El Surgimiento de la edad moderna

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  • Montiel, Edgar

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  • Spanish

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  • 1992

Amigos lectores, para esta sección confluencias, envíennos una fotografía o una reproducción de una pintura, una escultura o un conjunto arquitectónico que representen a sus ojos un cruzamiento o mestizaje creador entre varias culturas, o bien dos obras de distinto origen cultural en las que perciban un parecido o una relación sorprendente. Remítannoslas junto con un comentario de dos o tres líneas firmado. Cada mes publicaremos en una página entera una de esas contribuciones enviadas por los lectores. Encuentro Oriente-Occidente 1990, técnica mixta en tela y madera (200 cm x 125 cm), de Ismael Kachtihi De este artista francés de origen marroquí se ha dicho que "en su matriz cultural confluyen el Atlántico y el Mediterráneo, el Gran Atlas y la Sierra Nevada, Córdoba, Burdeos, París, Casablanca y Tánger, las culturas judía, musulmana y cristiana, los cantos beréberes, árabes, andaluces y franceses." Por su rechazo de la representación y el ornamento, su pintura expresa la fe en una posible unidad.Este número Mayo 1992 Redescubrir1492 \ Redescubrir 1492 por Federico Mayor > Retrato de un continente por Miguel León-Portilla Génesis del descubrimiento [ Profecías del encuentro por Fernando Ainsa \ El nuevo mundo de la cartografía por Wilcomb E. Washburn | Extranjeros al servicio de España por Juan Gil Encuentros en cadena f En busca del otro por José Augusto Seabra \ La ruta del Pacífico por Alfonso de la Serna América y Rusia: un diálogo ininterrumpido por Vera Kuteischikova Un destino común La Declaración de Guadalajara El surgimiento de la Edad Moderna por Edgar Montiel ' Invención de una cultura por Leopoldo Zea Nuestra portada: Chamuco (1990), técnica mixta de la artista mexicana Mari Carmen Hernández Brossollet, sobre una trama de cintas entrelazadas inspirada en una antigua tradición azteca. Portada posterior: Manco Cápac, hijo del Sol y fundador de la dinastía inca (detalle), óleo en tela de la escuela cuzqueña (Perú, siglo XVIII). f Viaje a través de la América precolombina Quinientos años después. . por Félix Fernández-Shaw \ Unesco 1946-1991: una trayectoria de 45 años (1989-1991) por Michel Conti Lacoste SO Acción/UNESCO el Correo ^-SelaUNESCO Año XLV Revista mensualpublicada en 37 idiomas y en braille "Los gobiernos de los Estados Partes en la presente Constitución, en nombre de sus pueblos, declaran: (...) Que, una paz fundada exclusivamente en acuerdos políticos y económicos entre gobiernos no podría obtener el apoyo unánime, sincero y perdurable de los pueblos, y que, por consiguiente, esa paz debe basarse en la solidaridad intelectual y moral de la humanidad. Por estas razones, (...), resuelven desarrollar e Intensificar las relaciones entre sus pueblos, a fin de que éstos se comprendan mejor entre sí y adquieran un conocimiento más preciso y verdadero de sus respectivas vidas." Tomado del Preámbulo de la Constitución de la Unesco, Londres, 16 de noviembre de 1945Redes cubrir EL año 1492, cuyo quinto centenario se conmemora este año, marcó el inicio de un proceso de conocimientos y contactos recíprocos entre todos los pueblos de la Tierra y anunció, a través de variados signos, el naci¬ miento de la edad moderna. Desde entonces la historia fragmentada de la humanidad sería uni¬ versal, la condición humana, única, más allá de las diferencias existentes entre culturas y civiliza¬ ciones. A partir de esa fecha, el hombre, ser histórico por excelencia, se identificaría para siempre con el hombre esencial al que habían aspirado, desde la Antigüedad clásica, pensa¬ dores y filósofos. Mitos, presentimientos e imperativos vitales y científicos condujeron inevitablemente a ese 12 de octubre de 1492 en que los dos hemisferios entrelazaron su historia sobre el espacio del "mar tenebroso", que temían los navegantes, pero cuyos secretos intuyeron cosmógrafos y poetas. Así, las dos mitades de la Tierra se jun¬ taron y el hombre, al descubrir al otro, pudo al fin comenzar a descubrirse a sí mismo. A partir de ese primer encuentro seguirían otros, for¬ mando la cadena de transformaciones y de cre¬ ciente interdependencia entre pueblos y entre naciones, que todavía hoy continúan. Los encuentros prosiguen y se multiplican, en efecto, cotidianamente, entre quienes acogen y quienes emigran, entre quienes poseen mucho y quienes no tienen casi nada, entre quienes conocen cuáles son las vías de acceso al saber y quienes las ignoran. Hemos pasado al planeta cuyo destino común nos concierne a todos, aunque a veces se pretenda esquivarlo. Estamos literalmente "embarcados" en una misma nave el planeta tierra de cuyo buen rumbo depende que no zozobre. Porque, ahora más que nunca, el mundo es uno. De ahí la necesidad de hablar claramente de los grandes desafíos planetarios, de índole social, cultural y ecológica, a los que todos los seres humanos, sea cual sea el color de su piel y su lengua, deben hacer frente en las puertas del tercer milenio. Por esta razón, la conmemoración del Quinto Centenario del Encuentro de Dos Mundos no ha dejado indiferente a nadie. Polémicas sobre la naturaleza del acontecimiento ¿choque, encuentro o desencuentro, descubrimiento o encubrimiento? alimentan una discusión que no es sólo semántica, sino la expresión de una doble preocupación: la justa evaluación del pasado y, sobre todo, la proyección imaginativa hacia el futuro a partir de un presente rico y variado del que la cultura americana arte, lite¬ ratura, música expresa la prodigiosa diversidad. Es justamente en nombre de ese futuro que la reflexión sobre el pasado debe identificar en primer término los aspectos positivos y hono¬ rables de todos los que han vivido los aconteci¬ mientos a la vez ásperos y apacibles de estos quinientos años. De nada sirve hacer un juicio retroactivo, lamentarse por el tiempo ido, por lo acaecido, porque la historia es lo que fue y no puede ser rehecha. La historia debe ser acep¬ tada en su conjunto, con sus luces y sus sombras, de modo que se cierren las heridas provocadas por sus episodios más tristes o crueles. El pasado está presente en los cuarenta millones de indígenas que han mantenido la conciencia de su identidad étnica, cultural y lingüística. En el patrimonio arqueológico, en el uso de emblemas y símbolos nacionales, en los signos y grafías de aplicación artística o de diseño arquitectónico o textil, en los ritmos musicales, las tradiciones, las costumbres y los modos culinarios variados de América. Un legado, finalmente, que no sólo integra la iden¬ tidad americana y el ser nacional de cada pueblo, sino que forma parte de la diversidad cultural del mundo. La grandeza y la proyección futura de la América indígena no se hallan en el repliegue y el aislamiento, sino en la "con-formación" de los pueblos americanos, en la "con-vivencia", en la "con-fraternidad". En mantener la diversidad en la unidad. Las culturas, como el amor, sólo crecen cuando se comparten. La América mes¬ tiza, múltiple y plural, es el más luminoso hori¬ zonte, el que mejor expresa esta identidad acuñada en un proceso de creación y recreación permanente. Ese mestizaje se ve y se siente en la encruci- jada'de los paisajes y ciudades iberoamericanas como Cuzco donde convergen el arte inca, el español y el republicano, en la superposición de estilos e influencias de la plaza de las Tres Culturas de México, en el sincretismo religioso de Chichicastenango en Guatemala; en la belleza de la arquitectura barroca de Ouro Preto o de Chiquitos, en las obras literarias del Inca Garci- laso o de Felipe Guarnan Poma de Ayala.1492 Por Federico MayorDirector General de la Unesco La especificidad americana es el resultado de la confluencia de todos los pueblos indígenas, ibéricos, africanos, europeos, árabes y asiᬠticos que integran la población americana de hoy. Es el resultado de los que estaban, de los que arribaron sin saberlo y de los que vinieron con ambiciones o esperanzas, de los que fueron traídos a la fuerza y de quienes nacieron en el Nuevo Mundo. Por ello, el mestizaje americano se ha conver¬ tido en fuente de integración y enriquecimiento, de convergencias y de mezclas creadoras, de cla¬ rividentes y madrugadoras concepciones sobre la condición humana, de miséricordes y despren¬ didas actitudes en defensa de la fe, de abigarradas relaciones interculturales transidas por enfrenta- mientos, resistencias, asimilaciones, aprendizajes y apropiaciones. ¿No afirmó acaso José Vascon¬ celos en La raza cósmica que "la misión de la raza iberoamericana" no es otra que transfor¬ marse en la redoma en la "que han de fundirse todas las culturas para crear una sola"? América es el crisol que anuncia el único futuro posible para el resto del mundo: la convi¬ vencia en paz de seres humanos provenientes de horizontes y culturas muy distintos, y donde todas las voces, se mezclan, entreveran y entre¬ cruzan, formando la urdimbre, densa y com¬ pleja, de la existencia futura de la humanidad. Humanidad global y compleja, hecha trans¬ parente y simultánea por obra y gracia de las telecomunicaciones, milagro al que han contri¬ buido, fundamentalmente, las lenguas comunes que comparte Iberoamérica el español y el portugués tan propicias a los intercambios. Algunos recuerdan el poder "imperial" de la lengua, realzado por Nebrija al afirmar ante la reina Isabel de Castilla que su Gramática del castellano servía para "conquistar un mundo", pero es evidente que América Latina ha dejado hace mucho de ser el patrimonio de metrópolis que imponen una "sintaxis" determinada, para ser expresión de renovación del idioma y, sobre todo, ámbito de comunicación internacional que le abre los grandes escenarios de la historia. Gracias a las lenguas vehiculares ibéricas, los países latinoamericanos reivindican ahora y desarrollan su propia herencia étnico-lingüística entre ellos y frente al mundo, y participan en el diálogo múltiple y cruzado de la cultura contem¬ poránea, empezando por la literatura. "La patria del escritor es su lengua" sostenía Francisco Ayala en El escritor de lengua española. Y sólo una lengua común puede ayudar eficazmente a construir una "patria grande". Bolívar escribió que "la educación es la base de la libertad" y soñó con una América Latina unida. Sin el hilo conductor de la lengua y del espíritu, sin el respeto y fomento de las culturas originarias nunca será realidad aquel gran sueño. Aquel gran sueño que pareció desmentirse por más de ciento cincuenta años de fracciona¬ miento, y que hoy vuelve a estar vigente en la voluntad política de integración del hemisferio. La creación de espacios de libre comercio y mer¬ cados comunes subregionales, por un lado, y la cooperación en campos educativos y científicos por el otro, marcan un proceso que ha tenido su expresión política en la Primera Cumbre Ibero¬ americana reunida en Guadalajara, México, los días 18-19 de julio de 1991. Se ha puesto así en marcha un proceso de integración en los campos económico, educativo y científico a los que deben seguir otros en el plano cultural, como la libre circulación de bienes y servicios, y ello situando los problemas de América Latina en su dimensión planetaria y actuando sobre los problemas de carácter mun¬ dial (medio ambiente, por ejemplo) que se prestan a soluciones endógenas. La imaginación resulta ser más importante que el conocimiento cuando invita a reformas radicales que son indispensables para reducir las desigualdades existentes, verdadera "deuda moral" contraída por los países más adelantados hacia América Latina y, también, "deuda social interna" de países donde las diferencias sociales y económicas condenan a vastos sectores de la población a situaciones extremas de pobreza crí¬ tica. La imaginación es, pues, imprescindible para crear "nuevos modelos" que deben proyec¬ tarse a partir de la propia realidad cultural de la región en la que confluyen su pasado agridulce y su asimétrico y dinámico presente, hacia un futuro en el que se depositan tantos anhelos e ilusiones. Esta tarea compartida es el desafío común y la esperanza no sólo de América Latina sino de la humanidad entera. Es, asimismo, la mejor forma de conmemorar 1492 aniversario del encuentro no sólo de "dos mundos", sino del hombre contemporáneo con su destino uni¬ versal, es decir, consigo mismo. ORetrato de un continente uDi Por Miguel León-Portilla ESNUDOS como su madre los parió... Hombres muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras, los cabellos gruesos cuasi como sedas de colas de caballos e cortos..., hombres ni negros ni blancos". Así describió Cristóbal Colón en el Diario de su primer viaje a los nativos que le salieron al encuentro en la isla de Guanahaní, que él bautizó de San Salvador. Creyendo que la isla y esos nativos se hallaban muy cerca de la India, Colón se refirió a ellos simplemente como "estos indios". Arahuacos eran los habitantes de ésa y otras islas mucho más grandes, como Haití, Cuba, Jamaica y Borinquen. Caribes, en cambio, eran los de las pequeñas Antillas. Esos "indios", como otros de la región de Paria en Venezuela y del Darién en Panamá, practicaban la pesca, la caza y la agricultura y vivían en chozas de varacon techo de paja, en aldeas no muy grandes. Pronto se dijo de ellos que formaban "tribus", gentes que obedecían a uno o varios jefes. Otras experiencias muy distintas aguar¬ daban a los europeos en sus encuentros con las poblaciones del continente imprevisto para ellos. El mismo Colón supo en su tercer viaje acerca de unos mercaderes "mayas" que via¬ jaban en embarcaciones a lo largo de las costas de Honduras. Más impresionante aun fue lo que contemplaron los náufragos que arribaron a Yucatán en 1511, y años después Juan de Gri- jalva que en 1518 tocó asimismo las costas yucatecas. Entre otras cosas vio "un gran pueblo que no parecía menos que Sevilla, así en las casas de piedra, como en sus torres y su gran plaza..." EÍ contacto se establecía con una ciudad maya, en el ámbito de Mesoamérica, es decir una parte de México y América Central. A la Izquierda, fresco del Museo de la Ciudad de México, en el que se representa el cultivo de chinampas (del nahua chinamitl, seto de cañas), jardines flotantes creados por los aztecas sobre balsas, con tierra y lodo extraídos del fondo de los lagos. Este tipo de agricultura prehispánica se sigue practicando en México. Abajo, cultivo de tubérculos, Códice Florentino. Cemanáhuac: las tierras circundas por las aguas En Mesoamérica o Cemanáhuac, ámbito de una civilización, habían existido a través de milenios grandes ciudades con palacios, templos, monu¬ mentos, pinturas con inscripciones, así como escuelas donde se escribían libros hechos de la corteza de un ficus o de la piel de venado a modo de pergamino. En el extenso ámbito mesoamericano de cerca de dos millones de kilómetros cuadrados, además de grandes ciu¬ dades, habían florecido varios estados, verda¬ deros imperios, con sus centros de poder polí¬ tico, económico y religioso. En 1492 los mexicas o aztecas, herederos de los toltecas, ejercían su poder desde su metró¬ poli, México-Tenochtitlan, ya en ese entonces una de las ciudades más grandes del mundo. Un extenso territorio del Atlántico al Pacífico y, desde la región del Panuco hasta Guatemala, estaba sometido a Ahuítzotl, antecesor de Moc¬ tezuma. Extensas rutas comerciales comuni¬ caban la región del altiplano central con las tierras de los mayas, y llegaban también a apar¬ tados lugares del norte, en lo que hoy es el suroeste de los Estados Unidos.El arte plumaria, ilustración de la Historia general de las cosas de la Nueva España, llamada también Códice Florentino, manuscrito en papel realizado en 1579 bajo la dirección del franciscano Bernardino de Sahagún. 8 MIGUEL LEON-PORTILLA es embajador y delegado permanente de México ante la Unesco. Profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de su país, es autor de numerosas publicaciones, traducidas a varias lenguas, sobre las culturas precolombinas de México. El imperio azteca, en el que había gentes que hablaban distintas lenguas como el náhuatl, otomí, huaxteco, tlapaneco, totonaco, mixteca y zapoteca, irradiaba su poder y su cultura en una amplia extensión del continente. Los mesoame- ricanos eran expertos agricultores. Cerca de siete milenios antes, el maíz había sido domesti¬ cado por sus antepasados y difundido luego por gran parte del continente. No fue el maíz su único regalo al mundo. De Mesoamérica y las islas del Caribe provienen el cacao, el cacahuete, la yuca, el" tomate, el chile, el tabaco, distintas variedades de calabazas, frijoles y algodón, fru¬ tales como la sandía y la papaya, el aguacate, la guayaba, el mamey, la chirimoya, el chayóte y la tuna, así como numerosas plantas de uso farma¬ cológico. Entre los animales domésticos, además de los perros pelones, estaba el pavo o guajalote, que con la cuetlaxóchitl, "flor de piel" o "de Nochebuena", alegraría las mesas del orbe en las fiestas decembrinas. Más al norte, otros muchos grupos habi¬ taban las sierras, las grandes llanuras y las cer¬ canías de los ríos, los lagos y uno y otro océano. Menos numerosos, "esos indios" se habían adaptado a una variedad de climas, desde los extremadamente fríos en el norte de los actuales Estados Unidos, Canadá y Alaska, hasta los cálidos de los desiertos de California, Arizona y Sonora. Descendientes de muchos de esos pueblos, como los eskimales, inuits, ata- pascanos, iroqueses, algonquinos, sioux, navajos, pápagos y otros, perduran hasta hoy. Destino de sus antepasados fue hacer frente, desde fines del siglo XV, a las penetraciones lle¬ vadas a cabo por españoles y luego por ingleses, franceses y holandeses. También en América del Sur había otros numerosos grupos, entre ellos tribus que vivían en pequeñas aldeas situadas en el interior de las enormes selvas, en las cuencas de los ríos como el Orinoco, el Amazonas y el Paraná. A su vez, en el altiplano andino y a lo largo de la costa del Pacífico se había desarrollado, asimismo a través" de milenios, otra civilización extraordinaria. El Tawantinsuyo: país abierto a los cuatro rumbos Huaina Cápac gobernaba desde 1493 el otro gran imperio, el de los incas. Conocido como Tawantinsuyo, país "de los cuatro rumbos", se extendía desde el sur de lo que hoy es Colombia, e incluía buena parte del Ecuador, Perú y Bolivia, hasta el norte argentino y chi¬ leno. En esa superficie de millones de kilóme¬ tros habían surgido pueblos y ciudades con templos, palacios y otros muchos monumentos. La ciudad del Cuzco, situada a casi cuatro mil metros sobre el nivel del mar, era sede esplen¬ dente del poder incaico. A través de caminos que cruzaban el imperio y que llegaban hasta las fronteras donde vivían pueblos como los chibchas, en Colombia, y los araucanos en Chile, los incas mantenían un amplio comercio. En el ámbito andino se habían domesticado varios camélidos: vicuñas, llamas y alpacas, útiles por su lana y como bestias de carga. Transportaban, entre otras cosas, las papas o patatas, valioso regalo de estos pueblos al mundo entero. Otros pro¬ ductos cultivados en la región, que después del encuentro alcanzaron gran difusión, son la quina, remedio para las fiebres, la coca, arbusto cuyas hojas mascadas son de acción tonificante. Más tarde se extrajo de ellas la cocaína, cal¬ mante del dolor y, lo que no ocurrió entre los incas, objeto de criminal comercio entre traficantes de drogas. En el mundo andino se desarrolló también una extraordinaria metalurgia con trabajos de oro, plata y cobre. Se lograron aleaciones como la tumbaga a base de plata, oro y cobre. Los objetos de arte suntuario y religioso que, a lo largo de los siglos, produjeron los artífices de esta región del Nuevo Mundo, provocaron el asombro y la codicia de los europeos. A través de un proceso de amplia difusión, el arte de los metales pasó a América Central y a tierrasmexicanas. Cuando Cortés envió a Carlos V en 1520 "un sol hecho de oro y una luna de plata", hubo hombres como el gran pintor Albrecht Dürer que dijeron no haber contemplado antes objeto alguno digno de mayor admiración. Presencia perdurable de Amerindia Pueblos de gran refinamiento cultural, here¬ deros de civilizaciones milenarias eran los aztecas, mayas, zapotecas y otros de Mesoamé¬ rica, así como los incas y aymarás de la región andina, cuyas culturas se extendían a lo largo de miles de kilómetros y ejercían influencia en buena parte del gran continente. Los diversos grupos amerindios participaban en varios rasgos y elementos en común. Todos eran profunda¬ mente religiosos. Amaban y respetaban la tierra concebida como Madre. Veían en el Sol al "Dador de vida", Padre que difunde luz y calor. Respetaban a los ancianos como portadores de antigua sabiduría. Asombro y maravilla acom¬ pañaban su existencia. De ello dan testimonio sus mitos, relatos, fiestas, música y canto. Su vida transcurría en comunión perenne con la naturaleza y cuanto en ella existe, plantas, ani¬ males, montañas, ríos, lagos y mares. No se sabe a ciencia cierta cuántos eran los habitantes del continente cuando se inició en 1492 el encuentro entre dos mundos. Algunos hablan de más de cien millones de nativos. Otros reducen en mucho esta cifra. Lo que consta es que la confrontación y el contagio de enfermedades antes desconocidas redujeron drásticamente a los amerindios. Pero, lejos de haber desaparecido, sus descendientes luchan hoy por preservar vivas sus culturas y lenguas. Cuarenta millones que, a cinco siglos del inicio del encuentro, nos ofrecen lección admirable de tenacidad, valor y creatividad. O . m "Hiti^V 4/jfl^ T ' if WfJtê'tÊ ^S^Éj Fabricantes de colores y pintores aztecas. Mural contemporáneo en el Museo de la Ciudad de México. -^. Mujer azteca preparando chocolate. Facsímil del Códice Tudela (1553). Í%f Nosotros, pueblos de América En el marco de la conmemoración del Quinto Centenario del Encuentro de Dos Mundos, la UNESCO ha organizado varias reuniones de represententes de los pueblos amerindios. En San Cristóbal de las Casas (estado de Chiapas, México), donde subsiste el recuerdo de fray Bartolomé, éstos aprobaron en junio de 1991 la siguiente declaración: "Tenemos plena conciencia de que vivimos un destino común y que elfuturo de nuestros pueblos depende de nuestra capacidad de crear una América solidaria. Que la América de nuestros sueños, Amerindia, ha sido y permanecerá indígena, porque los pueblos originarios constituyen el núcleo de su identidad. "Somos herederos de las civilizaciones que florecieron en los altiplanos y en los trópicos de este continente, de las cuales recibimos contribuciones permanentes en la cultura... "Afirmamos la viabilidad y persistencia del ser indígena, refrendadas hoy por su creciente contribución en la definición de los proyectos nacionales... Invitamos a los mandatarios de nuestras naciones a escuchar las voces plurales que reclaman dignidad, justicia y solidaridad para todos los pueblos del continente. "10Profecías del encuentro Por Fernando Ainsa V Con el desembarco de Colón en la isla de Guanahaní la imaginación europea ve confirmados sus mitos y presentimientos sobre un nuevo mundo. E seIL hecho de que Cristóbal Colón encontrara por "casualidad" con el conti- I nente americano en su ruta hacia Cipango y Catay ha dado lugar a todo tipo de especula¬ ciones. No tanto por el "azar" de un hallazgo en el marco de una empresa de por sí novedosa, sino por el hecho de que Colón tardó varios años en sospechar que, en realidad, había des¬ cubierto un Nuevo Mundo. Difícilmente podía suponerse, en base a la propia formación marítima de Colón y a los conocimientos cartográficos y cosmográficos de la época, que el océano Atlántico "escon¬ diera" un hemisferio que iba desde el norte boreal al sur antartico. Los europeos en general, los españoles, en particular, no estaban prepa¬ rados para una "novedad" de esa importancia. Así lo reconoce Francisco López de Gomara en su Historia general de Indias (1516): "La mayor cosa después de la creación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo crió es el descubrimiento de Indias; y así las llaman Nuevo Mundo (...) También se puede llamar nuevo por ser todas sus cosas diferentísimas de las del nuestro." Un vivero de imágenes Es indudable que para explicar todas estas cosas tan "diferentísimas", descubridores, cronistas e historiadores empezaron por asimilar la "novedad" americana a nociones científicas o míticas del propio pasado de Occidente. Lo que descubrían en el Nuevo Mundo debía ser lo más antiguo y remoto de la 11Indio del Orinoco, grabado de Rodríguez (1799). conciencia histórica de la humanidad: el Paraíso Terrenal del Génesis, la edad de oro de los mitos clásicos, las tribus perdidas de Israel, la bucólica Arcadia clásica reelaborada en el Renacimiento, los reinos de la abundancia Jauja, Cucaña y las variantes medievales de los "paraísos de los pobres" e, incluso, animales y seres fantásticos, gigantes, hombres sin cabeza, amazonas... Es decir, que lo nuevo de América era lo original (de los orígenes) del Viejo Mundo: un tiempo armónico y feliz que se recordaba con nostalgia. En realidad, Occi¬ dente no descubría una nueva realidad, sino que emprendía un retorno a sus propios "orígenes orientales".por la vía del oeste. Durante los años que siguen al "encuentro", la atención de cronistas y acompañantes de conquistadores se concentra, pues, en la verificación de esos mitos y en su adaptación americana. "Los españoles sostiene Claude Lévi-Strauss no tratan de adquirir nuevas nociones en América, sino más bien de verificar antiguas leyendas: las profecías del Antiguo Testamento, los mitos grecolatinos como la Atlántida y las Amazonas, las leyendas medie¬ vales como el Reino del Padre Juan y la Fuente dejuvencia." 