El futbolista Santi Mina, condenado por abuso sexual, seguirá en libertad jugando en Arabia Saudí

El futbolista Santi Mina, condenado el pasado mes de mayo a cuatro años de prisión por abusar sexualmente de una mujer en 2017, podrá seguir militando en las filas del club saudí Al Shabab, al que fue cedido por el Celta de Vigo este verano. Los magistrados de la Sección Tercera de la Audiencia de Almería han denegado esta mañana la entrada en prisión del jugador de 26 años, una medida que había solicitado la acusación particular al entender que su marcha a Riad suponía “un incremento proporcionado de riesgo de fuga de la justicia”.

La decisión se ha adoptado después de la celebración de una vista a puerta cerrada en la que Mina se ha presentado por sorpresa, pese a que la Audiencia le había permitido intervenir por videoconferencia —algo inusual y que ha sido cuestionado por el abogado de la víctima— desde Arabia Saudí. El delantero aún tiene pendiente de resolver la aclaración de sentencia que solicitó su defensa. Una vez que se decida sobre esta petición, se le otorgará un plazo para que presente recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia, una vía que su abogada ha confirmado que tomará.

“Estamos muy contentos”, ha señalado a este diario la abogada de Mina, Fátima Rodríguez. El tribunal ha atendido a todos los argumentos presentados por la defensa del jugador que se apoyaban en que desde que sucedieron los hechos en 2017 y se inició el proceso, los jueces no habían decretado ninguna medida cautelar y el futbolista siempre había comparecido a todos los requerimientos judiciales. “Hoy ha demostrado su buena voluntad recorriendo medio mundo para venir a Almería”, apostilla Rodríguez.

Los magistrados han tomado la decisión de dejar en libertad a Mina contra el criterio de la Fiscalía, que ha pedido la retirada inmediata del pasaporte. El Ministerio Fiscal, según han explicado a este diario fuentes conocedoras de lo que ha acontecido en la vista, ha esgrimido que el delantero se había puesto “voluntariamente en una situación de eludir a la justicia”, puesto que aceptó irse a jugar a Arabia Saudí, un país con el que no existe convenio de extradición con España, y lo comunicó al tribunal después de haber tomado esa decisión. La Fiscalía ha puesto en duda que fuera a regresar en el caso de que un tribunal español requiriera su presencia.

El representante de la víctima, Iván Bolaño, ha recibido con decepción la resolución de los jueces, aunque ha reconocido que la esperaba. “El hecho de que le hubieran permitido comparecer desde Arabia Saudí por vía telemática era un indicador claro”, ha explicado a este diario. A lo largo de un proceso muy farragoso, Bolaño nunca ha ocultado la dificultad de este caso por tratarse el acusado de una figura mediática en el mundo del fútbol. “El tribunal siempre ha sido muy garantista”, sostiene.

Esa premisa es la que disuadió en un primer momento a la acusación particular de instar el inmediato ingreso en prisión, al dar por hecho que al tratarse de una sentencia que no era firme, el tribunal esperaría a que se agotara la vía judicial. Sin embargo, el anuncio del traspaso de Mina al equipo saudí a finales de agosto determinó a Bolaño a pedir la ejecución provisional de la condena de cuatro años de prisión o, en su defecto, la retirada del pasaporte.

Los magistrados han aportado distinta jurisprudencia que avala su decisión, entre ella, la relacionada con el ex duque de Palma, Iñaki Urdangarín, que pese a ser condenado a cinco años de prisión por el caso Nóos, estuvo residiendo en Suiza antes de entrar en prisión. Este ejemplo también ha sido alegado por la defensa de Mina para apoyar su petición de libertad, si bien la defensa de la víctima recalca que no son equiparables, “porque en Suiza existe tratado de extradición y en Arabia Saudí, no”. La abogada del futbolista había planteado que su representado compareciera cada 15 días ante el consulado español en Riad, pero el tribunal tampoco lo ha considerado necesario.

Los hechos se remontan a 2017

La Audiencia de Almería dictaminó el pasado mes de mayo que Mina había abusado sexualmente de una mujer durante sus vacaciones en Mojácar (Almería) en 2017 y lo condenó a cuatro años de prisión, libertad vigilada por un período de cinco años, alejamiento a 500 metros de la víctima y una indemnización de 50.000 euros. El tribunal lo absolvió del delito de agresión sexual, por el que la Fiscalía lo había acusado, al entender que el futbolista no había actuado con violencia o intimidación. También absolvió al defensa de la UD Ibiza, David Goldar, que también estaba presente la noche en la que sucedieron los hechos y a quien la víctima logró sentar en el banquillo al considerarlo cooperador necesario.

El 16 de junio de 2017, Mina, que entonces militaba en el Valencia, entró en su furgoneta, que estaba aparcada cerca de una discoteca de Mojácar, donde Goldar se encontraba manteniendo relaciones sexuales con la víctima. El delantero se dirigió a la joven espetándole: “Mira chica, tú me gustas mucho y creo que deberíamos hacer algo”. Cuando ella le dijo que estaba con su otro compañero, él introdujo su pene desnudo y erecto en su boca sin preguntar, de acuerdo con el relato de hechos probados. La mujer empujó al futbolista y él la echó hacia atrás en la cama, introduciéndole los dedos de la mano derecha en la vagina. Segundos después, Mina se disculpó y la víctima se marchó en gran estado de ansiedad.

En cuanto se conoció la condena, el Celta de Vigo emitió un comunicado apartando a su futbolista de manera provisional, borró su rastro en redes sociales y anunció que iba a abrirle un expediente disciplinario. En julio lo reincorporó a los entrenamientos, tras recibir un burofax de sus abogados en el que alegaban que la sentencia no era firme. Un mes después, el equipo hizo caja con su delantero, firmando la cesión al Al Shabab por una temporada a cambio de 2,3 millones de euros.