Sir Winston Churchill: ¿en qué consiste el liderazgo efectivo?

Por Duncan Taylor
 

Nunca he aceptado lo que mucha gente ha dicho, tan amablemente, que yo inspiré a la nación.
Fue la nación y la raza humana los que tenían
un corazón de león. Yo sólo tuve la suerte
de ser llamado a dar el rugido.

Tuve la suerte y el placer de ver el nuevo filme de Universal Pictures Las horas más oscuras (The Darkest Hour), la semana pasada, sobre el periodo más peligroso y difícil para Reino Unido en la Segunda Guerra Mundial. Observar el extraordinario papel del primer ministro Winston Churchill en esos momentos me hicieron reflexionar sobre lo que constituye el liderazgo.

Churchill es considerado, por muchos, el líder y hombre de Estado más importante del siglo XX. ¿Cómo lo logró? Pues con una combinación de integridad y sinceridad; con una defensa implacable de los valores que consideraba esenciales para un mundo digno, justo y exitoso; y con una humildad que era la base de su increíble talento para comunicar, lo cual le permitió inspirar a una nación entera frente a su reto más grande.

El antiguo filósofo Cicerón consideraba que el principio común al género humano era el uso de la palabra, facultad única del hombre que nos permite dar a conocer nuestros pensamientos, discurrir, juzgar y unir a los hombres entre sí en una sociedad.

Churchill lo sabía y, de la misma manera en la que haría un político, dominando la oratoria y la palabra escrita, hizo de la política un arte. A partir de esto, Churchill demostró ser el líder que Reino Unido necesitaba, al sensibilizar y adherir a la causa al pueblo británico, lanzando el mensaje más fuerte de todos: la esperanza y el éxito provienen de lugares inesperados. Él, un hombre con un récord académico poco distinguido y quien sólo logró entrar al colegio militar en
Sandhurst al tercer intento, era el ejemplo de ello. Nuestras debilidades pueden generar nuestras más grandes fortalezas.

Churchill fue un erudito. Y como cualquier humanista, vio las necesidades espirituales de la época, más que las inmediatas, factuales y temporales. En un momento donde dos guerras casi lograron destruir el espíritu humano, él ofreció al pueblo británico la esperanza de restaurarse a sí mismo, de reconstruir su orgullo. Esta habilidad le permitió convertirse en la inspiración que se necesitaba durante las horas más oscuras, previniendo que la nación, así como había ocurrido con el resto de Europa, se rindiera ante el poderío creciente de la Alemania nazi.

El antiguo primer ministro es recordado por ser un hombre de palabras, ya fuera para advertir sobre los peligros del fascismo o para unir a una nación entera. No por nada “movilizó el idioma inglés y lo envió a la batalla” y luego ganó el premio Nobel de Literatura en 1953 por su obra La Segunda Guerra Mundial (y en parte por su “...oratoria brillante en defender los valores humanos más exaltados”).

Su capacidad de canalizar su determinación hacia el pueblo británico y de transmitir su previsión estratégica con entusiasmo, pasión y elogio hacia los demás fueron características efectivas, que se vieron favorecidas gracias a la humildad proveniente del conocimiento de sus propias flaquezas. Churchill usó su personalidad única para alentar a las personas a esforzarse en su trabajo y sobresalir. Junto con una determinación obstinada, Churchill tenía una personalidad que era capaz de exudar encanto e ingenio, así como de transmitir valores humanos.

Éstas han sido las cualidades centrales que lo convirtieron en un líder tan efectivo y que lo destacan de otros líderes políticos y lo convierten en un personaje histórico, admirado hasta en nuestra época. Estas maravillosas virtudes de Churchill fueron perfectamente captadas en Las horas más oscuras. Por lo tanto, los invito a que vayan a ver el filme para conocer más sobre este personaje tan fascinante de la época moderna.

Espero sus comentarios en london.eye@fco.gov.uk y síganos en Twitter: @ukinmexico y @DuncanJRTaylor.

 –Embajdor de Reino Unido en México.