Cien años de la caída de la monarquía rusa | EL ESPECTADOR

Cien años de la caída de la monarquía rusa

Fue el preludio de la Revolución de Octubre que daría inicio a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

redacción internacional
15 de marzo de 2017 - 02:00 a. m.
Hoy Rusia está en manos de Vladimir Putin, al que muchos consideran un nuevo zar.  / AFP
Hoy Rusia está en manos de Vladimir Putin, al que muchos consideran un nuevo zar. / AFP

Se cumplen 100 años de la Revolución de Febrero. (Sí, esta revolución fue en marzo, sólo que en Rusia se seguía usando el calendario juliano. Eso explica el malentendido). Hace un siglo el zar Nicolás II abdicó en medio de protestas en su contra por la crisis por la que pasaba el Imperio Ruso. Fue el fin de la monarquía rusa y de tres siglos de la dinastía Romanov. Y todo gracias a una (explosiva) mezcla de factores. Los rusos llevaban meses protestando por el desabastecimiento, la inflación, la guerra y la negativa del zar a realizar reformas políticas que sacaran a Rusia de la crisis. Y entonces el 8 de marzo -Día Internacional de la Mujer- fue el inicio del fin.

Ese día, un grupo de hilanderas de Výborg, al norte de Petrogrado (hoy San Petesburgo), se levantaron en contra de las malas condiciones por las que pasaban: con sus esposos en el frente y ellas explotadas.  Se les unieron luego algunos antiguos trabajadores de la Putílov: una de las mayores fábricas de Europa en ese momento. En la tarde, los miles de manifestantes avanzaban hacia Petrogrado. El 10 de marzo se dieron los primeros enfrentamientos entre los manifestantes y la Policía; sin embargo, algunos uniformados se unieron a la protesta; otros decidieron, sencillamente, dejar de obedecer a sus superiores. Era el preludio de lo que se venía: los militares iban a dejar solo al zar.

El 11 de marzo, la Duma, el Parlamento Ruso, fue disuelta. El zar Nicolás II seguía negándose a una solución política y los militares seguían desertando para unirse a las protestas. El 12 de marzo, guíados por los bolcheviques, los manifestantes llegaron al centro de la entonces capital del Imperio. Serguéi Jabálov, el general enviado por el zar a Petrogrado, se vio superado por los manifestantes y tuvo que escribirle al zar pidiendo refuerzos. Ese mismo 12 de marzo, el hermano del zar, el gran duque Miguel Romanov, le escribió al zar rogándole que avalara la formación de un nuevo gobierno, como lo había propuesto el presidente de la Duma, Mijaíl Rodzianko. El zar, terco hasta la muerte, se negó. 

Pero los diputados no necesitaban el permiso del zar y ese mismo día crearon un comité provisional. En paralelo, sindicalistas y diputados socialistas crearon un sóviet similar al Sóviet de Petrogrado de 1905. Ambos grupos empezaron a trabajar "juntos pero no mezclados", aupados por un importante diputado laborista: Aleksandr Kérenski. El 13 de marzo Moscú cayó en manos de los insurrectos, que el 14 de marzo se apoderaron definitivamente de Petrogrado. El 15 de marzo, mientras viajaba de Mogilev hacia Tsárskoye Seló, a ver a su familia, el zar fue detenido y obligado a abdicar, al principio, en favor de su hermano Miguel, quien también abdicó. 

El poder quedó en manos de un gobierno provisional, compuesto por miembros tanto del Comité de la Duma como del Sóviet de Petrogrado, y liderado, inicialmente, por el príncipe Gueorgui Lvov y, luego, por Kérenski. Pero este gobierno provisional no iba a durar mucho. En abril, el jefe de los bolcheviques, un tal Vladímir Ilich Uliánov, mejor conocido como Lenin, regresó a Rusia con la ayuda de Alemania, que apoyó a los bolcheviques porque estos se oponían a que Rusia siguiera en la Primera Guerra Mundial. En julio, miles de personas salieron a las calles con la consigna de que el gobierno provisional le entregara todo el poder a los sóviets. La revuelta no prospero pero fue un aviso. 

En septiembre, el comandante del Ejército Ruso, el general Lavr Kornílov, intentó un golpe de Estado que falló estrepitosamente. Aunque le abrió la puerta a una nueva insurrección un mes después: la Revolución de Octubre. Agentes del sóviet asesinaron a Nicolás II y su familia el 18 de julio de 1918 en Ekaterimburgo. Ya su Imperio era una Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Fue el fin definitivo de la monarquía y el inicio de una parte importante de la historia del siglo XX. Una sin la cual no se entendería mucho de lo que ocurre actualmente alrededor del mundo. Y eso que fue hace 100 años. 

Por redacción internacional

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