12 Pero en realidad había mucho más. América no es sólo un escenario donde se verifican mitos, sino que se convierte a partir de su incorporación al universo imaginario de Occi¬ dente en un "nuevo vivero de imágenes", utili¬ zando la feliz metáfora del poeta José Lezama Lima. La imaginación desplegada en América es un verdadero principio de agrupamiento, de reco¬ nocimiento y legítima diferenciación, gracias al cual el cronista de Indias lleva la novela de caballería a los escenarios americanos, mientras la flora y la fauna se relacionan con los viejos bestiarios, fabularios y libros sobre las plantas mágicas. La imaginación establece las seme¬ janzas entre lo conocido y lo nuevo e inédito. "Fueron muchas y perdurables las Americas de la imaginación", resume Arturo Uslar Pietri al escribir sobre el mito de El Dorado. Así, Bernai Díaz del Castillo, al llegar con Hernán Cortés a Tenochtitlan y descubrir los blancos edificios de la capital del imperio azteca levantados en una florida laguna, creyó "ver las maravillas de Amadís de Gaula"; Gonzalo Fernández de Oviedo afirmó que las Antillas en que desembarcó Colón eran las Islas Hespé- rides que la Antigüedad clásica situaba en el límite occidental de la Tierra a cuarenta días de navegación de las Islas Gorgonas (islas del Cabo Verde) y en las cuales estaría preservada la edad de oro de los orígenes de la humanidad. Esa verdadera transculturación de los mitos de los orígenes de la cosmogonía europea a terri¬ torio americano se comprende no sólo por la necesidad de explicar rápidamente la novedad del Nuevo Mundo, sino por la propia carga simbólica de los presentimientos y profecías que habían acompañado las miradas del hombre occidental hacia los espacios descono¬ cidos situados más allá de las columnas de Hér¬ cules, el famoso non plus ultra del Imperio Romano que marcaba el estrecho de Gibraltar. Otros pueblos, otros mundos En efecto, los indicios de la existencia de una "cuarta región" del mundo, es decir de una región que iba a sumarse a las tres conocidas desde la Antigüedad clásica Europa, Asia y Africa , preceden el encuentro de América en casi dos mil años y pueden ser rastreados desde el antiguo Egipto, que sitúa el reino de los muertos en la dirección del sol poniente, hasta las leyendas medievales y las crónicas de viajes extraordinarios de historiadores, navegantes y poetas, pasando por las especulaciones inven¬ tivas de cartógrafos y astrónomos. El propio Colón resume todos estos indicios en el Libro de las profecías que escribe en 1501, cuando sospecha que, en realidad, ha descubierto la famosa "cuarta región", territorio donde sitúa el Paraíso Terrenal, cuya localización había obsesionado a los Padres de la Iglesia desde la Antigüedad. Uno de los primeros textos que se refiere a la existencia de "otras" tierras y pueblos es el Fedón de Platón. "Estoy convencido de que la Tierra es muy grande afirma el autor de La República y de que nosotros sólo ocupamosEl reino mítico del Preste Juan, que los geógrafos del Renacimiento situaban en Etiopía. Detalle de un mapa del Mediterráneo (1563). FERNANDO AINSA, escritor uruguayo, ha publicado numerosas obras de ficción y ensayos, entre los que merecen particular mención, Los buscadores de la utopía (1977), Identidad cultural de Iberoamérica en su narrativa (Madrid, Gredos, 1986), Necesidad de la utopía (Buenos Aires/Montevideo, Nordan Comunidad, 1990) e Historia, utopía y ficción de la Ciudad de los Césares (Madrid, Alianza Editorial, 1992). Actualmente es responsable de la Colección de Obras Representativas de la Unesco. una pequeña parte. No tengo dudas de que muchos otros pueblos ocupan otras partes parecidas en la superficie terrestre." El mismo Platón, en los diálogos Timeo y Critias, se refiere a una isla "más grande que Libia y Asia juntas" la Atlántida situada más allá de los límites del Mediterráneo, de la cual "se conser¬ vaban noticias desde los tiempos de Solón". Allí vivían gentes poderosas empeñadas en expandir sus dominios, pero fueron vencidas por Atenas. Años después de haber sido derro¬ tados, "la isla de Atlántida desapareció por completo. De súbito o fue tragada por el mar". Por eso, todavía hoy precisa Platón ese océano es impenetrable y no está explorado, pues lo impide "el lodo que, a poca profun¬ didad, dejó la isla al hundirse". Ese mito olvi¬ dado reaparecerá en el Nuevo Mundo en pleno siglo XVI, cuando Pedro Sarmiento de Gamboa en su Historia de los Incas insista con todo tipo de argumentos en que el imperio del Perú no es otro que la civilización de la Atlán¬ tida que ha sobrevivido en lo alto de los Andes gracias a una catástrofe sísmica ignorada hasta el descubrimiento de América. Otros presentimientos de la existencia de América pretenden ser históricos, aunque en realidad sean mitológicos. Hesíodo sostiene en Los trabajos y los días que una raza de hombres-héroes, verdaderos semidioses había sido asentada por Zeus en "los confines de la Tierra". Allí habitaban en paz y armonía en una tierra "dadora de mieses y frutos dulces como la miel, que brotan tres veces al año". Esas islas de clima ideal, verdaderos arquetipos del paraíso, reaparecen en otros textos clásicos. Son las Islas Afortunadas, las Islas Hespérides, las islas de las "manzanas de oro" de leyendas y poemas. En otros casos, son islas enormes, ver¬ daderos continentes: Brazil, Antilia... En Epodos, el poeta Horacio propone a los "auténticos patriotas" de Roma emigrar, dejando atrás querellas internas y guerras civiles. Si la edad de oro ya no existe ni puede volver a existir bajo el Imperio Romano donde impera la edad de hierro, la patria del futuro debe construirse en "otro lugar", donde el tiempo áureo se haya preservado. Las tierras segregadas por el Creador desde el origen del mundo y "reservadas para una raza piadosa" de que habla Horacio no podían ser otras que las del continente americano, dirán siglos después ensayistas y filósofos. Cumplimiento de una profecía La tradición clásica grecolatina atribuye a los fenicios las primeras exploraciones del Atlán¬ tico a partir de la colonia que habían fundado en Gades (hoy Cádiz) en el extremo occidental del mundo conocido. En la Historia de Dio¬ doro de Sicilia, donde se mezclan viajes reales y fantásticos, se adjudica a los fenicios el descu¬ brimiento de un mundo del cual "diríase que es más bien habitación de los dioses que de los hombres". La historiografía árabe también se refiere a esa presencia fenicia en el Atlántico. El histo¬ riador El-Idrisi habla de seis grandes estatuas, levantadas por los mercaderes de Sidón y Gades en lugares estratégicos de las islas Azores y Canarias. Todas ellas señalaban con su dedo índice la dirección desconocida del oeste, invi¬ tando a futuras exploraciones. Las leyendas proféticas se repiten con los cartagineses, herederos de la civilización fenicia. La más espectacular narra cómo los cartagi¬ neses habían planeado trasladar la población de Cartago a una isla del océano en el caso de que una guerra los amenazara. Esa isla constituiría explica el mismo Diodoro de Sicilia "el asilo ofrecido en el caso de un revés de fortuna de la ciudad de Cartago". En Mirabilis Auscultationes, el libro de las "maravillas inauditas" que se atribuyera a Aristóteles, se narra un portentoso viaje de mercaderes hacia las tierras del sol poniente: "Dícese que en el mar que se extiende más allá de las columnas de Hércules fue descubierta por los cartagineses una isla, hoy desierta, que tanto abunda en selvas como en ríos aptos para la navegación y está hermoseada con toda suerte de frutos, la cual dista del continente una navegación de muchos días." Palabras similares reaparecen en forma significativa en crónicas y relaciones del descubrimiento del Nuevo Mundo. Gonzalo Fernández de Oviedo, por ejemplo, se refiere a esos mercaderes que nave¬ gando hallaron una riquísima y "gran isla que nunca había sido descubierta ni habitada por nadie". La tierra legendaria descubierta en la Antigüedad por los cartagineses es también mencionada por Montaigne en su ensayo De los caníbales. Ciertos navegantes aventurándose más allá del estrecho de Gibraltar habían descu¬ bierto una gran isla fértil, revestida de bosques y con grandes y profundos ríos, lejos de tierra firme, cuenta en forma alegórica el ensayista 4 m francés. Allí habían emigrado los cartagineses lw14 con sus mujeres e hijos, atraídos por la bondad y fertilidad de las tierras y se habían acostum¬ brado a esa nueva vida, al punto de olvidar su origen europeo, gracias a lo cual habían vuelto a ser felices. Pero ningún texto puede considerarse más profético del descubrimiento de América que los versos finales del segundo acto de la tragedia Medea de Séneca, cuando el coro anuncia que "tiempos vendrán al paso de los años en que suelte el océano las barreras del mundo y se abra la tierra en toda su extensión y Tetis nos des¬ cubra nuevos orbes y el confín de la tierra ya no sea Tule". El texto de Séneca, escrito en el siglo I de la era cristiana, aunque es explícitamente literario, sirvió de apoyo a cosmógrafos, cartógrafos y navegantes de la baja Edad Media y del Renaci¬ miento. Así, Estrabón y los sabios del siglo XV, entre los que figuraban el florentino Toscanelli y el alemán Martin Behaim, afirmaron haber tenido en cuenta las palabras del coro de Medea para elaborar sus proyectos geográficos de navegación en la dirección del poniente. La profecía poética de Séneca tuvo impor¬ tantes consecuencias políticas. En efecto, si Colón murió casi olvidado su fama había quedado reducida al recuerdo de un navegante que por azar había topado con un nuevo mundo en su viaje hacia el oeste , gracias al lejano anuncio de Séneca va a recuperar postumamente el mérito del descubrimiento de América. Por ello, Hernando Colón, el hijo del descubridor, anotó un ejemplar de Medea, precisando: "Esta profecía fue cumplida por mi padre, el almirante Cristóbal Colón en el año 1492." Más tarde, historiadores como Francisco López de Gomara, Gonzalo Fernández de Oviedo, Bartolomé de Las Casas y el propio Hernando Colón buscaron entre los autores de la Antigüedad aquellos que habían anunciado con sus presentimientos literarios o vagamente científicos la existencia de una "cuarta región". Todo debía servir para devolver a Colón la paternidad del 12 de octubre de 1492: Aristó¬ teles, Averroes, Estrabón, Plinio, Solino, Marco Polo, John de Mandeville, Isidoro de Sevilla; autores que, por otra parte, el descubridor de América había cuidadosamente enumerado en su Libro de las profecías en 1501. Esta enumeración de presentimientos y pro¬ fecías sobre la "preexistencia" de América en la imaginación europea es tan abrumadora que el ensayista mexicano Alfonso Reyes se pregunta si en realidad el Nuevo Mundo no fue una "región deseada antes de ser encontrada", porque "solicitada ya por todos los rumbos comienza, antes de ser un hecho comprobado, a ser un presentimiento a la vez científico y poé¬ tico". En ese caso, el descubrimiento de Amé¬ rica no habría sido obra del "azar". Tendría su origen en una "causalidad inaplazable" que Cristóbal Colón no habría hecho más que cris¬ talizar históricamente, tantos son los mitos y leyendas que lo acompañan en su navegación hacia el oeste. "Europa descubre América porque la necesita", llega a decir el filósofo Leopoldo Zea. O El nuevo mundo DELA CARTOGRAFÍA Por Wilcomb E. Washburn % La cartografía de la época de los grandes descubrimientos refleja la evolución decisiva que experimentó en pocos años la imagen del planeta. A la Izquierda, mapamundi del siglo XII o XIII. En la parte superior, Adán y Eva en el Paraíso. A la derecha, mapa del mundo del primer atlas universal, el Theatrum orbis terrarum del cartógrafo flamenco Abraham Ortelius (1570). UNA simple ojeada a los dos mapas que figuran en estas páginas permite apreciar las grandes transformaciones que expe¬ rimentó la representación cartográfica de la Tierra durante la llamada "época de los grandes descubrimientos". Los dos son de origen europeo, por lo que cabría calificarlos de "eurocéntricos", pero representan dos concep¬ ciones del mundo diametralmente opuestas, una correspondiente al pensamiento medieval y otra al Renacimiento. El primero de ellos es fruto de una Europa impregnada por los ideales de la cristiandad, una visión interior de la naturaleza corrompidadel hombre. El segundo es producto de una Europa embelesada con la posibilidad de cam¬ biar este sombrío destino por un futuro más optimista, más subordinado al espacio que al tiempo, y regido, no ya por Dios, sino por el hombre. Si bien los europeos que, como Colón, se . empeñaron en sobrepasar los límites de lo des¬ conocido, solían aludir al ideal cristiano como móvil de sus empresas, lo cierto es que sus motivaciones eran forzosamente a la vez pia¬ dosas y profanas. Colón tuvo siempre muy pre¬ sente que su nombre de pila significaba "por¬ tador de Cristo", pero las riquezas que esperaba obtener para sus soberanos y para sí mismo de su gran aventura marinera debían proceder en buena medida del comercio. En la parte oriental de los mapas medievales de tipo T-O así llamados porque su forma hace pensar en una T dentro de una O se encon¬ traba el Paraíso cristiano. Las masas continen¬ tales de Asia, Africa y Europa rodeaban el centro del mapa, donde estaba Jerusalem El Mediterráneo separaba Europa de Africa, y una franja de agua u océano circundante envolvía la oikoumene u orbis terrarum, esto es, el mundo habitado que conocían los europeos. Si bien algunas personalidades eclesiásticas y buena parte del común de los mortales creían a pies juntillas que la Tierra era tan plana como les indicaban sus percepciones sensoriales, eran muchas las personas instruidas que estaban convencidas de su esfericidad. La forma circular de los mapas de tipo T-O puede interpretarse como un globo y como un disco plano, y es posible imaginar que la estrecha franja que ciñe la oikoumene tiene su prolongación en la cara oculta de la esfera. Una ruta marítima a Asia La hipótesis que permitió a Colón sostener que se podía llegar a Oriente navegando rumbo a Occidente se basaba a todas luces en la esferi¬ cidad de la Tierra. Para considerar el viaje reali¬ zable, había que partir del principio de que la distancia entre las costas occidentales de Europa y las orientales de Asia era relativamente breve. Algunos autores clásicos, por ejemplo Séneca, habían previsto que algún día se cruzaría el Atlántico, y Tule (Islandia) dejaría de ser el extremo confín del mundo europeo. El erudito florentino del siglo XVI, Paolo Toscanelli, ani¬ maba al rey Juan II de Portugal y a Colón a que intentaran atravesar el Atlántico para llegar a Asia, viaje que a su juicio no duraría más que unos cuantos días. Convencido por estos y otros muchos argumentos y "pruebas", Colón pasó años tratando de vencer el escepticismo dePrimer mapa marino portugués firmado (Jorge Aguiar) y fechado (1492). 16 diversos monarcas europeos para que alguno de ellos sufragara su proyecto. Para rebatir la objeción de que bien podía haber subestimado la distancia hasta Asia por la ruta de Occidente, Colón sostenía que podría reaprovisionar sus barcos en algunas islas cono¬ cidas, como las Canarias, o en otras cuya exis¬ tencia se suponía, por ejemplo Antilia, o bien en islas conocidas pero que los europeos no habían visitado nunca (Cipango, el actual Japón), sin contar el sinfín de islas mencionadas por Marco Polo en lo mares al sur y al este de la India. Algunas de estas últimas, que bien podrían ser el archipiélago indonesio y otras islas del océano Indico y Pacífico, estaban habi¬ tadas, según Marco Polo, por indígenas des¬ nudos. Así, cuando Colón se encontró con unas islas en las que la población iba desnuda, no dudó ni por un instante de que se encon¬ traba en los mares de Asia. Al término de su tercer viaje llegó a la conclusión de que había descubierto en América del Sur un "nuevo" mundo u "otro" mundo. Sus convicciones cristianas le llevaron a pregun tarse si no había ido tal vez a dar con el Paraíso Terrenal el Jardín del Edén y a sostener que el globo terráqueo no era perfectamente redondo como una bola, sino que presentaba una ligera protuberancia, que comparaba con el pezón de un seno femenino, por la que el Paraíso, según los relatos de viajes de la época, impregnados de nociones teológicas, se aproxi¬ maba al Cielo. A tierras nuevas, nuevas PROYECCIONES Un erudito francés, el abate Raynal, escribió en su Historia filosófica y política de los estableci¬ mientos y el comercio de los europeos en las dos Indias (1770) que ningún acontecimiento había tenido tanto interés para la humanidad en general, y para los habitantes de Europa en par¬ ticular, como el descubrimiento del Nuevo Mundo y la conexión con la India por el Cabo de Buena Esperanza. Las consecuencias cartográficas de estos dos acontecimientos son patentes en la enorme expansión que experimenta la estrecha lenguade mar que ceñía el orbis terrarum en los mapas medievales, obligando a los cartógrafos a rehacer los mapas con proyecciones nuevas y con nuevas tierras para reafirmar la existencia de lo que cada vez se daba más en llamar el "nuevo mundo", distinto y separado del antiguo al que se reducía la oikoumene en la Edad Media. Uno de los numerosos mitos que perdieron su sentido fue la creencia medieval en la existencia de una zona ecuatorial tórrida imposible de cruzar. El mapa en el que más claramente se pone de relieve la transición entre el pasado medieval y el futuro anunciado por el Renacimiento es el enorme mapa mural dibujado por Fra Mauro en Venecia en 1459, que actualmente se conserva en la Biblioteca Nazionale Marciana de esa ciudad. Sus abundantes y completas leyendas proporcionan información y suscitan especula¬ ciones sobre las regiones periféricas del orbis terrarum. Sorprende observar que el Océano Indico no es cerrado, característica de los mapa¬ mundis de las ediciones de finales del siglo XV de la Geografía de Tolomeo (siglo I de la era cristiana). Esta obra, que ya conocían los árabes, se tradujo del griego al latín en 1406, sin que tar¬ daran en circular por toda Europa las reproduc¬ ciones manuscritas y, más tarde, impresas. El texto de Tolomeo, tal como ha llegado hasta nosotros a través de diversas fuentes, da a entender que si bien para muchos el Océano Indico era un mar cerrado, no faltaban argu¬ mentos que permitieran sostener lo contrario. Es significativo que tanto en los mapas árabes de la época, por ejemplo el del cartógrafo El Idrisi del siglo XII y el de Fra Mauro de 1459, compilados mucho antes de que Bartolomeu Dias diera la vuelta al Cabo de Buena Espe¬ ranza, el Océano Indico aparece como una ruta abierta para viajar desde Europa a Oriente. Cuando Bartolomeu Dias regresó a Lisboa después de haber rodeado el Cabo de Buena Esperanza en su viaje de 1487-1488, Colón se encontraba en Lisboa esperando aun convencer al rey Juan II de que le ayudara en sus planes, y él mismo cuenta que estaba presente cuando Dias expuso al soberano su descubrimiento de que la ruta de las Indias estaba expedita en ese sentido, razón por la cual Colón tuvo que pro¬ seguir sus gestiones ante otro monarca. El resultado concreto del viaje de Dias, cul¬ minación de la prolongada actividad navegante de Portugal por las costas más meridionales de Africa, como bien permiten apreciar los portu¬ lanos del siglo XV, está patente en un mapa de Henricus Martellus Germanus, alemán insta¬ lado en Florencia hacia 1489, que refleja en la parte correspondiente a Africa los conoci¬ mientos de los navegantes portugueses de la época. Más hacia el este aparece Asia, según la idea que se tenía de ese continente en los atlas tolemaicos del siglo XV. La larga franja que figura en éstos con el nombre de Quersoneso de Oro representa la península malaya, que Colón quería rodear en su último viaje, como hiciera Marco Polo. Seguramente la mejor representación del mundo visto por un europeo poco antes del primer viaje de Colón sea el globo terráqueo de Martin Behaim (1492). Natural de Nurenberg, Behaim pasó buena parte de su vida en Portugal y mantenía relaciones con la corte, donde al parecer participaba en la valoración de los proyectos de exploración y descubrimiento. Su globo permitió comprender por qué Colón creía firmemente que podía atravesar el Océano haciendo escala en las islas de Antilia y Cipango (Japón). "LOS PRIMEROS MAPAS AUTÉNTICOS" Tanto la cartografía científica como los enormes avances que experimentó en esa época se deben a la vez a la obra teórica de algunos antiguos griegos, como Tolomeo, a los portulanos emple¬ ados por los marinos del Mediterráneo y a la evo¬ lución de algunos instrumentos científicos como el compás, el cuadrante y el astrolabio. El redes¬ cubrimiento de la Geografía de Tolomeo per¬ mitió a la Europa medieval conocer buena parte del saber geográfico teórico y práctico de la antigua Grecia. Las dos peculiaridades más sobresalientes de la obra de Tolomeo eran sus complicadas instrucciones para proyectar con exactitud la superficie curva de la Tierra en un plano, y su marco conceptual, por el que cualquier punto Copia del siglo XIII de un mapamundi de 1154 del cartógrafo árabe El-ldrisi. De acuerdo con una convención de la época, el sur está en la parte superior del mapa. A la Izquierda, el océano Indico abierto hacia el Oriente. 17Jan Janssonius, Espejo de la navegación, grabado pintado a la acuarela del siglo XVII que representa a los marinos holandeses enfrascados en sus mapas y sus instrumentos. Eximios navegantes, pondrán fin a la hegemonía marítima ibérica. 