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Tuberculosis

7 de noviembre de 2023

Datos y cifras

  • En 2022, 1,3 millones de personas murieron de tuberculosis (entre ellas, 167 000 personas con VIH). La tuberculosis es la segunda enfermedad infecciosa más mortífera después de la COVID-19 y por delante del VIH y el sida.
  • Se ha calculado que en 2022 enfermaron de tuberculosis 10,6 millones de personas en todo el mundo: 5,8 millones de hombres, 3,5 millones de mujeres y 1,3 millones de niños. Aunque la está presente en todos los países y grupos de edad, es una enfermedad que se puede curar y prevenir.
  • La tuberculosis multirresistente sigue representando una crisis de salud pública y una amenaza para la seguridad sanitaria. Solo dos de cada cinco personas con tuberculosis farmacorresistente tuvieron acceso al tratamiento en 2022.
  • Las actividades desarrolladas en todo el mundo desde el año 2000 para combatir la tuberculosis han salvado la vida a 75 millones de personas.
  • Se necesitan US$ 13 000 millones anuales para la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la atención de la tuberculosis a fin de alcanzar la meta mundial acordada en la reunión de alto nivel de las Naciones Unidas sobre la tuberculosis de 2018.
  • Acabar con la epidemia de tuberculosis para 2030 es una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) relacionadas con la salud.

Panorama general

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por el bacilo tuberculoso, una bacteria que suele afectar a los pulmones. Se propaga por el aire cuando una persona infectada tose, estornuda o escupe.

La tuberculosis se puede prevenir y curar.

Según los cálculos, alrededor de una cuarta parte de la población mundial se ha infectado por el bacilo de la tuberculosis y entre el 5% y el 10% de estas personas acaba presentando síntomas y enfermando de tuberculosis.

Las personas que están infectadas pero que (aún) no han enfermado no pueden transmitir la enfermedad. La tuberculosis suele tratarse con antibióticos y puede ser mortal si no se trata.

En algunos países se administra la vacuna antituberculosa BCG (bacilo de Calmette-Guérin) a los bebés y los niños pequeños. Esta vacuna previene la tuberculosis fuera de los pulmones, pero no dentro de estos.

Síntomas

Las personas con infección tuberculosa latente no se sienten enfermas ni pueden transmitir el bacilo, y solo un pequeño porcentaje de ellas enfermará y tendrá síntomas. El riesgo de enfermar es mayor en los bebés y los niños.

Hay afecciones y conductas que pueden aumentar el riesgo de contraer la tuberculosis:

  • la diabetes (hiperglucemia)
  • un sistema inmunitario debilitado (por ejemplo, por la infección por el VIH o el sida)
  • la malnutrición
  • la consumo de tabaco.

La infección por el bacilo tuberculoso puede no causar síntomas. Cuando estos aparecen, se dice que la persona tiene tuberculosis. Los síntomas pueden ser leves durante muchos meses, por lo que es fácil transmitir la tuberculosis a otras personas sin saberlo.

Los síntomas habituales de la tuberculosis son:

  • tos prolongada (a veces con sangre)
  • dolor torácico
  • astenia
  • cansancio
  • pérdida de peso
  • fiebre
  • sudores nocturnos.

Los síntomas dependen de la parte del cuerpo en la que la tuberculosis está activa. Si bien la enfermedad suele afectar a los pulmones, también afecta a los riñones, el cerebro, la columna vertebral y la piel.

Prevención

Siga estos pasos para ayudar a prevenir la infección tuberculosa y la propagación de la enfermedad:

  • Busque atención médica si presenta síntomas como tos prolongada, fiebre y una pérdida de peso inexplicable, ya que el tratamiento precoz de la tuberculosis puede ayudar a detener su propagación y a aumentar las posibilidades de recuperación.
  • Hágase la prueba de la infección tuberculosa si se encuentra en una situación de mayor riesgo, por ejemplo, si tiene VIH o está en contacto en el hogar o en el lugar de trabajo con personas con tuberculosis.
  • Si le recetan un tratamiento para prevenir la tuberculosis, tome todo el esquema terapéutico prescrito por el médico.
  • Si tiene tuberculosis, adopte prácticas de higiene al toser, por ejemplo, evite el contacto con otras personas y utilice una mascarilla, cúbrase la boca y la nariz al toser o estornudar, y deshágase adecuadamente del esputo y de los pañuelos usados.

Hay medidas específicas, como el uso de mascarillas y la ventilación, que son importantes para reducir la infección en los establecimientos de atención de salud y de otro tipo.

