Los estereotipos de belleza: una forma de control sobre los cuerpos femeninos
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Los estereotipos de belleza: una forma de control sobre los cuerpos femeninos

En cada momento histórico hubieron estereotipos definidos de acuerdo a la época, pero siempre representaron una presión social y una meta inalcanzable para quien no se amolda a los parámetros hegemónicos. ¿Alguna vez se podrán derribar estas creencias?

La belleza fue a lo largo de los años una suerte de meta inalcanzable para miles de mujeres que, influenciadas por prejuicios sociales, creen y creyeron que hay que ajustarse a ciertos parámetros para "lograrla" o tenerla.

Aunque muchas veces se habla de que "la belleza es subjetiva, y depende de quien mira", este relativismo es exagerado y deja de lado las presiones sociales que operan sobre los cuerpos de las mujeres, que funcionan como una herramienta de control y que tienen consecuencias graves en la salud tanto física como mental.

Para Adrián Zanuttini, referente del Programa Universitario de Diversidad sexual de la Universidad Nacional de Rosario, las representaciones que se hacen en los medios hegemónicos son terriblemente estereotipantes y muy dañinas en la constitución del cuerpo y el autoestima. "Es difícil ver cuerpos gordos en los medios, siempre se representan estereotipos muy fijos. De hecho la moda está diseñada para estos cuerpos flacos, y puede verse en que hay una ley de talles que no se cumple", dijo a Aire Digital.

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Los estereotipos de belleza ejercen una presión sobre muchas mujeres, y tienen consecuencias en la salud tanto física como mental.

Los estereotipos de belleza ejercen una presión sobre muchas mujeres, y tienen consecuencias en la salud tanto física como mental.

Los estereotipos se aprenden y transmiten mediante la familia, los amigos, las publicidades, los medios de comunicación y las redes sociales. Acceden de forma autónoma y encubierta a la conciencia de las personas, y es muy difícil desaprenderlos y alejarse de su lógica.

Además tienen consecuencias graves sobre los cuerpos de las mujeres, y esto se ve reflejado en la cantidad de personas con trastornos alimenticios como la bulimia y la anorexia. O en la cantidad de mujeres que se someten a cirugías estéticas, para poder acercarse cada vez más al "cuerpo perfecto".

Tomás de Aquino definió lo bello como "aquello que agrada a la vista (quae visa placet)". Para Zanuttini, los cuerpos que no se amoldan al estereotipo actual son corporalidades que "no importan, que no entran en el paradigma. Si se tiene una idea de belleza también se tiene una de fealdad: propiedad de una persona o cosa que no es agradable de mirar, ¿y cuáles son los que habitan eso feo?", se cuestionó Zanunttini.

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La forma de control en que el cuerpo de la mujer está sometido a relaciones de poder se desarrolla mediante el establecimiento de estos parámetros hegemónicos -por ejemplo el famoso "90, 60, 90" en la década de los 90'- que sugestionan a las mujeres a que compren y consuman determinados productos de belleza: "polvos mágicos" para bajar de peso, tratamientos estéticos para eliminar estrías y celulitis, productos para la piel y el cabello, modos dolorosos de depilación, autobronceantes y camas solares cancerígenas, entre miles de otros.

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La empresa estadounidense Dear Kate logró reunir a algunas activistas de género con el fin de replicar la imagen de la controversial campaña de Victoria Secrets contra “el cuerpo perfecto” y a favor de reflejar mucho mejor la diversidad de las mujeres reales y perfectas alrededor del mundo.

La empresa estadounidense Dear Kate logró reunir a algunas activistas de género con el fin de replicar la imagen de la controversial campaña de Victoria Secrets contra “el cuerpo perfecto” y a favor de reflejar mucho mejor la diversidad de las mujeres reales y perfectas alrededor del mundo.

