1900-10

Programa de C�mputo para la Ense�anza: Cultura y Vida Cotidiana: 1900-1920

Historia de M�xico II. Primera Unidad: Crisis del Porfiriato y M�xico Revolucionario 1900-1920

1900-1920: el contexto socioecon�mico y pol�tico

Prop�sitos: Valorar el impacto sociocultural de la Revoluci�n Mexicana, as� como la diversidad de grupos sociales y regionales participantes en ella

Humberto Dom�nguez Ch�vez. Julio de 2013

 

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La Constituci�n de 1917 y el gobierno de Venustiano Carranza

 

La vieja tradici�n gremial y cooperativista, propia de una sociedad artesanal del siglo XIX, inici� su transformci�n con la industrializaci�n generada por la inversi�n extranjera durante el porfiriato. La corriente socialista m�s difundida en el siglo XIX fue la anarquista, sin embargo se divulg� el marxismo con la publicaci�n del Manifiesto Comunista de Carlos Marx y Federico Engels. Para principios del siglo XX una tendencia anarcosindicalista se propag� desde los intelectuales hacia los trabajadores textiles, mineros y ferroviarios, quienes se encargar�an de lanzar las grandes huelgas de 1906.

 

Los Clubes Liberales opositores al porfiriato, fundados en 1900 y 1901, dar�an lugar a una organizaci�n anarcosindicalista: el Partido Liberal Mexicano; el cual impulsar�a desde la prensa el ataque a la dictadura porfirista por medios legales, terminando por exiliarse sus dirigentes a los Estados Unidos, ante la persecuci�n de los agentes del gobierno. Ah� buscar�an el apoyo de la organizaci�n laboral norteamericana Industrial Workers of the World, la IWW [Trabajadores Industriales del Mundo], para lanzar en 1906 y 1908 un movimiento de insurrecci�n en contra el gobierno de D�az.

 

Junta organizadora del PLM: Anselmo L. Figueroa, Pr�xedis G. Guerrero, Ricardo y Enrique Flores Mag�n y Librado Rivera.

 

 

Carranza con representantes de la Casa del Obrero Mundial

Sin aceptar al maderismo triunfante, el movimiento obrero se reorganiz� con la Casa del Obrero Mundial a partir de 1911; organizaci�n que fue disuelta por Victoriano Huerta con el golpe de estado de 1913, incorpor�ndose algunos de sus dirigentes a los ej�rcitos campesinos en lucha.

 

Al ocupar los carrancistas la ciudad de M�xico, entre enero y marzo de 1915, establecieron una alianza con el movimiento obrero que form� grupos militares, los Batallones Rojos, para combatir a los villistas a cambio de obtener una legislaci�n que protegiera a los trabajadores al triunfo de la guerra; lo que se traducir�a posteriormente en el nuevo art�culo 123 Constitucional. Sin embargo, esta relaci�n acab� en enfrentamientos, ya que las huelgas desatadas como acci�n directa para lograr sus derechos durante 1916, aunado a la crisis econ�mica del pa�s despu�s de los a�os de guerra, obligaron a Carranza a amenazarlos con el fusilamiento por alterar el orden, prohibiendo las huelgas.

 

Dirigentes de la Casa del Obrero Mundial: Rosendo Salazar, Pioquinto Rold�n, Santiago R. de la Vega, Lic. Antonio D�az Soto y Gama y Rafael P�rez Taylor

En 1917, en ocasi�n del Segundo Congreso Obrero, se enfrentaron las tendencias anarcosindicalistas y las del entendimiento y negociaci�n; resultando victorioso este �ltimo planteamiento de negociaci�n con el gobierno, que era sostenido por Luis N. Morones, l�der del Sindicato Mexicano de Electricistas, quien permanecer�a como el gran dirigente nacional hasta 1938, despu�s de fundar en Saltillo, Coahuila, en 1918 la Confederaci�n Regional Obrera Mexicana, CROM.

Obreros en un mitin a favor de Carranza

 

 

Diputados constituyentes Hilario Medina, Heriberto Jara y Francisco J. M�jica

Una vez derrotados los ej�rcitos campesinos en 1915, y contenida la movilizaci�n obrera impulsada por la Casa del Obrero Mundial en las huelgas capitalinas de 1916, Carranza impuls� la idea de convocar a un Congreso Constituyente, con la intenci�n de introducir modificaciones a la Carta Magna de 1857. Con esto se trataba de dar por terminada la lucha armada, y regresar el pa�s al orden legal bajo la direcci�n carrancista y la fuerza de su ej�rcito, que se hab�a impuesto por las armas en el pa�s.