Diagnóstico

La OMS recomienda utilizar las pruebas rápidas de diagnóstico molecular como prueba inicial en todas las personas con signos y síntomas de tuberculosis.

Las pruebas diagnósticas rápidas recomendadas por la OMS son Xpert MTB/RIF Ultra y Truenat. Tienen una alta precisión diagnóstica y ayudarán a mejorar notablemente la detección precoz de la tuberculosis, incluida la farmacorresistente.

Para determinar si una persona está infectada, puede utilizarse la prueba de la tuberculina o el ensayo de liberación de interferón γ.

El diagnóstico de la tuberculosis multirresistente y de otras formas resistentes de la enfermedad (véase el apartado «Tuberculosis multirresistente»), así como el de la tuberculosis asociada al VIH, puede ser complejo y caro.

La tuberculosis es especialmente difícil de diagnosticar en los niños.

Tratamiento

La tuberculosis se trata con antibióticos. El tratamiento está recomendado tanto para la infección tuberculosa como para la enfermedad propiamente dicha.

Los antibióticos más comúnmente utilizados son:

  • la isoniazida
  • la rifampicina
  • la pirazinamida
  • el etambutol
  • la estreptomicina.

Para ser eficaces, estos medicamentos deben tomarse diariamente durante 4 a 6 meses. Es peligroso suspender el tratamiento antes de tiempo o sin consejo médico, ya que ello puede provocar que los bacilos tuberculosos vivos presentes en el organismo adquieran resistencias a los medicamentos.

Cuando la tuberculosis no responde a los medicamentos habituales, se la denomina tuberculosis farmacorresistente y requiere un tratamiento más tóxico con diferentes medicamentos.

Tuberculosis multirresistente

La farmacorresistencia surge cuando los medicamentos antituberculosos se utilizan de manera inadecuada debido a una prescripción incorrecta por parte de los proveedores de atención de la salud, a la mala calidad de los medicamentos o a la interrupción prematura del tratamiento por parte de los pacientes.

Las bacterias que causan este tipo de tuberculosis resisten la acción de la isoniazida y la rifampicina, los dos fármacos antituberculosos de primera línea más eficaces. Por esta razón, se administra a los pacientes un tratamiento prolongado con fármacos curativos de segunda elección, que son caros y tóxicos.

En algunos casos, los bacilos tuberculosos adquieren resistencias más prolongadas a los fármacos antituberculosos de segunda línea más eficaces, lo cual deja pocas opciones de tratamiento disponibles.

La tuberculosis multirresistente sigue representando una crisis de salud pública y una amenaza para la seguridad sanitaria. Solo dos de cada cinco personas con tuberculosis farmacorresistente tuvieron acceso al tratamiento en 2022.

De conformidad con las directrices de la OMS, la detección de la tuberculosis multirresistente o resistente a la rifampicina requiere la confirmación bacteriológica de la tuberculosis y la determinación de la farmacorresistencia mediante pruebas moleculares rápidas o métodos de cultivo.

De acuerdo con las nuevas directrices de la OMS publicadas en 2022, el tratamiento de elección para los pacientes que reúnen los requisitos establecidos consiste en la combinación de bedaquilina, pretomanid, linezolid y moxifloxacino (BPaLM) o la combinación de bedaquilina, pretomanid y linezolid (BPaL) durante 6 meses. La duración más corta, el menor número de comprimidos y la alta eficacia de este nuevo esquema pueden ayudar a aliviar la carga que soportan los sistemas de salud y a ahorrar recursos valiosos para seguir ampliando la cobertura del diagnóstico y el tratamiento para todas las personas que los necesitan. En el pasado, el tratamiento de la tuberculosis multirresistente solía durar al menos 9 meses y podía llegar a los 20 meses. La OMS recomienda ampliar el acceso a los tratamientos administrados exclusivamente por vía oral.

Tuberculosis y VIH

La tuberculosis es una de las principales causas de muerte entre las personas con VIH. Las personas que viven con el VIH tienen 16 veces más probabilidades de contraer tuberculosis que las VIH-negativas (intervalo de incertidumbre: entre 14 y 18 veces más).

La combinación de la infección por el VIH y la tuberculosis es letal, ya que una acelera la evolución de la otra. Sin un tratamiento adecuado, fallece en término medio el 60% de las personas VIH-negativas con tuberculosis y la práctica totalidad de las personas VIH-positivas con tuberculosis. En 2022 fallecieron unas 167 000 personas por tuberculosis asociada al VIH. El porcentaje de casos notificados de tuberculosis para los que se disponía de un resultado documentado de una prueba de VIH en 2022 fue de solamente el 80%, si bien en 2020 había sido del 76%. La Región de África de la OMS soporta la mayor carga de tuberculosis asociada al VIH. Tan solo el 54% de los pacientes de tuberculosis con infección conocida por el VIH estaban en tratamiento antirretrovírico en 2021.