Esta ideal de perfección influye de tal manera en la vida de algunas mujeres que dejan de identificarse con sus cuerpos y no pueden mirarse al espejo porque la imagen que les devuelve no les gusta. Tampoco pueden disfrutar del sexo, la ropa, el placer, ni de comer. Hasta dejan de hacer planes para no mostrarse, o utilizar determinada ropa como la bikini, y el habitar su propio cuerpo se vuelve hostil.

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¿Quién dijo qué cuerpo es perfecto?

Los estereotipos cambian todo el tiempo, y todas las sociedades en todos los tiempos los tuvieron. En la época de las cavernas el estereotipo de belleza era una mujer con senos y caderas amplias, porque se interpretaba que con estas características era una mujer apta para parir. En lo referido al hombre, estaba vinculado a tener una figura robusta con los hombros anchos para que pueda salir a buscar comida.

En la antigua Grecia tenía que ver con la matemática, y consideraban bello a un cuerpo o rostro que era matemáticamente perfecto, proporcionado y armonioso. Quizás algo de ese estereotipo perdura en la actualidad, y a eso se le agrega que hay una predominancia de estas imagines en las redes de cuerpos "fit" (entrenados y marcados).

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Pero aunque la virtualidad y las redes sociales ayudaron a encasillar y marcar más los estereotipos, también sirvieron como canal para visibilizar otros cuerpos. "Hay paginas de activistas y marcas que proponen otro tipo de corporalidades, pero hay que educar al algoritmo y llegar a ese tipo de contenidos", dijo el especialista.

Además agregó que para eso hay que romper con el modelo que se enseña desde niños, y habitar la corporalidad desde otro lugar, sin prejuicios.

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La mirada común que se tiene sobre los distintos cuerpos va acompañada de prejuicios y creencias. Por ejemplo, cuando una persona gorda va al médico se la ve como "potencialmente enferma", como si ser gordo no fuera sano necesariamente.

En cambio a los cuerpos bellos se los relaciona a algo salubre, y muchas veces esos cuerpos tienen problemas alimenticios severos. "La gordura tiene sus propias características, pero no se puede asumir que por eso no es sano sin análisis ni diagnósticos previos", aseguró el académico.

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Hoy en día hay una noción más cercana a entender que la imagen que venden los medios y la publicidad no es real, que (sobre todo) las modelos e influencers cuentan con una serie de artefactos como el maquillaje, la luz y los retoques de fotografía, que contribuyen al ideal. Pero sin embargo las personas prefieren abusar del uso de filtros que borran las subjetividades de cada cuerpo y rostro, para acercarse más a esa imagen irreal.

El amor propio, la autovaloración y la lucha colectiva son el camino

Qué distinto sería el mundo si todas creciéramos viendo imágenes y escuchando las historias de las mujeres que hacen e hicieron cosas extraordinarias y no sólo exponen su cuerpo estereotipado.

Por estos tiempos se siente la sensación de empoderamiento, pero, ¿realmente los cuerpos son libres? ¿Algún día podrán serlo?. Para Zanuttini siempre van a haber estereotipos, y aunque cambien siempre dejan algún tipo de corporalidad por fuera, "el desafío está en no cerrarse y tratar de incluir esas corporalidades", dijo.

Frenar las exigencias corporales hacia las mujeres también es justicia social.

Ampliar la mirada es posible pero es un trabajo de deconstrucción permanente. Más que preguntarse por la abolición de los estereotipos, que seria lo ideal, es urgente trabajar en la realidad para generar inclusión.

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El amor propio, la autovaloración y la autoaceptación son ejercicios importantes, pero nadie se salva solo. Es necesario generar un cambio en la forma de pensar que brinde un bienestar personal, pero no alcanza sólo con eso si las mujeres de al lado sufren.

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Enseñarle a las niñas a amarse y aceptarse es hoy fundamental.

Enseñarle a las niñas a amarse y aceptarse es hoy fundamental.

Ahí está la relevancia de la militancia colectiva, de deconstruirnos como sociedad y llevar este tipo de análisis y mensajes a la mayor cantidad de personas posible. Y sobre todo a las infancias: para que crezcan más sanas, amadas y deconstruidas.