 

La convocatoria se hizo en septiembre y las sesiones se llevaron a cabo de diciembre de 1916 a fines de enero de 1917, con la exclusiva participaci�n de legisladores que contaban con el apoyo de los militares carrancistas.

 

Del proyecto presentado por el presidente fueron aceptados los cambios en cuanto a la organizaci�n pol�tica del pa�s, que reafirmaron su car�cter presidencialista. Se reafirmaron las libertades y los derechos de los ciudadanos, as� como el federalismo y los principios democr�ticos incluidos en 1857. Lo novedoso consisti� en el reconocimiento de los derechos laborales, como la huelga y la libre organizaci�n de los trabajadores, adem�s de regularse el trabajo asalariado al establecerse salarios m�nimos y la duraci�n de la jornada laboral.

 

Adem�s, estableci� el derecho de los ciudadanos a la educaci�n laica, gratuita y obligatoria y, de manera sobresaliente, el principio que otorgaba a la naci�n el regular las caracter�sticas de la propiedad privada, de acuerdo con el inter�s de la comunidad, con lo que se recuperaban los recursos naturales del pa�s, y se anunciaba la expropiaci�n por causa de utilidad p�blica, que conducir�a a la reforma agraria. El 1 de mayo de 1917, despu�s de realizarse los comicios que instalaron la XXVII Legislatura del Congreso de la Uni�n, Carranza ocup� la Presidencia de la Rep�blica.

 

El gobierno de Venustiano Carranza Al iniciarse 1917 era claro el predominio militar y pol�tico del nuevo grupo que se hab�a desarrollado bajo el influjo del maderismo y el constitucionalismo; quienes dominar�an la escena pol�tica nacional hasta 1940, no sin estar exenta esta autoridad a cambios y transformaciones producto de desgarradoras luchas intestinas entre sus diversos l�deres, las que convergir�an en un largo proceso de reestructuraci�n de las instituciones y erradicaci�n de los caudillos despu�s del movimiento revolucionario.

 

Su predominio fue posible gracias a su capacidad militar y sus propuestas pol�ticas para terminar la etapa armada, despu�s de que el villismo ya no represent� una fuerza pol�tica al ser derrotados sus ej�rcitos, a lo que se sum� la reducci�n del zapatismo a una insurrecci�n regional, adem�s de que fue posible eliminar las tendencias anarquistas del movimiento obrero organizado, que ahora se apeg� a las v�as del entendimiento y la negociaci�n con el gobierno a partir de la creaci�n de la CROM, todo ello con base en las propuestas de desarrollo social contenidas en una Constituci�n reformada.

 

Los conflictos dentro del grupo triunfante afloraron desde el primer momento, con los desacuerdos entre los seguidores de Obreg�n, l�der militar indiscutible, y los del presidente. Por lo que el general present� su renuncia a la Secretar�a de Guerra y abandon� el ej�rcito para trasladarse a Sonora.

 

Estos desacuerdos eran una continuaci�n de las discrepancias que hab�an tenido en el Congreso Constituyente, originados por la oposici�n de Carranza a que se realizaran cambios radicales en la Constituci�n, mientras que el propio Obreg�n, Francisco J. M�gica y Heriberto Jara, entre otros, buscaron impulsar las reformas sociales que consideraban esenciales para lograr la pacificaci�n del pa�s y el mejoramiento en las condiciones de vida de su poblaci�n, adem�s de restablecer el derecho de la naci�n a la propiedad de sus recursos naturales.

 

�lvaro Obreg�n [1918]

 

 

Bilimbique villista [1914]

El gobierno federal se enfrentar�a a tratar de controlar las luchas por el poder entre los caudillos, a buscar controlar o eliminar a los m�ltiples caciques regionales que la guerra hab�a generado, adem�s de iniciar la reconstrucci�n de las organizaciones sociales y pol�ticas del pa�s. Los problemas inmediatos de la administraci�n carrancista fueron pol�ticos: renovar los poderes en los estados y someter a los grupos armados que hab�a dejado la propia violencia de la guerra revolucionaria y la lucha de facciones.

 

Muchos de los problemas se resolvieron con una r�gida disciplina y la fuerza de las armas del grupo triunfante, con lo que se renovaron poderes al gusto presidencial. Fue urgente la estabilizaci�n de la moneda y el cr�dito, y la reconstrucci�n del desarrollo industrial. Las diferentes facciones, actuando como gobiernos provisionales en sus zonas de influencia, hab�an emitido papel moneda, llamados bilimbiques por la poblaci�n,[57] que ten�an como �nico valor el de su imposici�n por las armas.

