Entrevista a Edward Shawcross

Maximiliano de Habsburgo, el último emperador de México

El historiador Edward Shawcross publica 'El último emperador de México', una apasionante aproximación al efímero Segundo Imperio Mexicano y al hombre que lo lideró, el príncipe austríaco Maximiliano de Habsburgo.

"Retrato de Maximiliano, emperador de México", por Santiago Rebull

"Retrato de Maximiliano, emperador de México", por Santiago Rebull

Wikimedia Commons

Entre 1863 y 1867, el príncipe austrohúngaro Maximiliano de Habsburgo se convirtió en emperador de México. El historiador Edward Shawcross repasa, en su libro El último emperador de México, la historia de este hombre y qué le llevó a aceptar el trono de un país que no conocía al otro lado del mundo.

 

Antes que nada, presentemos a nuestro protagonista. ¿Quién era Maximilano de Habsburgo y qué posición ocupaba dentro de la casa imperial austrohúngara?

Maximiliano era el hermano menor de Francisco José, el heredero del trono austrohúngaro. Pertenecía a la casa de Habsburgo, uno de los linajes reales más importantes de Europa, y esto era algo que a él le importaba mucho, estaba obsesionado con la historia de su familia y con su propio destino.

Algo importante para entenderlo es conocer su relación con su hermano: cuando eran niños se llevaban bastante bien, pero en cuanto Franscisco José se convierte en emperador en 1848, su relación cambia y Maximiliano empieza a sentir envidia porque cree que él sería un mejor gobernante que su hermano.

También son diferentes en términos de personalidad: Maximiliano es liberal, además de una persona extrovertida que disfruta en sociedad, mientras que Francisco José es mucho más frío y autocrático. Todo esto planta en él la semilla de la ambición porque piensa que, si él fuese emperador, sería un soberano mucho más querido, más ilustrado y mejor que su hermano.

Francisco José es consciente de esto, sabe que su hermano es más popular que él, así que se asegura de que no tenga ningún cargo importante ni un papel relevante dentro de la familia imperial. Solo lo obtiene cuando se casa con la princesa Carlota de Bélgica y el padre de ella insiste en que a Maximiliano se le dé una posición seria para elevar la dignidad de su hija.

Así pues, tenemos a este hombre que está convencido de sus cualidades y talentos, y de su propio destino porque pertenece a la casa más ilustre de la realeza europea; pero cuyas ambiciones están siendo frenadas por su hermano y no tiene una posición desde la que ejercer lo que él cree que son sus considerables cualidades como un potencial gobernante.

"Matrimonio de Maximiliano y Carlota", por Cesare Dell'Acqua

"Matrimonio de Maximiliano y Carlota", por Cesare Dell'Acqua

"Matrimonio de Maximiliano y Carlota", por Cesare Dell'Acqua.

Wikimedia Commons

Y en ese contexto, Napoleón III decide apoyarlo como emperador de México. ¿Qué motivos tenía para hacerlo? ¿Qué cualidades tenía Maximiliano para que Napoleón lo considerara el “hombre indicado” para este papel?

Napoleón III, sobrino del más famoso Napoleón Bonaparte, es una figura central en la historia europea de ese período. Llega al poder en el mismo año en que Francisco José sube al trono, en un momento en el que hay revoluciones por toda Europa. Se convierte en presidente de la República Francesa, pero más tarde se proclama emperador.

Esto es muy importante porque lo que él ha hecho, destruir la república y establecer un imperio, es exactamente el modelo que quiere replicar en México. Y tiene la oportunidad de ello gracias a la guerra civil que hay entre liberales y conservadores mexicanos.

Los primeros quieren modernizar México y desacralizar la Iglesia, y su propuesta estrella es nacionalizar las propiedades del clero. Los conservadores en cambio quieren establecer una monarquía para evitar esto, ya que piensan que la Iglesia católica es lo único que mantiene unido al país.

Los conservadores pierden esta guerra y huyen a Francia, donde la mujer de uno de ellos les pone en contacto con Napoleón, quien les hace una oferta que les parece incluso demasiado buena para ser verdad: enviar varias decenas de miles de tropas francesas para proclamar una monarquía.

La ventaja para Napoleón es que así consigue todos los beneficios de la colonización pero con solo una fracción del coste: principalmente, explotar los grandes recursos minerales de México, que en aquella época todavía era visto como una especie de El Dorado.

Otro motivo que tiene Napoleón es que teme el poder de Estados Unidos y ve esta ocasión como una oportunidad de frenar la progresiva expansión estadounidense hacia el sur, que podía terminar con la absorción de México, al que ya habían quitado parte de su territorio.

Napoleón tiene la idea de que los pueblos europeos del sur comparten muchas cosas con México y otros países al otro lado del Atlántico, como la cultura y la religión, y que los anglosajones representan una amenaza común para todos ellos.

Resumiendo, la decisión de Napoleón tiene tres motivos: el interés colonial, la geopolítica y la idea de sustituir el modelo republicano por la monarquía.

