Drogas, armas o cosas robadas sin intermediarios legales era lo que un chico llamado Ross Ulbricht comenzó a comercializar en una página web llamada Silk Road, ubicada en el llamado internet profundo o mejor conocido como la Deep Web. No fue suficiente la existencia de un documental sobre el caso (“Silk Road: Drugs, Death and the Dark Web” de 2017), así que el director Tiller Russell utiliza esa historia como base para crear una filme de ficción titulado “Silk Road: el camino oculto” que si bien funciona, naufraga en la sencillez de su argumento.

Desde la llegada del internet a la sociedad en la década de los 90, muchos términos emergieron y, gracias a los medios de comunicación, algunos de ellos provocaron miedo y rechazo, como es el caso de “Deep Web” o “Dark Web” (internet oscura), los cuales significan más que sólo ilegalidad: limitan el acceso a páginas dependiendo la ubicación, se deshacen de servidores y buscadores débiles como Google, mantienen un ligero anonimato de direcciones IP, etc. Pero el verdadero término y lugar al cual ponerle atención es la “Dark Net”, que surgió gracias a estos huecos en el inmenso mar tecnológico y donde lo ilegal reina. 

En este pequeño marco contextual yace el surgimiento de Silk Road y su labor como precursora de las ventas masivas de lo políticamente prohibido. Nick Robinson (“Shadow in the Cloud”) es el encargado de dar vida al joven líder Ross Ulbricht y por otra parte, Jason Clark (“The Devil All the Time”) interpreta a la justicia, un tanto corrompida, que busca valer la edad y la experiencia en un mundo tecnológico. 

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“Silk Road” | Prime Video

La complejidad de temas, términos y acciones que involucran al mundo del internet o al menos a la delimitación que le incumbe a la cinta, son dejados de lado por Russell para darle un toque ágil y fresco a la trama, apelando a la complementación con otros materiales cinematográficos o lecturas. 

Narrativamente, la película es sencilla, pero vistosa por los personajes que la visten: seres con ideales libertarios, capaces de oponerse a sus respectivos sistemas, ayudándose de habilidades, deseos y lógicas poco ortodoxas, los fines no son económicos, sino ideológicos. Romper la ley es sinónimo de recuperar la libertad.

A pesar de sus tibiezas al momento de ensamblar su historia, “Silk Road: El camino oculto” sirve como marco referencial sobre el internet y sus misteriosos caminos, así como de la ahora tan sonada bitcoin,  criptomoneda capaz de valer una fortuna. La cinta brinda entretenimiento voraz y sencillo, con interesante dosis discursiva. 

“Silk Road: El camino oculto” ya está disponible en Amazon Prime Video.