 

Por medio de un decreto se adopt� para la moneda mexicana el patr�n oro, asign�ndose al peso un valor de 75 centigramos de oro. Por otro lado se gener� una dif�cil confrontaci�n con los inversionistas extranjeros, ya que la nueva Constituci�n afectaba seriamente sus intereses econ�micos, al establecerse en el art�culo 27 la propiedad de la naci�n de sus recursos naturales.

 

Situaci�n internacional que se agrav� cuando, en un acto desesperado, los alemanes dirigieron un telegrama al gobierno mexicano para invitarlo a participar en la guerra mundial como su aliado, ofrecimiento que fue rechazado por Carranza; a cambio, los alemanes ofrec�an que M�xico recuperar�a los territorios perdidos en la guerra de 1847 con los estadounidenses.

 

Las relaciones internacionales con los pa�ses colonialistas en guerra mundial se agravaron, ya que en septiembre de 1918, en su informe al Congreso, Carranza present� su doctrina en materia de pol�tica exterior: todos los pa�ses son iguales y se deben respetar mutuamente sus instituciones, leyes y soberan�a; ning�n pa�s debe intervenir de ninguna en los asuntos interiores de otro. Con el objeto de revisar los da�os y perjuicios causados por la revoluci�n, cre� una comisi�n que comenz� a funcionar en 1919.

 

Mientras que la incorporaci�n de los Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial permiti� que las presiones sobre M�xico disminuyeran, al mismo tiempo que retiraban sus tropas del norte del pa�s, cuya intervenci�n buscaba capturar a Villa despu�s del ataque al pueblo de Columbus, Nuevo M�xico en 1916.

 

Tropas estadounidenses en el norte de M�xico [1916]

 

Felipe Carrillo Puerto y el Partido Socialista del Sureste [1919]

Con la victoria carrancista sobre las otras facciones revolucionarias, y establecida la nueva Constituci�n, emergieron nuevas organizaciones pol�ticas. Los partidos pol�ticos se integraron con grupos reunidos en torno a un caudillo, o un inter�s com�n como sucedi� con el Partido Nacional Agrarista, fundado en 1920; con pocas excepciones estos organismos desaparec�an una vez efectuadas las elecciones.

 

El Partido Liberal Constitucionalista, PLC, hab�a estado en la mente de Obreg�n y Benjam�n Hill y ser�a la expresi�n pol�tica del obregonismo. Agrup� desde la convocatoria a los diputados de la tendencia radical que construy� las principales reformas que se integraron en los art�culos: 3�, 27� y 123�, por el Congreso Constituyente de 1917. Por otro lado, y como herencia de las a�ejas tradiciones gremialistas y mutualistas, se fund� el Partido Nacional Cooperativista en 1917; mientras que la reci�n fundada CROM crear�a el Partido Laborista. Para 1919, y bajo la influencia sovi�tica y norteamericana, se fundar�a el Partido Comunista Mexicano.

 

En el interior del pa�s se integraron numerosas organizaciones pol�ticas regionales, como el Partido Socialista del Sureste, el Partido Socialista Agrario de Campeche, el Partido Socialista Fronterizo, el Partido Laborista del Estado de M�xico, el Partido Socialista del Trabajo del Estado de Veracruz y el Partido del Trabajo de Puebla. Siguiendo la tradici�n democr�tico liberal de fin de siglo, apareci� la Confederaci�n de Partidos Revolucionarios Guanajuatenses, el Partido Liberal Yucateco, el Partido Liberal Independiente, el Partido Nacional Civilista y el Partido Nacional Antimilitarista; todos ellos trataron infructuosamente de arrebatar la pol�tica a los militares.

 

Obreg�n candidato del Partido Laborista [1920]

Carranza, quien hab�a sido presidente municipal, gobernador interino y senador porfirista, representaba una corriente que propon�a el regreso al viejo orden liberal del siglo XIX.

 

Mientras que Obreg�n personificaba al grupo de radicales que hab�an reformado la Constituci�n incorpor�ndole el concepto de Justicia Social, ausente en 1857, a pesar de las demandas de Melchor Ocampo, Ignacio Ram�rez, Ponciano Arriaga y otros liberales.

 

Obreg�n, quien hab�a permanecido retirado de la vida p�blica desde 1917, lanz� un manifiesto a la naci�n el 1 de junio de 1919, en el que se propon�a como candidato a la presidencia, y acusaba al gobierno por su falta de moralidad y por no haber logrado consolidar la paz en el pa�s.

