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Pocos son los artesanos y los diseñadores que han conseguido que por su nombre sea reconocido un estilo. Este es el caso de Thomas Chippendale, el Shakespeare de los ebanistas británicos, de quien este año se celebra el tricentenario de su nacimiento. Nacido en Otley, Yorkshire, en 1718, Chippendale encarna ese carácter emprendedor, ecléctico e indiscutiblemente elegante que está en el origen de la grandeza y el auge del Imperio Británico en el siglo XVIII. Destacó en todos los estilos en los que trabajó, desde el caprichoso rococó y la moda para todo lo chino en su carrera temprana, hasta el neoclásico con sus líneas rectas derivadas del mundo antiguo.
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Sofá George III, 1762.
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Su reputación se extendió mucho más allá de las costas de su tierra natal, y su genio se refleja en la cantidad de muebles bellamente diseñados y ejecutados que sobreviven en excelentes condiciones casi 250 años después de su muerte. La carrera de Thomas Chippendale comienza con la edición, en 1754, del libro “The Gentleman and Cabinet-Maker's Director”, que podríamos traducir libremente como “El Caballero y el Ebanista”. Se trata del primer catálogo de muebles de la historia, ni más ni menos. Un libro con sus diseños que junto con su taller abierto a los clientes en el barrio londinense de Covent Garden, germen de los actuales y tan modernos “showrooms”, le convirtieron en el ebanista y decorador favorito de la burguesía y aristocracia británica de la época, rica e influyente.
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La fascinante cómoda neoclásica Diana y Minerva, 1773.
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No obstante, y en otra muestra de ser no solo un extraordinario artesano sino también un avispado empresario, Chippendale también produjo artículos en serie, como sus populares mesas de té hexagonales que se vendían a 4 guineas cada una. La enorme influencia del estilo “Chippendale” va más allá de los muebles por él realizados, y de hecho, muebles que se catalogan en este estilo han sido producidos y se siguen produciendo no solo en la Gran Bretaña, también en EEUU, Alemania y Portugal. El estilo “Chippendale” se puede caracterizar por su elegancia recargada, su uso de la talla y la marquetería, las características patas cabriolé y acabadas en garras y los respaldos de sillas calados, auténticas piezas de arte en sí mismas.
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Espejo, 1759. El Caballero y el Ebanista, 1754. Gabinete padouk dorado de George II, 1760
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Excepto en casos muy concretos, una fastuosa decoración completa en estilo Chippendale resulta anacrónica. Sin embargo, el disponer de algún mueble de este estilo como eje decorativo en una estancia es una magnífica idea. Nobleza, elegancia y belleza nunca están de más. Y si estás interesado en invertir en muebles antiguos, el mercado de piezas realizadas por o atribuidas a Thomas Chippendale es, sin dudarlo, uno de los más fuertes y estables. Ahí lo dejo.
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El salón amarillo en Harewood House. ¿Le apetece un té?
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