Madre ven (2022), de Andrés Garrigó

La historia del movimiento de fe y piedad mariana con origen en Francia –la Virgen recorrió los principales santuarios marianos galos trazando la M de María– y desarrollado luego en la España de 2021 en plena pandemia del Covid-19, cuando el desánimo hacía mella en la población, por las numerosas víctimas, el prolongado confinamiento y las obligadas mascarillas. A todo esto se sumaba el alejamiento del templo y la recepción de sacramentos en el caso de los católicos. Consistió en crear una imagen peregrina de la Virgen María, en su advocación de la Inmaculada, y luego organizar un periplo que arranca en Éfeso, donde vivió con el apostol Juan, y de ahí viajar a Zaragoza, donde se apareció al apóstol Santiago. A partir de ese momento irá, recorriendo toda la geografía española, primero a Santiago, y de ahí, tras 10.800 kilómetros, culminar su recorrido ante el Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles en Getafe.

Dirigida en su parte documental por Andrés Garrigó, y en la de ficción por Pablo Moreno, como otras producciones de Goya, Madre ven, sigue el esquema de combinar la narración del viaje con mapas de Google Earth y un poderoso puñado de testimonios de personas que han experimentado el consuelo de la fe de mil maneras ,en ese tiempo en que la Virgen va a verlas, con una historia interpretada por actores, de lo que podríamos denominar un “miracle in progress” de la Virgen, un favor que ella va a conceder a una familia con problemas, en el 80 cumpleaños del abuelo viudo. La conexión entre la caravana mariana de “Madre ven” y esta trama ficcionada consiste en que el abuelo participó en la misma con su mujer en el pasado.

El film funciona sobre todo en la parte documental y auténtica, porque realmente las historias que se cuentan son conmovedoras, y sus protagonistas saben compartirlas con naturalidad y una alegría contagiosa. Puede ser la ayuda ante una enfermedad, o la alegría de acercarse a Dios, como en el relato del policía de Ceuta, o la del joven estudiante con depresión que intentó suicidarse. Verdaderamente para el público cristiano al que se dirige la cinta, puede ser un estímulo para ser coherente a la hora de vivir la fe, a pesar de las dificultades, cumple el objetivo de alegrar el alma y recordar que siguen produciéndose milagros. Quizá al espectador no creyente le cueste acercarse de entrada a ver el film, pero quien deje de lado prejuicios podría llevarse una sorpresa y sentir una sana envidia de las personas que tienen la suerte de tener esa fe.

Aunque la parte ficcionada cumple su función sobradamente, al ambientarse en un futuro próximo, que habría tal vez que situar al menos en el 2070, despista un poco, pues el intento de mostrar un ambiente futurista no está logrado, seguramente por falta de medios.