Enfermedad por coronavirus (COVID-19)

9 de agosto de 2023

Datos y cifras

  • La COVID-19 es una enfermedad causada por un virus. Los síntomas más comunes son fiebre, escalofríos y dolor de garganta, pero hay varios más.
  • La mayoría de las personas se recuperan por completo sin necesidad de tratamiento hospitalario. Las personas con síntomas graves deben buscar atención médica cuanto antes.
  • Desde diciembre de 2019 se han registrado en todo el mundo más de 760 millones de casos y 6,9 millones de fallecimientos; no obstante, se cree que la cifra real es mayor.
  • A fecha de junio de 2023, se han administrado más de 13 mil millones de dosis de vacunas.

 

Panorama general

La COVID-19 es una enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2. Por lo general, se propaga entre personas que están en contacto directo.

Las vacunas contra la COVID-19 proporcionan una sólida protección frente al riesgo de enfermedad grave o muerte. Aunque una persona aún puede contraer la COVID-19 después de vacunarse, es más probable que tenga síntomas leves o que no tenga.

Cualquiera puede contraer la COVID-19 y enfermar gravemente o morir, pero la mayoría de las personas se recuperarán sin necesidad de tratamiento.

El riesgo de enfermar gravemente es mayor en las personas mayores de 60 años y en aquellas con afecciones médicas preexistentes. Estas afecciones incluyen la hipertensión arterial, la diabetes, la obesidad y la inmunodepresión debida, entre otros, al VIH, un cáncer o un embarazo. El riesgo de presentar síntomas graves también es mayor en las personas no vacunadas. 

Síntomas

Las personas pueden experimentar distintos síntomas de la COVID-19. Estos suelen comenzar entre 5 y 6 días después de la exposición y duran de 1 a 14 días.

Los síntomas más comunes son:

  • fiebre
  • escalofríos
  • dolor de garganta.

Otros síntomas menos comunes son:

  • dolor muscular y brazos o piernas pesados
  • fatiga o cansancio intensos
  • secreción nasal intensa o nariz tapada, o estornudos
  • dolor de cabeza
  • dolor ocular
  • mareo
  • tos nueva y persistente
  • opresión o dolor en el pecho
  • dificultad respiratoria
  • ronquera
  • entumecimiento u hormigueo
  • pérdida de apetito, náuseas, vómitos, dolor abdominal o diarrea
  • pérdida o cambio del sentido del gusto y/o del olfato
  • dificultad para dormir.

Las personas que presenten los siguientes síntomas deben buscar atención médica inmediata:

  • dificultad para respirar, especialmente en reposo, o incapacidad para hablar con frases completas
  • confusión
  • somnolencia o pérdida del conocimiento
  • dolor o presión persistentes en el pecho
  • piel fría o húmeda, o pálida o azulada
  • pérdida del habla o de la movilidad.

Las personas que tienen problemas de salud preexistentes corren un mayor riesgo al contraer la COVID-19; si están preocupadas por su estado de salud, deben buscar asistencia médica temprana. Estas personas incluyen a las que toman medicamentos inmunodepresores; las que tienen trastornos cardíacos, pulmonares, hepáticos o reumatológicos crónicos; y las personas con VIH, diabetes, cáncer, obesidad o demencia.

Las personas con una enfermedad grave y las que necesitan tratamiento hospitalario deben recibir tratamiento lo antes posible. Entre las consecuencias de la COVID-19 grave, cabe destacar la muerte, insuficiencia respiratoria, sepsis, tromboembolia (trombosis) e insuficiencia multiorgánica, incluidas lesiones en el corazón, el hígado o los riñones.

La posibilidad de que los niños presenten un síndrome inflamatorio grave unas semanas después de la infección es remota.

Algunas personas que han padecido la COVID-19, tanto si han necesitado atención hospitalaria como si no, siguen experimentando síntomas. Estos efectos a largo plazo se conocen como COVID-19 prolongada (o afección pos-COVID-19). Los síntomas más frecuentes asociados a la COVID-19 prolongada son la fatiga, la dificultad respiratoria y la disfunción cognitiva (por ejemplo, confusión, pérdida de memoria o falta de concentración y claridad mental). La COVID-19 prolongada puede menoscabar la capacidad para realizar actividades cotidianas, como trabajar o realizar labores domésticas. 

