabárez: el técnico, el símbolo, el maestro

En el 2016, Oscar Tabárez orientó a Uruguay en la Copa América Centenario.

En el 2016, Oscar Tabárez orientó a Uruguay en la Copa América Centenario.

Foto:Archivo / EL TIEMPO

Es una leyenda viva del fútbol, con 14 años seguidos como DT de Uruguay, que visita a Colombia. 

Pablo Romero
La última vez que Óscar Tabárez estuvo en el estadio Metropolitano, en 2016, entró a la cancha con pasos calculados, suavecitos, muy débiles. Se aferró a un par de muletas que como piernas de repuesto lo guiaron hacia la raya técnica. Los hinchas colombianos, al verlo luchar contra esa enfermedad que limita sus movimientos, y que se hizo pública ese mismo año, se pusieron de pie y lo ovacionaron como si no fuera el técnico rival, sino una estrella. Le aplaudieron su coraje, que es el mismo que lo ha convertido en un entrenador legendario, uno que ya lleva 14 años ininterrumpidos al frente de Uruguay. Hoy Tabárez pisa suave, pero sus pasos han sido de gigante.
Cuando Uruguay clasificó al Mundial de Sudáfrica 2010, cuando el delantero Luis Suárez atajó un balón con la mano frente a Senegal, cuando el seleccionado charrúa llegó a la semifinal y fue recibido por una multitud en Montevideo, cuando ganó la Copa América del 2011 contra Argentina, cuando clasificó a Brasil 2014 y perdió con Colombia en el Maracaná con los goles de James, cuando fue a Rusia 2018 y llegó a cuartos de final, mejor dicho, cuando ganó, cuando perdió y cuando empató, cuando han pasado tres periodos presidenciales en ese pequeño país de tres millones y medio de habitantes, él siempre ha estado ahí. Y ahora visita Barranquilla, como en las dos últimas eliminatorias, para enfrentar a Colombia en la ruta hacia Catar.
Tabárez ya es un técnico septuagenario. Tiene 73 y cumplirá 74 el 3 de marzo. Y 40 los ha pasado afuera del campo, o mejor, al ladito, desde la raya técnica, donde contempla y medita lo que pasa en el césped. Ahora lo hace con muletas o desde un carrito mecánico, a causa de la enfermedad conocida como Guillain-Barré, que desde hace cuatro años le causa problemas motrices, aunque no ha limitado su andar en el seleccionado.
Son 40 años como director técnico, acumulando partidos y éxitos, porque los ha tenido, no ha estado por estar. Ya superó la barrera de los 200 partidos con la selección uruguaya, está en el libro de los Guinness Records como el DT con más partidos en un mismo seleccionado, y, como si fuera poco, junto al alemán Helmut Schön y el inglés Walter Winterbottom, es el entrenador con más mundiales dirigidos en el mismo equipo nacional: en Italia 1990, Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018. Va por el quinto, el de Catar, entonces aumentará su leyenda, la que lo ha convertido en un héroe nacional.

El entrenador, el maestro

Oscar Tabárez, sentado, en una silla, en el juego de Uruguay y Ecuador en la Copa América del 2019.

Oscar Tabárez, sentado, en una silla, en el juego de Uruguay y Ecuador en la Copa América del 2019.

Foto:Archivo / EL TIEMPO

Le dicen maestro, porque es maestro, o lo fue. Maestro de los de verdad, de los que daban clases con tiza y pizarrón en un aula de colegio a un montón de niños uruguayos en Montevideo, donde nació en 1947. Como pocos afortunados, comenzó haciendo las dos cosas que lo apasionaban, a veces como profesor, dando clase en los colegios del Cerro, Paso de la Arena y La Teja. Y a veces como jugador, en los clubes Sud América, Deportivo Italiano, Montevideo Wanderers, Fénix y Bella Vista, todos uruguayos, y en el Puebla de México. Así, alternando los libros con la pelota, se fue inclinando más por el fútbol, y en 1980 se trasteó de la defensa, donde jugaba como central o como lateral derecho, a la línea técnica, a su nuevo hogar, de donde no salió más.
Y ahí comenzó esa larga carrera que lo tiene hoy como el entrenador más importante e influyente de su país, un ícono hasta cultural, al que todos siguen, al que todos miran con respeto. Tabárez dirigió a Bella Vista, Danubio, Montevideo Wanderers, a Peñarol, al Deportivo Cali, cruzó el río de la Plata y dirigió a Boca Juniors, atravesó el charco y llegó al Cagliari y al Milan de Italia, se dio una pasadita por el Real Oviedo de España, se devolvió a Argentina y dirigió a Vélez y otra vez a Boca. Sin embargo, su obsesión siempre fue la selección.
Ese deseo lo consiguió muy rápido, porque tuvo un primer ciclo en el Mundial de Italia 90, donde alcanzó los octavos de final. Pasaron 16 años para regresar al cargo más codiciado del fútbol de su país. Desde entonces, además de ir a los mundiales, ganó la Copa América 2011, y ha hecho de Uruguay un equipo fuerte y auténtico. Un equipo de esos que juegan como se vive allí, con temple, con coraje, con la garra charrúa.
Un técnico amigo de Tabárez, muy cercano, que jugó con él, que trabajó con él como asistente en Italia 90, es Gregorio Pérez, el mismo que en Colombia dirigió al Tolima y a Santa Fe. Gregorio conoce de primera mano el trabajo del maestro. “Óscar –le dice así, con confianza, porque es su amigo– ha sabido manejar los momentos difíciles por su gran personalidad y convicción de llevar a cabo un proceso que ha dado frutos. Lo de él ha sido importante no solo en la cancha, sino afuera, por lo que transmite, porque está al frente de la organización de todas las selecciones juveniles. Los futbolistas y él tienen total conocimiento de lo que puede aportar cada uno. Ha hecho docencia con todos, desde los 14 años, y todos tienen sentido de pertenencia por la selección, y eso la mantiene competitiva. Además, Óscar tiene conocimiento del fútbol del mundo, que lo sigue viviendo como el primer día. Vive pura y exclusivamente para la selección. Más allá de su dificultad de salud, lo ha superado y está muy rico mentalmente”, cuenta Gregorio a EL TIEMPO.