18 WILCOMB E. WASHBURN, estadounidense, es director del Programa de Estudios Americanos de la Smithsonian Institution, en Washington. Se ha especializado en la historia y la cultura de los indios americanos, tema sobre el que ha escrito numerosos libros y artículos. Es autor también de varios estudios sobre la historia del descubrimiento. del globo podía representarse gracias a la inter¬ sección de dos coordenadas geográficas. Con tal objeto, la superficie de la Tierra estaba divi¬ dida en 360 grados de longitud y latitud, sis¬ tema que ya habían inventado los precursores de Tolomeo. Buena parte de la Geografía de éste era una enumeración de diversos puntos de la superficie terrestre señalados en función de sus coordenadas geográficas. Los portulanos o mapas marinos más anti¬ guos que se conservan, saludados por Charles Raymond Beazley como los "primeros mapas auténticos", son de finales del siglo XIII, contemporáneos de los mapas medievales de tipo T-O y de los mapamundis de inspiración religiosa, como el famoso de la catedral de Hereford, del año 1290 aproximadamente. A lo largo de los tres siglos siguientes se va forjando una forma nueva, basada en la experiencia directa de los marinos del Mediterráneo, que ocupa el centro de casi todos esos mapas portu¬ lanos, si bien en ellos van apareciendo cada vez más las costas atlánticas de Europa y Africa y las islas inmediatamente adyacentes. Los portulanos, que tenían una utilidad práctica, solían ir acompañados de una escala de distancias y una red de rumbos. El interés por la navegación costera, de promontorio en pro¬ montorio y de puerto en puerto, es patente en la minuciosidad con que se describe el litoral, mientras que el interior de las tierras queda normalmente en blanco. La asociación del mapa marino y de los mapas tolemaicos gra¬ duados se produce en un mapa portugués anó¬ nimo hacia el año 1500, en el que por primera vez aparece una escala de latitud. Cuando los marinos como Colón supri mieron la barrera que representaba el océano, los portulanos dejaron paso a grandes mapa¬ mundis en los que cada vez es más frecuente la asociación de los meridianos y latitudes here¬ dados de los griegos a través de Tolomeo con el máximo interés por la localización exacta, posible gracias a la observación astronómica del sol y las estrellas con el astrolabio y los cálculos de los eclipses lunares. La invención de la imprenta favoreció la difusión de las tablas astronómicas, por ejemplo el Almanaque Per¬ petuo de Abraham Zacuto (1496), donde se indica la altura del sol a distintas horas y en diferentes lugares. Colón, Dias y otros muchos de los primeros exploradores cometieron errores graves al cal¬ cular la latitud, tanto en los mares occidentales como en los australes. Los sabios de la época hacían cálculos más precisos (aunque todavía imperfectos), entre ellos Mestre José Vizinho, astrónomo judío miembro de la comisión portu¬ guesa que en 1485 rechazó las propuestas de Colón. Más difícil aun era calcular la lon¬ gitud, problema que sólo se resolvió definitiva¬ mente con la invención del cronómetro o reloj marino por John Harrison en 1761, estimulado por el premio que había ofrecido el Parlamento Británico en 1714 a quien descubriera un medio de determinar la longitud en el mar. Hasta entonces, la estimación de la longitud de un buque se hacía prácticamente a ojo mediante un cálculo subjetivo de la velocidad y de la distancia recorrida. Nada tiene pues de sorprendente que los primeros mapas reflejen esas deficiencias. Sin embargo, en algunos de ellos se pone de manifiesto la creciente precisión de la visión del mundo. Así ocurre con el mapamundi de Abraham Ortelius (1570) en la primera edición de su Theatrum orbis terrarum (el primer atlas moderno), el de Gerhard Mercator en su atlas de 1595, publicado después de su muerte, y el Novissima ac exactissima totius orbis terrarum de Jodocus Hondius, publicado en Amsterdam en 1634. La preponderancia cada vez mayor de la exploración y la colonización inglesas, holan¬ desas y francesas a finales del siglo XVI y comienzos del XVII frente a las pretensiones portuguesas y españolas en el hemisferio occi¬ dental y en el oriental, así como la difusión por los cartógrafos de Europa septentrional de mapas impresos en vez de manuscritos, hizo que esta profesión se desplazara de los países meridionales del Mediterráneo hacia los del norte de Europa y contribuyó a representar con mayor precisión la superficie de la Tierra. Pero la forma de la Tierra entera, compren¬ didas la cuenca del Pacífico y la del Atlántico, no empezó a presentar la exactitud cartográfica a la que estamos acostumbrados hoy en día hasta finales del siglo XVIII, gracias, sobre todo, a los viajes del capitán Cook al Pacífico y a la utilización del cronómetro. OExtranjeros al SERVICIO de España Por Juan Gil ry La acogida que brindó a cosmógrafos y navegantes extranjeros fue uno de los timbres de gloria de la España renacentista. SALTA a la vista que en la España de finales del siglo XV y principios del XVI abundan los extranjeros notables, que unas veces son aves de paso, pero que otras acaban por establecerse en la Península. Su aportación, con frecuencia, resultó importantísima por lo gra¬ nado de sus frutos, frutos que, probablemente, no habrían cuajado en su propia patria. La presencia de extranjeros, por un lado, puede ser índice de carencias y, desde luego, en el caso de España las revela y en buena medida las pone de manifiesto: a nadie se le oculta que España, en las postrimerías de la Edad Medía, era un país deficitario y falto de muchas cosas, a veces en contradicción manifiesta con sus logros, por virtud de esos claroscuros tan carac¬ terísticos de nuestra historia. Parece inconce¬ bible que en una Castilla donde Fernando de Rojas escribía una obra literaria tan elaborada como La Celestina pudiesen escasear los huma¬ nistas; pues así era, y los nobles y los reyes bus¬ caban preceptores latinos para sus hijos en Italia. En calidad de tal vinieron a España Pedro Mártir de Anglería, Lucio Marineo Sículo, los hermanos Geraldini y tantos otros, mientras Antonio de Nebrija y Rodrigo de Santaella tenían que educarse en Bolonia, en el colegio fundado por el cardenal Albornoz. A su vez, los impresores fueron en buena parte alemanes: el ejemplo más ilustre es la dinastía de los Com- berger en Sevilla, que se perpetuó después en el Nuevo Mundo, fundando en México la primera imprenta que funcionó en las Indias muy pronto, en la primera mitad del siglo XVI. En muchos casos, pues, las carencias son patentes y era lógico que España recibiera lec¬ ciones del exterior. En otros, tal elección no fue ni mucho menos obvia y, sin embargo, el extranjero fue recibido y aceptado en España con una prontitud que nos asombra ahora, acostumbrados como estamos a procedimientos más caseros y más endógenos incluso dentro del aparente cosmopolitismo del mundo actual. Es que la España de entonces era quizá más dúctil y permeable que la de hoy. No nos fal¬ taban ciertamente generales en el siglo XVI; sin embargo, el condestable de Borbón fue nom¬ brado de buenas a primeras capitán general de las fuerzas multinacionales que tomaron Roma en 1527, tropas en las que militaban alemanes, españoles e italianos. Décadas después, en Flandes sonará la fama de un Spínola, y así sucesivamente. Una amplitud de miras excepcional Pues bien, uno de los fenómenos más llama¬ tivos de la época culminante de los descubri¬ mientos españoles es precisamente la profusión de extranjero^ en la nómina de los grandes pro- La recepción de Cristóbal Colón por Isabel y Fernando el Católico (1860), obra del pintor francés de temas históricos Eugene Devéria. 1920 tagonistas. La lista es realmente impresionante. Genovés fue el primer almirante de las Indias*,, Cristóbal Colón (1451-1506). Portugués, Magallanes (1480-1521), el descubridor del estrecho que aun hoy conmemora su nombre, que abrió la puerta del mar del Sur, ese océano llamado engañosamente Pacífico. Extranjeros fueron, en fin, los tres primeros pilotos mayores de la Casa de la Contratación: Ame¬ rigo Vespuche (1454-1512, conocido en España como Américo Vespucio), un florentino que se nacionalizó castellano; Juan Díaz de Solís (11516), un portugués; Sebastián Caboto (1476- 1557), un inglés nacido de padre veneciano. ¿Es que no había entonces marinos o cosmó¬ grafos de prestigio? Evidentemente, sí. Un Vicentiáñez Pinzón era tan buen marino como podía serlo Solís, y así lo había demostrado en 1492, en 1499 (al descubrir la desembocadura del Amazonas) o en 1508, al seguir la costa desde Vasco de Gama (a la Izquierda) y Bartolomeu Dias (a la derecha), óleos sobre tela realizados en 1969 por José Dias Sanches para el Museo de la Marina de Lisboa. Honduras hasta el Yucatán. Juan de la Cosa era tan hábil cosmógrafo como un Américo Ves¬ pucio. Y, sin embargo, el hecho es que fueron preferidos los competidores venidos de fuera. Es claro que en esta elección pudieron decidir el fiel de la balanza otras causas ajenas a la bondad individual de cada uno. En primer lugar, el orgullo y la ambición: Vicentiáñez Pinzón y Juan de la Cosa aspiraban ambos a una gobernación en Indias, equivocadamente el uno y el otro. Puede que también interviniera el prestigio del país de origen: en el caso de Amé- rico, el fulgor incomparable de la Florencia renacentista. Otras veces primó el verbo galano y el porte solemne y majestuoso: es el caso de Caboto, un embustero de tomo y lomo que presumía de recibir inspiración directa de la divinidad. Pero también cabe que el juicio del rey o de sus consejeros estuviera en lo justo al preferir al forastero, como lo estuvo, sinningún género de dudas, al recibir de brazos abiertos a Colón o a Magallanes. No en vano pusieron de relieve los embajadores coetáneos el buen tino que tuvieron los Reyes Católicos a la hora de escoger a sus colaboradores. Esta amplitud de miras, esta apertura al exterior es para mí uno de los mayores timbres de gloria de la España renacentista. Hoy es casi impensable que un italiano pueda llegar a ser ministro del gobierno de España, mientras que Colón no sólo fue almirante, sino virrey de las Indias. Hasta hace poco a todos los profesores de nuestra Universidad se les exigía expresa¬ mente la nacionalidad española, como si en nuestros claustros se dilucidaran cuestiones secretísimas y de la mayor envergadura, que no convenía en modo alguno que trascendieran al exterior. Hace quinientos años en Salamanca enseñaba sin reparos burocráticos un portu¬ gués, Barbosa, que en teoría podía pertenecer a la competencia. Parece que en aquellos tiempos pasados, no siempre mejores, se procuraba velar por la eficacia y la racionalidad: por que el maestro enseñase bien a sus discípulos y por que el almirante de turno descubriese o ganase nuevas tierras al servicio de los reyes de Castilla y Aragón. Sebastián Caboto, ilustración de un tratado de navegación del siglo XIX. La seducción de lo español Y viceversa. Un rasgo muy característico de todos estos extranjeros que buscan y logran aco¬ modo en España es su empeño por integrarse en la sociedad española de su tiempo. La primera obligación de todo inmigrante estriba en salvar la frontera lingüística, prueba que superaron todos los susodichos con creces, aunque siempre que¬ dara el poso del acento y determinados idio¬ tismos. Pero también el idioma recién aprendido deja sentir su huella: en las cartas de Américo Vespucio, redactadas en toscano y dirigidas a un Médicis, se cuelan numerosos hispanismos que indican un alto grado de adaptación. Un Colón llegó a escribir en castellano con verdadera exce¬ lencia, empleando con cuentagotas el italiano, y ello en una apostilla famosa garabateada al margen de su ejemplar de Plinio. En segundo lugar, para ser bien recibido parece conveniente, a ser posible, que el forastero se case con una lugareña, requisito que casi todos los susodichos cumplieron, eso sí, agrupándose por nacionalidades y formando verdaderos clanes. Un caso excepcional fue el de Colón, que no se casó con su amante cordobesa, Beatriz Enríquez Harana, quizá para no comprometer en la Corte su futuro político. Curiosamente, sólo el linaje de Colón, el más austero de todos ellos, se perpetuó en la fama y en la posteridad. Vespucio y Caboto no tuvieron descendencia, la mujer de Magallanes murió de parto junto con la criatura, mientras el propio Magallanes fallecía casi por las mismas fechas en Mactán. Y nada sabemos del destino último de Cristos de Solís, el hijo de Juan Díaz. Pero lo más importante es que la mayoría de estos extranjeros llegaron antes o después a identificarse con los ideales españoles, en muchos aspectos diferentes de los entonces imperantes en los demás países europeos. Un ejemplo tan claro como ilustre lo ofrece el propio Colón. El genovés Cristoforo Colombo se convirtió ya crecido en años en el español Cristóbal Colón; y así fue como él, tan 2122 amigo de mercadear, tan quejumbroso y lasti¬ mero, tan avaro en ocasiones, pero siempre tan terco e indomable defensor de sus derechos como soñador empedernido, acabó por aco¬ modar su mentalidad a la de los españoles, intentando ser como ellos y rivalizando con los héroes de su país de adopción. Bajo esta apariencia castellanizada gustó de presentarse el almirante en un momento trᬠgico, cuando le llegó el terrible momento de su destitución como virrey en 1500. Entonces, en la carta que dirigió al ama del príncipe D. Juan, Da Juana de la Torre, Colón, humillado a manos de los franciscanos, desposeído de su poder, suspiró no por la devolución de millo¬ nadas de ducados, sino por verse "restituido en su honra", frase espléndida que tiene hondas resonancias calderonianas. Pocos párrafos después el gran navegante, el "lego marinero", terminó renegando de sus propias señas de identidad y él, tan poco dado a las armas, se jactó de sus muchas y aguerridas hazañas: "Yo debo de ser juzgado como capitán que fue düspaña a conquistar fasta las Indias a gente belicosa y mucha y de costumbres y secta muy contraria, donde por voluntad divina e puesto so el señorío del rey e de la reina, nues¬ tros señores, otro mundo." Es decir, Colón quiso pasar a la historia no como almirante ni como descubridor, sino como conquistador de tierras infinitas, en las que había sojuzgado a pueblos muy levantiscos y fieros. La incon¬ gruencia de su declaración se hace más patética cuando se advierte que esos tremebundos adversarios a que se refiere el almirante no eran otros que los amables y pacíficos tainos, aquellos indios que él enviaba como esclavos a los reyes, sacudiendo con ese cargamento humano la conciencia de Da Isabel. La misma seducción ejerce lo español en otro navegante foráneo, Magallanes. Nada más venido a Sevilla, Magallanes pidió a Carlos I un hábito de Santiago, que obtuvo casi de inme¬ diato. En ese anhelo se echa de ver, quizá mejor que en Colón, la obsesión hidalga. A partir de 1492 España tuvo que responder a una vertiginosa catarata de retos nunca vistos los planteados por la conquista y coloniza¬ ción de un territorio situado a distancia jamás soñada , retos que afrontó mejor o peor, a veces sólo con la dignidad suprema de la denuncia apasionada y terrible. Pero antes y después de este torbellino, España supo integrar en su propio seno a un grupo muy nutrido de extranjeros que contribuyeron a labrar su gloria de manera sustancial; extranjeros a los que otorgó una consideración social de la que care¬ cieron en otros países: Caboto no encontró nunca en Inglaterra la acogida cordial que tuvo Colón en España. Y ésta es la lección que se desprende de cuanto llevamos diciendo, y que bien convendría recordar en la actualidad, cuando están surgiendo ciertos brotes de inquie¬ tante xenofobia. España tuvo entonces la gran¬ deza de acoger a Colón y Magallanes, pero cabe preguntarse: ¿prescindirían los españoles de hoy de Colón y Magallanes? Evidentemente, no. Ö JUAN GIL, filólogo español, ha dictado conferencias en Europa y Estados Unidos y es autor de numerosos libros y artículos sobre temas de su especialidad. Entre sus publicaciones sobre el descubrimiento de América, merecen particular mención Mitos y utopías del descubrimiento, 3 tomos, (Madrid, 1989), El Libro de Marco Polo anotado por Colón (Madrid, 2ä ed., 1989), Hidalgos y samurais (Madrid, 1991).En busca del otro Por José Augusto Seabra « ¿Y si los viajes de exploración fueran una metáfora del viaje interior del hombre para encontrarse a sí mismo? A la izquierda, Piedra del Sol o Calendario Azteca, monolito gigantesco (3,6 m de diámetro, 24 toneladas) que resume los conocimientos cosmogónicos aztecas (México, principios del siglo XVI). Arriba, lámina del Códice de Azcatitlan (siglo XVI), en la que un indígena salva a Hernán Cortés de morir ahogado. NUESTRO mundo se ha vuelto planetario y se lanza ya hacia el espacio interplane¬ tario; sin embargo, todavía nos cuesta aprehender, sin experimentar una sensación de vértigo, el verdadero alcance de la gran traslación histórica cumplida por los que, como dijera Camoens en Los Lusiadas, dieron "nuevos mundos al mundo", aventurándose, hace más de cinco siglos, más allá de los océanos, hacia otros continentes, otros pueblos, otras civilizaciones. Se puede hablar de descubrimiento o de encuentro, según la percepción que se tenga del acontecimiento, pero se trata siempre de un ver¬ dadero movimiento de exploración, de bús¬ queda del conocimiento o del re-conocimiento del otro. Un movimiento doble, en sus efectos antropológicos y culturales, incluso si el impulso parte de Europa para volver a ella enri¬ quecido con nuevos valores y nuevos signos que han relativizado las creencias y la mentalidad del Viejo Mundo. Es posible seguir los debates, más o menos polémicos, a los que da lugar la interpretación de ese formidable vuelco. Esa es la prueba de su actualidad. El balance histórico, con sus luces y sombras, es irrefutable: los navegantes portu¬ gueses y españoles surcaron los mares y reco¬ rrieron tierras desconocidas en busca del hombre universal, incluso si, más allá de su voluntad de evangelización cristiana, tuvieron motivaciones más oscuras y se dejaron arrastrar a terribles extravíos. Entre los comentaristas recientes algunos han tratado de clasificar los descubrimientos según el grado de alejamiento de las civiliza¬ ciones que han puesto en contacto. Así, el des¬ cubrimiento de América por Colón sería, según Tzvetan Todorov, el único en que el "descubri¬ miento del otro" podría considerarse total. "En el «descubrimiento» de otros continentes y otros hombres escribe no hay ese senti¬ miento de enfrentar algo radicalmente extraño: los europeos nunca ignoraron totalmente la existencia del Africa, de la India o de la China."1 El descubrimiento de sí mismo Es cierto, como señala el historiador portugués Vitorino Magalhaes Godinho, que "en las civi¬ lizaciones americanas indígenas no figura ningún elemento de origen europeo o africano" y que "recíprocamente," no hay la más mínima contribución americana a las civilizaciones de 23Europa o del continente negro antes del siglo XV". Pero, añade, "no es posible negar que los pueblos amerindios y sus maneras de vivir hayan estado en relación, a través del Pacífico, con las civilizaciones del Lejano Oriente; hubo a menudo contactos, migraciones entre esas dos partes del mundo; los bienes culturales han via¬ jado, por otra parte, en sentido oeste-este".2 En otras palabras, probablemente no hay civiliza¬ ciones totalmente aisladas o vírgenes, incluso si algunas insularidades aparecen aquí o allí, en el espacio y el tiempo. El impulso hacia la alte- ridad, que alienta en el movimiento de los des¬ cubrimientos, ha variado sin embargo, con la identidad de los pueblos, es decir de las civiliza¬ ciones a las que pertenecen. El descubrimiento del otro puede ser, ante todo, un descubri¬ miento, o un re-descubrimiento, de sí mismo. Parafraseando a Paul Ricceur, se trata siempre de una búsqueda "de sí mismo como otro". 3 Es así como Claude Lévi-Strauss ve en el "dualismo amerindio" la explicación de una "apertura hacia el otro que se manifiesta de manera evidente en los primeros contactos con los blancos, aunque éstos estuviesen animados de disposiciones muy contrarias".4 En cierto modo Lévi-Strauss invierte, como se ve, la pers¬ pectiva de Todorov: la búsqueda del otro corres¬ pondería a los indígenas más que a los españoles. Y, sin embargo, en 1492 comentando su hazaña, Colón afirmaba que lo que quería era ver y des¬ cubrir lo más posible... Hay que tener en cuenta, sin embargo, como observa Régis Debray, el hecho de que el navegante español se inspiraba en las profecías del Viejo Testamento para cimentar sus conquistas: "Olvidamos con exce¬ siva frecuencia que los «grandes descubri¬ mientos» fueron a ojos de sus contemporáneos reencuentros con una memoria oculta, una verificación de los archivos." 5 He aquí múltiples interpretaciones del "Encuentro de dos mundos" del que cele¬ bramos el quinto centenario, las que a su vez dan origen a otras, si se considera la existencia de varios mundos, que españoles y portugueses se repartieron con intenciones diversas bajo la mirada del papa Alejandro VI. Hacia una civilización universal La empresa de los descubrimientos de portu¬ gueses y españoles presenta afinidades evi¬ dentes; sin embargo, el comportamiento de unos y otros no fue en absoluto semejante. Mientras los últimos mostraron clara tendencia a afirmar su propia cultura de manera exclusiva, los primeros se mostraron más propensos al cruzamiento intercultural de civilizaciones! del que el mestizaje es el mejor testimonio: ya sea en África, en Brasil o en Asia, tal fue la actitud de los portugueses, cuya lengua misma, por su flexibilidad, se multiplicó en lenguas criollas, en papiamentos, convirtiéndose además en lingua franca tanto a ambas orillas del Atlántico como en los océanos Indico y Pacífico. Como resume acertadamente Jaime Cor- tesao, el gran historiador de los descubrimientos portugueses, "descubriendo los océanos, y la ciencia que hacía posible surcarlos, los portu¬ gueses no se limitaron a encontrar para la civili¬ zación europea el más poderoso instrumento de su hegemonía sobre él planeta; abrieron tam¬ bién el camino de la unificación de la huma¬ nidad (...) Se había dado el primer paso hacia la formación de una civilización universal." 6 Una civilización universal, o una "civiliza¬ ción de lo universal", como la calificaban René Maheu y Leopold Sedar Senghor. Fue ésa la gran búsqueda "del otro en sí mismo", empren¬ dida por el descubrimiento de "nuevos mundos". Como recordara Fernando Pessoa, el más importante de los descubrimientos es "la idea de descubrimiento". O 1. Tzevtan Todorov, La conquête de l'Amérique- La question de l'autre. París, Seuil, 1982. 2. Vitorino Magalhaes Godinho, Les Découvertes XV'-XVI' s.: une évolution des mentalités. París, Autrement, 1990. 3. Paul Ricceur, Soi-même como un autre, París, Seuil, 1991. 4. Claude Lévi-Strauss, Histoire de lynx. Paris, Pion, 1991. 5. Régis Debray, Christophe Colomb, le visiteur de l'aube. Paris, La Différence, 1991. 6. Jaime Cortesao, La expansión de los portugueses en la historia de la civilización. Lisboa, Imprensa Nacional, 1983. JOSE AUGUSTO SEABRA, poeta y ensayista portugués, es profesor de teoría de la literatura y de literatura portuguesa de la Universidad de Porto. Ha sido diputado y ministro de Educación de su país (1983-1985) y actualmente es embajador en la Unesco. En el Planisferio náutico de Domingos Telxelra (siglo XVI) figura la línea trazada en el Tratado de Tordeslllas (1494), en virtud del cual las tierras situadas al oeste de las Islas Azores y de Cabo Verde pertenecían a la corona castellana y las situadas al otro lado de la línea correspondían a la esfera de Influencia portuguesa. 24 I "~£ w * \0 l'OI.N s. ihtJPi k. \ v^j^r ' v ' M l'ril'HIUDvZotv -3 M ' Ç1RC\ l.\ ÚAVIKI'^«..' w roKlDA-ZO>iA- ¿5S2kirlMU'A ' TOIUO/V 7. O ClIkCVLV.