Obreg�n disfrazado de ferrocarrilero [1920]

 

Carranza respondi� impulsando la candidatura de un civil de su gabinete, el Ingeniero Ignacio Bonillas, con lo que pretend�a acabar con el militarismo; que para los obregonistas significaba que buscaba perpetuarse en el poder como la hab�a hecho Porfirio D�az en 1880, para regresar al gobierno en el per�odo siguiente. Con este prop�sito impuls� un manifiesto que fue firmado por 16 gobernadores y algunos generales, lo que gener� que los maderistas se unieron al conflicto al integrar una Liga Democr�tica, que lanz� la candidatura del general Pablo Gonz�lez, con lo que desapareci� el apoyo militar a Carranza.

 

El presidente complic� el proceso electoral y confirm� las sospechas de los militares al perseguir a Obreg�n, quien realizaba su campa�a en la ciudad de M�xico; por lo que el general busc� el apoyo de los ferroviarios y los zapatistas, quienes le ayudaron a huir y a ocultarse en Guerrero. Era claro que el cambio se dar�a por medio de las armas.

 

Obreg�n, Fortunato Maycotte y Gustavo Elizondo en Guerrero [1920]

 

El gobernador de Sonora, general Adolfo de la Huerta, inici� la rebeli�n del ej�rcito contra Carranza, acus�ndolo de violar la soberan�a del estado libre y soberano al realizar movilizaciones de tropas al margen del gobierno estatal, lo que violaba las garant�as individuales y pon�a a la entidad bajo estado de sitio.

 

En el Plan de Agua Prieta se desconoc�a a Carranza como presidente y se anunciaba que una vez derrocado su gobierno se nombrar�a un presidente provisional y se convocar�a a elecciones. El levantamiento fue impulsado por la mayor�a del ej�rcito, siendo sus dirigentes Adolfo de la Huerta y Plutarco El�as Calles.

 

Carranza busc� trasladar su gobierno a Veracruz, como lo hab�a hecho en 1914 frente a la amenaza de los ej�rcitos campesinos, lo que no pudo realizar; ya que las tropas insurrectas le bloquearon el paso hacia el puerto, en una rebeli�n que se inici� desde la estaci�n de tren en la Villa de Guadalupe en la capital, la cual cont� con el apoyo de los ferroviarios, quienes contribuyeron a impedir la fuga del gobierno carrancista, mientras la rebeli�n cund�a por todo el pa�s.

Funerales de Carranza [1920]

 

El desorden fue general en esta retirada del carrancismo hacia Veracruz, ya que de un contingente de 20 trenes cargados con la comitiva presidencial a bordo, incluso con los escritorios de los bur�cratas, para la tarde de ese d�a se hab�a reducido esta movilizaci�n a una peque�a columna de fieles seguidores que se intern� a caballo en la Sierra de Hidalgo. Fue asesinado por tropas de Rodolfo Herrero el 21 de mayo de 1919, mientras que un contingente al mando de L�zaro C�rdenas, que hab�a sido enviado para capturarlo con vida, no pudo llegar a tiempo por dificultades al cruzar un r�o.

 

El cuerpo de Carranza, quien hab�a logrado aglutinar a todas las fuerzas nacionales en contra del golpe de estado de Victoriano Huerta, quien hab�a sido capaz de crear una nueva Constituci�n para el pa�s, quien hab�a logrado contener al imperialismo y fijar la autodeterminaci�n de los pueblos con su pol�tica exterior en plena Guerra Mundial, fue recibido en la ciudad de M�xico por el cuerpo diplom�tico acreditado en el pa�s y sepultado en una fosa de 3a clase en el Pante�n de Dolores, mientras que el Congreso presuroso nombraba a Adolfo de la Huerta como presidente provisional, quien deber�a convocar a elecciones y entregar el poder el 30 de noviembre de 1920.

 

[57] Huerta emiti� enormes cantidades de billetes que carec�an de un respaldo met�lico, lo que acentu� la crisis econ�mica y la desconfianza en el papel moneda a lo largo de todo el pa�s, y cada facci�n revolucionaria har�a lo mismo. [Sandoval, 2013]

 

Referencias


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Ejercicios de autoevaluaci�n

 

 

T�pico: 1900-1920: el contexto socioecon�mico y pol�tico

Conocimiento de sucesos, hechos y conceptos, socioecon�micos y pol�ticos, completando enunciados

Resoluci�n de un crucigrama sobre los contenidos de la Unidad

Reconocimiento de elementos socioecon�micos y pol�ticos que caracterizan el per�odo

 

 

 

Trabajo de investigaci�n a realizar fuera del aula