¿Y no es un poco extraño que para este plan busque a un príncipe austríaco, que aparentemente no tenía vínculos culturales con México, en lugar de a un miembro de la realeza española o de otro país del sur de Europa, con una cultura más parecida?

¿Por qué Maximiliano? Bueno, en parte porque está disponible y porque es alguien que se cree especial, que está convencido que tiene este destino. También porque es católico y porque es un Habsburgo, que es una dinastía que ya tiene una conexión con el país.

Pero sobre todo, porque poner a un príncipe español en el trono de México no era buena idea ya que daría la apariencia de que el país estaba siendo reconquistado; en cambio, con un príncipe austríaco, se podía mantener la ficción de una monarquía independiente.

Napoleón III

Napoleón III

"Napoleón III", por Alexandre Cabanel.

Château de Compiègne

Una de las cosas que comenta en el libro es que Estados Unidos considera la decisión de Napoleón como un “desafío monárquico” a los países republicanos del continente americano. ¿Por qué Estados Unidos se oponía tanto a tener un rey como gobernante vecino? ¿Se trata de una cuestión de principios o hay intereses prácticos en ello?

Ambas cosas. La fundación de Estados Unidos se basa en la idea de liberarse de la tiranía y los estadounidenses de aquella época atribuyen su éxito en expandirse por el continente americano a su sistema de gobierno, que consideran que es el mejor que se ha inventado jamás; así que hay realmente una fe ciega en el sistema republicano federal.

Además, en 1823 se establece en Estados Unidos la doctrina Monroe, que proclama que los países de América deben ser republicanos e independientes, y que los países europeos no deben intervenir de ninguna manera en los asuntos políticos americanos. Esta idea se convierte en una especie de discurso nacional y los candidatos a la presidencia prometen sostenerla, así que hay una presión popular detrás.

Pero también es interés propio, porque si este intento de establecer una monarquía en México tuviera éxito, estaría estrechamente ligada a Europa y por lo tanto los países europeos contarían con ventajas y privilegios en términos diplomáticos, económicos y de comercio: para hacerlo breve, Estados Unidos no quiere tener como vecino a un estado que percibe como un satélite europeo. Y además, si este modelo monárquico llegara a expandirse por otros países de América Latina, podría llegar a ser un problema.

¿Y en México hay un sentimiento monárquico lo suficientemente fuerte como para hacer posible convertirlo en un imperio?

Esa es la pregunta decisiva. La respuesta corta es: lo hay, pero no el suficiente. México ha sido una república desde 1824 y, cuando se proclama la independencia, es con la idea de establecer una república.

Pero hay una corriente dentro del ala conservadora que cree que una monarquía es la única solución a varios de los problemas que tiene el país y la única manera de frenar la expansión de Estados Unidos. Y por supuesto está la influencia de la Iglesia católica, que apoya totalmente las políticas de los conservadores.

Pero al final, es el proyecto de una élite que puede rascar algo de apoyos aquí y allá, pero no hay una base popular en favor de la monarquía o de Maximiliano en particular. Y eso es algo que los conservadores, deliberadamente, ocultan a Napoléon III y al propio Maximiliano para arrastrarles a su lucha política.

¿Y cree que esta falta de apoyo popular es la principal razón de que el proyecto fracase? ¿Cómo reacciona la gente de México ante la proclamación de Maximiliano como emperador?

Bueno, de hecho la entrada de Maximiliano en Ciudad de México es triunfal: hay cientos de personas en la calle que lo reciben calurosamente, así que él se queda con esta impresión. Además, consigue ganar apoyos gracias a su personalidad carismática. Pero no son raíces hondas.

Y en el otro lado están Benito Juárez y sus partidarios, que de ningún modo piensan entregarle el país. Así que sí, la falta de apoyos es definitivamente una de las razones de que este proyecto no prospere.

Pero también hay otra razón muy importante, que son las finanzas. La tesorería de Maximiliano está en bancarrota desde el primer día, porque una de las condiciones de Napoléon es que los pagos a las tropas francesas en México salgan de las arcas del estado mexicano: si Maximiliano no cumple con los pagos mensuales a las tropas, estas se irán.

El problema final son los Estados Unidos, que nunca van a aceptar este imperio, al menos mientras no se convierta en una realidad consolidada; por eso deciden apoyar a Benito Juárez. Así que realmente, Maximiliano se encuentra con un montón de problemas.

Benito Juárez

Benito Juárez

Benito Juárez fue presidente de México y el principal opositor al proyecto imperial.

Library of Congress Prints and Photographs Division

¿Cree que tal vez el proyecto hubiera tenido más éxito si el emperador hubiera sido una figura mexicana y no un príncipe europeo?

Esto es muy interesante y, de hecho, los conservadores ya lo habían intentado antes sin recurrir a un príncipe europeo; en cierto sentido, esta es una última apuesta por su parte. En 1853 habían establecido como gobernante a Antonio López de Santa Anna: la idea era que gobernase como dictador y tal vez, algún día, proclamarle emperador.