í-i'APR *JGOR>Pueblos innumerables Textos tomados de L'Etat du monde en 1492, obra publicada bajo la dirección de Guy Martinière y Consuelo Várela, París/Madrid, © Editions de la Découverte/ Sociedad Estatal para la Ejecución de Programas del Quinto Centenario, 1992. La edición en español se publicará próximamente con el título El estado del mundo en 1492. De abajo hacia arriba y en el sentido de las agujas del reloj: Monolito llamado "El Lanzón", Ancash, Perú, cultura chavín (1200-600 a.C). Estatuilla antropomorfa de terracota, cultura tachina, Ecuador, fin del periodo chorrera (1800-500 a.C). Máscara de Jade con Incisiones, civilización olmeca (México, 1500-100 a.C.) Figurilla de oro, parte superior de un recipiente, cultura quimbaya (Colombia, 200 a.C-500 d.C). En el continente americano vivían varios miles de grupos de indios que se expresaban en unas 1.500 a 2.000 lenguas, reunidos en vastas áreas culturales con una sabia dosificación de ecosistemas y de formas de organización social. ¿Cómo podía ser de otro modo en esa inmensa extensión que cubría 16.000 kilómetros de norte a sur, en los dos hemisferios a ambos lados del Ecuador, o sea una distancia equivalente a casi el doble de la que va del Asia más lejana a la Europa Atlántica de este a oeste? Entre los pueblos de cazadores-pescadores- recolectores de las extensiones frías o templadas situadas en los dos extremos del continente, de Alaska a las grandes llanuras de Estados Unidos y de Tierra del Fuego a la pampa argentina, no existía evidentemente ninguna relación directa. Pero esos múltiples grupos familiares independientes y dispersos se movían constantemente. Portadores de una riqueza espiritual que compensaba con creces la aparente simplicidad de su cultura material, estaban dotados de una gran creatividad que les permitió lograr resultados extraordinarios en la explotación de ecosistemas frágiles. Es indudable que la inmensidad del espacio americano no podía ser dominada en su totalidad. Sin embargo, los indígenas lograron franquear distancias considerables. Varios grupos pertenecientes a las tribus tupí-guaraníes recorrieron en sus migraciones los miles de kilómetros que separaban la cuenca del Paraná-Paraguay de la del Amazonas. Por lo demás, en este inmenso continente una nutrida red de ríos y de lagos facilitaba las migraciones y los intercambios: eran las vías naturales de comunicación que la red de carreteras de los grandes imperios no hizo más que completar. Ahora bien, el dominio del espacio dependía en primer lugar de la importancia del número de individuos y de sus organizaciones sociales. El imperio inca, en su apogeo, ¿no cubría 4.000 kilómetros de norte a sur, entre el Pacífico y los Andes? Veinte a veinticinco millones de personas componían la población de la altiplanicie mexicana, diez a doce millones la del imperio inca. Seis a ocho millones de habitantes vivían en la gran isla del Caribe, la futura Hispaniola (Haití-Santo Domingo), y probablemente un millón y medio de guaraníes ocupaban el gran Paraguay... 0 sea, una América india de sesenta a ochenta millones de habitantes. Guy Martinière 25El imperio azteca en su apogeo En el extremo superior, indios nahua con tocados tradicionales aztecas en la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, en México. Arriba, serpiente bicéfala (detalle), mosaico de turquesa, civilización azteca (1325-1521). Abajo, Calzada de los Muertos y Pirámide del Sol, centro ceremonial de Teotlhuacán, México, civilización de Teotlhuacán (época clásica, 300-700 d.C). El substrato cultural del valle de México se formó con el aporte de diferentes pueblos que se sucedieron en la región desde comienzos del preclásico inferior, hacia 1.800 a.C., hasta los aztecas. El primer signo importante de desarrollo fue la edificación de la ciudad de Teotihuacán, en el nordeste del valle, que en los primeros siglos de nuestra era fue escenario de una las civilizaciones más notables de Mesoamérica. Entre los años 200 y 100 a.C. los habitantes de Teotihuacán erigieron las imponentes pirámides del Sol y de la Luna. En torno a esos edificios de geometría austera, a lo largo del eje de la Calzada de los Muertos, se levantó un gran centro ceremonial y la mayor ciudad de Mesoamérica de la época. Los habitantes de Teotihuacán conocían el calendario, la numeración, y practicaban una escritura jeroglífica. Realizaban observaciones astronómicas que aplicaban a la orientación de sus monumentos y a su sistema adivinatorio. Poseían nociones de planificación, urbanismo e ingeniería civil. Conocían las propiedades y usos medicinales de numerosas plantas. Sus artes, en particular, la arquitectura, el bajorrelieve, el fresco y la cerámica, se caracterizan por un estilo sobrio, pero sumamente expresivo y cargado de simbolismo. Sus creencias religiosas, consagradas al culto de Quetzalcóatl la serpiente emplumada , así como sus concepciones cosmogónicas, influyeron de manera decisiva en las culturas posteriores. Se inicia después un periodo de decadencia y, entre los años 650 y 700, la ciudad al parecer es saqueada y desmantelada. Hacia 726 llegan al valle grupos procedentes de un misterioso lugar llamado Tamoanchán y, en 751, la ciudad sagrada se convierte en sede de ceremonias del advenimiento del Quinto Sol. Esta fecha marca el comienzo de una nueva etapa histórica, la de los toltecas. El periodo tolteca, que llegó a su plena expansión entre 752 y 1200, perdurará en la memoria de los siglos siguientes como una época legendaria de paz, abundancia y desarrollo de los oficios, las artes y las ciencias. Largas peregrinaciones a partir de una región llamada Aztlah o "lugar de garzas" movieron a los mexicas, o aztecas, a establecerse en un islote del lago que entonces cubría el valle central de México. En 1325, por orden de su divinidad tribal Huitzilopochtli, fundaron allí la que llegaría a ser la ciudad de México- Tenochtitlan, cuyo esplendor fascinaría a todos los que la conocieron. Esta tribu nómade se impuso implacablemente a los pueblos vecinos. Su dominio se extenderá a la región central y oriental de México actual, con enclaves en el golfo de México y en la costa del Pacífico. Pero dentro de ese territorio van a subsistir reductos independientes, y la enemistad de sus poblaciones, en particular las del estado de los tlaxcalas, será determinante para la conquista española. El imperio azteca, o Culhua- Mexica, se basaba en la triple alianza de los gobernadores de México, Texcoco y Tacuba. A fines del siglo XV, el imperio controla treinta y ocho provincias, que abarcan casi medio millón de 26kilómetros cuadrados, o sea la cuarte parte del actual territorio mexicano. El náhuatl es la lengua franca y las prácticas religiosas son comunes. Las estimaciones acerca del número de pobladores a la llegada de los españoles varían entre 4,5 y 22,5 millones en el centro de México y entre 72.000 y 300.000 en la capital. El vasto imperio que los aztecas gobiernan desde su pequeña isla está admirablemente bien organizado. Los tributos en forma de alimentos, vestidos y objetos preciosos que envían los pueblos sometidos llegan a la capital por el lago o a través de calzadas elevadas. Miles de personas concurren a los grandes mercados de la ciudad que ofrecen una infinita variedad de productos. El derecho de propiedad de la tierra está garantizado y, dentro de las castas, los sacerdotes y guerreros ocupan posiciones privilegiadas. Los sistemas calendarios y los cálculos astronómicos, las técnicas de ingeniería civil y de urbanismo, la enseñanza, la elaboración y la interpretación de libros históricos y rituales, las nociones cosmogónicas y religiosas, los métodos adivinatorios, los oficios, la artesanía y las artes, todo aquello que habían creado los habitantes de Teotihuacán y los toltecas llega a un alto grado de desarrollo con los aztecas. Sin embargo, la sociedad está totalmente impregnada de religiosidad, que sirve de pretexto mesiánico a las conquistas del Imperio y de justificación a los sacrificios humanos, considerados indispensables para alimentar con sangre la vida del Sol. José Luis Martínez Esplendor del arte maya: arriba, Pirámide del Adivino, Uxmal, Yucatán (México), época clásica (600-900 d.C.). A la derecha, cabeza monumental de una divinidad maya, Copan (Honduras). Abajo, procesión de músicos, pintura mural en el Templo de las Pinturas, Bonampak, Chiapas (México), época clásica (600-900 d.C). El imperio maya: ciudades-Estado en decadencia El mundo maya, al igual que Teotihuacán (antiguo México), alcanzó su mayor esplendor, durante el periodo clásico, entre los años 250 y 900 de nuestra era. Se construyen entonces ciudades como Yaxchilán, Bonampak y Palenque en Chiapas, Quiriguá y Copan en Honduras, , Piedras Negras en Guatemala, notables por su arquitectura, sus bajorrelieves, sus frescos, su cerámica, sus estelas y altares. En esa misma época se desarrollan también la astronomía, las matemáticas, los cálculos calendarios y un sistema de escritura jeroglífica. Una casta de sacerdotes ejerce el poder político. A mediados del siglo IX, por razones todavía inciertas vez el agotamiento de las tierras y el comienzo de conflictos armados estos centros ceremoniales y de vivienda son abandonados. En la misma época, la influencia tolteca comienza a hacerse sentir, aparece el culto a Quetzalcóatl y, a comienzos del siglo XI, se construyen nuevos centros: Chichen Itzá, Uxmal y Kabah. Es por entonces cuando se establece la Liga de Mayapán, que reúne las fuerzas de la ciudad del mismo nombre y las de Chichen Itzá y Uxmal. La cultura maya comienza a declinar entre 1200 y 1517. Una vez disuelta la Liga, hacia 1450, los grandes centros de población se transforman en estados menores, los sacrificios humanos se hacen más frecuentes y la llegada de los españoles marca el fin de esa breve época de esplendor cultural. Durante los periodos clásico y postclásico, las grandes ciudades mostraban una urbanización armónica y fastuosa, con palacios, templos, terrenos de juego de pelota, observatorios, baños, arcos y tumbas. La escultura maya encuentra su expresión más notable en el bajorrelieve, en particular en estelas donde se representan divinidades, personajes y columnas de glifos de una minuciosa perfección. En lo que hace al fresco, la creación más lograda, desde el punto de vista de la composición y el dibujo, se encuentra en Bonampak; representa batallas, procesiones y prisioneros. . José Luis Martínez 27El imperio inca de las cuatro regiones En 1492 Túpac Yupanqui, décimo inca de la dinastía, reina desde hace veinte años (1471-1493) en el imperio de las cuatro regiones, el Tahuantinsuyo. La extensión del imperio es de casi 900.000 kilómetros cuadrados. No se trata en realidad de un imperio, sino de un conjunto de regiones y etnias muy diversas, a menudo celosas de su autonomía pero unidas por vínculos políticos y económicos fuertes, mantenidos por un aparato estatal cuya sede se encuentra en el Cuzco, en el sur del Perú actual. Túpac Yupanqui sucede a su Arriba, vista de conjunto de Machu Picchu, Perú (1400-1500). La fabulosa ciudad inca fue abandonada en el siglo XVI y redescubierta recién en 1911. Abajo, qulpu (nudo en quechua), Instrumento mnemotécnico utilizado por los Incas. Los nudos de los cordeles Indicaban las cifras ordenadas según el sistema decimal. 28 padre Pachacútec gracias al ejército que lo apoya contra la voluntad de éste y contra su hermano. Una vez victorioso, el Inca, tocado con la mascapaycha (insignia del poder supremo), ejerce una autoridad casi absoluta. Sin embargo, el poder sólo es absoluto en apariencia. El Inca dispone de una administración compleja y centralizada. Una multitud de funcionarios recorren sin cesar los territorios sometidos, controlando, empadronando y vigilando la ejecución de las tareas exigidas a título de tributo, y velando por que se mantenga el orden social. Inmensa telaraña cuyas hebras van a dar al Cuzco, centro político y simbólico del Estado. El Cuzco es una espléndida ciudad con vastas plazas y con edificios, palacios y templos imponentes. La pureza de las líneas arquitectónicas, el rigor del plan y la perfección de las obras de albañilería caracterizan las numerosas ciudades y fortalezas que jalonan el Imperio. El poderío inca es sin embargo muy reciente, puesto que menos de dos siglos le han bastado para imponerse a más de ocho millones de individuos. Para mantener la cohesión de un conglomerado tan inmenso, el Inca dispone de cuatro medios principales. Una lengua común, el quechua, impuesta a las etnias sometidas. Una parte de los habitantes de las regiones poco seguras son deportados a una zona bien "incaizada"; este mitimae (población trasladada) arrancado a su tierra natal constituye así un eficaz factor de integración en el mosaico de culturas y etnias. Una gigantesca red de carreteras, calculada en 20.000 kilómetros, cubre además el país. Estos Inca ñan (caminos del Inca) atraviesan montañas y cañones en línea recta por puentes de lianas o escaleras (se desconoce la rueda). Cuidadosamente mantenidos, jalonados de tambos, a la vez albergues y depósitos, y recorridos por los chasqui (correos oficiales), son los símbolos omnipresentes de la autoridad inca. Por último, el culto del Sol Inti, dios tribal de los incas, pasa a ser la religión del Estado. En 1492 el reinado de Túpac Yupanqui llega a su fin. Será asesinado el año siguiente y le sucederá uno de sus hijos, Huayna Cápac, cuyo reinado será agitado (1493-1527), pues se producirán nuevas conquistas y al final la lucha entre sus hijos Huáscar y Atahualpa, entre los que imprudentemente ha repartido el imperio. Este último se derrumbará en 1532, cinco años después de la muerte de Huayna Cápac. Los principales artífices de esta caída serán los españoles, pero el imperio llevaba en sí el germen de su destrucción. Demasiado extenso y conquistado demasiado rápido, sometido a un poder sobremanera centralizado, lo asfixiaba una pesada burocracia. Y no es seguro que, sin el episodio sangriento que selló su destino una tarde de 1532, el Hijo del Sol hubiese podido mantener mucho tiempo la cohesión de sus dominios desarticulados. Daniele LavalléeArriba, globo terráqueo de Martin Behaim. Realizado en 1492, poco antes del descubrimiento de América, es el globo terráqueo más antiguo que se conserva. Abajo, El descubrimiento del estrecho de Magallanes, grabado de Théodore de Bry (1592). La ruta del Pacífico Por Alfonso de la Serna ï Como una lanzadera entre Asia y América, la nao de Acapulco tejió una nueva trama de relaciones intercontinentales. ALFRED Lothar Wegener, geólogo alemán (1880-1930), que murió en Groenlandia cuando trataba de probar sus teorías sobre "la deriva de los continentes", sostenía que en el principio de los tiempos geológicos Amé¬ rica formaba una sola masa sólida con el resto de la corteza terrestre. Creía Wegener que en cierto momento se había producido una inmensa rup¬ tura y lo que hoy es el continente americano se había desprendido de la masa principal, deri¬ vando hacia el oeste y yendo a colocarse en el medio de los océanos, entre el "occidente" euro- afro-asiático y el "oriente" de Asia. Si, en efecto, ocurrió así, podríamos decir que, geológicamente hablando, América "quiso" estar al occidente de Europa, separada de ella por el Atlántico, y aso¬ mada por el otro lado al Pacífico. América, pues, "se instalaba" de manera de poder mirar por el este a Europa y por el oeste al Asia. Perdone el lector esta licencia literaria; con ella quiero sólo aludir a los hechos humanos que se relacionan con misteriosos acontecimientos físicos. Miles de millones de años después, tres modestos navios a los que podríamos llamar "los más pequeños barcos de más grande destino" salvaron el abismo marítimo causado por aquel lejano desgarro de las tierras, "tropezaron"con el enorme trozo desprendido, es decir América, y volvieron, de algún modo, a enlazarla con Europa. Paradójicamente, los españoles habían partido 29Las tres pequeñas carabelas de Colón que, buscando los países de "Oriente", tropezaron con un nuevo mundo. Pintura anónima del siglo XVIII. de España buscando los países de "Oriente", la tierra casi legendaria para el mundo de entonces, pues el viaje colombino había sido en pos de la India, visitada entonces por los portu¬ gueses en las grandes navegaciones que emprendieron en sentido contrario, hacia aquel mítico Oriente. En suma, portugueses y españoles, con sus asombrosos periplos marí¬ timos, iban a demostrar que la Tierra no era un vasto rectángulo cuyo lado de poniente termi¬ naba en el Atlántico y del lado de levante en los lejanos mares asiáticos, sino un globo. Bus¬ caban y hallaron su esfericidad ¡aquella esfera que Martin Behaim construyó en su estudio de Nuremberg! y con ella su unidad completa. Unos años después del trascendental viaje colombino, un soldado y explorador de fortuna, Vasco Núñez de Balboa, nativo de Jerez, en el sur de España, se propuso encontrar la salida desde Centroamérica hacia "la mar del Sur". Luchando contra las dificultades que le oponía una tierra desconocida y salvaje, condujo sus tropas a través de las selvas tropicales y después de mil penalidades, en la madrugada del 26 de septiembre de 1513, llegó a un altozano de lo que hoy es territorio de Panamá, y desde allí divisó a sus pies "dorado bajo los rayos del sol naciente", el inmenso océano que iba a llamarse Pacífico. Aun en su teatralidad no deja de tener grandeza el gesto de Balboa al descender a la playa más cercana y entrar en el mar cubierto con su armadura de guerrero, con el pendón de Castilla en una mano y la espada en la otra, tomando posesión a grandes voces de aquel océano, en nombre de su rey. "Primus circumdedisti me" Comenzó entonces lo que podría llamarse "el siglo español del Pacífico". Se inicia con la navegación de Magallanes y Elcano (1520- 1521), quienes tras haber cruzado el Atlántico atraviesan el Pacífico recién descubierto. Des¬ pués de la muerte de Magallanes en Filipinas, Elcano continúa la ruta a lo largo del Indico y del Atlántico hasta regresar a España, siendo así el primero en dar la vuelta al mundo, por lo que Carlos V le concede un escudo consistente en un globo terrestre con la inscripción "Primus 30 circumdedisti me". A las grandes navegaciones de todos aquellos que cruzaron el Pacífico ente¬ ramente, en una u otra dirección, y en oca¬ siones en ambas Loaysa-Elcano-Salazar (1526); Saavedra (1527-1529); Villalobos (1542- 1545); Legazpi y Urdaneta (1564-1565); Are- llano (1565); Mendaña y Sarmiento de Gamboa (1567-1569); Fernández de Quirós (1605-1606), se añadirán innumerables expediciones marí¬ timas españolas menores en las que se fue reco¬ nociendo el inmenso océano. Al finalizar este "siglo español" han sido descubiertas y bautizadas por los marinos españoles las islas Filipinas, las Marianas, las Carolinas, las Marquesas, Nueva Guinea, las Santa Cruz, las Salomón, Hawai, Wake, Guam, Iwo Jima, Nuevas Hébridas, Guadalcanal, las Gilbert, las Marshall, las Galápagos, Juan Fernández, Flores, Bikini, el estrecho de Torres y Austrialia o Australia (así llamada en honor de los reyes españoles de la casa de Austria), para no dar más nombres que los que puedan resultar familiares a un lector actual. En aquella época entraron también en el Pacífico, Drake, Cavendish y Spilbergen, que eran sin duda magníficos marinos y bravos gue¬ rreros, pero que iban principalmente a asaltar galeones españoles y robar las riquezas transpor¬ tadas en ellos, al tiempo que informaban a sus reyes de las actividades de la Corona Española. Su presencia esporádica en el gran océano no alteró fundamentalmente la condición de "espacio español" que tenía entonces el Pacífico. Incluso en el siglo XVIII, cuando la estrella marítima de España ya palidecía, se producen las grandes expediciones navales y científicas españolas en la costa de Canadá (Columbia Británica) y en Alaska, las "Californias del Norte". Hoy todavía en el apelativo de nume¬ rosos accidentes geográficos queda el recuerdo de aquellos navegantes y científicos españoles que, entre 1773 y 1793, exploraron minuciosa¬ mente la costa occidental de América del Norte, estudiando su constitución física, su fauna y su flora, y sus poblaciones humanas, hasta el paralelo 60° de latitud norte, más allá de las islas Aleutienas y no muy lejos del estrecho de Bering. El primer servicio marítimo regular de la historia La prueba de que el apelativo de "siglo español del Pacífico" no es exagerado viene dada por un hecho asombroso que, a lo largo de doscientos cincuenta años, significó algo así como la insti- tucionalización de la presencia española en aquel océano: la creación del primer servicio marítimo regular bi-transocéanico de la historia mundial. Me refiero a los viajes de la "nao de Acapulco", también conocida por el nombre de la "nao de China" o "the Manila galleon". Miguel de Legazpi, soldado español, había conquistado en 1565-1569 la islas Filipinas, así llamadas en honor de Felipe II, y la monarquía española hizo de aquel gran archipiélago su dominio más sólido y su base principal en el Pacífico. Fueron para España el símbolo más duradero de su presencia en el Extremo Orientepues se mantuvieron dentro de la Corona Española tres siglos largos (de 1565 a 1898). Esto creó en la mentalidad española y hasta en las tradiciones de ciertas capas sociales una mayor sensibilidad y una posibilidad de com¬ prensión del mundo asiático. Pero, además, las Filipinas fueron el punto principal de referencia de la gran operación trans¬ oceánica cumplida por la "nao de Acapulco", así llamada porque unía a través del Pacífico el puerto español de Manila con el también puerto español de Acapulco, en la costa mexicana. La primera nao llegó a México en 1573. El último viaje tuvo lugar en 1811, exactamente dos¬ cientos treinta y ocho años después. Las "naos", alguna de las cuales llegó a desplazar hasta dos mil toneladas, eran proyectadas en España pero construidas en los astilleros de Cavité, Manila, con maderas tropicales duras, apropiadas para la difícil navegación a que eran sometidas. El viaje de Acapulco a Manila, empujados los barcos por los vientos alisios, duraba unos sesenta días. En cambio, el "tornaviaje", desde Manila a Acapulco, era mucho más largo y aza¬ roso. Había que remontar la ruta hacia el norte, casi hasta el Japón, para encontrar los vientos del oeste y llegar atravesando zonas de muy frecuentes tempestades hasta la costa ameri cana. Unas 18.000 millas náuticas entre ida y vuelta. Así fueron cerca de dos siglos y medio de va y ven, con casi perfecta regularidad, con un ritmo isócrono como el de un reloj. Entonces, naturalmente, sólo existían la vela, la brújula, las cartas marinas más fantásticas que exactas, los alisios, el Kuro-shivo, los tifones, la soledad, el calor, el escorbuto, el beri-beri... y los corsarios. Las "naos de Acapulco" no sólo unían al Asia con América, sino también con Europa, en un tráfico marítimo regular, puesto que enlazaban de manera sincronizada y a través del istmo cen¬ troamericano con las "flotas" españolas que conectaban regularmente a España con América a través del Atlántico. De esta forma, Asia, América y Europa se hallaban comunicadas a lo largo de los dos océanos, por medio de cente¬ nares, acaso millares, de navios que intervi¬ nieron en esa travesía bi-transocéanica. La Manila española llegó a ser un centro comercial de dimensiones mundiales, enlazado directamente, o a través de China, con Japón, Borneo, Java, islas de las Especies, India, Ceilán, Siam, Camboya y Malasia. Las "naos" cargaban en Manila tesoros fabulosos, proce¬ dentes de los países asiáticos, que maravillaban a los occidentales: oro, perlas, zafiros de Siam, El puerto de Acapulco, grabado de Théodore de Bry de 1602. ALFONSO DE LA SERNA, diplomático y escritor español, ha sido director de Relaciones Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores de España. Se ha interesado en particular por la presencia española en el Pacífico y en Filipinas, tema sobre el que ha dictado conferencias y publicado numerosos artículos. Es autor de Imágenes de Túnez (Madrid, 2a ed. 1990) y Embajadas de España y su historia (Madrid, 1990). 