Jane Birkin y Serge Gainsbourg, la historia de amor y de excesos entre la chica mona y el genio

Jane Birkin y Serge Gainsbourg, la historia de amor y de excesos entre la chica mona y el genio

La artista británica habla en sus memorias del complejo de inferioridad que sintió durante su romance con el cantante

La pareja, durante la inauguración de una joyería en París, en diciembre de 1969 AFP

Nacho Serrano

«Yo solo era una chica mona y él, un genio». Así describe Jane Birkin cómo se sintió durante sus doce años de relación con Serge Gainsbourg . Huelga decir que es perfectamente normal sentir cierto complejo de inferioridad con un personaje como el enfant terrible de la chanson, un tipo que no tenía miedo a nada, que se atrevía a hacer cosas tan inimaginables como meterse con su hija de once años en la cama para rodar un videoclip (hoy, eso sería motivo de defenestración como mínimo), decirle a Whitney Houston a la cara «quiero follarte» (eso, también), quemar un billete de 500 francos en un directo en televisión, o grabar una versión reggae de la Marsellesa. Más aún siendo veinte años más joven que él. Pero sorprende la sinceridad con la que Birkin confiesa lo insegura que se sintió en aquella época.

Lo cuenta en las memorias que acaba de publicar, basadas en los diarios que fue escribiendo desde los años sesenta, y divididas en dos volúmenes que certifican lo importante que fue Gainsbourg en su vida, ya que la ruptura de la pareja en 1980 es la que marca la línea divisoria entre ambos bloques. « Tú carrera va cuesta abajo, y la mía va cuesta arriba », asegura que le dijo el cantante al cortar la relación. «Me sentía mediocre, sin personalidad», confiesa en las páginas de «Post Scriptum», el título del libro, donde también pueden leerse frases tan lapidarias como «sé muy bien que, haga lo que haga, nunca seré feliz sin Serge».

«No soy nadie. Me persiguen mujeres a las que amo más que a mí misma... Oh, la cara de Nastassja Kinski , de Fanny Ardant , oh, su talento, su coraje, sus cualidades. Yo no tengo nada interesante que decir...», escribe la voz femenina de «Je t’aime... moi non plus» . Que, por cierto, Gainsbourg no escribió para ella, sino para Brigitte Bardot .

El romance entre Jane y Serge fue una de esas historias de días de vino y rosas que dejan secuelas para toda la vida. A él, los excesos le pasaron factura en 1991, cuando murió de un ataque al corazón. Y a ella, le demostraron que era capaz de hacer demasiadas cosas de las que seguro se iba a arrepentir. « Bebía muchísimo. Cuando leo mis diarios, me parece una locura . Ahora, mucho más de lo que me parecía entonces. Es una locura escribir un diario y recordar todas las cosas que hicimos, las sorpresas que nos llevábamos cuando nos despertábamos sin saber ni dónde estábamos», cuenta en sus memorias. Tal como describió en una entrevista con La Verdad durante su última visita, «los primeros años fueron los años inocentes, los alegres. Luego llegaron los tormentosos, los de la desesperación».

Birkin reconoce sin tapujos que aquel alcohólico affaire marcó no sólo su vida, sino también el de sus hijas. Empezando por Charlotte , la que tuvo con Serge, a la que escuchó decir que quería «ser una actriz, como mi madre, y una borracha, como mi padre». E incluyendo a Kate, nacida fruto de su relación con el compositor John Barry, que cayó en la misma adicción a la bebida que su madre cuando era joven, y que terminó suicidándose en 2013. Fue en ese momento cuando Jane detuvo su escritura.

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