As� fue la boda de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg

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Los contrayentes, en la imagen, se hab�an conocido casi por casualidad, durante un viaje del joven Rey a Inglaterra, cuyo objetivo era conocer a la princesa que la Corte hab�a elegido para �l, que no coincidi� con la que finalmente se convirti� en la Reina de Espa�a
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La princesa que hab�a conquistado al monarca espa�ol era la nieta peque�a de la Reina de Inglaterra, su preferida seg�n dec�an en la �poca, hija de la Infanta Beatriz y de su esposo, Enrique de Battenberg




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29 ENERO 2004
En la iglesia de San Jer�nimo el Real de Madrid, conocida por la mayor�a de los madrile�os como Los Jer�nimos, a las 11.30 de la ma�ana del jueves 31 de mayo de 1906 se celebr� el enlace del rey Alfonso XIII con la princesa Victoria Eugenia Eva Julia de Battenberg. Los contrayentes se hab�an conocido casi por casualidad, durante un viaje del joven Rey a Inglaterra, organizado por la Corte para que conociera a la princesa que hab�an elegido para �l. La candidata de la Corte era la princesa Patricia, a la que familiarmente llamaban Patsy. Era hija del conde Connaught (s�ptimo hijo de la reina Victoria, Arthur) y de la princesa Luisa de Prusia.

Los cronistas de la �poca coinciden en se�alar que no hubo entendimiento entre los j�venes, quiz�s porque �Patsy� ya estaba enamorada de un conde ingl�s. Ante el cariz que tomaba el viaje, Alfonso XIII olvid� el motivo inicial de su viaje y durante una comida en Buckingham Palace celebrada en su honor, se interes� por otra joven de cabellos dorados.

La princesa que hab�a conquistado al monarca espa�ol era la nieta peque�a de la Reina de Inglaterra, su preferida seg�n dec�an en la �poca, hija de la Infanta Beatriz y de su esposo, Enrique de Battenberg. Se llamaba Victoria, por su abuela; Eugenia, por su madrina, la emperatriz Eugenia de Montijo; Julia, por su abuela paterna, Julia Hauke; y Eva, por la primera mujer del mundo, aunque siempre fue conocida por el apelativo familiar de �Ena�.

El amor naci� por tanto a espaldas de los diplom�ticos y de todos los proyectos pol�ticos, burlando cualquier c�lculo o acuerdo, lo que convirti� el Rey en un joven enamorado. La noticia de su historia de amor corri� como la p�lvora por Espa�a y la nueva princesa caus� muy buena impresi�n tanto en el pueblo como en la Corte. Espa�a rebosaba felicidad porque el Rey se casaba por amor, como lo hab�a hecho su padre, el rey Alfonso XII.



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