3132 marfiles, lacas, sedas de China, ámbar, maderas de sándalo y de alcanfor, jade, porcelanas de Ming, almizcle, canela, clavo, pimienta, curry... Pero junto con esos tesoros transportaban tam¬ bién las ideas, los gustos y las tradiciones del Oriente asiático, que dejaron su huella en His¬ panoamérica y provocaron fascinación en Europa, contribuyendo a despertar el interés de los países europeos por el comercio con el Oriente asiático. Ello va a motivar la creación de numerosas "Compañías de Oriente" como proliferaron a partir de aquella época. Una tierra-puente entre Oriente y Occidente Ciertamente, desde los tiempos prehistóricos los pueblos asiáticos habían ido poblando el actual territorio americano, descendiendo a través del estrecho de Bering o desembarcando en sus costas a partir de los archipiélagos de la Polinesia. Pero fue la "apertura" del Pacífico en la Edad Moderna la que realmente abrió las puertas americanas a los pueblos de Asia. América, como ha señalado el escritor mexi¬ cano Eduardo Espinosa y Prieto, ha padecido una "desorientación". Heredando los con¬ ceptos de la mentalidad europea, hablan los americanos del "Lejano Oriente", cuando en realidad ese "Oriente" se encuentra a occidente de América; cuando, en verdad, ella, América, está al oriente de China o Japón... Esta "asimi¬ lación" de conceptos geográficos y culturales europeos ha impedido a América comprender que el Asia que creía muy lejos está en realidad en "otro sitio", acercándose a ella desde el Pacífico, para "llamar a su espalda", como diciendo "Eh, América, aquí estoy yo, Asia..." Y ahí está, en efecto, llamando de nuevo a las costas americanas en modernas emigraciones que empiezan a constituir núcleos de impor¬ tancia creciente, tanto en Estados Unidos y Canadá como en Iberoamérica, y contribuyendo a una mezcla racial, tal vez a la formación de un futuro melting pot étnico y cultural de conse¬ cuencias imprevisibles. El continente americano empieza a darse cuenta, a considerar con plena conciencia, que su emplazamiento entre los dos grandes océanos, el Atlántico y el Pacífico, a medio camino entre Europa y Asia, lo convierten en la "tierra puente" entre Oriente y Occidente, esos dos entes, conceptuales más que geográficos, que durante siglos han ocupado los extremos opuestos de un rectángulo inmóvil, cuando en realidad pertenecían a un globo en el que van mudando según se mueve el punto de vista, el lugar de definición. América, "mirando" por un lado al convencional "occidente" y por el otro al no menos convencional "oriente", puede un día estar en condiciones de realizar la síntesis de ambos porque al ser "redescubierta" brindó al mundo la realidad de que vivimos en un globo, en una esfera potencialmente unitaria. América, poblada en la aurora de la huma¬ nidad por gentes venidas de Asia, luego repo¬ blada por hombres de Europa, ¿será, finalmente, el espacio ideal de aquella "raza cósmica" con que soñó el mexicano José Vasconcelos? O América y Rusia: un diálogo ininterrumpido Por Vera Ruteischikova rv Territorios distantes con culturas muy diversas aparecen unidos por afinidades sorprendentes. Río de Janeiro, dibujo realizado por el viajero ruso L. Visheslavtsev. LAS tierras americanas estaban abrasadas por las llamas de la Conquista, cuando en otro confín del mundo, la lejana Moscovia, un escritor teólogo llamado Maxim Grec (1475- 1556) describía ya la desaforada aventura de españoles y portugueses. Disponía de una for¬ mación poco exacta, harto fantástica, y ni siquiera menciona el nombre de Colón. Sin embargo supo justipreciar la grandiosidad del Descubrimiento y prever el surgimiento de una comunidad humana, originada por el encuentro y unión de europeos y aborígenes. Muy lentas llegaban a Rusia las noticias deAmérica; escasas, fragmentarias, mediatizadas por fuentes europeas. La situación cambió en el siglo XVIII, en época de Pedro el Grande. Van animándose relaciones comerciales con territo¬ rios americanos y los rusos entablan contactos con los habitantes de California, en aquel entonces, provincia del virreinato de Nueva España. Así, se amplían los conocimientos geográficos de los rusos y se hacen más exactas sus ideas acerca de la tierra americana. La sociedad rusa centra su atención en ese acontecimiento de envergadura mundial: la Conquista. El tema surge en las obras de crea¬ dores de primera magnitud: el poeta y científico Mijailo Lomonosov (1711-1765), el poeta y dra¬ maturgo Alexei Sumarakov (1718-1777), el gran fabulista Ivan Krylov (1768-1844), el poeta Gavrila Derzhavin (1743-1816). Una interpreta¬ ción muy personal da al tema de la Conquista Sumarokov. En su Conversación en el reino de los muertos, obra escrita en forma de diálogo entre Cortés y Moctezuma, el conquistador dice que venció porque supo sacar ventaja del odio que profesaban al emperador azteca sus sub¬ ditos. La moraleja de Sumarokov librepen¬ sador y crítico del absolutismo es obvia: a los monarcas no les corresponde ser tiranos. EL SOMBRERO DE BOLÍVAR En las publicaciones del siglo XVIII dedicadas a Iberoamérica el motivo dominante es la compa¬ sión por los pueblos aborígenes subyugados y oprimidos, la denuncia del yugo colonial. Tema candente, pues los que escribían sobre América tenían presente el destino de la propia Rusia: la esclavitud de las colonias americanas se compa¬ raba al régimen de servidumbre ruso. Esta analogía aparece claramente en una obra magistral de esa época: el famoso Viaje de Petersburgo a Moscú, de Alejandro Radischev (1749-1802), primera manifestación del abolicio¬ nismo en la literatura de un país donde dos ter¬ ceras partes de la población estaban privadas de derechos humanos. Es éste un estado al que el autor no encuentra más precedentes que en el coloniaje americano. En un capítulo de su obra Radischev rememora cómo "por las tardes de verano, al visitar el atracadero, observaba larga¬ mente los buques que nos traían desde América sus opulencias y los preciosos frutos de su vege¬ tación, azúcar, café, colorantes y otros productos aun mojados con el sudor, las lágrimas y la sangre que los rociaban durante el cultivo". Y el autor hace una alusión cuyo sentido se aclarará sólo después: "Imagínate, me decía antaño un amigo mío, que el café vertido en tu taza y el azúcar en él disuelto han sido la causa del mar¬ tirio de un semejante tuyo y han causado supli¬ cios y escarnios..." El libro de Radischev provocó las iras de la emperatriz Catalina II. Se inició entonces contra el autor un proceso judicial. Las declaraciones de Radischev revelan quién fue aquel amigo anó¬ nimo que hablara de los frutos cultivados con el sudor y la sangre de esclavos americanos. El escritor declara que escribió su libro impulsado por la obra del abate Raynal, Historia filosófica y política de los establecimientos y el comercio de los europeos en las dos Indias (1770). La men¬ ción del conocido personaje francés de la Ilustra¬ ción no es casual. La cultura rusa del siglo XVIII, sumamente influida por el movimiento intelectual de la Ilustración francesa, adoptaba como propias las ideas de Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Marmontel. También en Hispa¬ noamérica, a finales del siglo XVIII, en los albores del movimiento anticolonial, el pensa¬ miento iluminista francés estuvo singularmente presente, y la obra de Raynal llegó a ser el evan¬ gelio del antihispanismo. Podría decirse que a Francia le esperaba el papel de intermediario en el diálogo presto a entablarse entre Rusia e Ibe¬ roamérica. En Rusia Simón Bolívar llegó a gozar de una popularidad sin par; su nombre incluso revistió cierta aura mítica y acabó por trocarse en moda que adquirió la forma de sombreros de ala ancha, venidos de Francia. Este exótico som¬ brero aparece en la que podría considerarse una de las obras cimeras de la literatura rusa: la novela en verso Eugenio Oneguin, de Alexandr Pushkin (1799-1837), quien dice así: "Ponién¬ dose su ancho bolívar, Oneguin sale al bulevar." Yuri Lotman, estructuralista y semiólogo contemporáneo, interpreta así el valor de dicha prenda: signo y símbolo de los insurgentes his¬ panoamericanos, fue recogido como tal por los liberales franceses y ya convertido en bolívar, se hizo objeto de ostentación entre los librepensa¬ dores y dandys petersburgueses. Siglos y hombres Siguiendo las huellas de Colón Relatos de escritores, científicos y viajeros rusos y soviéticos sobre América Latina Portada de una obra publicada en Moscú en 1990. 3334 De la estepa rusa a la puna solitaria Tiempo después, cuando la flota rusa emprendió viajes de circunnavegación, la originalidad del mundo americano se hizo patente para los pri¬ meros visitantes. Mas no es sólo el arrobamiento ante la naturaleza lo que resuena en los testimo¬ nios de los viajeros de la época. En ellos se deja oír también un airado son de protesta contra la esclavitud. Esos dos motivos tan característicos de la cultura romántica del siglo XIX, exaltación de la naturaleza y ansias de libertad, van a impregnar la visión del mundo latinoamericano. Los libros de viajes constituyen una literatura harto abundante. Además de los testimonios de los navegantes que ofrecen descripciones vivas aunque por fuerza breves, aparecen ensayos más substanciosos, cuyos autores ya no se proponen hacer meros esbozos de paisajes, sino exponer sus juicios acerca de problemas de carácter social, político y étnico. Alexandr Rotchev, escritor de la época, que tuvo la oportunidad de visitar varios países del Caribe, pudo convencerse por sus propios ojos de la amenaza de la expansión norteamericana que se cernía sobre América Central. Quedó "pasmado por la crueldad de los hábitos y el trato insoportable de los norteamericanos para con los nativos del país". Entre tanto, los rusos que visitaban el otro extremo del continente no ocultaban su admira¬ ción por el gaucho. En el Viaje a través de la pampa bonaerense, Platón Chijachov, incansable viajero de las llanuras rioplatenses, manifiesta una admiración mezclada de temor por el gaucho argentino, hijo de la pampa y ejemplo de fiereza, arrojo e independencia. Es tan nutrida y diversa la literatura de viajes al Nuevo Mundo que no se presta a fácil esque¬ matismo. Mas hay un punto en el que coinciden casi todos los relatos: por muy pintorescos que sean los cuadros exóticos y por mucha admira¬ ción que despierten en sus autores, nunca pueden velar el sentimiento de nostalgia por la lejana patria rusa. El tema ruso resuena con toda fuerza y ple¬ nitud en la vasta obra Por América del Sur (1892- 1896) de Alexandr Ionin, escritor y diplomático, quien pasó varios años en esas tierras. Es la obra de una mente aguda y sagaz, de un testigo ocular capaz de abarcar la totalidad sin descuidar los detalles. Pero el interés y la originalidad de esta gran obra reside en la posición filosófica del autor. La quintaesencia del ideario artístico de Ionin es su poema en prosa El lago Titicaca, en el que rechaza el enfoque eurocentrista de la his¬ toria. A cuatro mil metros de altura, junto al lago más cercano al cielo, el escritor experimenta una especie de revelación. Al contemplar las mara¬ villas naturales comprende el sentido de la unión entre naturaleza y cultura humana, cuyo desco¬ nocimiento es fatal para quienes sólo reconocen la ley del raciocinio. "Parecióme entonces, que mis estepas natales al igual que esta puna no obe- En su dacha, el escritor ruso Ilia Ehrenburg con el novelista brasileño Jorge Amado. VERA KUTEISCHIKOVA, de la CEI, historiadora literaria y latinoamericanista, es miembro de la Academia de Ciencias y del Instituto Gorki de Literatura Mundial de Moscú y codirectora del proyecto de literatura latinoamericana del American Council of Learned Societies de Estados Unidos. Es autora de numerosos artículos y libros sobre la novela latinoamericana del siglo XX, la novela mexicana y otros temas de su especialidad.Ilustración de Pushkin para el primer capítulo de su novela Eugenio Oneguin, en una carta a su hermano Lev. decen a teorías acerca de la vida humana creadas a partir de los libros del Viejo Mundo, y que ambas han de proporcionar unas formas nuevas y una lógica nueva." Otro ilustre visitante ruso del Nuevo Mundo fue el poeta simbolista Konstantin Balmont. Al llegar a México, en 1905, se sumerge entusias¬ mado en la atmósfera de la antigua civilización indígena, que le infundió, según confesaba, "ánimos mágicos". Siguiendo a Ionin, Balmont también invita a reconocer las limitaciones del punto de vista de una Europa encerrada en su autosuficiencia. Esta es su exhortación final: "Aprender a mirar valles y praderas no desde la altura del pequeño Mont Blanc, ya pisoteado por los necios viajeros, sino desde las alturas volcánicas del gigantesco Chimborazo, la cumbre nevada al pie de la cual los peruanos erigían los templos de oro dedicados al Sol y los de plata, a la Luna." Un diálogo renovado En las postrimerías del siglo XIX va a producirse un cambio notable: el diálogo ruso-latinoameri¬ cano antes latente se hace realidad con la publi¬ cación en América Latina de la literatura rusa. Las obras de Turguenev, Tolstoi, Gorki, des piertan en América un vivo interés. Los latino¬ americanos descubren la dura realidad del pueblo ruso, que vivía subyugado social y espiri- tualmente, y reconocen "el atractivo de un misti¬ cismo naturalista" propio de una "tierra de grandes y misteriosas soledades". En ello preci¬ samente verá Arturo Uslar Pietri la "secreta afinidad de la sensibilidad, del sentimiento fata¬ lista, del gusto trágico" que unía a los de acá y a los de allá. Podría estar, en efecto, en esa afinidad la explicación del eco extraordinario que la revolu¬ ción rusa de 1917 tuvo en el continente ameri¬ cano. No es casual que las obras de Neruda y de Jorge Amado fueran las primeras en dar a conocer a los rusos aquel fiero y remoto mundo impregnado de dramatismo social, de belleza y de fuerzas vivificantes. Los rusos se conmo¬ vieron con las pasiones de Tierras sinfín de Jorge Amado y con la desbordante energía poética del autor del Canto general, decidido a recrear en sus versos la historia de América Latina. La libertad creadora de la nueva novela latinoamericana (Carpentier, Fuentes, Vargas Llosa, Cortázar, García Márquez) fascinó a los escritores soviéticos. Así, Chinguiz Aitmatov declaró: "Después de leer a García Márquez ya no se puede escribir como antes." Si medio siglo atrás los latinoamericanos sintieron un paren¬ tesco espiritual con los protagonistas de las novelas rusas, ahora son los rusos quienes hallan en la novela latinoamericana algo consubstancial con su ser. La publicación en ruso de la novela El señor Presidente de Miguel Angel Asturias, cuadro aterrador de un pequeño país asfixiado por la dictadura, nos reveló el macabro mecanismo de la tiranía latinoamericana. En los años setenta cosecharon gran éxito tres novelas sobre dicta¬ dores: El recurso del método, de Alejo Carpen¬ tier, Yo el Supremo, de Augusto Roa Bastos, y El otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez. Sus protagonistas eran para el lector ruso figuras exóticas en un ambiente igualmente exótico, pero el trasfondo de la acción, la trama histórica y sus consecuencias les resultaban espantosa¬ mente familiares. El mundo entero leyó con admiración El otoño del patriarca, pero sólo los rusos lloraron al reconocer en la imagen del dictador endemo¬ niado y loco la del régimen totalitario en que vivían, porque únicamente los rusos o los soviéticos, si se quiere han experimentado la mistificación y la mentira totalizadoras como armas del sistema. El fenómeno de la inaudita aceptación de García Márquez en nuestro país trae a la memoria las palabras del lingüista y crítico lite¬ rario ruso Mijail Bajtin: "Una cultura sólo se revela en toda su plenitud y profundidad a los ojos de otra cultura." Bajtin proclama también el diálogo intercultural como motor de la evolu¬ ción espiritual de la humanidad. Esta idea parece convenir al momento actual, cuando, en el umbral del Quinto Centenario del encuentro y diálogo de dos mundos, la humanidad llega a comprender, por fin, que es una y sola. O 3536 La Declaración de Guadalajara « PÁRRAFOS PRINCIPALES Arriba, abanico de plumas (Urna, Perú). Los jefes de Estado y de Gobierno de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, reunidos en la ciudad de Guadalajara, México, los días 18 y 19 de junio de 1991, hemos acordado emitir la siguiente declaración: Representamos un vasto conjunto de naciones que comparten raíces y el rico patri¬ monio de una cultura fundada en la suma de pueblos, credos y sangres diversos. A qui¬ nientos años de distancia de nuestro primer encuentro, y como uno de los grandes espacios que configuran el mundo de nuestros días, estamos decididos a proyectar hacia el tercer milenio la fuerza de nuestra comunidad. Reconocemos que este propósito de conver¬ gencia se sustenta no sólo en un acervo cultural común sino, asimismo, en la riqueza de nuestros orígenes y de su expresión plural. Nuestra comu¬ nidad se asienta en la democracia, el respeto a los derechos humanos y en las libertades fundamen¬ tales. En este marco, se reafirman los principios de soberanía y de no intervención y se reconoce el derecho de cada pueblo a construir libremente en la paz, estabilidad y justicia, su sistema polí¬ tico y sus instituciones. (...) Reconocemos la inmensa contribución de los pueblos indígenas al desarrollo y pluralidad de nuestras sociedades y reiteramos nuestro compromiso con su bienestar económico y social, así como la obligación de respetar sus derechos y su identidad cultural. (...)La persistencia de la actual situación puede llevar a que se substituya el bipolarismo ideoló¬ gico por una división entre el Norte, rico en capitales y tecnología, y el Sur, pobre y sin pers¬ pectivas. Para superar el problema es necesario, por un lado, desarrollar formas efectivas de reci¬ procidad y solidaridad; por otro, fundamen¬ tarlas en una propuesta ética, guiada por la jus¬ ticia social y por la libertad y que impulse, con nuevos esquemas, una verdadera cooperación entre los países del mundo. (...) Ante el deterioro ecológico global, íntima¬ mente ligado a modelos de desarrollo que han prevalecido hasta hoy, principalmente en los países industrializados, requerimos un esfuerzo renovador en el ámbito de la cooperación multi¬ lateral. Ello permitirá eliminar ese deterioro y superar la pobreza. Es indispensable que dicha cooperación internacional establezca meca¬ nismos eficaces de transferencia de recursos financieros adicionales y de tecnologías apro¬ piadas en condiciones preferenciales y no comerciales para los países en desarrollo teniendo en cuenta que la responsabilidad de la solución debe recaer básicamente en aquéllos que más contribuyen a generar el daño. (...) Ante la pobreza, la guerra, la intolerancia, el hambre, la enfermedad, la degradación del medio ambiente y la ignorancia, proponemos una nueva cultura de cooperación conjunta en la que confluyan intereses y objetivos compar¬ tidos entre las naciones de Iberoamérica que trasciendan el simple dar y recibir. (...) Sólo una comunidad internacional regida por el Derecho puede asegurar la paz y la segu¬ ridad para todos los pueblos. En esa tarea deberá desempeñar un papel esencial la Organi¬ zación de las Naciones Unidas, unas Naciones Unidas revitalizadas y renovadas y a las que la nueva situación internacional debe facilitar la consecución efectiva de los fines para los que fueron creadas. El fortalecimiento de las bases de convi¬ vencia y justicia internacionales conforme a los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas es una responsabilidad com¬ partida por todos los Estados y no prerrogativa exclusiva de algunos. Se trata de un proceso que debe ser abierto y participativo, en el cual se hagan valer los intereses de la comunidad inter¬ nacional en su conjunto. Estamos decididos a aportar nuestra contribución. (...) Para alcanzar los objetivos antes mencio¬ nados hemos decidido establecer un diálogo al más alto nivel entre los países de Iberoamérica. Los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en Guadalajara, México, hemos decidido consti¬ tuir la Conferencia Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno con la participación de los estados soberanos de América y Europa de lengua española y portuguesa. Para ello nos reuniremos inicialmente en España el año próximo, en Brasil, en 1993, en Colombia en 1994 y en Argentina en 1995. La celebración de estas reuniones permitirá avanzar en un pro¬ ceso político, económico y cultural a partir del cual nuestros países podrán lograr juntos una mejor y más eficiente inserción en un contexto global en plena transformación. (...) La marcha de la humanidad en América Latina (1972), mural del pintor mexicano David Alfaro Siqueiros. 37El surgimiento de la edad MODERNA Por Edgar Montîel ï 1492 transforma radicalmente el saber y los valores de la época y anuncia un nuevo concepto de humanidad. 