Tratamiento

La mayoría de las personas se recuperarán sin necesidad de tratamiento hospitalario.

Para quienes lo necesiten, los médicos propondrán tratamientos para la COVID-19 en función de la gravedad de la enfermedad y del riesgo de que empeore. Tendrán en cuenta la edad de la persona y si concurren otros problemas de salud.

Más información sobre el tratamiento (en inglés)

Prevención

Las personas deben vacunarse en cuanto les llegue el turno. Deben seguir las orientaciones locales sobre la vacunación y las maneras de protegerse contra la COVID-19.

Las vacunas contra la COVID-19 proporcionan una sólida protección frente al riesgo de enfermedad grave, hospitalización o muerte por la COVID-19.

A fin de evitar la propagación de la COVID-19:

  • evite las multitudes y mantenga una distancia segura respecto de otras personas, incluso si no parecen estar enfermos;
  • use una máscara bien ajustada si se siente enfermo, ha estado cerca de personas enfermas, está en situación de alto riesgo o se encuentra en áreas abarrotadas o mal ventiladas;
  • lávese las manos frecuentemente con gel hidroalcohólico o agua y jabón;
  • al toser o estornudar, cúbrase la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo;
  • deshágase de los pañuelos usados de inmediato y lávese las manos, y,
  • si presenta síntomas o da positivo en la prueba de la COVID-19, aíslese hasta que se recupere.

La vacunación contra la COVID-19 está organizada según grupos prioritarios, como las personas de 60 años o más, las personas con problemas médicos preexistentes, como hipertensión arterial, diabetes, problemas de salud crónicos, inmunodepresión (en particular, el VIH), obesidad, cáncer, las personas embarazadas y las personas no vacunadas. En marzo de 2023, la OMS actualizó sus recomendaciones sobre la pauta de primovacunación (dos dosis de cualquier vacuna), así como la necesidad de dosis de refuerzo. Estas recomendaciones tienen un plazo de vigencia determinado y pueden cambiar en cualquier momento, según cómo circule el virus SARS-CoV-2 en su área o país. Es importante estar al día de las pautas y las recomendaciones locales de su autoridad de salud local.

Desde su introducción, las vacunas contra la COVID-19 han salvado millones de vidas en todo el mundo al proporcionar protección contra enfermedades graves, la hospitalización y el fallecimiento. A pesar de que las vacunas protegen contra el cuadro grave de la enfermedad y la defunción, sigue siendo posible transmitir el SARS-CoV-2 a otras personas después de haberse vacunado.

Respuesta de la OMS

La Organización Mundial de la Salud es el organismo coordinador mundial de la respuesta a la pandemia de COVID-19. La Organización trabaja con los Estados Miembros y los asociados en todos los aspectos de la respuesta a la pandemia, como facilitar la investigación, formular orientaciones, coordinar el desarrollo y la distribución de vacunas y hacer un seguimiento del número de casos diarios y de las tendencias en todo el mundo.

Desde abril de 2020, el Acelerador del Acceso a las Herramientas contra la COVID-19 (Acelerador ACT), una iniciativa de la OMS y los asociados, ha respaldado el esfuerzo mundial más rápido, más coordinado y fructífero de la historia encaminado a desarrollar herramientas para combatir una enfermedad. COVAX, el pilar de las vacunas del Acelerador ACT, es una iniciativa de colaboración mundial nueva e innovadora destinada a acelerar el desarrollo, la producción y el acceso equitativo a las pruebas diagnósticas, los tratamientos y las vacunas contra la COVID-19.

La OMS realiza labores de coordinación mundial y presta asistencia a los Estados Miembros en lo referente a las actividades de vigilancia de la seguridad de las vacunas. Diseñó los perfiles de producto para las vacunas contra la COVID-19 y desempeña funciones de coordinación técnica en la esfera de la I+D.

La OMS también lidera las actividades para mejorar en todo el mundo la capacidad y el acceso a la producción, distribución y suministro de oxígeno a los pacientes.

Aunque la OMS anunció el fin de la fase de emergencia de la COVID-19 en mayo de 2023, sigue coordinando la respuesta mundial.