Las 5 formas en las que la reina Victoria cambió la familia real británica

Durante su reinado de 63 años, la reina Victoria vivió algunos de los cambios más importantes del siglo XIX, desde el crecimiento del imperio hasta la Revolución Industrial.
De blanco en el altar
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A pesar de que era costumbre que las novias de la época usaran sus mejores galas los domingos, la reina Victoria rompió con el protocolo y optó por un vestido de encaje de honiton en color marfil de su propio diseño. Entusiasta seguidora de la moda, el diseño era una "imitación de un vestido antiguo" según su diario y lo hizo su modista en Jermyn Street, una calle situada en el barrio de St James's en Londres.

Las novias de la realeza posteriores siguieron sus pasos, incluidas todas sus hijas y nueras, y vestir de blanco también se convirtió en una costumbre para las novias que no eran royal. Su vestido además fue el primero en incorporar los emblemas del Reino Unido, como es tradicional en la actualidad (como el encaje nupcial de la duquesa de Cambridge), con rosas inglesas, tréboles y cardos como símbolos de Inglaterra, Irlanda y Escocia. Si bien los vestidos de damas de honor en color marfil a juego ya no son tan típicos, otra tradición que debemos agradecerle a Victoria son los pasteles de boda escalonados.

Aficionada a concertar bodas
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La reina Victoria fue la mejor casamentera: logró planear excelentes matrimonios para sus nueve hijos con otros miembros de la realeza y aristócratas europeos. Entre sus 40 nietos, ocho de ellos se sentaron en los tronos de Europa, incluidos Prusia, Grecia, Rumania, Rusia, Noruega, Suecia y España, así como el Reino Unido. Esto le valió el sobrenombre de "la abuela de Europa". En la actualidad, sus descendientes encabezan las familias reales de Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo, Noruega, España, Suecia y Reino Unido. ¿La única desventaja de toda esta sangre compartida? La reina Victoria era portadora de hemofilia y la transmitió a varios de sus hijos, lo que llevó a que se la llamara "la enfermedad real".

Su refugio escocés
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Victoria y Alberto se enamoraron del paisaje salvaje de la campiña escocesa cuando lo visitaron por primera vez en la década de 1850, y el príncipe alemán comentó que le recordaba a su tierra natal. Regresaron en 1853 para comprar el castillo de Balmoral, demolieron la pequeña propiedad existente allí y construyeron una nueva edificación neogótica en su lugar, con Alberto supervisando los diseños del arquitecto escocés William Smith. La propiedad es una finca de trabajo, tiene páramos de urogallos, silvicultura, ganado de tierras altas, ponis y ciervos, así como tierras de cultivo. La familia real inglesa todavía frecuenta Balmoral hoy en día, y la reina Isabel II viaja allí cada agosto para pasar las últimas semanas del verano disfrutando de las actividades campestres.

Miembros de la realeza que trabajan
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El papel de trabajo de la familia real como lo conocemos hoy fue iniciado por la reina Victoria. Ante a un creciente movimiento republicano en Gran Bretaña en el siglo XIX, Victoria y Alberto buscaron activamente crear un papel más definido para sí mismos como monarcas constitucionales. Esto significó que Victoria se convirtió en la patrocinadora de 150 organizaciones benéficas y otras instituciones, mientras que Alberto se involucró activamente en proyectos educativos, incluidos muchos museos. La pareja también comenzó a realizar giras oficiales y visitas por todo el país, incluso a ciudades industriales como Leeds.

Abrazando el cambio
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Uno de los legados más duraderos del reinado de Victoria fue su voluntad de aceptar el cambio. Fue lo suficientemente inteligente como para darse cuenta del poder de la fotografía: la utilizó para ayudar a controlar su propia imagen pública, lanzando un conjunto de 14 imágenes en 1860 llamadas Carte de Visites. Se vendieron 60.000 imágenes, a pesar del alto precio de cuatro libras y cuatro chelines, muchas mujeres llegaron a imitar el estilo de Victoria. Más adelante en su reinado, adoptó la nueva tecnología de los telegramas y envió uno a sus súbditos para celebrar su jubileo de diamante.

Artículo publicado en Tatler y traducido por Arantxa Ricardez. Acceda al original aquí."

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