De alguna manera intentan copiar lo que Napoléon III había hecho en Francia, pero el resultado es un desastre y dura dos años. Así que si no han sido lo bastante fuertes como para mantener a un dictador en el poder ni ganar una guerra civil, les queda claro que en México no tienen apoyo suficiente.

Por eso deciden buscarlo fuera, como último recurso: creen que solo con el apoyo de una monarquía europea podrán implementar sus ideas. Con Napoleón tienen los recursos de una de las potencias más fuertes de la época y con los Habsburgo obtienen el prestigio de una casa ilustre y antigua para su proyecto, además de todas las conexiones que esta tiene por toda Europa. También ganan el acceso a los mercados económicos europeos, a través los cuales pueden pedir préstamos.

Desde el punto de vista de los conservadores, esta es su mejor apuesta. De hecho, en México, muchos de los partidarios de Juárez le aconsejan que tire la toalla y que negocie un acuerdo mientras aún está a tiempo de hacerlo y así acortar el conflicto, algo a lo que él se niega.

Y en vista de todo este apoyo europeo, ¿por qué, al vencer, los republicanos deciden asesinar a Maximiliano sin importarles las consecuencias? ¿Por qué no ofrecerle una solución más humana como el exilio?

Eso es algo realmente inesperado, porque incluso en esa situación, ejecutar a un líder político es algo muy inusual y muy extremo. Hay el precedente de Jefferson Davis, el líder de la Confederación durante la Guerra Civil Americana, que después de perderla había sido juzgado por crímenes de guerra y al final había sido amnistiado.

Y eso es lo que se espera que pase con Maximiliano y tanto los países europeos como Estados Unidos ejercen una gran presión diplomática para que se le perdone la vida. Incluso el presidente americano, que en su país es uno de los que más ha apoyado a Juárez, le propone que juzguen al emperador y luego lo amnistíen.

Pero Juárez se niega, en parte porque quiere demostrar la determinación de su carácter y en parte porque Maximiliano es un símbolo de la monarquía y del intervencionismo europeo. Quiere transmitir el mensaje de que México no se doblegará a las presiones extranjeras y que el proyecto imperial termina en ese momento, y esa ejecución es un mensaje muy claro.

"La ejecución del emperador Maximiliano", por Édouard Manet

"La ejecución del emperador Maximiliano", por Édouard Manet

"La ejecución del emperador Maximiliano", por Édouard Manet.

Wikimedia Commons

Queda claro que Juárez cree que con esta decisión fortalecerá su propio proyecto. ¿Pero lo consigue?

Bueno, ciertamente consigue poner fin al proyecto imperial de los conservadores. Pero en términos de lograr una democracia estable en México, no. Irónicamente, él que había luchado por el republicanismo termina atribuyéndose poderes cercanos a los de un dictador, y cuando muere en 1872 ya hay divisiones entre sus partidarios.

Otra consecuencia es que cortar con las potencias europeas abre las puertas a la explotación económica de México por parte de Estados Unidos y el antiamericanismo, que había empezado como un proyecto de las derechas y especialmente de los católicos, pasa a ser de las izquierdas. Así pues, la extraordinaria victoria de Juárez contra el imperialismo no crea al final un México próspero y feliz.

¿Qué consecuencias provoca su decisión, en Europa y en los Estados Unidos?

La ejecución es un shock y ciertamente, tiene consecuencias. Las más importantes son en el ámbito diplomático: Europa corta relaciones con México y nos las restablece hasta más de una década después, más tiempo incluso en el caso de Francia.

Una medida que toma el gobierno mexicano es devolver el cuerpo de Maximiliano a Austria para intentar normalizar las relaciones con el Imperio y obtener un cierto reconocimiento. Los Estados Unidos en cambio son más pragmáticos y restablecen las relaciones con México al cabo de poco.

Como nota final, ¿cuáles son sus observaciones sobre el legado que dejó Maximiliano durante su breve reinado?

Bueno, no es muy amplio porque solo gobernó durante tres años. Podríamos mencionar algunas cosas tangibles en Ciudad de México, como el Castillo de Chapultepec, que decora al estilo europeo, o el Paseo de la Reforma, que está basado en un proyecto suyo. Pero su legado es efímero porque no dispone del tiempo ni de los recursos para construir su proyecto.

Además, tras su derrota resulta vilipendiado en favor de esta narrativa nacional. Irónicamente su mayor legado es el de elevar a Benito Juárez al estatus de héroe nacional en México, como refundador de la república. A causa de ello, Maximiliano resulta vilipendiado y solo recientemente se le ha empezado a rehabilitar, especialmente por parte de los estudiosos mexicanos.

En el ámbito cultural es un personaje muy atractivo, por su personalidad y por el hecho de ser un príncipe europeo que se convierte en emperador de México; un campo muy fértil para libros, telenovelas e incluso cómics. Estos medios suelen representar a Maximiliano como un hombre bienintencionado pero ingenuo, no como el villano como el que se le presentaba en 1867. Es muy interesante ver cómo ha cambiado esta narrativa y ha pasado de ser un traidor a un personaje trágico.