38 Un próspero minero de la ciudad real de Potosí (en la actual Bolivia), a mediados del siglo XVII, dibujo anónimo. La plata de las minas de Potosí fue uno de los pilares de la hegemonía de España en el siglo XVI. ATTlinte y i m millones de Ol« :onsta en la Real Caja d Villa dePotossi. PRECISAMENTE cuando la imprenta se hace popular en Europa y permite salvar y difundir por primera vez viejos manus¬ critos griegos y latinos hecho que marca el Renacimiento , aparecen las Cartas de Amé- rico Vespucio hablando de nuevos mundos, de naturalezas y hombres desconocidos, que dejan en serio entredicho la eminente Cosmografía de Tolomeo (publicada recién en 1478, en Roma), la Historia plantarum de Teofrasto (en 1498, en Venecia) o incluso la célebre Mecánica de Aristóteles. Hubo que someter todo ese conocimiento laboriosamente acumulado durante siglos a una revisión de fondo. Muchas ideas y conceptos perdieron de pronto toda vigencia, algunos confirmaron su validez y la mayoría debieron ser puestos al día. Se produjo a la vez una crisis y una poderosa renovación del conocimiento una revolución epistemológica, se diría hoy , dando origen a un tiempo abierto, exploratorio, apto para pensar la existencia de un mundo integrado por varios mundos. Había que elaborar una nueva representa¬ ción del cosmos y del hombre. Los humanistas comienzan a hablar de universalidad, de huma¬ nidad, con lo que introducen una categoría definitiva para expresar un mundo habitado por hombres semejantes y distintos. Esa idea de "humanidad." abre las puertas a la Edad Moderna en Occidente y con ella una nueva imago mundi se impone poco a poco. El BUEN SALVAJE Pero la aceptación de estas nuevas nociones no fue ni rápida, ni unánime. Los descubrimientos y proezas de los marinos portugueses y españoles entraban difícilmente en la ciencia universitaria, relegados desdeñosamente a una zona de saberes inciertos. Todavía en 1512 el erudito Alessandro Achillini enseñaba que el ecuador era una zona estéril, vacía y despo¬ blada. En 1539 J. Boemus publica su Recueil de diverses histoires des trois parties du monde, cuyo título mismo niega la existencia de Amé¬ rica, pues para Boemus el mundo se compone de Europa, Asia y Africa; obra muy consultada y reeditada hasta el siglo XVII. No sólo las Cartas de Vespucio encendieron la imaginación del hombre europeo; las crónicas de descubridores y conquistadores comienzan también a circular discretamente en las cortes de Europa, entre grupos de comerciantes y cenᬠculos de librepensadores. La correspondencia de Colón con los Reyes Católicos va a dar, como un fogonazo, el retrato del hombre americano: bello, bondadoso, libre, desinteresado de los bienes materiales, como si viviera en la edad de la inocencia. Vespucio dice, consolidando esa impresión: "No acostumbran tener capitán alguno, ni andan en orden, pues cada uno es señor de sí mismo...No tienen rey, ni señor, ni obedecen a nadie. Viven en entera libertad." Esta primera percepción del hombre encontrado en el Caribe dio origen a la primera leyenda europea del hombre americano: la del buen salvaje. Esta imagen, la primera en el espejo del Otro, tuvo su momento y su importancia. En los libros de Rabelais se encuentra ya esa mezcla de admiración y curiosidad por los indios que "aprecian más un pedazo de hierro que una pepita de oro",1 y en los ensayos de Montaigne sobre hombres con culturas y cos¬ tumbres diferentes aparece una de las reflexiones fundadoras del relativismo cultural. Podría hablarse del "encuentro" de dos racio¬ nalidades distintas, de dos sistemas de desarrollo, que tratan de entenderse mutuamente, generán¬ dose en el intento un sinfín de equívocos. Así, esta idea de la "condición natural" del hombre americano, como simple extensión de la naturaleza, hizo escuela y se volvió ideológi¬ camente dominante y prejuiciosa, al punto que en épocas más recientes un filósofo como Hegel llega a negar la historicidad del hombre americano. La idea de fondo era que América pertenecía al reino de la naturaleza y no al de la historia y la razón. La leyenda del buen salvaje perduró por largo tiempo, aunque coexistió pronto con otra, la de El Dorado, según la cual América era la tierra de los metales brillantes, de la juventud y la abundancia, el jardín escogido por la Provi¬ dencia para dar sus frutos al mundo. De El Dorado a la leyenda negra Pero pronto una nueva leyenda iba a sumarse a las precedentes: la leyenda negra. La de El Dorado, inofensiva a primera vista, al mostrar una América mítica sirvió para encubrir la rea¬ lidad sombría de la explotación masiva de oro y plata destinada a llenar las arcas de Europa. El economista Raymond Barre recuerda que esos metales preciosos hicieron de Europa una potencia comercial, pusieron en boga el mer¬ cantilismo, crearon los bancos de Lyon, Amberes, Amsterdam, Francfort, Sevilla, dieron origen a las primeras "bolsas" de valores y permitieron una extraordinaria actividad comercial y empresarial que modeló el destino de Europa.2 La existencia del mito de El Dorado en la mentalidad de la época sirvió en la práctica para esconder el precio en vidas indígenas que costaba arrancar a la tierra el oro y la plata. La leyenda negra, que afirmaba que los españoles se mostraron siempre crueles y sanguinarios, fue una suerte de magnificación al revés, que sirvió también para ubicar la exacción humana y económica de América en el terreno de los equívocos. América aparecía así distorsionada en el espejo y la conciencia del Otro. La vigorosa denuncia del padre Bartolomé de Las Casas sobre los abusos cometidos durante la conquista su célebre Apologética historia sumaria, publicada en Sevilla en 1533 con la aprobación del rey de España , fue motivo de especial interés en Europa. Esta obra polémica, que será aprovechada por los promo¬ tores de la leyenda negra, logra una rápida popularidad. Su influencia será considerable entre los humanistas, los hombres de la Ilustra- «* ción y los ideólogos de la revolución francesa. Oïl..* . i -' >' 40 Pero en esos años se publica otro libro que desplazará al de Bartolomé de Las Casas en la configuración de la imagen de América en Europa: los Comentarios reales del Inca Garci- laso de la Vega (Lisboa, 1609). La conmisera¬ ción que logra suscitar Las Casas en los lectores europeos se vuelve admiración por la cultura y la sociedad que el Inca Garcilaso describe con una prosa esmerada. En esta visión ordenada, metódica y armónica del imperio inca el mundo americano aparece bajo una nueva luz. La huella de estos Comentarios reales se encontrará en casi todos los grandes pensadores y literatos europeos de los siglos XVII y XVIII. El ÚLTIMO TESTIGO ¿Por qué Garcilaso resulta accesible y fasci¬ nante para el lector europeo? Recordemos que el Inca Garcilaso nació en el Cuzco, capital del imperio inca, en 1539, es decir, cinco años des¬ pués de que los españoles ocuparon esa ciudad. Frontispicio de la traducción francesa, realizada por Rlchelet (Amsterdam, 1737), de los Comentarios reales del Inca Garcilaso de la Vega, dibujo de Plcart le Romain. EDGAR MONTIEL, peruano, pertenece a la nueva generación de ensayistas y pensadores latinoamericanos. Entre sus publicaciones recientes cabe destacar Inca Garcilaso. Identidad de la historia (México, 1990), Barro pensativo. Signos de la cultura peruana (Lima, 1990) y Negros en Sudamérica. De la conquista a la identidad nacional (en prensa). Mestizo noble de la primera hora, hijo de una princesa inca y un capitán español ilustrado, se inicia desde niño en el conocimiento del latín, las letras y las ciencias. Pero es además un tes¬ tigo privilegiado de la terrible caída del reinado inca; cada tarde escucha fascinado el relato de sus ancestros maternos sobre los momentos de gloria de la sociedad inca y asiste a algunos rituales que todavía sobreviven a la conquista. A los veintiún años viaja a España para conti¬ nuar sus estudios y reclamar títulos de herencia. Inicia entonces una carrera militar y literaria. Recluido en Montilla y luego en Córdoba, se dedica a la lectura los clásicos griegos y los historiadores romanos y se interesa por la agricultura, la música, la arquitectura. Sigue de cerca la publicación de las crónicas de Indias, donde encuentra muchos errores y tergiversa¬ ciones, por lo que decide escribir sus Comenta¬ rios reales "reales" en el sentido de que trata de rectificar los testimonios que le precedieron"para declarar y ampliar muchas cosas que ellos asomaron a decir, y las dejaron imperfectas". Se impone, pues, una magna tarea de recons¬ trucción histórica para mostrar a españoles y europeos (rectificar imágenes y crear una nueva conciencia) que los incas "eran gentiles y no bár¬ baros", que por eso España debía descartar la espada y los arcabuces como norma de gobierno con una nación ya vencida militarmente, a la que se debía más bien tratar con las consideraciones dispensadas a una alta cultura.3 A la edición española de 1609 siguen la fran¬ cesa (1633), la inglesa (1688), la holandesa (1705) y un sinnúmero de reediciones hasta el siglo XIX, entre las que merece particular men¬ ción la francesa de 1744, abreviada pero amplia¬ mente anotada y comentada. Allí se hace dia¬ logar simbólicamente al Inca Garcilaso con eminentes científicos y viajeros del Siglo de las Luces La Condamine, Godin, Frézier, entre otros y son éstos quienes firman las notas de pie de página con comentarios eruditos a lo señalado por Garcilaso. Garcilaso revela a Europa el imperio inca, su férrea organización social, su colectivismo agrario, su monoteísmo esencial, sus realiza¬ ciones en el ámbito de la agricultura, la hidráu¬ lica, la arquitectura, el urbanismo, la domestica¬ ción de animales y plantas, la fineza de su orfebrería y de sus tejidos. Esta idea de una sociedad planificada y equitativa, con una intervención vertical del Estado, fue motivo de asombro para los uto¬ pistas y reformadores de los siglos XVII y XVIII. En una Europa sedienta de igualdad y ansiosa de reformas, la sociedad inca era la prueba fehaciente de que era posible otra forma de organización social y de que la repartición de bienes y riquezas era un ideal terrenal: en el "otro"mundo se había llegado a concebir una nueva relación hombre-naturaleza-Estado. Del reflejo a la realidad La visión del incanato transmitida por Garci¬ laso se encuentra en Campanella, en Bacon, en Morelly, el utopista francés autor del Código de la naturaleza (1753), que iba a influir en los pensadores de la revolución francesa y en los socialistas utópicos del siglo XIX. La huella de Garcilaso se encuentra también en Montes¬ quieu, Voltaire (que escribe Alzire, pieza teatral basada en el Perú), Rousseau, Marmontel (autor de una novela histórica en la que hace de Las Casas y el Inca Garcilaso sus principales informantes), Rameau (que compone una ópera de mucho éxito, Las Indias galantes'). En fin, para filósofos, moralistas, políticos, artistas, dramaturgos, compositores, monárquicos y burgueses, los incas y su organización social serán motivo de inspiración y pretexto para expresar sus propias aspiraciones. El Otro ya no es un simple reflejo sino que se ha interiori¬ zado en la visión del europeo. Ya en el lance de la revolución francesa, la Academia de Lyon convoca a un concurso de ensayos, cuyo tema revela de entrada su voca- num copia falubrítate admíxtabomínú : quxníd quís vident :crcdiilítatem fuperat . Huíu s arbores pafcuaôi fructus / multü ab ill is Iohane differüt . Ha*cpraetereaHifpana diuerfo aromatís genere / auro metallifcß abundat.cuius quidem & omnium alíarum quas ego vidi : & quarum cognítíonem, baheo íncole; vtriufqj fexus :nudí femp íncedunt : ción universalista: "La influencia del descubri¬ miento de América sobre la felicidad del género humano". Las enseñanzas de Garcilaso se encuentran en los ensayos de muchos concur¬ santes, pero en particular en el trabajo ganador del abate Genty, que las ubica en el contexto del debate que suscita la revolución francesa. Genty considera que la propiedad colectiva ha hecho de los incas un pueblo feliz, pero que la ausencia de propiedad individual ha debilitado su organización social, favoreciendo a la postre la imposición de la conquista. De ese modo América, la otredad, distinta por sus hombres, su geografía y su cultura, se encuentra inmersa en otro poderoso proceso histórico como es el de la revolución francesa. Esta a su vez llevará su mensaje universalista a América, con ese ingrediente de modernidad que le dieron hombres como el Inca Garcilaso y Bartolomé de Las Casas. Un ciclo se cerraba para abrirse otro. O Grabado que ¡lustra la edición de 1493, en latín, de la primera carta de Cristóbal Colón a los Reyes Católicos. 1. Lucien Febvre, Le problème de l'incroyance au XVI' siècle. La religion de Rabelais. Paris, Albin Michel, 1988. 2. Raymond Barre, Economie politique I. Paris, PUF, 1983. 3. Edgar Montiel, Inca Garalaso. Identidad de la Historia, en Cuadernos Americanos, Mexico, Unam, 1990. 41Invención de una cultura Por Leopoldo Zea Ï Más allá del traumatismo de la conquista, el saldo de estos quinientos años es la creación de una identidad basada en el mestizaje 42 DESCUBRIMIENTO, encuentro, conquista, colonización y mucho más, el término que se emplee dependerá del punto de vista de quien califique el hecho. Para Europa este hecho fue expresión de su propia necesidad de proyectarse más allá de sí misma imaginando tierras, utopías, que el viaje de Colón hizo posibles. América, dice Fernand Braudel, es una invención, un quehacer de Europa. "¿Acaso Europa no ha descubierto, inventado América y celebrado el viaje de Colón como el mayor acontecimiento de la historia desde la creación? (...) Europa creó, pacientemente, a su imagen y semejanza, a una América que empezase a responder a sus deseos." ' En efecto, América fue la realización de las utopías europeas de los Moro, Bacon, Campa¬ nella y muchos otros. Europa renacía y se proyectaba en el mundo descubierto por Colón. La mejor expresión de esta criatura fue la Amé¬ rica del Norte, los Estados Unidos, donde los sueños de libertad de los pueblos europeos se hicieron realidad. Allí sí que es fácil, no sólo conmemorar, sino festejar y celebrar el hecho como la realización de viejas aspiraciones. Europa con Norteamérica puede festejar su propia y peculiar universalización en la historia. Distinta es la conquista y colonización que inició el propio Colón en la conmemorada fecha. En esta región había algo más que grandes y vacíos espacios geográficos, algo más que pueblos nómadas. Los hombres que siguieron a Colón, a diferencia de los puritanos que llegaron después en el Mayflower, tuvieron que enfrentarse con hombres de culturas dis¬ tintas de la suya, culturas que modificaban su concepción del mundo. Por ello había no sólo que conquistar y dominar sus cuerpos, sino especialmente sus almas. En cambio a los puri¬ tanos que colonizaron las praderas de Norte¬ américa no les interesaba para nada imponer, ni llevar su cultura, su religión y sus hábitos a gentes que les parecían extrañas a todo eso. Se dieron así dos formas distintas de expansión, de conquista y colonización: una, conquistando cuerpos y almas; la otra, domesticando simple¬ mente la naturaleza de ese nuevo mundo, y a las gentes que lo habitaban consideradas como parte de esa naturaleza. Unos buscaban almas, otros simplemente ignoraban si las tenían o no. La expansión ibera iniciada por Colón tenía, además de la preocupación mercantil, la obliga¬ ción de evangelizar. De haberse encontrado Colón con el Gran Khan de Catay, habría tra¬ tado de convencerlo de que cristianizara a sus subditos. A diferencia de la del Norte, la con¬ quista ibera se empeñará no sólo en explotar riquezas sino también en salvar almas. Codicia había en ambos lados, pero para frenar la codicia española iban los misioneros tratando de entender a la gente con la cual se encon¬ traban para incorporarla al orbe cristiano. Conquistar almas. Para ello sería necesario destruir o al menos ocultar las culturas paganas impuestas por el demonio. Por ello se bautiza en masa, contra el parecer de Fray Bartolomé de Las Casas, que sostiene que los indígenas son Foto aérea del retrato de un Indio de Saginaw (Kansas, Estados Unidos), que mide más de 300 metros del tocado al cuello, trazado en el campo, a ras de suelo, por el artista estadounidense Stan Herd. Utilizando una novedosa forma de expresión, el autor diseñó el personaje labrando la tierra y cortando la hierba en algunos puntos a fin de dar la impresión de relieve. 1. Fernand Braudel, Civilización material, económica y capitalismo. Madrid, Alianza Editorial, 1984. 2. Juan Ginés de Sepúlveda, Sobre las justas causas de la guerra contra los indios. México, Fondo de Cultura Económica, 1945.gente de razón y que por ello deben ser previa¬ mente convencidos. Para salvar sus almas se hará "guerra justa" a los indígenas, los que tendrán que pagar sirviendo a señores que hubieran podido exterminarlos por ser bárbaros. "¿Qué mejor cosa decía Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573) podía suceder a estos bárbaros que quedar sometidos a un imperio cuya pru¬ dencia y virtud puede convertirlos en gente civili¬ zada?" ¿Que había entonces que dar a cambio? Es justo, continúa, que "por esos desvelos para regenerarlos éstos paguen con su trabajo a los señores a los que han sido encomendados." 2 Bar¬ tolomé de Las Casas denuncia, con otros misio¬ neros, la falsedad de la justificación y el genocidio que se cometía en nombre de tal justicia. Pero no es una casualidad que en el mismo año 1492 se produjesen dos hechos históricos de enorme trascendencia: la caída de Granada y el descubrimiento de América. Con Granada terminaba la reconquista española poniendo fin al dominio que, desde el año 711, impusieron los árabes. En ocho siglos de dominio los iberos aprendieron a integrarse con razas y culturas distintas, dando origen a esos mismos hombres que se dispersaron por el desconocido conti nente. El mestizaje se llevará a cabo en las nuevas tierras, más allá de la arrogancia y la codicia, y pese a los horrores que los mismos españoles fueron los primeros en denunciar. El coloniaje ibero trató de imponer su cul¬ tura a los conquistados, pero éstos a su vez se fueron imponiendo sobre sus conquistadores. Múltiples serán las expresiones de esta amalgama cultural y racial. A la sangre y la cultura iberoa¬ mericanas se agregaron más tarde la sangre y la cultura africanas a través de sus obligados porta¬ dores, desarraigados de sus tierras para hacer el duro trabajo que aniquilaba a los primitivos pobladores. A ellos se sumarán otros pueblos y otras culturas como en un gigantesco crisol. En este año 1992, a los quinientos años de la hazaña colombina, la América que no puede fes¬ tejar el inicio de su dominación, puede sí, conme¬ morar lo que éste significó en la creación de su peculiar identidad. Latinoamérica no puede repu¬ diar este pasado, porque en América entre conquistadores y conquistados hubo choque de culturas pero también coexistencia e intercambio. "Es en la fusión de estirpes y culturas, dice José Vasconcelos, donde debemos buscar los rasgos fundamentales de nuestra idiosincrasia." O LEOPOLDO ZEA, ensayista y filósofo mexicano, es profesor de filosofía de la historia y de historia de las ideas de América en la Universidad Nacional Autónoma de México. Gran parte de su obra de escritor gira en torno al análisis de la cultura de América y a su historia. Entre sus libros, algunos de ellos traducidos a. varios idiomas, figuran América en la historia, Dependencia y liberación en América Latina, El pensamiento latinoamericano y Latinoamérica, tercer mundo. Véase también nuestra entrevista en el número de noviembre de 1990. 43Por Félix Fernández-Shaw Quinientos 44 4 AQO es una fecna de alto contenido histórico. iw^ASe cumplen quinientos años de muchos acontecimientos que tuvieron lugar en una parte del mundo entonces conocido. El paso del tiempo ha concedido dimensiones nuevas a sucesos que en 1492 tuvieron diferente valoración y que unos tuvieron influencias sobre otros. La toma de Granada por los Reyes Católicos el 2 de enero tuvo repercusión en toda Europa. No en balde era sabido que España no participó en ninguna de las Cruzadas medievales por estar dedicada a su propio trabajo de recomposición territorial. Buceando en el Archivio di Stato de Genova, tuve en mis manos el acuerdo firmado por el Dux de aquella República marinera que decidió feste¬ jarla, no sólo con las salvas de rigor, sino también concediendo tres días de fiesta. Por otro lado, el 31 de marzo fue la fecha en que se firmó el Edicto de expul¬ sión de los judíos. España, crisol de culturas europeas y mediterráneas a las que llevó hasta el hemisferio occidental, tiene el privilegio de ser identificada por árabes y judíos, en sus propias lenguas, como Al- Andalus y Sefarad. Probablemente, de no haber tenido lugar ambos acontecimientos históricos, de contenido geográfico y político, no hubiera sido posible que Cristóbal Colón obtuviera el 17 de abril de 1492 la firma de las Capitu¬ laciones de Santa Fe, portentoso contrato entre un gobierno, escribiríamos hoy, y un privado que exige por adelantado la plasmación de unos derechos sobre algo de lo que todavía no se tenía conocimiento. Sin las Capitulaciones de Santa Fe, Colón y los hermanos Pinzón no hubieran armado las tres carabelas que se hicieron a la mar en Palos (Huelva) un 2 de agosto y después un 9 de septiembre en La Gomera (Islas Canarias). En la carta que Colón escribió a los Reyes Cató¬ licos, fechada en 15 de febrero de 1493, dice haber bajado a tierra, tras 33 días de navegación, el 12 de octubre anterior, fecha que desde entonces se maneja como la del nacimiento de un Nuevo Mundo por el encuentro que se produjo entre los que llegaron pro¬ cedentes del viejo continente y los naturales que allí vivían. No tuvo Cristóbal Colón tanta suerte con su hazaña descubridora como sucedió con la toma de Granada: en el citado Archivio genovés traté de loca¬ lizar cuál había sido la reacción de aquella República después de la difusión en Europa de la citada carta colombina. No la encontré, lo que no quiere decir que no hubiera algún eco al respecto teniendo en cuenta las relaciones que entonces existían entre Genova y Barcelona, en cuyas atarazanas recibieron los Reyes Católicos a Colón a su regreso a la Península, tras rendir su primer viaje. Poco conocimiento debía de tenerse en Genova de las andanzas de Colón por las cortes europeas, quien tampoco, por su parte, se encontraba obligado con dicha República a diferencia de lo sucedido con el Rey de Portugal. Lo que contrasta con el impacto que habría de tener años más tarde la carta que Américo Vespucci, al servicio de España, dirigiera a la Repú¬ blica de Florencia y que daría como resultado que aquellas tierras tomaran el nombre del florentino. ¡Poca incidencia tuvo Colón en la vida política de la República de Genova, que sólo se acordó de él muchos lustros después! Una gramática para un Imperio Difícilmente las carabelas colombinas que partieron de Palos podían haber llevado consigo la Gramática de la lengua castellana que Elio Antonio de Nebrija publicaría en Salamanca el 18 de agosto, después de varios años de trabajo. Si se aporta esta fecha es Eorque debe quedar muy claro que cuando Nebrija ace referencia al Imperio, y al papel que una lengua puede jugar en su fortalecimiento, se estaba refiriendo al Imperio romano-germánico y no por supuesto a lo que habría de ser con el tiempo el Imperio español, en donde todavía no había salido el sol. A veces también se olvida que si esa Gramática pudo ver la luz es porque cuando apareció ya tenía esa lengua tras de si, mejor o peor contados, 500 años de existencia. Hoy, por fortuna, la lengua no necesa¬ riamente es compañera del Imperio, sino que es por¬ tadora de la cooperación y de la solidaridad interna¬ cional. Para todos los hispanohablantes, la milenaria lengua será la que por primera vez se utilice, oficial¬ mente, en una Exposición Universal como la de Expo-92 de Sevilla, patria chica de Nebrija. Si hubieran existido en aquella época los medios informativos de que hoy disponemos, ¿cómo habría llegado hasta nosotros la relación de lo sucedido en ese annus mirabilis de 1492? Porque España quedaría conformada como Estado-nación moderno, al igual que Francia y Gran Bretaña, con la diferencia de que, en el momento mismo de la unión política entre Cas¬ tilla y Aragón, se le incorporaban unas tierras cuya dimensión e importancia se desconocía, que sur¬ gieron bajo los enfoques lógicos de unos conceptos europeísucos los que existían en la fecha y a los que faltó una contraparte: para todos habría resultado apasionante que los indios tainos (descubridores de Colón) hubieran podido utilizar procedimientos de transcripción que nos hubieran permitido conocer su reacción ante la llegada de unos hombres con vesti¬ mentas de las que ellos carecían, que practicaban unos ritos alejados de los suyos y tenían unas creencias que no encajaban con las que ellos profesaban. De los acontecimientos relacionados y de otros muchos que se produjeron en el mismo año en otros países europeos sería, sin duda, el de la aparición de nuevas tierras desconocidas en Europa lo que cau¬ saría mayor impacto geográfico, científico e histó¬ rico... Tenía razón Séneca cuando profetizó que Tule no sería ya más el fin del mundo. Inmediatamente los países europeos de mirada atlántica traspasaron sus inquietudes allende los océanos: si España y Portugal tuvieron que ajustar sus cuentas en buena parte del nuevo continente, Inglaterra y Francia llevarían sus enfrentamientos al Norte del mismo. Curiosamente, todos aquellos esfuerzos descubridores surgidos de decisiones políticas y después económicas no tuvieron en el mundo europeo una acogida similar. ¿Cuánto tiempo transcurrió, pasadas ya decenas de años, para que los atlas históricos y geográficos incluyeran, con el detenimiento del caso, los viajes de la descoberta portuguesa o de los descubrimientos españoles? Porque si importante fue la llegada a la isla de Guanahaní, no menos relevante fue franquear la temida línea equinoccial africana por los portu- fueses. Hoy es sabido