Lo de él ha sido importante no solo en la cancha, sino afuera, por lo que transmite, porque está al frente de la organización de todas las selecciones juveniles.

Su filosofía

Óscar Tabárez habla con Cavani.

Óscar Tabárez habla con Cavani.

Foto:EFE

Óscar Tabárez no aparece mucho en público. No es íntimo de los jugadores. No sale con ellos a cenar. No le gusta meterse en el camerino sin avisar. Pasa sus días en la sede de las selecciones, que es como su segunda casa. Desde allí lleva una vida dedicada al fútbol, a descubrir a los futuros Suárez o Cavani, como lo hizo con Federico Valverde, que hoy está en Real Madrid. Conoce de primera mano lo que pasa en la sub-14 y en la selección mayor, siempre con su vocación de docente, porque el entrenador que es nunca renunció al maestro. Y el maestro nunca renunció al entrenador. “Al ser docente él ha marcado una línea de valores, de lo que significa la selección, y en este largo camino el proyecto sigue sin cambiar nada: el respeto, sentido de pertenencia”, dice Pérez.

Al ser docente él ha marcado una línea de valores, de lo que significa la selección, y en este largo camino el proyecto sigue sin cambiar nada: el respeto, sentido de pertenencia

El técnico uruguayo Gerardo Pelusso también lo conoce bien. Jugó contra él y ha seguido su trayectoria. Son contemporáneos. Por eso, cuando se le pregunta por él, habla con toda propiedad. “El maestro Tabárez –así le dice él, como tomando respetuosa distancia– siempre fue un tipo muy serio, muy respetuoso y muy profesional para todas sus cosas. Ha marcado un orden, disciplina, trabajo serio y responsable, con identificación del futbolista con su pueblo. Acá no hay futbolistas que no se presten para un autógrafo o una foto, hay una línea disciplinaria de los futbolistas, que han sido el orgullo de todos los ciudadanos, son la representación de los uruguayos, que son gente apacible, disciplinada, trabajadora. Obviamente, en la cancha nos gusta que se jueguen la vida en cada pelota, y lo hacen. El valor más grande de este proceso es eso”, dice Pelusso.
Ellos, quienes lo conocen bien, hablan de un técnico que no impone, sino que persuade. Que no dirige desde una posición de jerarquía y poder, y al que le importa lo que piensa el jugador, le importa enseñarle qué es ser uruguayo y ponerse la camiseta celeste. Eso ha sido base de su éxito en el seleccionado. Por eso, todos sus colegas lo admiran, los que son sus discípulos y los que no. Jorge Fossati fue el técnico que le cedió el puesto en 2006 en la selección y también reconoce el trabajo que él ha hecho. “Indudablemente ha hecho una gran tarea, como el muy buen entrenador que es. Tiene capacidad, años de experiencia y es respetado por los jugadores. Ha demostrado siempre tener gran personalidad, condición, liderazgo, cosas importantes en un entrenador”, dijo Fossati a EL TIEMPO.
Oscar Tabárez enla eliminatoria al Mundial del 2014.

Oscar Tabárez enla eliminatoria al Mundial del 2014.

Foto:Archivo / EL TIEMPO

Como maestro que es, Tabárez es un tipo conversador, pero de palabras justas y transparentes. Martín Lasarte, entrenador uruguayo y uno de sus alumnos, lo describe como un hombre de charlas evocativas, charlas que miran al futuro, aplicando sus mil vivencias personales que, más que aconsejar, aportan. “Siempre charla desde un lugar que te hace sentir cercano”, dice Lasarte, quien recuerda que muchas veces lo visitó para buscar eso, una orientación evocadora.
“El maestro Óscar –así le dice, con una mezcla de admiración y cercanía– siempre ha sido una referencia en cuanto a la dirección técnica. Cuando fui a España (como jugador en 1989 y como DT en 2009), me dio pautas que me sirvieron. Otra vez estuve en su casa, en una charla que era de una hora y se alargó a 4, ni almorzó con su familia. Me mostraba su material por si alguna vez volvía a la selección, que era su desafío, y lo consiguió. Se preparó mucho para su gran ilusión y desechó ofertas importantes. Tuvo la fortuna de que se le dio y todo lo que pasa no es caprichoso”, narró Lasarte en EL TIEMPO.
Tabárez hoy se mueve en un carrito eléctrico o con muletas o con un bastón. En el estadio se sienta en una cómoda silla, al lado de la cancha, para guiar a su selección, la que conoce mejor que nadie, la que ha visto crecer y madurar como si fuera su hijo de 14 años, ese por el que sigue en pie, dando esos pasos de gigante.
PABLO ROMERO
Redactor de EL TIEMPO
@PabloRomeroET
Pablo Romero
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO