La balsa de la Medusa - La Cámara del Arte

La balsa de la Medusa

Ficha técnica

Título: La balsa de la Medusa
Autor: Théodore Géricault
Cronología: 1819
Estilo: Romanticismo
Materiales: óleo sobre lienzo
Ubicación: Museo del Louvre, París (Francia)
Dimensiones: 491 cm × 717 cm

COMENTARIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LA BALSA DE LA MEDUSA

ANÁLISIS ICONOGRÁFICO

El tema que el joven Géricault escoge para presentar en el Salón parisino en 1819 no se aleja de un acontecimiento real que sucedió tres años antes (en 1816), cerca de las costas africanas, entre las Islas Canarias y Cabo Verde. La fragata Medusa emprendió el viaje hacia San Luis en Senegal en junio de 1816.

El objetivo era reconquistar una colonia francesa en el África occidental que Inglaterra había devuelto tras el Congreso de Viena (1814-1815). A bordo de la fragata se encontraban distintas autoridades, como el gobernador de Senegal, el personal administrativo y un batallón de infantería de Marina.

Asimismo, les acompañaban en este viaje una serie de científicos que estaban dispuestos a explorar esta localidad africana. Cerca de 400 personas iban dentro del navío, un número elevado respecto a la capacidad de aguante del barco y para los botes de salvamento.

Dentro de la embarcación se produjeron algunos conflictos entre el comandante (Hugues Du Roy de Chaumareys) y algunos oficiales de la Marina – ya que el estado de la fragata empezaba a deteriorarse -. Finalmente, acontenció el hecho insólito: el naufragio.

En los días siguientes a este suceso, las personas que estaban a bordo de la embarcación, empezaron a inquietarse por esta situación y algunos oficiales dieron la orden de evacuar el barco. Los cargos más importantes ocuparon los botes de salvamento, dejando a los demás en la desesperación y el nerviosismo.

Fueron 147 personas las que tuvieron que reconstruir una balsa para mantenerse a salvo y a medida que iba pasando el tiempo algunos fueron muriendo y otros fueron asesinados – en legítima defensa – según las fuentes.

Tras una semana de estar a bordo de esta balsa, muchos de los marines y oficiales empezaron a padecer hambre, sed, insomnio y síntomas de demencia. Tanto fue así que, según los relatos de los supervivientes, se dio un caso de canibalismo.

Géricault no quiso reflejar en La balsa de la Medusa todos los sucesos vividos durante esos días en la balsa y optó por rememorar este hecho como un acontecimiento heroico – dentro del carácter anti-heroico del cuadro en sí mismo – y de supervivencia.

No obstante, quiso sorprender al Salón con un relato propio de su contemporaneidad, demostrando que es un artista conocedor de su historia y de su presente – además de lanzar una fuerte crítica a la monarquía reincorporada del Borbón, Luis XVIII –.

ANÁLISIS  FORMAL

La balsa de la Medusa
La balsa de la Medusa

Casi todos los artistas que presentaban sus obras en el Salón se limitaban a reproducir temas religiosos (vida de los santos) y escenas de la vida de los monarcas franceses del pasado.

Géricault, comprometido con su tiempo, no duda en documentarse sobre este hecho y reunió todo tipo de informaciones para realizar este cuadro de enormes dimensiones.

Siguiendo la versión de las 10 personas – sobre todo la versión del cirujano Henri Savigny, aquel que aparece retratado a la derecha del cuadro, al lado del mástil – que sobrevivieron a esta catástrofe, el joven pintor decidió arriesgarse con esta representación y reflejó lo que hoy en día podría calificarse como «un símbolo del sufrimiento humano».

A pesar de ser un artista que evade los temas y técnicas impuestas por las Academias, siguió la tradición de pintar una composición piramidal, con esos cuerpos que parecen estar sacados de esos yesos escultóricos del taller, con el manejo del claroscuro de elocuente influencia caravaggiesca.

El espectador está siendo partícipe de toda esa tradición clásica – y de reciente creación – que Géricault ha querido incorporar en su obra. Se trata de una serie de citas de la antigüedad: cuerpos musculosos, drapeados, transparencias, etc.

Vemos esos cuerpos en los bordes de la balsa; esos cuerpos que caen, por su propio peso y masa, a punto de desligarse del grupo de personajes que están en el centro. Lo que hace es organizar una fila literal de cuerpos vivos y muertos, unos encima de otros.

La palidez de los cuerpos también forma parte de ese repertorio idealizado por el pintor puesto que, a esas alturas, esos cuerpos estarían deshidratados, agrietados por la sal del mar, consumidos por el hambre y quemados por el sol.

Aún así, todavía se refleja esos ánimos de algunos personajes que conforman esa pirámide, aquellos que alzan sus manos desesperadamente, pues han visto un barco en el horizonte – el Argus – que viene a su rescate.

T. Géricault dio importancia a los personajes civiles antes que a los oficiales, gobernantes o secretarios, pues se trata de la idea del triunfo de los anónimos, de la ciudadanía y muestra de ello es el personaje que está de espaldas, en la punta de la composición, llamado Jean-Charles.

Sabemos que el tema del canibalismo se omite en esta escena. No obstante, el artista alude a esta idea a través de una «figura clásica del padre que sujeta a un joven con un brazo» (a la derecha del cuadro).

Lo mismo ocurre con la representación del océano: oleaje violento, atardecer con nubes grises que amenazan con tormenta, y un viento estrepitoso. Una representación que no se ciñe al relato que los supervivientes sostenían, pues el rescate se produjo en un día soleado y con el mar en calma.

Esta obra monumental de Géricault, no deja de tener una cierta repercusión política. El escándalo y la catástrofe que supuso este acontecimiento dio mucho de qué hablar durante varios años. Géricault quiso reflejar esa falta de responsabilidad por parte de la monarquía con la infantería de la Marina y con todas esas personas que murieron a bordo.

Se trata, por tanto, de una provocación que evidencia la dejadez y el descuido de esas infraestructuras marítimas y que, metafóricamente, podrían aludir a esa monarquía borbónica que poco a poco se fue hundiendo tal y como lo hizo la fragata Medusa.

BIBLIOGRAFÍA

BOIME, A.: A social history of modern art, Chicago, 2004.

GUERCIO, G.: Art as existence: The artist’s monograph and its project, Mit Press, 2006.

HAGEN, R.M., HAGEN, R.: Los secretos de las obras de arte, Colonia, 2014.

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