que 1492 no puede ser enten- ido más que en el marco de la expansión marítima protagonizada por los pueblos ibéricos entre los siglos XIV y XV. El eco que en el mundo tuvo tal acontecimiento fue tan inmenso que aun se deja oír con importancia después de transcurridos cinco siglos. Baste recordar, como pequeño botón de muestra, la exposición que en la primavera del año pasado se organizó en la UNESCO bajo el lema "El Encuentro de dos mundos en la palabra escrita". EnANOS DESPUES ella se reunieron más de mil volúmenes recientemente publicados en muy diversas lenguas con ocasión del Quinto Centenario. Hasta donde se me alcanza, no hubo conmemo¬ raciones propiamente dichas ni en el primero, ni en el segundo, ni en el tercer Centenario. Sí las hubo en el cuarto, y en Palos todavía resuena el eco de la voz del Ministro Plenipotenciario uruguayo, Zorrilla de San Martín, hablando en nombre de todo el cuerpo diplomático iberoamericano, al tiempo que aparecía en Italia la importante Raccolta colombina y que en Estados Unidos comenzaba a tener eco, movida por los propios italianos, la conmemoración del Doce de Octubre. Será tarea a cumplir la valoración de los tra¬ bajos publicados ahora y su inordinación en los tiempos que vivimos. Tal vez algunos de ellos y la aparición de numerosos documentos nos obliguen, lo que me parece positivo y necesario, a profundizar en ciertos aspectos de la historia conocida. Pero, a mi juicio, sería un error detenernos en lo que va de ayer a hoy. Estimo que es más importante esforzarse por ser representantes de nuestra genera¬ ción y reflexionar enlo que va de hoy a mañana. Por eso, cuando titulo este artículo "Quinientos años des¬ pués...", me refiero más al futuro que al pasado, a cómo se juzgará, 500 años después, lo que hoy per¬ geñemos o decidamos; si fuimos capaces, con los ele¬ mentos de que hoy se dispone, de efectuar los saltos que el desarrollo histórico y humano requieren, o si, por el contrario, nos quedamos adheridos a viejas consideraciones que, siendo de análisis y valoración obligada, sólo pueden tener eficacia en cuanto tengan proyección futura. En otro caso, se estaría cayendo en un narcisismo historicista de objetivos difícilmente justificables. Nada tan espectacular se ha producido en el desar¬ rollo del estudio de las relaciones internacionales como el Descubrimiento de América - Encuentro de Dos Mundos. Descubrimiento es la palabra que empleó Cristóbal Colón en su Carta a los Reyes Católicos y desde entonces fue aceptada como buena. Generaciones enteras de maestros y alumnos, a un lado y otro del Atlántico, la aceptaron y utilizaron con toda naturalidad. Del descubrimiento al encuentro Pero que la percepción del mundo va cambiando lo demuestra que este Quinto Centenario se enriquece con la preocupación del "otro". Ello es comprensible, porque ahora es el mundo de la comunicación el que nos domina y ésta mal puede producirse si el "otro" np es escuchado y respetado. El encuentro de dos mundos aparece como una realidad cierta. Está claro que se desborda el concepto de descubrimiento, que por sí siempre tiene una fecha fija (tanto en la geo¬ grafía como en la biología y en la química), para ser completado por el concepto continuado de encuentro, que no puede tener una fecha fija de naci¬ miento ni de terminación. Se trata de un proceso que a todos quienes forman parte de estos mundos interesa, porque de cara af acercamiento al Tercer Milenio lo que hoy apasiona son los esfuerzos agluti¬ nadores e integradores en donde, con el respeto debido a las minorías y a su historia, puedan encon¬ trarse unas vías de comprensión y de entendimiento. El significado de descubrimiento apela más bien a los héroes protagonistas de la hazaña; el encuentro hace mayor hincapié en los pueblos que después se "encontraron" a la hora de dar contenido a un Nuevo Mundo. Si la expresión descubrimiento tiene más bien un sentido histórico, el vocablo encuentro está car¬ gado de mayor expresión política actual, sin que pueda prescindirse ni de uno ni de otro porque si el primero tiene sus raíces en 1492, el segundo florece de cara a 1992. En otro lugar escribí: "Toda conme¬ moración tiene un sentido. Tiene un sentido histó¬ rico, pero también tiene un sentido político. No es un mero acto recordatorio. Tiene esencias valorativas. Lo que ocurre es que en general sólo suele rememo¬ rarse aquello que tiene un valor. La conmemoración tiene siempre fecha fija y así le es entregada a una feneración. La conmemoración por principio es istórica, porque está inserta en lo que sucedió... Estos sentidos histórico y político deben subrayarse porque sitúan a cada momento el presente, religán¬ dolo al pasado y proyectándolo al futuro." Era lógico que una historia eurocéntrica hablara de descubri¬ miento y no lo es menos que la incorporación de muchos estudiosos al pensamiento común aporte desde el continente americano terminología tan suge- rente como la del encuentro. ¿Cuál será el testimonio que nuestra generación entregará a la que viva quinientos años, a contar de hoy? ¿Cuántos pasos seliabrán dado para un mejor conocimiento irreversible de las realidades y deseos de unos y otros? Quienes conmemoren el sexto, sép¬ timo o subsiguientes centenarios, ¿que aportarán al entramado histórico-político? ¿Seguirán partiendo de 1492 o continuarán todavía las "variaciones sobre el mismo tema"? Las iniciativas tomadas en 1992, que están contribuyendo a un mejor conocimiento de lo sucedido en 1492, ¿servirán para quienes nos sucedan 500 años después...? Por mi propio país puedo ade¬ lantar alguna muestra: ¿quién podría imaginar, cuando con tanto esfuerzo y entrega se reimplantó la democracia y se aprobó una Constitución fruto del consenso político de todos los españoles que, antes de que llegara 1992, España experimentaría un cambio tan destacado en sus propias dimensiones histórico-políticas apoyando decididamente la exis¬ tencia de una Europa comunitaria, que el 1 de enero de 1993 pasará una larga página de enfrentamientos ancestrales; que en julio de 1991, por primera vez en su historia común, tendría lugar en Guadalajara (México) una Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno de los países de expresión española y portuguesa; y finalmente que, antes de que finalizara 1991, Madrid habría de ser sede de una Conferencia de Paz que iba a dar cita, con compla¬ cencia de todos, a árabes y judíos que volvían después de tantos años a dilucidar sus problemas en lo que era casa conocida? Las conmemoraciones no pueden esquivarse. Son parte de la historia de los pueblos. Lo que sí conviene es aprovecharlas para poner el acento que mejor cuadre al momento político y sociológico del caso. Todo lo demás sería estar desfasado. Por eso, yo pre¬ feriría contar los "Quinientos años después" a partir de hoy. Para proyectar desde hoy. Con un mejor conocimiento del pasado, pero conscientes de que el presente ha de tener una vocación de futuro. Cuando se ofrece una oportunidad, como la de que se dis¬ pone, no es atinado perderla. Dentro de cien años volverá a producirse la misma cita, y otra vez el balance será obligado, porque el anaquel de la historia no puede llenarse o vaciarse gratuitamente. Es nece¬ sario darle contenido. Por eso, para quien esto escribe, 1992 lleva en sus entrañas la reivindicación de un futuro. FELIX FERNANDEZ-SHAW, doctor en derecho y en ciencias de la información, es actualmente Embajador de España ante la Unesco. Ha publicado numerosos estudios sobre relaciones internacionales y comunicación. 45UNESCO 1946-1991 ü^w^^^^i1989-1991) por Michel Conti Lacoste 19S9 Política genoral Octubre-noviembre: En su 25a reunión, la Conferencia General aprueba un presu¬ puesto bienal para 1990-1991 de una cuantía de 378,8 millones de dólares. Adopta el Tercer Plan a Plazo Medio (1990-1995), cuya estructura "tiene por finalidad reforzar el enfoque interdisciplinario e intersectorial de la acción de la Organización". Educación Febrero: Lanzamiento por el Director General de un programa regional de genera¬ lización y renovación de la enseñanza pri¬ maria y erradicación del analfabetismo de adultos en los Estados árabes (Arabupeal). París, 4-6 de septiembre: La UNESCO acoge la reunión interinstitucional anual sobre coordinación de las actividades de las Organizaciones del sistema de las Naciones Unidas relativas al control internacional del uso ilícito de drogas (UNESCO, Oms, Fao, OlT, Banco Mundial), etc.). Tres temas prin¬ cipales: recursos financieros internacionales disponibles, educación y prevención, coor¬ dinación. Nueva York, 6 de diciembre: Lanzamiento oficial del Año Internacional de la Alfabeti¬ zación. 107 comités nacionales preparan el AlA. 46 Ciencia* exacta* y Madagascar: La instalación, con ayuda del Pnud y de la Rfa, de la primera reserva de biosfera de ese país en Mañanara-Norte per¬ mite prever la protección duradera de una diversidad biológica excepcional. Ciencias sociales y humanas Yamusukro (Côte d'Ivoire), junio/julio: En la sede de la Fundación Internacional Houphouët -Boigny para la Paz, Congreso Internacional sobre la Paz en la Mente de los Hombres. En los debates se hizo hincapié en la relación entre la educación para la paz y la responsabilidad del hombre en lo tocante al medio ambiente. Ankara, septiembre: En cooperación con la Universidad de Hacettepe (Turquía), coloquio internacional sobre el acceso de la mujer al trabajo asalariado. SALVAGUARDAR LA CULTURA POPULAR Cultura Noviembre: Aprobación, en la 25a reunión de la Conferencia General, de la Recomenda¬ ción sobre la salvaguardia de la cultura tradi¬ cional y popular. Se trata del primer instru¬ mento jurídico internacional relativo al folklore. Lyon, en la sede de la INTERPOL, diciembre: Coloquio internacional sobre el tráfico ilícito y el robo de obras de arte y de bienes culturales. La UNESCO colabora con la Interpol desde hace muchos años. Promoción del libro: En 1988-1989, en 68 Estados Miembros se realizaron actividades en este ámbito. Más de veinte cursillos de formación en los distintos oficios relacio¬ nados con el libro se organizaron en todas las regiones con ayuda de la Unesco. Lanzamiento de la 16a exposición itine¬ rante UNESCO de reproducciones de. obras de arte, consagrada al arte búdico. Comunicación Quito (Ecuador), marzo: Reunión de Ministros de Información de América Latina sobre el porvenir de los servicios públicos de radiodifusión en la región. UNA PRIORIDAD: DESARROLLAR LAS AGENCIAS DE PRENSA Mayo: Misión de evaluación conjunta Unesco/Rfa en seis de los trece países que abarca el proyecto WANAD (West Africa News Agencies Development). La Rfa decide asignar 4 millones de dólares al proyecto, en particular para la informatiza- ción de las agencias de prensa. La reserva de biosfera de Mañanara-Norte (Madagascar). Suva (islas Fidji), noviembre: Seminario regional bajo los auspicios de la UNESCO, la Asian Pacific Broadcasting Union y la South Pacific Union, acerca de la introducción de la televisión en las islas del Pacífico y el fomento de una producción nacional. Intersectorial La Conferencia General aprueba un nuevo proyecto intersectorial e interinstitu¬ cional "El niño pequeño y el medio fami¬ liar", que se llevará a cabo en cooperación con el Unicef; cuatro campos prioritarios: nutrición y estímulo del niño de corta edad; interacción padres/niño/familia; impedi¬ mentos del niño; educación preescolar. Creación de Fuentes, nueva publicación mensual ilustrada de la UNESCO que se pro¬ pone mostrar concretamente la fabor de la Organización en todas sus esferas de compe¬ tencia, y mejorar así su imagen ente el gran público (aparece en español, francés, inglés y portugués). Sucesos Enero: La colección UNESCO de músicas tradicionales: "Músicas y músicos del mundo" recibe el premio de la Academia del Disco Francés. Manila, junio: El Premio UNESCO de arquitectura paisajista, otorgado por primera vez, recompensa a dos equipos de la Univer¬ sidad de Trigakti (Yakarta), autores de proyectos de ordenación de un barrio de viviendas precarias. París, 10 de octubre: En una intervención ante el Consejo Ejecutivo de la Unesco, Willy Brandt analiza las razones de lo que llama el deterioro del diálogo Norte-Sur, Í>reconiza una seria revisión del sistema de as Naciones Unidas y sugiere la creación de una suerte de Consejo de Seguridad compe-tente para las cuestiones relacionadas con el medio ambiente mundial y el desarrollo. París, noviembre: Exposición consagrada a la personalidad de Jawaharlal Nehru con motivo del centenario de su nacimiento. París, noviembre: En el Instituto del Mundo Arabe, entrega del Premio Unesco- Cim de música al musicólogo e intérprete iraquí Mounir Bachir y a la Federación Internacional de Juventudes Musicales. LOS NIÑOS TAMBIÉN TIENEN DERECHOS 6 de diciembre: Al día siguiente de la aprobación por las Naciones Unidas de la Convención sobre los Derechos del Niño, una manifestación de jóvenes tiene lugar en la sede de la UNESCO para celebrar el trigé¬ simo aniversario del primer instrumento normativo existente en la materia, la Decla¬ ración de Derechos del Niño de 1959, que la Convención completa y refuerza. Î990 Política general Quito, marzo: Primera consulta colectiva regional de las Ong en América Latina y el Caribe. La UNESCO mantiene actualmente relaciones oficiales con 585 ONG en el mundo. En once años, de 1978, fecha de su crea¬ ción, a 1989, el Comité de Convenciones y Recomendaciones, órgano del Consejo Eje¬ cutivo encargado de examinar los casos de violación de derechos humanos en las esferas de competencia de la UNESCO, recibió 355 comunicaciones solicitando su intervención. Educación Jomtien (Tailandia), 5-9 de marzo: Convo¬ cada conjuntamente por los jefes de Secre¬ taría del Unicef, el Pnud, la Unesco y el Banco Mundial, y preparada mediante un proceso sistemático de consultas regionales e interrégionales, la Conferencia Mundial sobre Educación para Todos congregó a 1500 parti- La ciudadela de La Ferrlère (Haití), sitio del Patrimonio Mundial. apantes. Las principales organizaciones de las Naciones Umdas involucradas prometen un aumento de su contribución en los años veni¬ deros. La Conferencia comprueba además que podrían obtenerse enormes créditos gracias a la reducción de los armamentos. H México: Congreso Internacional sobre el Planeamiento y la Administración del Desarrollo de la Educación (con la participa¬ ción del Instituto Internacional de Planea¬ miento de la Educación, IiEP). H Londres, abril: Cumbre ministerial mun¬ dial sobre el problema del uso ilícito de drogas. Los participantes destacan el papel primordial de la UNESCO en materia de pre¬ vención a través de la educación. UNESCO, París, abril: Consulta mundial de organizaciones de personal docente sobre la educación para la prevención del SIDA, orga¬ nizada en la Sede de la Unesco conjunta¬ mente con la Oms, la OlT y cuatro organiza¬ ciones internacionales de personal docente (400 participantes). LOS MICROBIOS AL SERVICIO DEL MEDIO AMBIENTE Ciencias exactas y naturales Montreal, septiembre: La Universidad de Montreal acoge, en colaboración con la red MlRCEN de la UNESCO, un coloquio sobre el tema: "Biotecnologías y medio ambiente. Por un desarrollo duradero". Se trata de la contribución de las biotecnologías a la ges¬ tión y la conservación del medio ambiente mediate mecanismos microbianos. Creada en 1975 por la UNESCO, la red MlRCEN cuenta 24 centros de recursos microbianos instalados en 19 países. Ginebra, octubre/noviembre: La segunda Conferencia Mundial sobre el Clima, a la que se asocia la UNESCO a través de sus pro¬ gramas relativos al medio ambiente (en par¬ ticular las actividades de la Coi), recomienda la negociación de una convención interna¬ cional sobre el clima. Nairobi, noviembre: Primera reunión intergubernamental sobre cuestiones rela¬ cionadas con la diversidad biológica. Tam¬ bién se prevé la aprobación de un instru¬ mento internacional. Unesco, París: Más de 150 hidrólogos del mundo entero celebran un cuarto de siglo de cooperación internacional en su disciplina. En el marco de un proyecto ejecutado por la UNESCO y la UlGS (Unión Internacional de Ciencias Geológicas), primera confe¬ rencia mundial sobre la utilización de sis¬ temas expertos para la modelización cuanti¬ tativa de los yacimientos, organizada en cooperación con el Servicio Geológico del Canadá. Aunque sus nombres choquen un poco, esas técnicas tienen gran importancia para los países en desarrollo pues permitirán optimizar la prospección y la explotación de los recursos minerales. Febrero y noviembre: Los órganos rec¬ tores del Mab aprueban la designación de diecisiete nuevas reservas de biosfera. Ciencias sociales y humanas Marzo: Segundo Festival de Fez. En el orden del día: "Mujeres árabes y creatividad: mujeres y escritura". El Festival de Fez, organizado por la municipalidad desde 1989, recibe apoyo de la UNESCO. Tema para 1991: "Mujeres e imagen". Iniciación de un programa de rehabilita¬ ción urbana en la ciudad de Ngaunderé, Camerún. Se ha formado un equipo de ani¬ madores a fin de ayudar a los habitantes de un barrio periférico a construir o mejorar su vivienda. SALVAR ANGKOR Cultura El Cairo, abril: Una misión de expertos visita la célebre Esfinge de Gizeh, que se está desmoronando, para someter a prueba la piedra con aparatos de ultrasonido. La UNESCO otorga una contribución de 100.000 dólares tras la visita efectuada en 1988 por el Director General. Bangkok, junio: La primera mesa redonda internacional de expertos para la preserva¬ ción de los monumentos de Angkor sienta las bases de una acción coordinada en favor de ese sitio. Conclusión de las obras de preservación de la ciudadela de La Fernere (Haití), diez años después del lanzamiento de la campaña. Octubre: El Premio UNESCO de artesanía se otorga por primera vez durante el Salón Internacional de la Artesanía realizado en Uagadugu. Recompensa a Sangho Oumou, de Côte d'Ivoire, por sus creaciones de joyería, así como a un artesano de Niger y a otro de Burkina Faso. Una resolución de la Conferencia General establece el Día Mundial del Desarrollo Cul¬ tural, que se celebrará el 21 de mayo de cada año. Historia General de Africa: Aparición del tomo III de la edición francesa L'Afrique du VII' au XI' siècle (coedición Unesco-Nea) y de la edición abreviada de los tomos II y VII en inglés. Comunicación 27-28 de febrero, en la Sede: Reunión informal de periodistas que representan a los nuevos medios de comunicación de Europa oriental y de responsables de la prensa de Estados Unidos y del Canadá. Organizada por la UNESCO, permitirá a los representantes de la prensa escrita de Europa del Este exponer sus necesidades en materia de forma¬ ción, equipo y asistencia jurídica y financiera, en el momento en que sus países se dotan de regímenes elegidos democráticamente. UNESCO, París, abril: La Universidad Internacional de Radio y Televisión y la UNESCO (Opi) reúnen a los responsables de los principales organismos de radio y televi¬ sión de los países del Este y del Oeste a fin de identificar sus necesidades más urgentes y de estudiar las posibilidades de una coopera¬ ción audiovisual a escala europea. Extensión a dos nuevas regiones de Africa del programa de desarrollo de las agencias de prensa en Africa: Dos proyectos cubren, respectivamente, trece países de Africa aus¬ tral (el SENAD-South-East Africa News Agencies Development) y diez países de Africa central (el CANAD-Central Africa 47News Agencies Development), con la ayuda de fondos fiduciarios de Alemania. Bucarest, abril: Llamamiento del Director General en favor de la reconstrucción de la Biblioteca Central Universitaria de Bucarest. SEDA Y CARABELAS Intersectorial Coloquio de expertos acerca de "La visión del otro y los primeros contactos intercultu¬ rales", en una serie de "Encuentros en cadena que conmemoran el Quinto Cente¬ nario del Encuentro de Dos Mundos". Iniciación de la fase operacional del Estudio Integral de las Rutas de la Seda: Rutas de Diálogo, y organización de expedi¬ ciones científicas: julio a agosto de 1990, ruta del desierto de China, de Sian a Kashgar, y regreso por Urumqi (10.000 km); octubre a marzo de 1991, ruta marítima de Venecia a Osaka (21 puertos de escala en 16 países en un recorrido de 27.500 km). Banff (Alberta, Canadá): Comité del Patrimonio Mundial: la isla de Délos, la reserva natural de Taingy de Bemaraha (Madagascar), San Gimignano (Italia), y el Kremlin con la Plaza Roja figuran entre los 17 nuevos sitios y monumentos inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial. " Sucesos 20-21 de enero: Operación Libros para Rumania por iniciativa de la UNESCO y del PEN Club. Se reunieron más de 100.000 obras. Unesco, París, 7 de junio: Nelson Mandela ovacionado en la UNESCO. El día concluye con un recital de la cantante norteamericana Grace Bumbry, organizado por la Fundación Danielle Mitterrand "France Libertés", que coincide con el número de El Correo de la Unesco titulado "Vientos de libertad". UNESCO, París, junio: Vaclav Havel galar¬ donado con el Premio Internacional Simón Bolívar. Reunido en la Sede, el jurado al designarlo quiso honrar un combate que va mucho más allá de las fronteras de su país para tener un alcance universal. Ese mismo año se hizo entrega a Vaclav Havel del Premio Unesco de Enseñanza de los Derechos Humanos, durante una cere¬ monia realizada en la Sede de la Organiza¬ ción el 10 de diciembre. Vaclav Havel recibe el Premio Simón Bolívar 1990 de manos del Director General de la Unesco. Unesco, París, septiembre: Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre los países menos adelantados (Pma). El Premio de Educación para la Paz se otorga conjuntamente a la Sra. Rigoberta Menchú Tum (Guatemala), por su acción en favor de sus compatriotas indios y de los derechos de las poblaciones indígenas de América Latina, y al World Order Models Project (WOMP), una asociación de investi¬ gadores e intelectuales que realizan activi¬ dades de investigación, educación y diálogo con miras a la promoción de un orden mun¬ dial equitativo. 