Para reducir las muertes, la OMS recomienda adoptar un enfoque basado en 12 componentes para las actividades colaborativas contra la tuberculosis y el VIH, incluidas las medidas de prevención y tratamiento de la infección y la enfermedad.

Impacto

La tuberculosis afecta principalmente a los adultos en sus años más productivos. Sin embargo, todos los grupos de edad corren riesgo. Más del 80% de los casos y las muertes se dan en países de ingreso bajo y mediano.

La tuberculosis está presente en el mundo entero. En 2022, el mayor número de nuevos casos de tuberculosis se produjo en la Región de Asia Sudoriental de la OMS (46%), seguida de la Región de África (23%) y de la Región del Pacífico Occidental (18%). Alrededor del 87% de los nuevos casos de tuberculosis se produjeron en los 30 países con alta carga de esta enfermedad, y más de dos tercios del total mundial se concentraron en Bangladesh, China, Filipinas, India, Indonesia, Nigeria, Pakistán y la República Democrática del Congo.

En la Estrategia Fin a la Tuberculosis de la OMS se ha fijado el objetivo de que ninguna persona con tuberculosis (y su hogar) tengan que hacer frente a gastos catastróficos para tratar esta enfermedad (es decir, unos gastos superiores al 20% de la renta doméstica). Sin embargo, alrededor del 50% de los pacientes y de sus hogares enfrentan actualmente gastos catastróficos por ese motivo.

Las personas inmunodeprimidas, como las que viven con el VIH o las que padecen desnutrición o diabetes, así como las personas que consumen tabaco, corren un riesgo mucho mayor de enfermar de tuberculosis. En 2022, 2,2 millones de nuevos casos de tuberculosis se atribuyeron a la desnutrición, 890 000 nuevos casos a trastornos debidos al consumo de alcohol, 700 000 al tabaquismo y 370 000 a la diabetes.

Inversiones para poner fin a la tuberculosis

Se necesitan US$ 13 000 millones anuales para la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la atención de la tuberculosis con miras a alcanzar la meta mundial acordada en la reunión de alto nivel de las Naciones Unidas sobre la tuberculosis.

Como en el decenio anterior, la mayor parte del gasto en servicios relacionados con la tuberculosis en 2022 (el 80%) provino de fuentes nacionales. En los países de ingreso bajo y mediano, la financiación de los donantes internacionales sigue siendo crucial. La fuente principal es el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria (el Fondo Mundial). El Gobierno de los Estados Unidos de América es el mayor contribuyente de fondos al Fondo Mundial y también el mayor donante bilateral. En cuanto a la investigación y el desarrollo, según datos de Treatment Action Group, en 2022 se dispuso solamente de US$ 1000 millones de los US$ 2000 millones anuales necesarios para impulsar el desarrollo de nuevas herramientas, un ámbito para el que se necesitan al menos US$ 1000 millones más al año.

Respuesta de la OMS

La OMS colabora estrechamente con los países, los asociados y la sociedad civil para ampliar la respuesta a la tuberculosis. La OMS lleva a cabo seis funciones básicas para contribuir a la consecución de las metas de la declaración política de la reunión de alto nivel de las Naciones Unidas, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la Estrategia Fin a la Tuberculosis y las prioridades estratégicas de la OMS:

  • ejerce el liderazgo mundial para poner fin a la tuberculosis mediante la elaboración de estrategias, el compromiso político y multisectorial, el fortalecimiento del examen y la rendición de cuentas, la promoción y las alianzas, en particular con la sociedad civil;
  • configura el programa de investigación e innovación sobre la tuberculosis y estimula la generación, la aplicación y la difusión de conocimientos;
  • establece normas y criterios sobre la prevención y la atención de la tuberculosis y promueve y facilita su aplicación;
  • elabora y fomenta opciones normativas éticas y basadas en la evidencia para la prevención y atención de la tuberculosis;
  • presta apoyo técnico especializado a los Estados Miembros y a los asociados, junto con las oficinas regionales y en los países de la OMS, catalizando el cambio y creando una capacidad sostenible, y
  • hace un seguimiento de la situación relativa a la epidemia de tuberculosis y los avances en la financiación y la ejecución de las actividades de respuesta a nivel mundial, regional y nacional, e informa al respecto.