1991 Política general Unesco, París, 15 de octubre/7 de noviembre: Dos mil delegados participan en la 26a reunión de la Conferencia General, que coincide con el 45° aniversario de la Organi¬ zación. Esta Conferencia, declara el Director General, "es mucho más que una nueva oca¬ sión de reunimos: es un segundo nacimiento. (...) Es la primera vez desde 1946 que una Conferencia General se celebra en un clima de libertad y de esperanza". La Conferencia General aprueba, para el ejercicio 1992-1993, un presupuesto bienal reducido en 1 1 millones de dólares, o sea un 2,6%, en relación con el bienio precedente. Su cuantía es de 444,7 millones de dólares como presupuesto ordinario para el ejercicio 1992-1993. Octubre/noviembre: Modificación de la Constitución: la Conferencia General decide que, a partir de su próxima reunión, el Con¬ sejo Ejecutivo estará integrado por estados elegidos entre los 163 Estados Miembros de la UNESCO. Invita, por otra parte, al Consejo Ejecutivo a que "cree un foro de reflexión ad hoc compuesto por un número limitado de hombres y mujeres eminentes en las esferas de competencia de la UNESCO, procedentes de todas las regiones del mundo". Noviembre: La Sra. Marie Bernard-Meu¬ nier, embajadora y delegada permanente del Canadá en la UNESCO y miembro del Consejo Ejecutivo, es elegida presidenta de éste. Es la primera vez en la historia de la Unesco que una mujer ocupa ese cargo. La Unesco tiene 163 Estados Miembros, de los cuales 152 han creado comisiones nacionales. Los últimos en hacerlo han sido Lituania (7 de octubre), Letonia y Estonia (14 de octubre), y Tuvalu (ex Ellice, 21 de octubre). Educación Por iniciativa de la UNESCO, o en coopera¬ ción con ella, numerosas reuniones permi¬ tieron analizar: en Quito, en abril, la educa¬ ción en América Latina y el Caribe (PROMEDLAC iv); en Dakar, en julio, la edu¬ cación en Africa (Conferencia de Ministros, MlNEDAF Vi); en la UNESCO (París), en julio, con la OlT, la aplicación de la recomendación acerca de la condición del personal docente y, ese mismo mes, el programa INISTE (Interna tional Network for Information in Science and Technology Education, creado en 1984) ; en Accra, en noviembre, entre rectores y decanos de 60 universidades africanas, la pla¬ nificación, administración y gestión universi¬ tarias; en la UNESCO (París), en diciembre, el seguimiento de la Conferencia de Jomtien (primera reunión del Foro consultivo inter¬ nacional sobre educación para todos). EDUCACIÓN SUPERIOR: CÁTEDRAS PARA UNA ENSEÑANZA PRÁCTICA Nairobi, septiembre: Creación en la Uni¬ versidad Kenyatta de una cátedra UNESCO de nutrición, salud y desarrollo del niño, en el marco del programa Unitwin. La fina¬ lidad de este programa es dar nuevo impulso al hermanamiento y a la cooperación en materia de formación y de investigación entre instituciones de enseñanza superior. La Conferencia General modifica la Carta Internacional de la Educación Física y el Deporte (1978) introduciendo un nuevo artículo acerca de la salvaguardia de los valores éticos y morales en este ámbito. Junio: Proclamación, con el Pnucid, del Día antidroga (16 de junio) y del Decenio de las Naciones Unidas contra el Uso Ilícito de Drogas (1991-2000). Ciencias exactas y naturales Unesco, París, marzo: La 16a reunión de la Asamblea de la Comisión Oceanógrafica Intergubernamental (Coi) dedica sus tra¬ bajos a sus programas corrientes (sistemas de observación de los océanos, sistemas de alerta contra los tsunamis, formación en ciencias del mar, etc.). Marzo: Los órganos rectores del MAB aprueban la designación de dos reservas de biosfera en el Brasil: Vale de Ribeira Serra de Graciosa y Tijuca-Tinga-Orgaos. Es la pri¬ mera vez que el Brasil propone la inscripción de tales reservas en su territorio y participa así en la red internacional que éstas constituyen. París, mayo: Una conferencia internacional sobre el estudio de los sistemas costeros y el desarrollo duradero marca el décimo aniver¬ sario del Proyecto Interregional de la Unesco sobre los Sistemas Costeros (Comar). Organizada por la UNESCO, cuenta con el patrocinio del PNUMA y del ClUC. Noviembre: El Consejo Internacional de Coordinación del Mab aprueba el programa sobre la diversidad biológica elaborado conjuntamente por la Unión Internacional de Ciencias Biológicas, el Comité Científico para los Problemas del Medio Ambiente (Scope) y la Unesco. MOVILIZACIÓN CONTRA EL SIDA Ciencias social** Santander, España, junio: Conferencia Europea de Ciencias Sociales, organizada por las comisiones nacionales, durante la cual surgió la idea de un "Programa Intergu¬ bernamental de Ciencias Sociales", que fue apoyada ulteriormente por la Conferencia General.New York, julio: Reunión interorganiza- ciones que permitió establecer, respecto de las actividades relacionadas con la población, un calendario preliminar de un programa internacional de formación y de investiga¬ ción (1991-1995) financiado por el Fondo de las Naciones Unidas para Actividades en Materia de Población (Fnuap). Venecia, 8 de junio: "Llamamiento de Venecia" a fin de reunir fondos para ayudar a los países africanos en su lucha contra el SiDA: unas treinta personalidades de la ciencia, la cultura, las empresas, los medios de comuni¬ cación, dignatarios de diversas confesiones religiosas, militantes de los derechos humanos y celebridades del mundo del espectáculo y del deporte firman con el Director de la Unesco dicho documento, que lleva el mem¬ brete de la Unesco y de la Oms. Julio: Con la firma de un acuerdo tripar¬ tito entre la Unesco, el Consejo de Europa y el gobierno portugués se lanza el proyecto piloto "Vínculos juventud: Norte-Sur", cuya finalidad es lograr una mejor coopera¬ ción Norte-Sur en materia de intercambios culturales juveniles y crear una red de coor¬ dinación entre las políticas gubernamentales y no gubernamentales para la juventud. Ginebra, julio/agosto: En la 16a reunión del Grupo de trabajo sobre las formas contem¬ poráneas de esclavitud, que depende de la Comisión de Derechos Humanos con sede en Ginebra, la UNESCO presenta un informe sobre la Convención de 1949 contra la trata de seres humanos (Pennstate Report). Cultura San Petersburgo, junio: Los responsables de instituciones artísticas analizan el libre intercambio cultural y artístico y aprueban la creación, en San Petersburgo, de una red para la promoción de los intercambios artís¬ ticos internacionales. Noviembre/diciembre: El Director General viaja a Camboya. Durante la visita, el prín¬ cipe Norodom Sihanouk, Presidente del Consejo Nacional Supremo y Jefe del Estado, firma el instrumento de aceptación de la Convención del Patrimonio Mundial (1972). Desde Angkor, el Director General lanza un llamamiento a la comunidad inter¬ nacional para salvar este sitio prestigioso. Aprobación por la Conferencia General de una resolución que pide al Director General que constituya, en colaboración con el Secretario General de las Naciones Unidas, una comisión mundial indepen¬ diente sobre la cultura y el desarrollo. El proyecto de Programa y Presupuesto para 1992-1993 prevé la iniciación de activi¬ dades encaminadas a promover el patri¬ monio y la cultura árabes contemporáneos, gracias a la movilización de las instituciones científicas y culturales de todas las regiones (Plan Arabia). Rapport sur l'éducation Windhoek, Namibia, abril-mayo: La UNESCO y las Naciones Unidas, en coopera¬ ción con el Pnud y en consulta con diversas instituciones, organizan por primera vez en Africa un seminario para el desarrollo de una prensa africana independiente y plura¬ lista. Se prevén proyectos e iniciativas a fin de fomentar la independencia de los medios de información e impulsar la cooperación y los intercambios entre órganos de prensa escrita del Norte y del Sur. Unesco, París, junio: Unos sesenta direc¬ tores de centros regionales de formación en comunicación elaboran una estrategia de formación para el desarrollo de la comunica¬ ción en el mundo. Conclusión del proyecto PACJOURN (for¬ mación de periodistas y desarrollo de la prensa escrita en el Pacífico), financiado por Alemania. En tres años formará más de 300 periodistas en esa región y ayudará a algunos diarios dotándoles de "producción con ayuda de computadora" . Septiembre: Misión de evaluación patroci¬ nada por la Unesco, en la biblioteca de la Academia de Ciencias de San Petersburgo, con miras a la restauración de las colecciones deterioradas en el incendio de 1988. Diciembre: Primer seminario técnico sobre la instalación de la red Pangis (Pan- African Network for a Geological Informa¬ tion System - Red panafricana para un sis¬ tema de información geológica) que, en 1990 -1991, dio lugar a la creación de quince cen¬ tros nacionales de bases de datos. Unesco, París: La Oficina de Información Pública de la UNESCO (Opi) lanza Unesco¬ press, que divulgará diariamente noticias acerca de las actividades de la Organización. Intersectorial Enero: Firma del acuerdo oficial con los tres gobiernos interesados en el Programa UNESCO-Chernobil. Están previstas activi¬ dades de asistencia técnica en las esferas de competencia de la UNESCO e iniciativas de sensibilización internacional. Abril/junio: En el marco del Estudio Inte¬ gral de las Rutas de la Seda: Rutas de Diálogo, expedición de la Ruta de la Estepa: lanza¬ miento de de una serie de programas interna¬ cionales de investigación (caravasares y sis¬ temas postales; epopeyas a lo largo de la ruta marítima; lenguas y escrituras, etc.); pro¬ gramas de becas; iniciación de los preparativos del Festival de las Rutas de la Seda (1993). Ottawa-Hull, noviembre: Reunión "Ame¬ rindia 92" en el Museo de las Civilizaciones sobre el tema "Renovar la fuerza espiritual: más allá de los quinientos años"; encuentro de los representantes indios del continente. Quebec, junio/julio: Los alcaldes de cua¬ renta y cuatro ciudades históricas protegidas por la Convención del Patrimonio Mundial analizan los problemas de gestión que plantea la conservación de los valores cultu¬ rales por los que sus ciudades habían sido inscritas en la Lista. Deciden crear una red de colaboración entre ciudades del patri¬ monio mundial. 8-18 de mayo: Misión de la UNESCO al Líbano. Su informe recomienda una ayuda prioritaria para salvar el Museo Nacional de Beirut y reconstituir la capacidad educativa del país. EL MIMO AL SERVICIO DEL DERECHO DE AUTOR La primera de las videocasetes de forma¬ ción en derecho de autor preparadas por iniciativa de la UNESCO está disponible en seis idiomas. Pero la lengua no es prioritaria: esta primera edición es obra del famoso mimo Marcel Marceau, convencido de que la expre¬ sión corporal puede aprovecharse para la enseñanza de los temas más complejos. UNESCO, París: Homenajes y aniversarios: bicentenario de Mozart con la realización de un concierto y una función de gala en la Sorbona durante la cual se hizo entrega de la medalla Mozart a Elisabeth Schwartzkopf; en mayo, homenaje a Roger Caillois, uno de los grandes escritores que la UNESCO tuvo el honor de contar entre sus funcionarios. Conferencias debate, coloquios de perso¬ nalidades, sesiones de reflexión: en mayo, acerca de la contribución de la civilización islámica a la cultura europea; en junio, semi¬ nario de reflexión con el Goethe Institut de París; en noviembre, sobre el tema "Tole¬ rancia religiosa y paz mundial" (con Hans Küng); en diciembre, sobre el tema "Ciencia y tradición-perspectivas interdisciplinarias". Entrega de premios: En septiembre, el de Educación para la Paz a Ruth Leger (Estados Unidos), luchadora en favor del desarme, y a la escuela privada Sainte Marie de Hann, de Senegal; en octubre, otorgado por primera vez, el Premio Sultán Qabus para la preservación del medio ambiente, al Instituto de Ecología A.C. (México). UNESCO, París, noviembre/diciembre: 4o Día Mundial del SiDA, sobre el tema "Unamos nuestras fuerzas". París, 6 de diciembre: El Director General hace público un telegrama al Secretario Federal de Defensa yugoslavo, en el que se declara "indignado y consternado" por el bombardeo de Dubrovnik, y prosigue: "Señalo a su atención el compromiso con¬ creto contraído por las autoridades federales y por usted de respetar y proteger el patri¬ monio cultural mundial, en aplicación de las convenciones internacionales de las que Yugoslavia es signataria." Dos observadores permanentes de la UNESCO se encuentran desde el 28 de noviembre en Dubrovnik. Están encargados de consignar los posibles daños causados al centro histórico de la ciudad y de informar diariamente al Director General sobre la situación.. £j 49ACCION/UNESCO La Unesco y el Quinto Centenario del Encuentro de Dos Mundos La UNESCO se asocia a la conmemoración del Quinto Centenario de 1492 con dos proyectos: Amerindia 92 se propone crear espacios de reflexión y diálogo con los pueblos autóctonos de América, a fin de contribuir a desarrollar nuevas formas de relación y convivencia intercultural. Ya se han realizado dos reuniones: en Ottawa (Canadá, noviembre de 1991) y en San Cristóbal de Las Casas (México, junio de 1991); se prevén otras en Oaxaca (México, septiembre 1992), así como en el Caribe y en América del Sur. En junio, en la sede de la UNESCO, se celebrará un festival de cine amerindio, al que seguirá una exposición de fotografías, conciertos de música latinoameri¬ cana y un ciclo de conferencias. ENCUENTROS en CADENA procura ilustrar la dimensión universal y la riqueza de los intercambios basados en las especificidades culturales de los pueblos originarios del continente y de sus islas, de los europeos, así como de los africanos y los asiáticos que, gracias al contacto con los nativos, acabaron por cristalizar las nuevas naciones. En ese marco la UNESCO patrocina el 8 de mayo un concurso literario en el Festival del Libro de Saint-Malo (Francia) dedicado a los "asombrosos viajeros". Siempre en mayo, bajo la égida de la UNESCO se realizará un coloquio en Praia (Cabo Verde) sobre "El encuentro de dos mundos: la participación de Africa y sus repercusiones". Esas actividades y muchas otras publicaciones, seminarios, manifes¬ taciones culturales persiguen un mismo objetivo: que el mundo entero participe en la conmemoración de un acontecimiento que marcó el devenir de la humanidad. Deben también dar una nueva visión de la riqueza del mestizaje y del pluralismo cultural, y destacar lo que América ha aportado y continúa aportando al resto del mundo. O La Unesco en Sevilla Se espera que desde el 20 de abril pasado, fecha de su inauguración, al 12 de octubre, dieciocho millones de personas visiten la Exposición Universal de Sevilla, en la que participan ciento diez países y centenares de artistas del mundo entero. En este Quinto Centenario del Encuentro de Europa y América, Expo '92 ofrece sobre el tema "la era de los grandes descubrimientos" un fascinante recorrido a través de la evolución de los conocimientos. Un tema muy relacionado con las esferas de competencia de la UNESCO, a la que se ha encargado coordinar la participación del sistema de las Naciones Unidas en este acontecimiento. Construido gracias al patrocinio del Banco de Bilbao Vizcaya y al concurso de las autoridades españolas, el pabellón de las Naciones Unidas está situado en un lugar espléndido, al borde de un lago artificial. El edificio, de aproximadamente mil metros cuadrados, creado por el arquitecto español José Ramón Rodríguez Gautier, tiene la forma de un cubo de vidrio y hormigón, que representa la humanidad, inscrito en un cuarto de esfera con doble estructura metálica, que simboliza el universo. Los visitantes seiscientos por hora recorren el edificio a través de varias salas, donde se presentan, en carteles de información, treinta y siete organismos especializados del sistema de las Naciones Unidas. Luego, en una sucesión de pantallas vídeo, puede verse un montaje audiovisual de unos veinte minutos que narra las tribulaciones de un extraterrestre que ha lle¬ gado por casualidad a nuestro planeta, donde descubre simultáneamente las maravillas de la naturaleza y de la ciencia, así como los horrores de la guerra, la contami¬ nación y la enfermedad. Esa contradicción se supera finalmente gracias a la solidaridad internacional, que se manifiesta en particular en la acción de las Naciones Unidas. "Crear un mundo mejor" es la divisa elegida para el pabellón. £J t%> Para saber más 50 «Alcina Franch, José. Arte precolombino. Alhambra/Quinto Centenario. e'Benavente, Fray Toribio de. Historia de los indios de la Nueva España. Alianza/Quinto Centenario. «Blasco Bosquejo, C; Ramos Gómez, L. Poblamiento y prehistoria de América. Anaya/Quinto Centenario. «Bravo Guerreira, Concepción. El tiempo de los incas. Anaya/Quinto Centenario. «Cabeza de Vaca, Alvar Núñez. Naufragios. Alianza/Quinto Centenario. «Cardini, Franco. Europa 1492. Retrato de un continente. Anaya/Quinto Centenario. c'Castedo, Leopoldo. Arte en Iberoamérica (2 tomos). Turner/Quinto Centenario. «'Ciudad Ruiz, Andrés. Los mayas. El esplendor de una civilización. Turner/Quinto Centenario. '«Colón, Cristóbal. Textos y documentos completos. Alianza/Quinto Centenario. «Díaz del Castillo, Bernai. Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Alianza/Quinto Centenario. «Esteva, Claudio. El mestizaje en Iberoamérica. Alhambra/Quinto Centenario. «Gruzinski, Serge. L'Amérique de la conquête peinte par les indiens du Mexique. UNESco/Flammarion. «las Casas, Bartolomé de. Obras completas. Alianza/Quinto Centenario. «'Lucena Salmoral, Manuel y otros. Historia de Iberoamérica. (3 tomos). Cátedra/Quinto Centenario. «Lucena Salmoral, Manuel. América 1492. Retrato de un continente. Anaya/Quinto Centenario. «'Manzano Manzano, Juan. Los Pinzones y el Descubrimiento de América. (3 tomos). Cultura Hispánica/Quinto Centenario. «'Martinière, G.; Várela, C. (dir. publ.). L'état du monde en 1492. La Breve bibliografía Découverte/Quinto Centenario, (español en prensa). «'Morales Padrón, Francisco. Cristóbal Colón, Almirante de la Mar Océana. Anaya/Quinto Centenario. «Sahagún, Fray Bernardino de. Historia general de las cosas de la Nueva España. (2 tomos). Alianza/Quinto Centenario. «'Sánchez Montañés, Emma. Arte indígena sudamericano. Alhambra/Quinto Centenario. «Taviani, Paolo Emilio. Los viajes de Colón. El gran descubrimiento. Planeta/Agostinl. «'Valdivia, Pedro. Cartas de Don Pedro de Valdivia que tratan del descubrimiento y conquista de la Nueva Extremadura. Enclave 92/Quinto Centenario. «'Várela, Consuelo. España colombina. Lunwerg/Quinto Centenario. «Vespucci, Amerigo. Cartas de viaje. Alianza/Quinto Centenario.el Correo ^-de la UNESCO El tema de nuestro próximo número(junio 1992) será: AñoXLV Revista mensual publicada en 37 idiomas y en braille por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. 31, rue François Bonvin, 75015 París, Francia. Teléfono: para comunicarse directamente con las personas que figuran a continuación marque el 4568 seguido de las cifras que aparecen entre paréntesis junto a su nombre. FAX: 45.6S.92.70 Director: Bahgat Elnadi Jefe de redacción: Adel Rifaat REDACCIÓN EN LA SEDE Secretarla de redacción: Gillian Whitcomb Español: Miguel Labarca, Araceli Ortiz de Urbina Francés: Alain Lévêque, Neda El Khazen Inglés: Roy Malkin Unidad artística, fabricación: Georges Servat (47.25) Ilustración: Ariane Bailey (46.90) Documentación: Violette Ringelstein (46.85) Relaciones con las ediciones fuera de la sede y prensa: Solange Belin (46.87) Secretarla de dirección: Annie Brächet (47.15), Mouna Charta Asistente administrativo: Prithi Perera Ediciones en braille (francés, Inglés, español y coreano): Marie-Dominique Bourgeais (46.92). EDICIONES FUERA LA SEDE Ruso: Alexandre Melnikov (Moscú) Alemán: Werner Merkli (Berna) Arabe: El-Saïd Mahmoud El Sheniti (El Cairo) Italiano: Mario Guidotti (Roma) Hindi: Ganga Prasad Vimal (Delhi) Tamul: M. Mohammed Mustapha (Madras) Persa: H. Sadough Vanini (Teherán) Neerlandés: Paul Morren (Amberes) Portugués: Benedicto Silva (Rio de Janeiro) Turco: Mefra llgazer (Estambul) Urdu: Wali Mohammad Zaki (Islamabad) Catalán: Joan Carreras i Martí (Barcelona) Malayo: Azizah Hamzah (Kuala Lumpur) Coreano: Y¡ Tong-ok (Seúl) Swahili: Leonard J. Shuma (Dar-es-Salaam) Croato-serblo, esloveno, macadonlo y serblo-croate: Blazo Krstajic (Belgrado) Chino: Shen Guofen (Beijing) Búlgaro: Dragomir Petrov (Sofía) Griego: Nicolas Papageorgiou (Atenas) Clngalés: SJ. Sumanasekera Banda (Colombo) Finés: Marjatta Oksanen (Helsinki) Sueco: Manni Kössler (Estocolmo) Vascuence: Gurutz Larrañaga (San Sebastián) Thal Savitri Suwansathit (Bangkok) Vietnamita: Do Phuong (Hanoi) Pashtu: Ghoti Khaweri (Kaboul) Hausa: Habib Alhassan (Sokoto) Bangla: Abdullah A.M. Sharafuddin (Dacca) Ucraniano: Victor Stelmakh (Kiev) Checo y eslovaco: Milan Syrucek (Praga) Galllego: Xavier Senín Fernández (Santiago de Compostela) PROMOCIÓN Y VENTAS Asistente: Marie-Noëlle Branet (45.89) Suscripciones: Marie-Thérèse Hardy (45.65), Jocelyne Despouy, Alpha Diakité, Jacqueline Louise-Julie. Manichan Ngonekeo, Michel Ravassard, Michelle Robillard, Mohamed Salah El Din, Sylvie van Rijsewijk, Ricardo Zamora-Pérez Relaciones con los agentes y los suscrlptores: Ginette Motreff (45.64) Contabilidad: (45.65) Correo: Martial Amegee (47.50) Depósito: Héctor García Sandoval (47.50) SUSCRIPCIONES. Tél. : 45.68.45.65 1 año: 211 francos franceses. 2 años: 396 francos. Para los paises en desarrollo: 1 año: 132 francos franceses. 2 años: 211 francos. Reproducción en microficha (1 año): 113 francos. Tapas para 12 números: 72 francos. Pago por cheque, CCP o giro a la orden de la UNESCO. Los artículos y fotografías que no llevan el signo © (copyright) pueden reproducirse siempre que se haga constar "De El Correo de la UNESCO1, el número del que han sido tomados y el nombre del autor. Deberán enviarse a El Correo tres ejemplares de la revista o periódico que los publique. Las fotografías reprodúceles serán facilitadas por la Redacción a quien las solicite por escrito. Los artículos firmados no expresan forzosamente la opinión de la UNESCO ni de la Redacción de la revista. En cambio, los títulos y los pies de fotos son de la incumbencia exclusiva de ésta. Por último, los límites que figuran en los mapas que se publican oca¬ sionalmente no entrañan reconocimiento ofical alguno par parte de las Naciones Unidas ni de ia UNESCO. con una entrevista a) arquitecto brasileño S C Á K N 1 E M K Y );. R '1492 y después: siguen los encuentros N°l, 1992 Este número se refiere a los distintos grupos de inmigrantes que recibió América Latina y a los museos que reflejan esa diversidad cultural: las tradi¬ ciones afrocubanas, los inmigrantes japoneses del Perú, la población judía de Buenos Aires, los alemanes instalados en el sur del Brasil, la presencia de un "vikingo" en el Ecuador. Explora también la influencia que ha ejercido a su vez la cultura latinoamericana sobre otras regiones, como las de los pintores nicaragüenses en Dinamarca y del arte chileno en Estocolmo, o la inspiración precolombina en la obra de Joan Miró. Para obtener este número, cuyo precio es 54 francos franceses (o su equivalente en moneda convertible), en español, árabe, francés o ruso, diri¬ girse a Museum, CLT/CH, UNESCO, 1 rue Miollis, 75015, París, Francia. Si usted paga con cheque, sírvase extenderlo a la orden de la UNESCO, indi¬ cando claramente su nombre y dirección y el idioma en el que desea recibir la revista. La versión en inglés del número "1492" de Museum, cuyo precio es 10 dólares de Estados Unidos, puede obtenerse dirigiéndose a Blackwell Publishers, 108 Cowley Road, Oxford 0X4 1JF, Reino Unido, o a Cambridge Centre, Cambridge MA, 02412, Estados Unidos. IMPRIMÉ EN FRANCE (Printed in France) DÉPÔT LÉGAL: Cl - MAI 1992 COMMISSION PARITAIRE N" 71842 - DIFFUSÉ PAR LES N.M.P.P. Fotocomposición: El Correo de la UNESCO. Fotograbado-impresión: Maury-lmprimeur S.A., Z.I., route d'Etampes, 45330 Malesherbes. ISSN 0304-3118 N» 5-1992-0PI-92-504 S ' Créditos fotográficos Portada, página 3: Eric Angels © Mari Carmen Hernández, París, Colección Chantal Stigliani. Por¬ tada posterior, páginas 7 abajo, 8, 25 arriba izquierda, 36, 37, 38-39: Mireille Vautier © ANA, París. Página 2: © Ismael Kachtihi, Reims. Páginas 6, 9, 10-11, 12, 20, 21, 30, 31: © Dagli Orti, París. Páginas 10, 22, 25 arriba derecha, 25 abajo derecha, 25 abajo izquierda, 26, 27, 28, 36: © Charles Lénars, París. Páginas 13, 29, abajo: © Jean-Loup Charmet, París. Páginas 14, 15, 17, 18, 23, 24, 29 arriba, 41: © Bibliothèque Nationale, París. Página 16: © The Beinecke Rare Book and Manuscript Library, Biblioteca de la Universidad de Yale, Estados Unidos. Página 19: © Bulloz, París, Musée des Beaux Arts de Clermont-Ferrand. Páginas 32, 33, 34, 35: © Edición en ruso de El Correo de la Unesco, Moscú. Página 40: Tomado de L Amérique Espagnole vue et rêvée, Ed. Promodis © Jean- Paul Duviols, París. Páginas 42-43: Georg Gerster © Rapho, París. Página 46: UNESCO/Dominique Roger. Página 47: Unesco/G. Hyvert. Página 48: UNESCO/Michel Claude.,:*t

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El Surgimiento de la edad moderna
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Material type
article
Year of publication
1992
Language
Spanish
Also available in
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Person as author
Montiel, Edgar
Main topic
Cultural philosophy
Mythology
Philosophers
Writers
Middle Ages
Geographic topic
Europe
Latin America
Notes
Published in 37 languages and in Braille
Media type
Electronic
Paper
Call Number (library)
001(100)
Source
UNESCO
Catalog Number
0000091219